El acoso callejero, la violencia que no se ve
¿Puede un grupo de mujeres interceptar a un varón en la calle para comentarle lo lindo que se ve, o las cosas que le harían? La Campaña Nacional contra las violencias hacia las mujeres salió por las estaciones del Ferrocarril Roca para realizar una acción artística donde se intercambian los roles. Por ANRed. Fotos: Campaña Nacional por las violencias hacia las mujeres
El acoso callejero es una de las formas más sutiles en las que se presenta la violencia hacia las mujeres. Consiste en comentarios indeseados sobre el cuerpo, la vestimenta o la actitud de una mujer sin su consentimiento, pero también puede presentarse desde lo corporal, por ejemplo cuando un varón decide cerrar el paso en la vereda a una mujer, o cuando se acerca innecesariamente en el transporte público.
La Campaña Nacional contra las violencias hacia las mujeres eligió las estaciones del Ferrocarril Roca para llevar adelante una intervención artística que pueda mostrar una realidad sufrida por miles de mujeres. La intervención consistió en el intercambio de roles: un grupo de mujeres le cerraban el paso a un varón para «piropearlo». Esta vez era el varón quien sentía vergüenza, repugnancia e incomodidad. Luego, al finalizar la intervención, se proponía un momento de reflexión entre los presentes. Vecinas y usuarias del tren se acercaron a compartirlo y a participar.
A tres meses de la marcha «Ni Una Menos», la Campaña se propuso como objetivo poner de relieve este tipo de violencia que construye una imagen de la mujer a la manera de objeto. Como es un objeto, puede ser adjetivada y calificada, incluso sin preguntarle si ella desea recibir una opinión, supuestamente halagadora,o un silbido o gesto. Ante esa opinión, comentario o gesto, la única respuesta posible para la mujer es el silencio. Si se atreve a contestar, puede ser agredida. Esta imagen que se construye sobre la mujer es la que posibilita otro tipo de violencias, y en esto reside la importancia de poder erradicarla.
Una de las activistas de la intervención nos cuenta que la Campaña contra las violencias hacia las mujeres está realizando actividades para visibilizar la violencia, a través de actividades que llamen la atención y puedan difundir estas problemáticas comunes. «Hay que trabajar el tema de la violencia de género más allá de la manera en que la presentan los medios hegemónicos, donde venden las situaciones sangrientas y morbosas. La violencia es algo más que asesinatos y golpes. Por eso creímos necesario mostrar este tipo de violencia cotidiana, que es más sutil pero que también es fuertemente humilladora. No hay que subestimar las huellas profundas que deja el acoso callejero. Los piropos dejan huellas en la subjetividad de las mujeres, que tenemos que agachar la cabeza cuando los recibimos, por eso es algo muy violento. Nos deja en un lugar absolutamente pasivo, desvalorizado y objetivizado. Todo esto justifica la violencia del varón y su prepotencia, a la vez que refuerza la sumisión de la mujer, que se tiene que quedar callada.» Es la fundamentación simbólica de un sistema que permite que una mujer sea asesinada cada 30 horas.
Además de la visibilización, la Campaña contra las violencias hacia las mujeres realiza acompañamientos de casos puntuales que tienen que ver con todos los tipos de violencia. Uno de los más recientes, es el caso de la desaparición de Diana Colman de Guernica, zona sur del Conurbano Bonaerense. Las organizaciones que forman parte de la Campaña señalan la desidia del Estado frente a estas situaciones. Denuncian el vaciamiento de políticas públicas orientadas a la erradicación de las violencias, ya que aún existiendo leyes, no se destina ni presupuesto ni sanciones para llevarlas adelante, dejando a la luz la inexistencia de un plan de objetivos concretos destinados a la prevención y eliminación definitiva de las violencias hacia las mujeres.