25/05/2015

La democracia no llegó a Formosa

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Cómo presentación de su nuevo libro, «Tierra Arrasada», el pasado jueves 21 por la tarde en la sede de La Vaca, Darío Aranda, acompañado por el líder Qom Félix Díaz, habló sobre la violencia en Argentina para imponer el modelo extractivista, y sus consecuencias. «En Formosa pasa de todo, parece que no hubiese llegado la democracia. Como la inteligencia del gobierno de Insfrán sobre el acampe que vienen haciendo a las comunidades indígenas en el centro de Buenos Aires hace 3 meses. El ministro de Interior y Transporte, y uno de los candidatos a presidente de la vertiente kirchnerista del peronismo, Florencio Randazzo, estuvo en la mesa de diálogo en 2010, y no se implementó nada. Recientemente, en una reunión con Insfrán, lo destacó como un gran amigo que hace lo mejor para los formoseños». Por ANRed.


«Yo fui testigo cuando estampó la firma. Me indigna!», interrumpió Mirta de Baravalle, co-fundadora de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. «Nos quedamos rengos si hablamos de derechos humanos sólo en la dictadura cívico-militar. Hay una gran vinculación entre esos crímenes y los de ahora», continuó Aranda. «Eduardo Galeano dijo, cuando visitó el acampe Qom, que lo que estaba sucediendo, era un capítulo más de ‘Las Venas abiertas de América Latina’. No podemos conmovernos por la campaña del desierto, y no por el acampe Qom, lo que sufren y están sufriendo».

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«Formosa incorporó legislación indígena en el año 1984, pero es la peor provincia en la materia. A nosotros nos arrasaron todo, pero no nos pudieron aniquilar«, aseguró el qarasche Félix Díaz. En 2010, ya habían realizado 6 meses de acampe, frente a la violencia del estado provincial, pidiendo la devolución de sus tierras. Fueron desalojados y patoteados por integrantes de La Cámpora con la presencia de Adrián Larroque, legislador de la ciudad de Buenos Aires por el Frente para la Victoria. El líder Qom fue personalmente perseguido entre Formosa y Misiones para matarlo, contó, casi como una anécdota más.

«La Constitución es muy clara, garantiza la vida y el territorio para los pueblos originarios. Yo no pensé que en esta democracia, una cosa así podía pasar. El reclamo no prospera, mientras el estado mira para otro lado. Está en riesgo la vida, no es una lucha de partidos políticos», dijo Félix Díaz, que fue invitado como orador a la presentación del libro. «Nosotros no tenemos registro de nuestra palabra -escrito o de ningún tipo-, por eso es importante que nuestra voz se escuche».

«Tierra Arrasada» cuenta el avance de las grandes corporaciones como Chevron, Monsanto, Barrick Gold, Alto Paraná, Minera La Alumbrera, entre otras. Aranda sostenía en su presentación, que estas corporaciones «tienen el beneplácito del poder de turno, nacional, provincial y municipal, más el poder judicial, el más retrógrado, que siempre falla contra los pueblos originarios, campesinos y luchadores ambientales. Yo no digo que el kirchnerismo sea lo mismo que el menemismo. Lo que digo es que el modelo extractivista se profundizó en los últimos 15 años, y se lleva a cabo con violencia. Como las 10 muertes de la comunidad La Primavera, por falta de asistencia sanitaria, o por ‘accidentes viales’. Ellos – el poder – los llaman muertes, y los Qom los llaman asesinatos. Los 35 activistas denunciados en La Rioja, incluyendo un menor de edad, los 350 procesados mapuches en Neuquén, acusados de usurpadores, del territorio en el que siempre vivieron. Violencia y judicialización de la lucha», sentencia el periodista, que escribe en Página/12 desde 2003.

