05/06/2015

La degradación de las paritarias

cristina_103.jpgEn esta última década fueron pocas las veces que el gobierno intentó condicionar las paritarias, finalmente los acuerdos se imponían. Este año la situación es muy distinta: el gobierno nacional en base a presiones y amenazas de no homologación busca imponer un límite a los acuerdos, degradando así una de las grandes recuperaciones sociales de este tiempo. Por Eduardo Lucita.


Hay una relación directa: a la par que crecen las posibilidades del FPV de ganar en primera vuelta las presidenciales de octubre, mayores son los esfuerzos por bajar las expectativas inflacionarias.

Es que el gobierno conoce mejor que nadie el impacto político de una economía bajo control con expectativas inflacionarias a la baja. El dólar no se dispara, la emisión monetaria es más baja, la inflación prevista es 10 puntos porcentuales menor a la del año pasado, los planes que subsidian el consumo frenaron la baja. Así con medidas meramente coyunturales la intención de voto crece día a día.

Una conquista histórica

Las paritarias junto con las organizaciones de base constituyen las principales conquistas históricas de nuestro movimiento obrero. El alcance nacional y la negociación centralizada de las primeras son rasgos distintivos que les otorgan una profundidad y extensión que pocos países pueden mostrar. Las Comisiones Internas, constituidas en los lugares de trabajo, allí donde las relaciones capital/trabajo son más transparentes y cristalinas y no están mediadas por el Estado y las cúpulas sindicales, también lo son. Las Convenciones Colectivas de Trabajo (CCT) constituyen la instancia anual de negociación obrero/patronal donde paritarios de las dos partes acuerdan remuneraciones y condiciones de trabajo. En los orígenes era en las asambleas de base organizadas por las CCII, de donde surgían los delegados paritarios, hoy esta práctica está muy desdibujada pero recorre la memoria histórica de los trabajadores.

Un avance social

Las CCT fueron recuperadas en el 2004, luego de que estuvieran canceladas durante toda la década de los «™90. Desde entonces, años tras año, han ido incluyendo a cada vez un mayor número trabajadores. Los registros que lleva el MTySS dan cuenta que en los últimos años los acuerdos alcanzados por los delegados paritarios y homologados por la autoridad de aplicación, sean por rama de actividad o por empresa, han cubierto a más del 70 por ciento de los trabajadores del sector privado y a un conjunto de colectivos de trabajadores del sector público. Así las paritarias constituyen un verdadero avance social que se expresa en que abarcan ya a algo más del 80 por ciento de los trabajadores en blanco. Sin embargo hay que tener en cuenta que hasta ahora las negociaciones colectivas han versado casi con exclusividad sobre salarios mientras que las condiciones de trabajo permanecen cristalizadas en los años «™90. Por otra parte el sentido original de la ley era que el Salario Mínimo, Vital y Móvil se fijara en forma previa a la convocatoria a paritarias, para que operara como un piso a las mismas. Esto nunca se ha cumplido en la última década.

Libres pero condicionadas

Aún con diversos intentos de establecer límites, las paritarias se fueron desenvolvieron sin mayores dificultades. Sin embargo este año la situación es muy otra.

En la visión del gobierno estimular la demanda interna y controlar los incrementos de precios es decisivo para los objetivos electorales, ahora al poner un tope del 27 por ciento se agrega que la limitación a los aumentos salariales juega un rol en esta estrategia cortoplacista. Sin embargo entra en contradicción con las tesis neokeynesianas de «La economía tirada por la demanda”, de las que el ministro Kicillof es uno de los principales cultores en el país. Da una vuelta de página a lo que siempre señaló: que los salarios no son la causa de la inflación, por el contrario que lo son las altas tasas de ganancias del gran capital, que en una economía concentrada y desnacionalizada como la nuestra, tienen la capacidad de trasladar a precios todo aumento de costos. (Conviene revisitar los trabajos del CENDA, el centro de estudios que dirigiera años atrás).

