21/11/2015

Un análisis económico más allá del balotaje

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Para poder entender y poner en perspectiva lo que está ocurriendo en la economía argentina es necesario mirar el corto, el mediano y el largo plazo. Así lo analiza Damián Bil, doctor en Historia del Observatorio Marxista del Centro de Estudios e Investigaciones en Ciencias Sociales (CEICS). Por Red Eco Alternativo.


(Red Eco) Argentina – «Lo que debe quedar claro es que, gane quien gane en el balotaje, las condiciones generales y estructurales de la economía argentina no se van a modificar”, afirmó Damián Bil como una primera idea en el comienzo de la entrevista realizada por el programa Los Locos de Buenos Aires por FM La Tribu.
Dándole un enfoque diferente al que se profundizó en estos días cercanos a las elecciones que definirán el domingo quién será el próximo presidente, Bil salió de las dicotomías «Scioli o los 90”, «Cambio o Continuidad”, para analizar la situación económica en tres dimensiones: el corto, el mediano y el largo plazo.
«La característica de fondo es que somos un país con un solo sector competitivo, la producción agraria, que no alcanza a compensar el atraso relativo del resto de la economía. Por eso desde hace varias décadas, la economía argentina debió echar mano a otros elementos para compensar su menor competitividad en el mercado mundial. Entonces aparecen elementos ya conocidos desde hace varias décadas como el endeudamiento externo, la tendencia a la caída del salario en el largo plazo y la inflación”, contextualizó antes de comenzar a desmenuzar sus ideas.
Para el integrante del CEICS, estas condiciones no se van a resolver «ni con la política supuestamente gradualista del ordenamiento de las variables que plantea el equipo económico de Scioli, ni con la supuesta política de shock que parecería encarar Macri”.

