22/04/2004

Investigación y declaración de los medios alternativos por amenazas a periodista de la revista Multiflores

En noviembre de 2003, la periodista Diana Gagliano difundió el escrache al genocida Jorge Vidal.
Desde ese entonces viene recibiendo amenazas firmadas por el «Comando Massera» o «Argentinos por la Memoria Completa». Nosotros, sus compañeros periodistas, estamos junto a Diana y queremos dejar en claro que los medios alternativos no vamos a permitir que ninguna amenaza más quede impune.


NO ALCANZA QUE HAYAN ENTREGADO LA ESMA SI SUS REPRESORES SIGUEN IMPUNES

Diana Gagliano es periodista. Desde hace diez años produce y dirige la revista barrial MULTIFLORES.
En noviembre de 2003 Diana y su medio jugaron un importante papel en la difusión y cobertura del escrache al médico-genocida Jorge Héctor Vidal, en el barrio de Flores. Vidal había ayudado a que los represores de la dictadura del 76 se apropien de los bebés nacidos en cautiverio.
Unos días antes del escrache Diana recibió en su correo electrónico una amenaza firmada por el «Comando Massera», apellido con el que se reivindica al ex represor de la Marina durante la última dictadura militar.

A este correo le sucedieron otros y otros con las firmas de integrantes del grupo «Argentinos por la Memoria Completa» vinculado también a la ESMA, según una investigación realizada por nuestro compañero Sebastian Hacher. Las amenazas salieron del ciberespacio y llegaron hasta su domicilio.

Gagliano, luego de denunciar las amenazas ante la prensa y la Secretaría de DDHH de la Ciudad de Buenos AIres, presentó la denuncia ante la justicia.

Nosotros, sus compañeros periodistas, estamos JUNTO a Diana y queremos dejar en claro que los medios alternativos no vamos a permitir que ninguna amenaza más quede impune.

LA TRAMA (NO TAN) OCULTA DE LAS AMENAZAS NUESTRAS DE CADA DÍA

Por Sebastian Hacher y Diana Gagliano

Antes, secuestraban y torturaban amparados en las sombras de la noche. Ahora escriben en Internet desde sus casas, y envían amenazas tratando de disimular su identidad. En otras épocas manejaban los principales canales de televisión para hacer propaganda; hoy se disfrazan de «ciudadanos decentes», y realizan poco sutiles operativos mediáticos para llamar la atención.

Son un grupo de fanáticos, ligados por diferentes vías a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que desde hace meses se dedica a acosar a militantes populares y a periodistas, especialmente de medios alternativos, y que incluso llegaron a poner en riesgo la integridad física de una de nuestras colegas.

Y si a simple vista parecen simples aduladores del genocida almirante Massera (hoy en estado vegetativo en un hospital), cuando se los mira más de cerca y con atención se descubre que está enquistados en el Estado, hablan desde fundaciones y hasta tienen contactos con periodistas civiles que, cosa extraña, son miembros del Centro de Oficiales del Ejercito Argentino.

Lo que presentamos aquí es una investigación originada en las amenazas -virtuales y físicas- recibidas por la periodista Diana Gagliano, pero que fue mas allá, para descubrir quiénes son y que hacen los miembros de una de las células dictatoriales recicladas, que todavía gozan de la impunidad del estado.

Si bien es un trabajo extenso, creemos necesario contar de una sola vez la historia de una trama que incluye a militares, locos sueltos y hasta periodistas de inclinaciones castrenses. Invitamos al lector a taparse la nariz, y sumergirse con nosotros, por un par de minutos nada más, en la ciénaga de los que juegan, amparados en la impunidad, a ser la continuidad de Massera por otros medios.

Amenazas: de lo virtual a lo físico

Internet parece un mundo de sombras. Cualquiera que se sienta frente a una pantalla puede cambiarse el nombre, decir lo que piensa sin tapujos, mentir o intentar enamorar, engañar y atormentar a sus potenciales lectores. Si la red facilita enormemente la comunicación entre iguales y la construcción de espacios de intercambio, también tiene sus efectos colaterales; es el refugio de los locos, los desquiciados y -en este caso- de los torturadores.

Diana Gagliano es periodista, y se lleva mejor con el papel que con las computadoras; desde hace diez años edita una revista zonal, Multiflores, de la que es directora y propietaria. A pulmón se ganó un espacio en el barrio de Flores, combinando investigaciones y publicidad de los vecinos con ese tipo de periodismo que hoy poco se acostumbra; informar desde adentro de los hechos.