Los sindicatos cuyas aspiraciones de aumentos van desde el 32 al 40 por ciento, buscan en primer lugar recuperar lo perdido el año pasado, entre 5 y 7 puntos promedio según rama de actividad, y luego empardarle a la inflación esperada. Por su parte los empresarios vuelven a imponer, como desde hace unos años, que se negocie según la inflación esperada para el año en curso, sin recuperación por lo perdido por la inflación pasada. Esto es así desde que los salarios reales se recuperaran al momento anterior a la crisis del 2001. De ahí la lógica de dar el aumento anual por etapas, se supone van acompañando la evolución de los precios.

Subordinación vs. Independencia

La imposición del gobierno junto a la subordinación de los dirigentes sindicales fue decisiva en las paritarias de gremios como metalúrgicos, construcción, comercio, encargados de edificios y otros ligados al oficialismo. Terminaron aceptando poco más del tope del 27 por ciento en dos cuotas no acumulativas. Más allá de algunos adicionales no bonificables, como el caso de la UOM, los aumentos reales no superan el 22-24 por ciento.

Por el contrario el gremio de los aceiteros dio una verdadera muestra de independencia de los poderes constituidos. Acordó con las cámaras patronales un 36 por ciento de aumento que fue vetado por el Ministerio de Trabajo. El veto desató un conflicto que duró 25 días y paralizó el complejo agroexportador. Nacido en la zona Rosafé se extendió a La Rioja (aceituneros) y al Chaco (algodoneros), paralizó 40 unidades productivas, tuvo demorados en puertos más de un centenar de barcos esperando cargar y cientos de camiones en las rutas de acceso esperando descargar. El gremio fue uno solo -dirigentes, CCII y delegados- ejerciendo la toma de decisiones en asamblea. Desde un primer momento los paritarios argumentaron que no discutían porcentajes sino un salario inicial acorde a la canasta familiar «“como dice la Ley de contratos de Trabajo- de 14.900 pesos (según cálculos de la Univ. Nacional de Rosario).

Finalmente acordaron un 27.8 por ciento de aumento, más adicionales con los que llegan a un salario inicial de 14.300 (nótese la diferencia con el de la UOM, 8.100 pesos), esto es el 36 por ciento pedido originalmente. Siete trabajadores despedidos fueron reincorporados y habrá un suplemento para compensar en parte los salarios caídos por los días de huelga. Eso sí la cámara patronal no aceptó la formación de una Comisión Mixta de Higiene y Seguridad, reafirmando una vez más que las condiciones de trabajo no se tocan.

La firmeza y el triunfo de los aceiteros puso un piso a la discusión y habrá que ver ahora qué pasa con bancarios, camioneros, petroleros y azucareros tucumanos entre otros que reclaman por arriba del 30 por ciento. Los dirigentes miran con un ojo al gobierno y con el otro a Aceiteros, que se ha convertido en un verdadero caso testigo, y puede dejarlos muy a la descubierta. Mientras tanto los trabajadores de Subterráneos de Buenos Aires cerraron, al margen de la UTA, por el 32 por ciento.

Mirando hacia adelante

Meses atrás un ex Ministro de Trabajo se preguntaba ¿Corren peligro las paritarias?; este año el gobierno abandonó el lema de «Paritarias libres” y puso un techo; en estos días en las Cámaras Empresarias han vuelto a reflotar la idea de avanzar en negociaciones por empresa o en aumentos por productividad. Por distintas vías «“limitaciones, no discusión de condiciones de trabajo, fijación del salario mínimo a posteriori, negociación descentralizada- las paritarias se van degradando.

Para el 9 de este mes está convocado el quinto paro general. Por el impuesto al salario, las sumas adeudadas a las Obras Sociales y seguramente otros puntos. Sería bueno que los dirigentes alertaran sobre el curso de los acontecimientos, los intentos de negociar a la baja en el próximo año e hicieran una fuerte defensa de las paritarias libres, convocando a la unidad de acción con todos los sectores del movimiento obrero para enfrentar los tiempos por venir.

Eduardo Lucia es integrante del colectivo EDI «“Economistas de Izquierda



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