A corto plazo: destrabar la afluencia y la circulación de dólares

Damián Bil recorrió las características sobre la actual situación económica que han manifestado economistas de diferentes sectores, «pero todos dentro de lo que sería el arco de la burguesía”, especificó.
«Muchos hablan de la bomba de tiempo de la herencia kirchnerista, del desajuste de las variables que hay que comenzar a desandar, de la inflación elevada, del atraso cambiario con una moneda que está sobrevaluada alrededor de un 50%, del déficit fiscal que hasta agosto – y según datos oficiales – estaba cerca de 42.000 millones de pesos. También expresan que hay un agotamiento de la expansión de la economía vía el consumo, una inversión en retroceso que se ve por el estancamiento e incluso la caída de los indicadores industriales y de PBI. La cuestión de las tarifas es otro elemento clave, ya que actualmente el consumidor de luz y gas paga el 10% de la tarifa que se abona en América Latina; también el déficit de las economías regionales y el de la balanza energética. El otro problema es el de las reservas del Banco Central que en 2011 superaban los 52.000 millones de dólares y que al día de hoy están en la mitad, de lo cual no todo es disponible (están los swaps chinos y franceses, otra parte está afectada al pago de importaciones y otra al vencimiento de deuda). Algunos calculan que lo utilizable es la mitad de esa cifra y otros analistas dicen que lo líquido son 500 millones de dólares. O sea que el BCRA está vaciado de reservas y lleno de papeles que básicamente son préstamos al gobierno central que hoy son incobrables. Ya no se puede recurrir a la caja del Banco Central”.
Haciendo un resumen, los tres grandes problemas que en su opinión deberá enfrentar cualquiera de los dos candidatos que asuman la presidencia el próximo diciembre, son:
*La falta de recursos económicos para el funcionamiento del Estado, para lo cual las salidas serían la emisión de dinero o conseguir de otras fuentes de financiamiento.
*El problema del cepo que expresa la falta de dólares del gobierno. «Esto último hay que remarcarlo porque no es lo mismo que le falten dólares al gobierno a que falten dólares en el país. De hecho no faltan dólares en la Argentina”, aclaró Bil.
*La necesidad de sincerar las variables básicas de la economía: precios, subsidios, actualización de tarifas, etc.
Para Damián Bil, la clave está en que el candidato triunfante y su gobierno puedan, en los próximos meses, destrabar la afluencia y la circulación de dólares. «La devaluación o el levantamiento del cepo – a que ambos se han referido con un diferente valor o precio del dólar – sumado a una disminución de las retenciones que se están prometiendo, podría destrabar los 8.000 millones de dólares que se dice hay en las silobolsas (bolsas plásticas donde se almacena la cosecha hasta que sea necesario transportarla para su comercialización). Sería plata fresca que entraría de inmediato. Luego sumarían, como endeudamiento, los préstamos prometidos y lo que podría entrar cuando comience la negociación con los holdouts”, analizó como medidas concretas para resolver el corto plazo de la nueva gestión presidencial.
Respecto a la circulación de dólares comentó la medida tomada esta semana por el Banco Central que redujo el cupo máximo de importación por debajo del cual no es necesario pedir permiso a la entidad (más del 90% de las importaciones superaban el cupo con lo cual estaban trabadas de facto). «El otro problema es que en Argentina hay mucha gente que tiene dólares bajo el colchón y que no están en circulación; no solo de quienes compraron dólar para ahorro en el mercado oficial, sino también el dólar adquirido en el mercado paralelo. Y no circulan porque no hay ningún negocio rentable para invertir, incluso el mercado inmobiliario está en recesión porque no hay un precio de referencia”, explicó Bil.
Estas primeras medidas posibles, según su análisis, «ayudarían al candidato que gane a recomponer en un plazo relativamente rápido el ingreso de divisas y generar una corriente de personas que quieran comprar valores de la Argentina porque puedan estar baratos vía una posible devaluación; la idea de que el dólar se pueda disparar va a perder un cierto asidero”.
Respecto a la posibilidad de un estallido inflacionario con un dólar que trepe a 14 o 15 pesos, Damián Bil opinó que estos valores no generarían un gran ciclo de inflación básicamente porque la economía está estancada.
«Es complejo que un aumento del dólar se transmita directamente a los precios en este panorama. Básicamente todas las ramas de la producción tienen el precio fijado con el dólar blue (paralelo), incluso el precio de la nafta. Los alimentos son una de las pocas ramas en que esto no sucede, pero es uno de los sectores donde la recesión es más fuerte, con lo cual el margen para aumentar el precio no es mucho”, completando la idea con el ejemplo de las ofertas casi permanentes de supermercados que marcarían, de alguna manera un intento de reavivar el consumo.
«Por lo tanto una situación de hiperinflación al estilo 1989-1991, en estos términos de recesión de la economía, y considerando el aumento del dólar de que se habla, que es un poco mayor a la devaluación de Kicillof en enero de 2014, no sería posible”, agregó.
A corto plazo, para el integrante del Observatorio Marxista del CEICS, «si esos ingresos de dólares vía préstamos, exportaciones y demás, se logran encauzar y se logra restituir un ciclo de negocios más o menos estable, en el corto plazo el próximo candidato puede llegar a campear este cuello de botella e ir ajustando las variables en forma paulatina”.

A mediano plazo: la incidencia de la crisis mundial

Suponiendo que se puedan cumplir con estos primeros objetivos, que además Bil los piensa «sin demasiado cambio en las condiciones sociales sino con la continuidad de una lenta descomposición”, la pregunta es si este esquema se va a poder sostener en el tiempo.
La respuesta que de una u otra manera acercan los candidatos es la del endeudamiento ¿Qué magnitud de endeudamiento necesita el próximo presidente? Según algunos analistas sería del orden de los 100.000 millones de dólares en 5 años.
«Esa estrategia de mediano plazo y la posibilidad de reconstruir la hegemonía de la burguesía en ese plazo está dada por la evolución de la crisis mundial”, continuó analizando Damián Bil durante la entrevista.
La situación internacional tiene que ver con las posibilidades ciertas del acceso al crédito y con el costo que tendría obtener divisas en el exterior.
«Si por efecto de la crisis mundial las tasas de interés se mantienen bajas, Argentina podría endeudarse a gran escala con esas tasas. Las últimas obtenidas han sido del 9% cuando las que consiguen los países desarrollados son casi cero y un poco más altas los denominados como periféricos. Pero aun así si se consiguieran tasas de 5 o 6% son más favorables a las que se están consiguiendo ahora”, comentó Bil.
Sin embargo, la contracara que pone obstáculos a la obtención de divisas en el mercado mundial es la del precio de las commodities de las mercancías agrarias. Solo como dato, en el 2011 la soja estaba 600 dólares la tonelada y hoy se cotiza a 320.
«El eje de la crisis para Argentina es el caso de China que se alimentaba de la crisis mundial, lo que le permitió crecer. Ahora ya entró en el circuito de la crisis con un fenómeno de sobreproducción y expansión muy grande del capital ficticio, créditos e inversión no productiva. Se ha ralentizado el crecimiento y han caído las exportaciones. Eso ha generado una caída grande en la demanda de los commodities que afectó mucho a Chile por el cobre, a Venezuela por el petróleo y a Argentina por las mercancías agrarias. Si esta situación se profundiza podemos estar ingresando en el mediano plazo a un esquema similar a los «™90 donde los precios de las mercancías agrarias no eran tan elevados y la economía argentina se sostenía vía endeudamiento. Eso hace más susceptible a Argentina de los vaivenes financieros internacionales, situación contraria a los últimos años, en que la crisis internacional no pegó tan fuerte porque a Argentina no le prestaba dinero casi nadie”, afirmó el historiador del CEICS.