«Mientras, el poder mediático, los grandes medios, juega un papel importante. Parecería que hay dos bloques, por un lado Clarín y La Nación, y por otro Página/12 y Tiempo Argentino. Pero ambos silencian casos en común, como el fracking, los efectos de la fumigación con glifosato, o el acampe de los Qom. También hay responsabilidades individuales de los periodistas que trabajan en esos medios, no se puede alegar obediencia debida por no contar lo que pasa. Las leyes del modelo de extracción, son del período menemista, pero en los últimos 15 años fue cuando más avanzó», analiza Aranda. «El monocultivo de soja abarcaba 12 millones de hectáreas en 2003 y, en diez años, pasó a ocupar 22 millones, y cada día va avanzando más. La minería también fue por más: de 40 proyectos se pasó a 600».

El líder Qom, agradecido por su invitación, destacó «el momento que es muy importante, para los que defendemos, y damos la vida por esta causa, de querer frenar este avance genocida que está instalado en el territorio argentino». Félix Díaz, contó como entre 2004 y 2008, se empezó a plantar soja en la comunidad La Primavera, y ellos denunciaron la contaminación del agua. Desde la secretaría de medio ambiente, la entonces titular, Romina Picolotti, en lugar de investigar las denuncias, les pidió pruebas, cuando ya tenían 65 muertes por la fumigación que se colaba en sus casas, hasta mientras dormían.

Aranda, que también escribe en diversas publicaciones ambientalistas y alternativas, acentuó un costado positivo en esta problemática. «La profundización del modelo extractivista, se dio con mayor violencia, pero, en contraposición, aumentó la lucha de la resistencia popular, como en Esquel en 2003 contra la megaminería, en Misiones frente a la construcción de una megarepresa. La lucha de los Qom, que los puso en conocimiento, cuando hace 5 años en Argentina no se sabía que existía un pueblo originario con ese nombre. No sólo es un pueblo indígena, es un pueblo indígena en lucha, que se efrenta al poder provincial, y al poder nacional. Otro caso fue Monsanto, frente a los pobladores de Malvinas Argentinas, en Córdoba, que frenaron la instalación de una planta del gran monstruo del agro mundial. Yo pensé que no podía contra un gigante multinacional tan grande, pero lo consiguieron, y aunque no se sepa cómo va a seguir, eso ya es un triunfo. Demostraron la fuerza que tiene la resistencia del campo popular. Enfrentando a Monsanto, al poder político nacional, provincial, y municipal, que son de 3 signos políticos distintos. Eso te hace preguntarte: ¿qué no es posible?».

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Emocionado, Aranda hizo una mención especial por Andrés Carrasco, el fallecido investigador del CONICET. «El poder científico juega su carta, silenciando a Carrasco por ejemplo, aunque ahora la OMS (Organización Mundial de la Salud), haya sacado un informe, vinculando al glifosato con el daño genético, que está asociado con el cáncer y las malformaciones. Lo recuerdo como esos compañeros, militantes, que no optan por abrazarse con el poder político, o el poder empresarial, sino que luchan con el pueblo». Félix Díaz se sumó en el reconocimiento, y agregó a Aranda, como otro luchador, de las tantas y tantos, que acompañan estas causas. «El periodismo no es el que está en la tele, que no defiende los intereses del pueblo».

«Los principales candidatos a presidente en las próximas elecciones, repiten la lógica del extractivismo. Va más allá del signo político, es el estado. Las leyes indígenas son de avanzada, pero no se aplican», analizó Aranda de cara al futuro. «Cuando estalló un contenedor en Puerto Madero, que apareció el secretario de Seguridad Sergio Berni disfrazado, pensé ‘que bueno que por primera vez, Buenos Aires se sienta un pueblo fumigado’. Si lo que pasa en estas poblaciones, la contaminación por el fracking o la megaminería, la deforestación y el despojo de territorios, la fumigación con glifosato, pasara en Palermo, o barrios ricos de la Capital, o Rosario, Córdoba, se le pondría freno. Hay pobladores de primera y de segunda para algunos partidos políticos«.

«Este modelo no lo frena un gobierno, ni el que está ni el que viene, porque están ávidos de la caja de recursos que genera, y piensan en las víctimas como un daño colateral», argumentó Aranda, mientras que apostó nuevamente por lo mismo. «Esto lo frena la lucha de los pueblos, como lo vienen haciendo».



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