11/07/2015

Recuperar un espacio recuperado

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«Conocí el Centro por los Derechos Humanos Hermanos Zaragoza en el 2001 el mismo año que la casa se recuperó como espacio abierto a la comunidad, un poco antes de la rebelión del 19 y 20 de diciembre. Esa casa se alzó como símbolo de espacio ocupado y diverso. Basta recordar que dio lugar a las reuniones de organismos de DDHH, a la FLIA (Feria del libro independiente y autogestiva), a la Multisectorial (espacio que reúne organizaciones de izquierdas). Después de catorce años desalienados, de políticas, de fiestas y de cultura independiente, seguramente con altos y bajos, nos encontramos nuevamente en la calle con la paradoja de salir a recuperar un espacio recuperado». Por SADO Colectivo Fotográfico


Conocí el Centro por los Derechos Humanos Hermanos Zaragoza en el 2001, el mismo año que la casa se recuperó como espacio abierto a la comunidad, un poco antes de la rebelión del 19 y 20 de diciembre. Ahí, en un clima de asambleas y participación, nos reunimos las murgas que organizábamos la quinta marcha carnavalera. Un montón de murguerxs que en la ciudad de La Plata planeabamos cortar desde plaza Italia a plaza San Martín al grito de «Contra la mishadura «¦ murgas a la calle”. Durante mucho tiempo los afiches para difundir, la impresión de remeras, los muñecos gigantes que quemábamos al final de la marcha, la comida de las murgas que venían del resto del país, las bancamos con fiestas en Zaragoza. Ahí también se guardaban bombos y platillos, y claro, era el lugar para ir al baño antes o después de las marchas.

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Hay que decir que no todo era color de rosas: las discusiones entre las murgas se ponían ásperas en el momento clave de definir la consigna. ¿Cuáles poner? ¿Una sola o varias? ¿Había que tratar de llevar nuestros reclamos a la legislatura o había que mantenerse únicamente en las calles? ¿Podía participar cualquier murga o solo las que eran asamblearias y sin director? Desde el vamos y durante muchos años las posturas eran de lo más diversas y puede decirse que la casa fué uno de esos espacios que albergó esa discusión y pluralidad.

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Esa casa se alzó como símbolo de espacio ocupado y diverso. Basta recordar que dio lugar a las reuniones organismos de DDHH, a la FLIA (Feria del libro independiente y autogestiva), a la Multisectorial (espacio que reúne organizaciones de izquierdas). Muchas de las acciones en reclamo al gobierno por de la segunda desaparición de Jorge Julio López se plantearon entre esos muros, así como convocatorias por el femicidio de Sandra Ayala Gamboa, por nombrar solamente algunas actividades. La verdad es que quienes le pusieron el hombro al espacio durante todos estos años lo hicieron invitando desde ese lugar y podría decirse que así se dibuja la casa en el imaginario de una muchas personas de procedencia disímiles.

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Este 9 de julio la FLIA realizó una convocatoria de emergencia para bancar a quienes sostuvieron el espacio porque fueron echados violentamente de la casa. Cuando llegamos encontramos de un lado de la vereda esa diversidad que vió en la casa Zaragoza un lugar de contención. Del otro y dentro de la casa -con la puerta cerrada- integrantes del Partido Comunista que reclamaban ser los poseedores de la verdadera historia de «su” Centro (por la casa Zaragoza), convirtiéndolo así en un espacio partidario afín al gobierno e ignorando los catorce años de lucha independiente del Estado que desde diferentes grupos y actividades se llevaron adelante. En fin, no es algo nuevo en DDHH eso de apropiarse de una historia construida desde una pluralidad como si fuera la propia.

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Ya con la FLIA armada en la puerta y la presión del colectivo un tanto impreciso que componen poetas, organizaciones, feriantes y habitués, las puertas cerradas con llave tuvieron que abrirse y dar paso a un diálogo. Un diálogo seguramente tenso que queremos pensar como una punta de resistencia ante tanta política del aparateo y la cooptación. Mientras en una ronda improvisada contaban cómo habían quedado las cosas, desde atrás una feriante preguntaba si ya se podía pasar al baño.

Así, después de catorce años desalienados, de políticas, de fiestas y de cultura independiente, seguramente con altos y bajos, nos encontramos nuevamente en la calle con la paradoja de salir a recuperar un espacio recuperado.

Texto de Chempes Saurio

Fuente: Sado Colectivo Fotográfico



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