30/09/2015

«Sobre la lluvia no podemos actuar, pero sí podemos hacerlo sobre la regulación en el uso del suelo»

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No podemos resolver el problema de las inundaciones en la cuenca alta del río Luján sin tener en cuenta el impacto que va a tener en la cuenca baja o en su desembocadura. Entrevista a la Ingeniera María Eva Koutsovitis del Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería (UBA). Por Mario Hernandez


El martes 29 se llevó a cabo una audiencia pública en la legislatura de la Provincia de Buenos Aires en la cual se puso en debate distintos aspectos relacionados con las inundaciones sufridas en diversos distritos bonaerenses. La misma tuvo lugar en la sala 7 y 8 del Anexo de la Legislatura ubicado en 53 N° 671 entre 8 y 9, en la ciudad de La Plata.

Con más de un centenar de asistentes de una quincena de localidades de la Provincia, miembros de asambleas vecinales, organizaciones ambientalistas, ONGs, profesionales, participaron de la audiencia en el Anexo de la Cámara de Diputados convocada por la banca del Frente de Izquierda, de la cual participó también Ricardo Vago del bloque FAP.

De la misma ha surgido toda una agenda de reivindicaciones que desmienten que las medidas y las leyes que han sido impulsadas por el gobierno de Scioli hayan aportado a solucionar el problema de las inundaciones. Por el contrario, hace quince días que el Senado aprobó el proyecto de ley del Ejecutivo de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos, que avala todos los emprendimientos industriales e inmobiliarios en toda la costa del Río de La Plata.

En esa misma sintonía, Diputados tratará hoy un nuevo endeudamiento por más de mil millones para obras hídricas en La Plata que ya estaban presupuestadas en el endeudamiento anterior, que está ejecutado en menos de la mitad.

M.H.: Para abordar el tema de las inundaciones, entrevistamos a la ingeniera María Eva Koutsovitis, pro-secretaria del Departamento de hidráulica de la Universidad de Buenos Aires y coordinadora de la Cátedra libre de Ingeniería comunitaria.
A raíz de las últimas inundaciones han salido una serie de artículos respecto al tema, seleccioné algunos de los que me resultaron más interesantes por sus argumentaciones y posicionamientos para dialogar con la ingeniera. Entre ellos, en Agencia Paco Urondo, un material de Eduardo Reese, arquitecto urbanista, miembro del CELS, que sostiene: «acá lo que hay que hacer es que funcionen los comité de cuenca. El tema de las inundaciones es un tema complejo de causas múltiples. Por supuesto, hay un problema climático pero hay que entender que no es una novedad, sus efectos son conocidos, no son eventos extraordinarios.” Esto me llamó la atención porque cuando se habla de inundaciones generalmente se cargan las tintas sobre los cambios climáticos.

M.E.K.: Coincido completamente con la mirada de Eduardo Reese, es cierto que el clima está cambiando, que el régimen de precipitaciones sobre todo en el Area metropolitana se ha ido modificando estos años, pero no es la lluvia el único factor que determina que un territorio se inunde, es cierto que la lluvia de hace pocos días en la cuenca del Lujan ha sido un evento extremo, pero para que desencadene en tragedia hacen falta otros factores.
También coincido respecto al manejo integral de la problemática, teniendo en cuenta siempre el concepto de cuenca. La cuenca es el área territorial que aporta agua a un curso natural, dentro del área de la cuenca cualquier gota que cae tarde o temprano terminará en la desembocadura de ese curso.
Nosotros siempre tenemos que manejar el tema de las inundaciones teniendo en cuenta el criterio de cuenca, no podemos resolver el problema de las inundaciones en la cuenca alta del río Luján sin tener en cuenta el impacto que eso va a tener en la cuenca baja o en su desembocadura. Lo que pasó en la cuenca del Luján es que, en primer lugar, no se ha planificado a nivel de cuenca, la cuenca alta es de características rurales con una determinada vegetación que ni bien empezaba a llover retenía el agua, nosotros modificamos esa cobertura vegetal para poder sembrar soja, por lo cual modificamos la capacidad de infiltración de ese suelo y además los grandes productores sojeros para mantener libre de agua esos campos construyeron canales clandestinos que de manera rápida evacuaban el agua de sus campos y la llevaban al curso principal. Eso determinó que quienes se encuentran en la cuenca media y baja ahora reciban un paquete de agua de manera mucho más rápida.

M.H.: Han registrado 1600 de estos canales clandestinos de los cuales 100 están ubicados en la cuenca del Luján.