Por eso, cuando la Mesa de Escrache Popular y la Agrupación H.I.J.O.S. detectaron al médico-genocida Jorge Hector Vidal en el barrio, Diana y su revista fueron los primeros en acercarse para cubrir la organización del escrache.

El 12 de Noviembre del 2003 recibió la primer amenaza. Faltaban un mes y 15 días para el escrache, y en su correo electrónico apareció un mensaje firmado por el «Comando Massera», que decía «¿Por qué no te dejas de joder y vas a escrachar a Firmenich, a Perdía, a Vaca Narvaja o a Gorriarán que ahora se reúne con los que raptó para disculparse?! Ya los vamos a escrachar a ustedes». Junto con ello, llegaban mails firmados por un grupo llamado «Argentinos por la Memoria Completa», riéndose de la situación.

Diana se preocupó, y con razón. «Comando Massera» es la misma firma que en 1999 apareció ligada a una serie de amenazas contra la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que incluyó pintadas, correos electrónicos y llamadas diciendo que iban a «volar la casa de las Madres».

Y es, también, uno de los grupos que se atribuyó las amenazas contra los asambleístas que en febrero del 2003 organizaron un escrache contra el almirante Massera en el hospital donde está internado. En esa ocasión, los afectados recibieron correos electrónicos donde figuraban sus datos
personales, teléfonos y direcciones, junto con una advertencia: «los vamos a volar a todos». También en ese entonces, correos firmados por «Tamara Lempicka» (el nombre de una pintora nazi) y por «Memoria Completa», difundían los datos personales y familiares de Gimena Sakin, una de las oradoras del escrache al almirante vegetativo.

En noviembre, cuando Diana denunció las amenazas ante la prensa y la Secretaria de DDHH de la Nación, estas no se detuvieron. Un día después de que la revista Multiflores publicaba la noticia en su editorial, comenzó a recibir mensajes de supuestos miembros del grupo «Memoria Completa» exigiéndole una «rectificación». Entre ellos, los escritos por una señora llamada Silvia Abagnato -que se presentó como la secretaria de los pretendidos memoriosos- rayaban con la amenaza al mismo tiempo de que negaba su participación en la faena virtual.

A pesar de las intimidaciones, el escrache finalmente se hizo y fue un éxito: el 27 de diciembre del 2003 mas de dos millares de personas marcharon por el bajo Flores hasta la casa de Jorge Hector Vidal, para mostrar al barrio y al mundo que allí vivía un médico que había ayudado a que los genocidas se apropien de los bebés nacidos en cautiverio. Adelante de la columna, donde se ubican los periodistas, Diana andaba caminando con su grabador, y se me mezclaba entre la gente con una sonrisa en la boca; días antes había escrito que desde las amenazas, su vida no era la misma y que la solidaridad recibida la hacía sentirse mas fortalecida.

Los habitantes de los sombríos rincones de la red no pudieron soportarlo; aumentaron su histeria virtual, enviando mails a diestra y siniestra, combinando las amenazas con una catarsis verbal que podría servir como prueba de un malestar psiquiátrico. Por eso el 30 de Enero, cuando los mails
comenzaban a hacerse cada vez mas pesados y los miembros de «Memoria Completa» ya distribuían un Curriculum Vitae de la periodista, Diana se presentó a la justicia.

Rápidamente, los amenazadores pusieron toda la carne al asador; saltaron desde sus cuevas virtuales a la realidad, y por primera vez en este caso combinaron sus ataques por mail con una amenaza física.

El aviso llegó a través de internet. El Sábado 31 de Enero, en el foro de publicación abierta de Indymedia Argentina apareció un mensaje anónimo diciendo que «Este mediodía se presentaron en el domicilio particular de Diana Gagliano un hombre y una mujer – de acuerdo a testimonios de los vecinos – que tocaron el timbre y la mujer le preguntó a Diana si allí se vendía una revista que ofrecía trabajo. Más tarde Diana recibió un correo intimidatorio de una tal Jorgelina Acosta, que le decía que ella y sus amigos habían estado a verla y que se habían estacionado frente a una garita
(la garita está en el barrio realmente) y que volverían en otro momento. Ruego se comuniquen con Diana para chequear esta información y conocer detalles de este nuevo atentado.» La nota todavía se puede ver en el archivo de artículos removidos de Indymedia; fue publicado por los autores del hecho, como forma de avisar que acababan de hacer.