El largo plazo: una economía que se achica en el mercado mundial

«El problema de fondo es la estructura de la economía argentina, que básicamente tiene que ver con el peso de la producción agraria como elemento de compensación del conjunto de la economía, la cual es poco productiva y poco competitiva en el mercado mundial”, analizó Damián Bil como causas de las crisis de diferente magnitud que Argentina tiene cada 7 o 10 años.
«Si se recorre la historia económica argentina se ve que mantiene básicamente una característica fundamental: un país donde se reproducen capitales más chicos, en menor escala, ineficientes y que necesitan la compensación de otros elementos, por ejemplo un dólar alto, para poder competir. Esas compensaciones vienen de la renta agraria y de otras formas de compensación «, continuó.
Esas «otras formas” de compensación son para Damián Bil, las tierras que posee Argentina, no solo por su fertilidad: «hay una serie de variables como la distancia al mercado, la de ser un productor del hemisferio sur que vuelca la producción cuando la del norte se agota. Y tiene, en ese aspecto, una competitividad mejor, lo que le permite recibir un plus vía las exportaciones agropecuarias”, enunció Bil para explicar que esa es la llamada renta diferencial de la tierra agraria, un plus que recibe la Argentina que lo hace parecer más grande delo que es.
Sin embargo, advirtió, esta situación se va agotando en el tiempo: «hasta los años «™40, «™50, cuando la estructura no agraria de la economía era menor a la agraria, esta última podía sostener todo el esquema de reproducción del capitalismo. A partir de los «™50 cuando comienza a crecer la economía no agraria, la renta agraria se va agotando como mecanismo de compensación, además que la cantidad de tierra es un límite que no permite reproducir su renta hasta el infinito. Como la renta se va agotando, como mecanismo de compensación lo que vemos en Argentina son ciclos, de movimiento de serrucho «“crisis/recuperación/crisis /recuperación «“ pero que van marcando un espiral descendente donde cada crisis es más profunda y las recuperaciones no logran superar la etapa anterior sino que, a lo sumo, llegan al nivel del ciclo anterior para volver a caer y volver a entrar en una espiral descendente”.
La tendencia, según analizó Bil en término históricos, es que la economía argentina se achique: «a fines de los «™40 éramos el 3% del mercado mundial y hoy en día somos el 0,4. Es una economía que se encuentra recurrentemente con estrangulamiento de divisas, eso se debe a que el capitalismo argentino es chico, agrario y tardío, con capitales que se reproducen con una productividad media menor, con menor competitividad. Esta característica de capitalismo chico se puede observar en su PBI, 40 veces más chico que el de Estados Unidos. Esto no es algo nuevo, viene de un proceso de más de 70 años. En la década del «™60 la economía argentina era 60 % más grande que la mexicana y 20% más grande que la de Brasil. Hoy es un tercio de la de México, un quinto de la de Brasil”, precisó, para luego afirmar que existe la necesidad de recurrir a otras formas de compensación.
Desde su posición marxista sostuvo que el cambio de fondo es salir del capitalismo hacia una sociedad socialista. Pero también expresó que es necesario ver un proyecto económico que integre las potencialidades de diversos países de nuestra América: «La Argentina, sin el gas de Bolivia, sin el petróleo de Venezuela, sin la industria de Brasil y sin la pampa argentina y el mercado enorme, producto de esa unidad de países, no tiene viabilidad. Aunque lamentablemente ninguno de los dos candidatos al balotaje va a seguir ese camino”.



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