M.E.K.: De esta manera vemos como esta modificación en la cuenca alta impacta de manera directa en las cuencas media y baja. Cuando este paquete de agua llega a las cuencas media y baja encuentra un embudo que es el resultado de los barrios cerrados y las urbanizaciones de lujo o suntuosas que se han localizado en los valles de inundación y en los humedales que tiene el río, entonces, por un lado el agua llega mucho más rápido y, por otro, cuando llega el río no encuentra su cauce natural entonces tiene que elegir otro camino para llegar a la desembocadura, ese otro camino que elige son esas imágenes terribles de la ciudad y los barrios de Luján bajo el agua. Insisto, no es el evento de precipitación extremo, sino una suma de factores la que determina la tragedia de las inundaciones en el Luján.

M.H.: Leí que en realidad la caída del agua si bien fue importante no fue un elemento tan significativo, lo que pasa es que el agua rebota en el suelo, sobre todo por el uso de agrotóxicos y por el tipo de cultivo, antes caían 100mm y el suelo absorbía 80mm; eso ahora no sucede.

M.E.K.: Exacto, en la cuenca alta había una especie de reservorio natural, era como una esponja que podía retener el agua y de esa manera evitábamos que el agua que caía en la cuenca alta llegara rápidamente a las cuencas media y baja. La cuenca alta con sus características funcionaba como un retén natural, hoy ya no cumple esa función.

No comparto que el Comité de la cuenca Matanza-Riachuelo esté funcionando como debería

M.H.: Mencionan además de los barrios cerrados, los parques industriales como otro de los factores que favorecen las inundaciones. Otro de los temas a los que hacía referencia Eduardo Reese son los comités de cuenca. Él sostiene que el único que estaría funcionando es el de la cuenca del Riachuelo y algún otro, pero no muy bien. ¿Qué son los comités de cuenca y por qué les da esta importancia Reese?

M.E.K.: Te decía que para abordar la problemática de las inundaciones hay que hacerlo desde una mirada territorial integral, ese es el concepto de cuenca, de esta manera vamos a articular todas aquellas medidas estructurales y no estructurales que tomemos para mitigar el efecto de las inundaciones, pero con la mirada de conjunto. Si hubiéramos tenido mirada de conjunto no hubiéramos modificado el uso del suelo en la cuenca alta porque sabíamos que iba a impactar en los vecinos de las cuencas media y baja.
Los comité de cuenca son las autoridades encargadas de llevar a cabo las medidas vinculadas al control y manejo de las inundaciones en una cuenca hídrica. En general, nosotros en los comité de cuenca tenemos autoridades políticas, técnicos y también debemos tener a las organizaciones territoriales y medio ambientales que trabajan en la cuenca. El comité de cuenca del Luján estaba dividido en dos, por lo tanto, ya no tenía razón de ser, había uno para la cuenca alta y otro para la baja y media. Ahora se ha formado un nuevo comité de cuenca que esperemos lleve adelante las tareas que corresponden.
Respecto del comité de la cuenca del Matanza-Riachuelo, la ACUMAR, organismo creado por orden de la Corte Suprema de Justicia quien encarga a los gobiernos nacional, provincial y municipales llevar a cabo el saneamiento de la cuenca, que no es dejar cristalino al Riachuelo, sino sanear el territorio que se conforma de 14 distritos y algunos barrios de la ciudad de Buenos Aires, entre ellos las Villas 21-24, 20, 1-11-14, Charrúa, etc.
La ACUMAR la conforman autoridades municipales de los 14 distritos, el Gobierno de la Ciudad, la autoridad provincial y el gobierno nacional. Sobre su funcionamiento, si bien tiene incorporadas algunas organizaciones sociales, que dialogan con las autoridades, yo no comparto con Eduardo que sea tal como debería ser, porque me ha tocado trabajar en los barrios que lo componen. Esa cuenca tiene otras problemáticas que están vinculadas al tema de la contaminación, además del problema de la falta de desagües y cloacas, y los suelos contaminados con plomo.

M.H.: Esto se menciona también para los barrios de Lomas de Zamora y Villa Fiorito.

M.E.K.: En todos esos barrios que se encuentran sobre la cuenca del Matanza-Riachuelo, no hay cloacas, no hay acceso al agua y no tenemos desagües pluviales, cada vez que llueve se inundan y como esos suelos están contaminados con metales pesados, cada vez que se inundan lo hacen con líquido cloacal y metales pesados. Eso determina que tengamos una importante cantidad de la población de la cuenca contaminada, entre otras cosas, con plomo.

