23/07/2015

Procesaron a los tres policías que asesinaron a Marcelo Montenegro

marcelo-monetenrgo.jpgLa Sala V de la Cámara en lo Criminal y Correccional, confirmó el procesamiento de los tres policías que intervinieron en el asesinato de Marcelo Montenegro. Tres años después de idas, vueltas y reveses judiciales, por fin se hizo lugar al pedido de la familia de Marcelo Montenegro, representada por la Asociación Miguel Bru, y se ratificó el procesamiento de los tres policías que participaron del operativo que terminó con la vida del pibe de Ciudad Oculta, quedando la causa a las puertas de un juicio oral y público. Por Asociación Miguel Bru.


«Siempre estuve segura de que iba a tener la posibilidad de poder saber la verdad, ahora cuento los días para poder llegar al juicio”, dijo Rosa Montenegro. «Esta decisión es el reconocimiento a la lucha y la perseverancia de la familia y el trabajo de los abogados de la causa, es la prueba de que si se pelea se puede. Cuando me enteré me emocioné mucho, siento a través de Marcelo la lucha por Miguel” , declaró Rosa Bru, presidenta de la Asociación Miguel Bru (AMB)

Emmanuel Díaz, Mario Medina y Diego Calderón son los tres oficiales de la comisaría 48 de la Ciudad de Buenos Aires, que hoy se encuentran procesados por el delito de homicidio agravado «por ser miembros de una fuerza policial y haber abusado de sus funciones”.

«Tres años y tres absoluciones después procesaron por homicidio agravado a los tres policías acusados del homicidio de Marcelo. A partir de esta medida se logró revertir la rutina judicial de convalidación acrítica de las actas policiales, ya que la versión policial va a poder discutirse en juicio oral y público”, explicó Nahuel Berguier, abogado de la AMB.

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En tres oportunidades los imputados habían sido sobreseídos en primera instancia, pero las apelaciones presentadas por los abogados de la AMB, ordenaron la continuidad de las investigaciones. Finalmente, y luego que se ordenara el cambio de Juzgado de Instrucción, tres años después del asesinato de Marcelo Montenegro la justicia procesó a los tres imputados, lo cual fue ratificado en segunda instancia. Ahora la causa, a cargo del Juzgado de Instrucción nº 38 «“ jueza Wilma Lopez- llegará a juicio oral y público.

La bala que salió del móvil 148 de la Policía Federal atravesó el baúl, el asiento trasero, el asiento del acompañante y fue a parar directo al tórax de Marcelo Montenegro. Era la noche del 7 de julio de 2012. Los efectivos de la comisaría 48° perseguían un Renault Twingo dorado en el que viajaban Montenegro y un amigo, supuestamente sospechosos de un robo.

Un tiro acabó con la vida del Pela -como solían llamar a Marcelo- y dejó destrozada a su familia. Ya no fue él quien paseó el nombre de su madre tatuado en el brazo por los pasillos de la Villa 15. Ahora Rosa, su mamá, era quien caminaba con un cuadernito en el que anotaba los datos de la investigación personal que empezó para reconstruir lo que ocurrió aquella noche.

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Estudió cómo impactaron las balas en el auto, habló con los vecinos. La versión policial decía que los dos pibes iban armados y que dispararon contra el patrullero. Los vecinos dijeron que el Twingo hizo una mala maniobra y chocó contra un paredón, que fue ese el momento en que los policías comenzaron a disparar.

Entre las irregularidades cometidas esa noche una de las más llamativas es que los hechos ocurrieron alrededor de las 3.30 de la madrugada, pero el juez dispuso la intervención de la Gendarmería trece horas más tarde. La comisaría 48, la misma a donde pertenecían los tres policías ahora imputados, fue quien quedó a cargo de la conservación de la escena y las pruebas.

La autopsia determinó Marcelo Montenegro tenía una herida de paso de proyectil sobre los labios. Una herida que no concuerda con la dirección de los tiros en una persecución. El supuesto arma que llevaba Montenegro no fue encontrada en la escena del crimen, sino unas cuadras más allá, y la descubrieron en un rastrillaje que comandó la misma comisaría.

El Pela tenía 21 años, hacía changas, trabajaba en la panadería del barrio y como ayudante de albañil. Desde esa madrugada ya no lo vieron más caminando por la villa 15 ni en la canchita. Cinco tiros impactaron contra el auto en el que viajaba aquella noche, uno alcanzó para arrebatarle la vida.



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