Casi al mismo tiempo de la publicación, dos personas hacían lo que el texto anunciaba; se presentaron en el domicilio de Diana hablando en forma inentendible por el portero eléctrico. La periodista, que había decidido no abrir la puerta, se enteró de que era una intimidación -está vez nada virtual- cuando comenzó a recibir llamados de amigos y colegas alertados por la publicación. Y, finalmente, cuando Diana revisó su correo, se encontró con el mensaje firmado por «Jorgelina Acosta» (en alusión al torturador Jorge Acosta) que comenzaba diciendo «te visitamos hoy».

Para cerrar la escena, Diana recibió un correo de Silvia Abagnato, festejando que el juez Corvalán de la Colina, el mismo que había recibido la denuncia de las amenazas, «era íntimo de los militares…», ironizando que «hay que avisarle a Diana y a Hebe…cómo para creer en la justicia y
denunciar algo».

Tienes un email

Internet es un monstruo que todo lo engulle; cada cosa que se publica se guarda en su estómago virtual por años y años. Alcanza apenas con saber conjurar la información para que aparezca; golpear en el lugar exacto para que todo vuelva a la superficie. Con esa convicción, armados con un simple buscador de internet, fue posible descubrir quienes estarían detrás de las amenazas, desde donde se habían generado y como operan los admiradores de Massera.

Cuando alguien se conecta a internet, el proveedor del servicio le asigna un número a la computadora, que se llama IP (Internet Protocol). Esta identificación, que la mayoría de los usuarios ignora que existe, es el «documento de identidad» de nuestra computadora en la red, y según el proveedor puede variar en el tiempo o quedar fija para siempre.

Cuando se dio la primer ola de amenazas (la divulgación de la información personal de Gimena Sakin y otros asamblesitas), Silvia Abagnato ignoraba ese detalle técnico, y quizás por eso pensó que no había problema en seguir enviando mails desde su casa con el nombre «Tamara Lempicka». Como es adicta al envío de mails y a los foros de discusión -muchos de los cuales dejan un registro público de las IP- alcanzó con una simple recopilación de sus publicaciones para llegar a la conclusión de que varios de los emails habían sido enviados utilizando el servicio de un mismo y pequeño proveedor de internet, con una muy alta probabilidad de que hayan sido desde la misma máquina.

En el caso de las amenazas a Diana Gagliano, además de salir del terreno virtual e ir hasta su propia casa, la cuestión de complicó mas. Los agresores se cuidaron de enviar sus mails desde los hogares; de algo les sirvió la gimnasia previa, y se tomaron el trabajo de hacerlo exclusivamente desde lugares públicos.

Así lo determinó la justicia; las dos primeras amenazas se originaron desde distintos locutorios de Capital y Gran Buenos Aires; lugares a los que todos los días van cientos de personas a usar internet y recibir o enviar mails.

Confiados en que esta vez no los agarraban, Silvia Abagano y sus amigos se la pasaron enviando «mensajes» y pistas para permitir sospechar que estaban detrás de las amenazas. Total, imaginaban, nadie lo podía probar.

Pero olvidaron algo: su propia adicción a internet, a los petitorios y las cartas de lectores en los diarios, habían puesto al alcance de cualquiera gran parte de su información personal, incluyendo el nombre de sus familiares y números de documentos. Bastaron algunas búsquedas en el Gran Hermano de la red, y algún llamado telefónico chequeando que la información era actualizada, para comprobar que las amenazas provenían, por lo menos en dos casos, de las inmediaciones del domicilio de Silvia Abagnato y de uno de los familiares que suele firmar raquíticos petitorios junto con ella.

Como una muestra de sofisticación, para enviar una de las amenazas se habrían alejado tres cuadras de su domicilio.

Memoria Completa: la patota virtual del Almirante Vegetal

El grupo «Argentinos por la Memoria Completa» edita desde hace tres años una publicación llamada «Prensa Independiente», atormentando a sus lectores con letras de todos los colores, historias de torturadores, reivindicaciones de la dictadura y llamados a revivir la represión.

Ya el 23 de Marzo del 2002, cuando murió uno de los ideólogos de la Armada durante la dictadura y secretario privado de Massera, el almirante Horacio Zaratiegui, los editores del pasquín develaron parte de su identidad. «Varias veces -escribieron- nos preguntaron si él era nuestro Director o Editor, respondimos que no. Es que formalmente no tenía tales puestos, pero en realidad era mucho más que eso, mucho más también que el prolífico colaborador de años».