M.H.: También se menciona el comité del Reconquista que se constituyó pero no funciona. Un concepto interesante es que la cuestión territorial no aparece en el debate público, aparecen la seguridad, la pobreza, los temas del empleo, pero sobre el territorio no se discute.
Otro de los artículos es el del director de la carrera de arquitectura de la Universidad de San Martín, Claudio Ferrari, que insiste en la responsabilidad de los barrios cerrados, dice: «Debemos pensar en los cambios en el suelo, en el territorio, el modo en que escurren las aguas. Hay que pensar el sistema hídrico de un modo integral. Tenemos que comprender que vivimos sobre cuencas, vivimos sobre el agua”.

M.E.K.: Hay un ejemplo muy claro, quienes vivimos en la Ciudad de Buenos Aires muchas veces ignoramos que lo hacemos sobre arroyos o en la llanura de inundación de arroyos. Lo ignoramos porque ya hace casi 100 años que con la corriente higienista se decidió entubar los arroyos para no ver la contaminación de los mismos. En realidad, hoy todos coincidimos que es un desacierto, porque entubar un curso natural aniquila el ecosistema acuático y el ecosistema que lo circunda. También perdemos control sobre los niveles de la contaminación, la capacidad de escurrimiento cuanto uno entuba un curso es mucho menor que cuando ese curso está libre, pero sobre todas las cosas invisibilizamos el riesgo hídrico.
Si nosotros vivimos a la vera de un arroyo, lo vamos a tener presente y latente, pero si lo entubamos generamos una falsa sensación de seguridad. Es cierto, creo que quienes vivimos en Capital y áreas metropolitanas sobre cuencas hídricas muchas veces en las llanuras de inundación de los ríos, tenemos que tener claro que nuestras ciudades son estructuralmente vulnerables.

M.H.: Hay un concepto de Claudio Ferrari también, que dice: «Nordelta es una tragedia en términos urbanos porque afecta la desembocadura del Reconquista”.

M.E.K.: Todos esos barrios privados que se han ido desarrollando en estas últimas dos décadas, que han ido ocupando humedales, rellenándolos para poder ganar altura, modificando el escurrimiento natural de las aguas, son responsables en parte de las inundaciones. Los humedales no pueden ser ocupados por emprendimientos inmobiliarios suntuosos, porque el negocio es comprar esas tierras anegadas, bajas, a precios baratísimos, rellenarlas ignorando el rol ambiental e hídrico fundamental que cumplen y luego venderlas a valores alucinantes. La plusvalía de esas tierras es algo completamente desproporcionado. Si recorremos la provincia de Buenos Aires, vamos a ir viendo todos estos grandes emprendimientos suntuosos, en Tigre, por ejemplo, está el barrio Venice que está al lado de un barrio muy precario e histórico que se llama el Garrote. Venice es un barrio navegable que se está ejecutando en el cual la gente va a circular con canoas como si fuera Venecia, entonces se draga para generar canales y se rellena para ganar altura y no importa si ese barrio va a tirarle más agua al que quedó abajo que es el barrio Garrote.

M.H.: Además de afectar a la cuenca del Reconquista, el otro tema son los residuos del CEAMSE que se tiran allí pensando los ríos como lugar donde se tira la basura, esa es otra de las problemáticas que se abordan en estas notas a las que hago referencia. «Se da una situación en la que por un lado favorece a los que quieren amarrar un velero frente a su casa y por el otro se obliga al resto de la población a navegar en el barro, en el agua sucia y a perderlo todo”.
Haciendo referencia a la rentabilidad de los barrios cerrados que comentabas recién: «Cuando ven que se viene una crecida cierran las compuertas y hacen que se inunden los terrenos linderos. Lo que han hecho históricamente es ocupar valles inundables, han rellenado, han alterado el cauce natural de las aguas, eso se puede ver con claridad en la desembocadura del río Luján, por eso más allá de que se realicen tareas de dragado y limpieza, si se siguen multiplicando este tipo de urbanizaciones las consecuencias van a ser pagadas por el resto de la ciudad”.
Dice también algo que te toca de cerca: «hay que prestarle atención a los informes de las universidades y es necesaria una planificación urbana integral que incluya la articulación entre Nación, Provincia y los municipios; hay que regular a los barrios cerrados y prohibir los movimientos de suelo en humedales, planificar las alturas de las urbanizaciones y contemplar lo que pasa arriba del suelo pero también a nivel subterráneo.” Esta es una opinión del Laila Robledo, una urbanista que centra su polémica en la construcción de los barrios cerrados ¿Te parece que adoptando esta serie de sugerencias o medidas que plantean estos especialistas podríamos encaminar el problema?

