14/09/2015

Cizre: la Kobane turca

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Las fuerzas turcas atacaron a la localidad de Cizre en el kurdistan turco luego que los habitantes proclamaron su autogobierno con milicias de autodefensa. El saldo a dejado 23 asesinados y un clima de tensión en aumento ante la debilidad del Estado próximo a las elecciones. La experiencia de Rojava se extiende a Turquía. Por Pablo Mestrovich


La localidad de Cizre, ubicada en la provincia de Sirnak en el Kurdistán turco, junto a la frontera con Siria, ha sido atacada por las fuerzas armadas y de seguridad turcas con armas pesadas y vehículos blindados. Desde el 10 de agosto, los habitantes de Cizre habían proclamado su autogobierno ( article10522 ), desconociendo la autoridad del Estado turco. Para defender el autogobierno los habitantes de la localidad cavaron trincheras en las calles. A partir del 24 de agosto las mujeres de la localidad conformaron grupos armados de autodefensa y comenzaron a enfrentar a las fuerzas de seguridad con fusiles livianos. Desde fines de agosto la represión de parte de las fuerzas estatales turcas se había incrementado con la instalación de francotiradores en los techos que disparan en forma aleatoria contra la población civil. El 31 de agosto los francotiradores produjeron 3 muertos.

El 4 de septiembre las autoridades de la provincia de Sirnak establecieron un toque de queda en Cizre y cortaron las comunicaciones telefónicas y por internet, así como los servicios básicos en algunos barrios de la localidad. Entre los días 4 y 8 de septiembre se produjeron alrededor de 5 muertos y varios heridos. Las fuerzas armadas y de seguridad turcas no permitieron el ingreso de ambulancias y en general establecieron una situación prácticamente de sitio sobre la localidad. La población fue atacada con vehículos blindados que produjeron la destrucción de varias viviendas. En total, la represión en Cizre produjo 23 muertos, de acuerdo a estimaciones de distintas organizaciones de abogados progresistas.

El 9 de septiembre una delegación de diputados del HDP (Partido Democrático de los Pueblos) encabezada por el co-líder del partido, Selahattin Demirtas y dos ministros del gobierno provisorio pertenecientes al mismo partido, que intentaba llegar a Cizre para manifestar su repudio a la represión, fue frenada por las fuerzas de seguridad turcas a la altura de la localidad de Midyat, en la provincia de Mardin. El 10 de septiembre diversas organizaciones de derechos humanos y partidos políticos aliados del HDP, particularmente el ESP (Partido Socialista de los Oprimidos) llegaron a la localidad de Idil, centro administrativo del distrito del mismo nombre, adyacente a Cizre. La manifestación había sido desviada de su recorrido original por las fuerzas de seguridad turcas, que obligaron a los manifestantes a tomar rutas alternativas caracterizadas por lo difícil del terreno. El dia 11, la co-alcalde de Cizre, Leyla Imret, que había ganado las elecciones municipales con más del 80% de los votos, fue destituída de su puesto bajo la acusación de «propaganda terrorista”.

El 12 de septiembre por la mañana finalmente y ante la presión de los manifestantes, la delegación del HDP fue autorizada a entrar en Cizre por las fuerzas de seguridad turcas. El co-líder del HDP, Demirtas, dio un discurso en el que destaco que el pueblo de Cizre no se rindió y señaló que no es necesario nombrar gobernadores para las provincias desde Ankara (Turquía se rige por un sistema centralista en que los gobernadores provinciales son nombrados por el gobierno nacional), ya que «el pueblo puede gobernarse a sí mismo” . Estuvieron presentes en la concentración la co-líder del HDP, Figen Yüksekdag y dirigentes del DTK (Congreso de la Sociedad Democrática) y otras organizaciones sociales.

El desarrollo de los acontecimientos en Cizre es una muestra de debilidad del Estado turco ante la resistencia popular en el Kurdistan turco, al haber tenido que lanzar una operación militar para recuperar el control de una ciudad de manos de milicias formadas en forma espontánea y no de fuerzas del PKK y haber tenido que levantar el bloqueo de la ciudad sin haber terminado con las operaciones represivas. Todo esto ocurre en un contexto en que se han manifestado varios signos de desintegración de las fuerzas armadas y de seguridad. Entre ellos se cuentan la participación de familiares de soldados conscriptos turcos en manifestaciones contra la reanudación de la confrontación armada con el PKK, las declaraciones de un teniente coronel de la Gendarmería (policía rural militarizada) en el funeral de su hermano, un capitán de la misma fuerza, en contra de la reanudación del conflicto armado (es necesario tener en cuenta que las fuerzas armadas turcas han mantenido una posición oficial contraria a cualquier negociación para resolver por vía pacífica la cuestión kurda) y la renuncia de 71 «guardias de aldea” (fuerzas paramilitares de contrainsurgencia) en la aldea de Ceman, ubicada en el distrito de Silopi, cercano a Cizre.

Al mismo tiempo, en diversas ciudades de Turquía se han producido en los días 7 y 8 de septiembre más de 300 ataques contra locales del HDP y comercios o viviendas en barrios de mayoría kurda o armenia, perpetrados por grupos vinculados al AKP y al partido fascista «laico” MHP (Partido del Movimiento Nacional). En uno de estos hechos, los atacantes coreaban «No queremos operaciones (contra la insurrección en Cizre), queremos una masacre”. También un local del partido kemalista CHP (Partido Republicano del Pueblo) fue objeto de los ataques. Todos estos factores muestran una creciente fragmentación del régimen político turco, en la medida en que el sector islamista-fascista representado por el AKP y el MHP tiende a confrontar cada vez en forma más abierta con el sector kemalista-socialdemócrata representado por el CHP y en general con cualquier grupo que se oponga a la política cada vez más represiva del gobierno de Erdogan ( article9991 ).

Por otro lado, la represión en Cizre ha obligado a la dirección del HDP a posicionarse abiertamente en favor de los autogobiernos proclamados en el Kurdistán turco.

A todo esto se suma el crecimiento del HDP en las encuestas para las elecciones del 1º de noviembre, que augura una nueva situación de empate electoral, con la imposibilidad de formar un gobierno con mayoría parlamentaria. Si la declaración de los autogobiernos marcó el comienzo de la expansión del proceso iniciado en Rojava al lado turco de la frontera, la represión en Cizre representa la posibilidad de una repetición del horror de Kobane… pero también de la esperanza que la ciudad kurdo-siria ha llegado a representar para todos los oprimidos.



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