Los lazos con militares de la ESMA comienzan pero no terminan allí. Una de las actividades públicas de este grupo en los últimos años fue la conformación de una «Comisión Civil por la Libertad de Cavallo», que se trataba en realidad de tres personas: Eduardo Palacios Molina, Karina Mujica y Silvia Abagnato. Reclamaban que el Capitán de Corbeta Ricardo Cavallo, miembro de un grupo de tareas de la ESMA, no sea extraditado desde México a España para ser juzgado por sus crímenes de lesa humanidad.

Eduardo Palacios Molina es un eterno enviador de cartas de lectores a cuanto medio se le cruce en el camino. Experto en escribir crónicas reivindicando la trayectoria de los más diversos torturadores, fue expulsado en Diciembre del 2000 de Acción por la República, el partido del ex-ministro Domingo Cavallo. En la actualidad, además de colaborar con «Prensa Independiente» escribe en procubalibre.org.ar, el sitio de los anticastristas argentinos, y forma parte de la Unión Popular Liberal, un emprendimiento derechista con base en la zona de San Isidro, Olivos y Beccar, donde Molina vive. Ambas agrupaciones, casualidad o no, están vinculadas a la fundación ATLAS, donde escriben y organizan conferencias representantes de la derecha argentina, algunos de los cuales militan en las filas de Lopez Murphy que también, casualidad de la vida, es santo de devoción de los Memoria Completa.

Karina Mujica es la más joven del grupo; a veces dice tener 27 años y otras 29. Dice también ser actriz y vivir en Mar del Plata. Cuando murió Horacio Zaratiegui fue la mas emocionada de todas; escribió una carta semi-pública donde decía que el Almirante solía llamarla «mi pequeña combatiente».

En cuanto a Silvia Abagnato – quizás también conocida como «Tamara Lempicka» y «Justicia Total» – dice tener familiares desaparecidos, pero hasta ahora lo único probado son su parentesco con el «Jirafa» Demario, un secuestrador de la ESMA, también solicitado por la justicia española para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad.

Los tres amigos llamaban al Capital Cavallo «héroe de la lucha contra la subversión» y durante unos meses hicieron circular por la red, sin gran éxito, pedidos de solidaridad. El marino, acusado de 227 casos de detenciones ilegales, torturas sistemáticas, desapariciones forzosas y asesinatos, fue enviado el 27 de Junio del 2003 fue a España para ser juzgado.

Y si bien «Argentinos por la Memoria Completa» se comporta como un grupo clandestino, sobre todo ahora que saben que internet es un lugar público, los datos que sus mismas publicaciones ofrecen develan quienes se mueven alrededor de su círculo, tanto por sus frecuentes intercambios de información, como por compartir las mismas obsesiones rayanas con lo patológico. No sabemos a ciencia cierta si se trata de «orgánicos» o no de estos grupos, pero está mas que comprobado que comparten actividades, aspiraciones y campañas en común casi diariamente.

El primero es el General (R) de Brigada Oscar Enrique Guerrero, considerado uno de los mayores archivistas de la represión. Experto en juntar material de lo que él llama «la guerra revolucionaria en la Argentina», el anciano es propietario de la una página llamada «la década del 70» desde donde reivindica la dictadura y fustiga a los desaparecidos. Tiene, según declaraciones públicas de sus allegados, dos computadoras, y a finales del año pasado el estado mayor del ejército le prometió facilitarle un ayudante para terminar de clasificar su frondoso archivo. Forma parte del Foro de Generales Retirados, un agrupamiento de 200 capos de la dictadura que se organizó para presionar a favor de la impunidad. No forma parte orgánicamente de «Memoria Completa», pero los contactos y los intercambios con «Prensa Independiente» son mas que constantes; comparten hasta la misma extraña tipografía que los caracteriza.

Sigue en la lista un oscuro personaje, aparentemente civil, llamado Emilio Ugolini a veces y Emilio Ugolini Arbillas otras. Es conocido como enviador de cartas de lectores en las que suele llamar «camaradas» a los genocidas, y es militante de cuanta causa tenga olor a derechismo. Por poner dos ejemplos; formó parte de la convocatoria de «desagravio a la Iglesia» luego de que el movimiento gay manifestara frente a la Catedral metropolitana, y fue un activo militante de la impugnación contra Carmen Abigayl como candidata a la Corte Suprema, por considerarla atea y abortista. Y si bien es un actor menor, en alguna parte del sainete, como veremos más adelante, Ugolini también logro tener su minuto de fama.