Sobre la lluvia no podemos actuar, pero sí podemos hacerlo sobre la regulación en el uso del suelo

M.E.K.: Sí, absolutamente. El evento de inundación sucede cuando en primer lugar hay una lluvia intensa, en segundo lugar cuando el curso o conducto que recibe esa lluvia no tiene más capacidad para hacerlo y eso es cuando hemos perdido la capacidad para poder infiltrar. Cuando comienza el fenómeno de lluvia, en primer lugar, es la vegetación la que retiene el agua, luego comienza el proceso de infiltración y una vez que se satura empieza a escurrir superficialmente, llega o bien al curso o al conducto pluvial. Pero si modifico el suelo, lo impermeabilizo porque genero un nuevo barrio cerrado, porque genero un parque industrial, porque continúo construyendo en cuencas donde ya no es posible seguir impermeabilizando los suelos, lo que hago es profundizar la problemática.
Sobre el evento extremo, sobre la lluvia, no podemos actuar, pero sí podemos actuar sobre la regulación en el uso del suelo, eso significa no ocupar humedales, no ocupar llanuras de inundación y en el caso de que se permitan nuevas construcciones obligarlas a que ejecuten reservorios domiciliarios para poder contener parte del agua de lluvia hasta que pase el evento, se liberen los cursos o conductos principales y entonces vaciar estos reservorios o retenes.
En algunas ciudades de Europa o Canadá, por ejemplo, hay ordenanzas que establecen que las nuevas construcciones, tienen que garantizar el mismo almacenamiento de agua que ese terreno tenía antes de ser construido, es decir, que si yo tenía un terreno baldío que me permitía retener y filtrar un determinado volumen de agua, la construcción que voy a hacer tiene que diseñar un dispositivo artificial que retenga esa misma cantidad de agua, eso se llama descarga cero. Esa nueva construcción no va a impactar más en el sistema de drenaje pluvial.
Regular el uso del suelo es fundamental, en el caso de la cuenca del Luján no podemos autorizar un solo barrio privado más en llanura de inundación ni en zona de humedal. Es fundamental el manejo integral a nivel de cuenca, porque si tenemos conformado un comité de cuenca en donde las organizaciones civiles, sociales, territoriales y ambientales estén incorporadas, sin dudas eso enriquece el debate respecto a las causas de las inundaciones y también a la solución, porque quienes viven en los territorios son quienes mejor conocen qué es lo que sucede con el escurrimiento de las aguas durante una inundación y quienes también han reflexionado mucho respecto a las posibles soluciones, por lo tanto, tienen que ser incorporados a esa mesa de trabajo para en conjunto poder alcanzar una solución. La realidad es que por ejemplo en la ACUMAR, de la cuenca del Matanza-Riachuelo eso no sucede, en general no sucede en ningún comité de cuenca que las autoridades y los técnicos que lo conforman estén dispuestos a discutir y debatir las soluciones con el resto de la sociedad civil.
Me gustaría señalar que si bien la problemática de las inundaciones presenta muchas aristas, también es cierto que tenemos que hacer el abordaje a nivel de cuenca, es cierto que las obras estructurales requieren de mucho tiempo para poder diseñarse, ejecutarse y que entren en funcionamiento. Sin embargo, hay medidas no estructurales que permiten mitigar las consecuencias de una inundación, dentro de ellas están los sistemas de alerta temprana, poder anticipar un evento de las características del Luján es posible, podríamos haber puesto en alerta a Defensa Civil, agentes sanitarios, bomberos y a la comunidad también.
Anticipar acciones nos permite un sistema de alerta temprana, lamentablemente no lo tenemos ni en la Ciudad de Buenos Aires ni en la Provincia de Buenos Aires que nos permita anticiparnos, tampoco tenemos un plan de contingencia, porque una vez sucedida la inundación nosotros necesitamos que se activen una serie de resortes para poder trabajar en la contingencia.
Los planes de contingencia frente a inundaciones deben elaborarse en conjunto con la comunidad, la comunidad tiene que saber cuáles son las vías de evacuación, cuáles son los centros de evacuación, hacia dónde dirigirse.
La cuenca del Luján en 4 años se inundó más de 7 veces y todavía hoy quienes viven allí no conocen esta información. Lo mismo sucede en la Ciudad de Buenos Aires, seguimos sin darle solución al barrio Mitre. Hay medidas que no requieren ni de grandes desembolsos de dinero ni de largo plazo, sino de voluntad política, esas medidas son las que nosotros llamamos medidas no estructurales: sistemas de alerta temprana y planes de contingencia. Regular el uso del suelo tampoco requiere de inversiones de dinero, sino terminar y cortar con el negocio inmobiliario de unos pocos. Hay muchas cosas sobre las cuales podemos actuar en el corto plazo y lamentablemente hasta el momento no está sucediendo.



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