La imprenta Chilavert, recuperada por sus trabajadores, ahora también es un centro cultural

El 29 de marzo se inauguró «Chilavert recupera», en el segundo piso de la planta, en Pompeya.

La noche del lunes 29 de marzo, cerca de las 20.30, la imprenta recuperada Chilavert presentó su centro cultural «Chilavert recupera», ubicado en el segundo piso de la planta en el barrio de Pompeya. Por los pasillos se lucieron los cuadros de Bruno Veronese, un ex obrero ferroviario que en 1998 se animó a retratar en forma autodidacta, pasiones y sinsabores de la realidad. Sus cuadros reflejan radiografías sociales: el trabajo de un obrero, la estación de trenes de Alsina vacía, un piquete con olor a gomas quemadas, la resistencia, la figura de un ser emblemático, el Che Guevara. En sus iconografías, también revive al tango, a Pugliesse, a Gardel, a los bares de principio de siglo, A todos aquellos que dejaron alguna huella en la gente. Ese espacio alega a la galería de arte, léase, promoción cultural, cuyas exposiciones variarán de mes a mes con la labor de diversos artistas. En mayo se exhibirá el trabajo de Sebastián Maisa.

Presentes en el lugar, se encontraban representantes del MNER (Movimiento de Empresas Recuperadas), Coordinadores de la Secretaria de Extensión Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras (SEUBE), la diputada Beatriz Beltroc, vecinos de la zona y personas solidarias. Entre las adhesiones que se leyeron se mencionaron, la Asociación Cultural de Palermo, EL Movimiento 26 de Junio, el Centro Cultural de Grissicultura, Centro Cultural IMPA, Asamblea Vecinal de Pompeya, Centro cultural Pugliese y asociación cultural Balvanera, entre otros.

La idea de generar un espacio de producción cultural surge de la inquietud de recuperar la cultura auto-gestiva, de ahí su nombre y devolver a la gente el apoyo recibido tras la toma de la imprenta, explicó Martín, trabajador de Chilavert a los presentes, «Lo que pensamos hacer en un principio, es en la producción cultural y en otro momento nos orientamos a formar un centro de la salud». Martín contó que ellos además de trabajadores son productores de teatro, de artes visuales y al mismo trabajan en distintos momentos de la cultura autogestiva.

El programa cultural consiste en desarrollar diversas áreas: una de promoción y difusión cultural de los productores de cultura y otra relacionada a la educación, con su consiguiente capacitación en talleres. Hasta el momento formaron dos cursos relacionados al arte y la comunicación: taller de gráfica experimental y el integral de periodismo. El primero es un espacio abierto a artistas plásticos, diseñadores y a personas del mundo de la comunicación. La idea es que funcione como un taller de gráfica popular que proporcione recursos artísticos, publicitarios y plásticos que provean herramientas que permitan conocer distintas maneras de construir un mensaje, ligado a un imperativo contra-hegemónico. El taller de periodismo integral se desarrollará en dos módulos, el primer año a cargo de Gabriel Plaza y Ana Morán ofrece conocimientos de periodismo y fotografía, y durante el segundo año se abordarán aspectos sobre edición y diagramación. Este último está organizado por Hernán Cardinale, en cuyo término del taller, incluye la etapa de impresión en la misma imprenta. Las inscripciones a ambos talleres comienzan en abril.

Sumado a ello, habrá un área de investigación socio-estética a cargo de la profesora Florencia Cush que junto con el trabajo de archivo memorial oral sobre la imprenta, dirigido por el artista plástico, Eduardo Molinari, se diagramarán los lineamientos de investigación sobre los nuevos pensamientos y estéticas que aún no encontraron su eco, en la construcción teórica.
El espacio cuenta con una biblioteca, con libros dedicados al arte. La idea es que en sus estanterías se encuentren libros que se imprimieron en la imprenta a lo largo de sus años, junto a material intercambiado con otras editoriales, y libros donados. «Queremos que sea una biblioteca especializada» expresó Martín. Ella cuenta con más de 400 ejemplares de arte y estará a disposición de quienes desean acceder a verlos. A su vez, la biblioteca tiene un espacio donde la Secretaria de Extensión Universitaria de Filosofía y Letras se encarga del Centro de Archivo y Documentación sobre el fenómeno de las empresas recuperadas por sus trabajadores (ERT), cuyo material está disponible a todas aquellas personas interesadas en consultarlo. En esa labor se encuentran Adrián Norvin, Andrés Ruggieri y Carlos Martínez de dicha secretaría.

Además, el centro cultural, cuenta con ciclos de música de un género semanal. Todos los primeros miércoles de cada mes habrá recitales de música clásica, todos los segundos jueves, serán de jazz, los terceros viernes de tango y todos los cuartos sábados, se disfrutará de música folklórica. La primera hora y media de los ciclos, será un espacio de los alumnos de la escuela de Avellaneda, quienes presentarán sus quehaceres musicales. «Una de las cosas que nosotros queríamos era generar convenios con institutos educativos y eso hicimos», explicó Martín. Allí se expondrá la formación y producción de los alumnos en esa área. El tiempo restante lo ocuparán personas que están más cerca del circuito comercial.
A su vez comentó que el centro cultural tiene la propuesta de hacer un museo itinerante, donde la idea es armar por las escuelas del barrio, distintas exposiciones que promueva el desarrollo de la apreciación estética y artística. «Tiene que ver con la posibilidad de aprender algunas cosas e ir incorporándoles a la propia vida, como esto, como los ciclos de música».

En nombre de todos los trabajadores de la imprenta, Martín agradeció a los vecinos y jubilados por brindarles fuerzas para resistir, y cerró la presentación del centro cultural enfatizando: «nada se hace sin luchar y, ocupar, producir y resistir».

Rodeados de una atmósfera llena de emoción, además, celebraron la inauguración del centro cultural, invitando a los presentes con un vaso de vino y gaseosa, junto a la presentación del segundo libro de Bruno Veronese, la voz de tango de Juan Batuone, quien interpretó temas propios como: «Un chabón high life», «el Yuta Lorenzo» y » Ni olvido, ni perdón». Al cierre se escuchó la sonoridad rimbombante del jazz, interpretado por la banda «Cuarteto04».