Ocupando el tercer lugar en el rubro colaterales, tenemos a otro marinero; el Almirante Miguel Angel Troitiño. Oficial retirado, arrestado durante una semana el año pasado, por firmar una solicitada en contra de la extradición de militares a España, en nombre de la «soberanía nacional, las leyes y la constitución», tres elementos que -hasta que les convino- fueron ajenos a él
y a sus camaradas de armas.

Troitiño también tiene varias vocaciones; junto con Zaratiegui y otro personaje del que se hablará mas abajo, comenzó hace algunos años a realizar un programa de radio llamado «Debate ciudadano», que hoy mantiene en soledad y diariamente por FM Cultura. Y, siguiendo quizás la vocación Masserista, intentó lanzarse a la política, fundando un partido que tuvo algunos problemas; tardó mas de un año en juntar las adhesiones suficientes para legalizar su candidatura, y en su plataforma no tuvo mejor idea que decir que «muchos desaparecidos están en México… o disfrutando de buena música en algún lugar del mundo».

Lo grave, sin embargo, es que este personaje todavía sigue amparado por el Estado. En el Ministerio de Defensa de anuncian algunas de sus conferencias, y es miembro honorario del Centro de Estudios Estratégicos de la Armada, que tiene como misión el «asesoramiento del Jefe del Estado Mayor General de la Armada». El marino fue vicepresidente y hoy es Vocal Titular del Centro de Oficiales y colaborador de «Proa al Centro», el boletín de noticias del Centro de Egresados de la Escuela Naval. Desde allí se recomendó en mas de una ocasión leer «Prensa Independiente» y escuchar el programa radial del Almirante.

Y, por último, tenemos a Carlos Manuel Acuña, que ostenta el -siempre generoso- título de periodista. Acuña es habitué del Diario La Nación, de donde fue cronista, y autor de dos libros de nula circulación; «Por Amor al odio», y «Verbitsky, de La Habana a la fundación Ford».

En sus escritos, según expertos en la materia, hace gala de manejar datos provenientes de los servicios de inteligencia de la dictadura, los mismos que los militares siempre se negaron a presentar a la justicia. Y, quizás por ello, es uno de los pocos civiles (¿o no?) que forma parte de la comisión directiva del Centro de Oficiales de las Fuerzas Armadas.

Ya en 1975 Acuña fue acusado de participar en la «Operación Colombo», una campaña montada por el gobierno de Pinochet en Chile para hacer creer que 119 desaparecidos de ese país estaban en la Argentina. En la actualidad, también forma parte -según anunció el diario La Nación- de la comisión directiva de AUNAR, una fundación dedicada a reivindicar a los torturadores y vinculada a los carapintadas de Seineldín. Esta fundación, de más está decirlo, suele suscribir y ensalzar las actividades de Memoria Completa.

El «colega», es el último eslabón visible de esta cadena, pero en las sombras de la red, seguramente se esconden muchos personajes más.

Internet y lo mediático como obsesión

Cada uno tiene los sueños que se merece. El de Silivia Abagnato, por ejemplo, es que la inviten a hablar en Hora Clave, el programa televisivo de Mariano Grondona. La obsesión con lo mediático es notable, y se expresa en una de las formas de operar que tiene este grupo.

Una simple búsqueda muestra, por ejemplo, la gran cantidad de cartas de lectores publicadas por las personas listadas mas arriba en el diario La Nación. De conjunto, si se toman todas las cartas y se incluyen de la otros militares (como Emilio Nani y José Mármol), se puede llegar a decir que la página de las cartas de lectores de La Nación tiene una virtual columna de opinión encubierta de los fanáticos de la Armada.

Pero los lazos con el diario de la familia Mitre son mas profundos. En una de las pocas, sino la única, manifestaciones públicas de este grupo, La Nación fue el medio que mayor cobertura le otorgó. La crónica comenzaba diciendo con pretendida inocencia: «Me enteré por una cadena de mails que me llegó y vine», relató a LA NACION Karina Mujica, actriz, de 29 años. «Fue espontáneo; mis amigos y yo no tenemos ninguna vinculación con los militares», aclaró mientras repartía volantes que decían: «Soldado: no pidas perdón por defender a tu patria».

¿Tendrá algo que ver la relación del periodista del Circulo de Oficiales con el diario en todo esto?. No lo podemos saber, pero tanto la gran cantidad de cartas de lectores, como la constante publicación de gacetillas firmadas por Troitiño y Acuña son, como mínimo, sugestivas.

El accionar mediático de los Memoria Completa también tiene otra aristas. Una de sus actividades favoritas es intervenir en las discusiones entre organizaciones, sembrar la discordia y aportar a la confusión general «operando» sobre las diferencias entre los distintos grupos.

El ejemplo mas conocido: cuando se dio una muy fuerte discusión entre Hebe de Bonafini y Horacio Vertvisky, Emilio Ugolini fue el que aportó una carta de la Fundación Ford para probar que el periodista recibía subsidios de esa fundación. Nadie comprobó de donde venía esa firma (Ugolini suele escribir en varios foros públicos) y la carta fue utilizada y citada por varios compañeros que intervinieron en la discusión.

Esta comprobado -por su forma de responder, por su conocimiento de los movimientos y sus internas- que por lo menos una parte de este grupo sigue atentamente a los medios alternativos, especialmente la página de Indymedia Argentina y de la Agencia Rodolfo Walsh, a quienes suelen citar en sus amenazas.

En cuanto de las discusiones, más de una vez su intervención ha sido probada por su propia estupidez, o por una extraña mezcla de insultos y falta de argumentos concretos. Su técnica es centrarse en las personas y no en las ideas, terreno en el cuál no tienen mucho para ofrecer.

Muchas veces se disfrazan de «ciudadanos decentes». Así es el caso, por ejemplo, de la campaña contra la periodista Miriam Lewin, a quién no le perdonan ser una sobreviviente de la ESMA que testimonió contra ellos. En ese caso, su campaña se basó en la respuesta de la periodista a un mail de una «inocente lectora» llamada Silvia Abagnato. Su respuesta, sincera y de unas pocas líneas, fue la «inspiración» para que todo el club de Memoria Completa escribiera artículos de todos los colores y los reenviara hasta el cansancio.

Otro ejemplo, menor, es una publicación en el foro de Indymedia Argentina, que se disfrazó de izquierdista para no ser removido, y generó toda una discusión. «Yo vi MUY MAL que le hayan hecho un escrache de esas características a Cruz-Siro. Lo que no entiendo es el por qué de la agresión física. Toda la prensa – aún los que por general nos apoyan – habló del tema criticando la agresión, y los verdaderos fachos ahora se dan el lujo de decir que somos «violentos» y la gente les da la razón. Yo estoy TOTALMENTE en desacuerdo con Cruz, es obvio, así como lo están Madres y Abuelas, pero créanme que conozco gente muy cercanas a ellas y el escrache cayó muy mal
allí y en organismos DD. HH.- Jamás hemos hecho cosas así, ni siquiera a los milicos». Al pie de la nota firmaba Carolina Demario, que comparte apellido con parte de la familia Abnagato, y con el Jirafa Demario, torturador de la ESMA.

En la firma, también, estaba el mismo mail que se utilizó meses después para amedrentar a Diana Gagliano.

Prestar atención sin ser paranoicos, ser lectores críticos; privilegiar la discusión política en detrimento de las rencillas personales, y poner en su lugar a los fascistas son elementos básicos para cuidar las herramientas que supimos construir.

Pero, sobre todo, queremos dejar claro que los medios alternativos no vamos a dejar que ninguna amenaza más quede impune.


Firman:

 FODEMA (www.fodema.com.ar) Foro de Medios Alternativos: Red Eco Alternativo, Agencia Conosur, Agencia Rodolfo Walsh, Periódico Primera Página, Periódico La Voz de los Barrios, Periódico Interacción Urbana, Revista Multiflores, Revista La Maza, Página Digital, Correo del Sur, Radio La Voladora, Programa A Diario, Programa El Tranvía de las 23, Acción Fotográfica.

 Revista Proyectos 19/20

 Indymedia Buenos Aires (www.argentina.indymedia.org)

 Red La Haine (www.lahaine.org)

 ANRed – Agencia de Noticias Redacción (www.anred.org)

 CORREPI – Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional

 Liga Argentina por los Derechos del Hombre

Para enviar adhesiones y firmar este documento: altvegetal@yahoo.com.ar



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