28/03/2015

Pocos ingresos para muchos, muchos ingresos para pocos

timthumb.php.jpgLos últimos datos oficiales sobre la evolución del ingreso al cierre del 4º trimestre de 2014 muestran que la mitad de quienes trabajan en Argentina tienen ingresos que no superan los 5.500 pesos mensuales, poco más de un 16% que el salario mínimo vital y móvil. Por otro lado, el 10% de quienes tienen mayores ingresos obtiene retribuciones mensuales 17,6 veces superiores al 10% de los que menos reciben. Los datos interanuales dan cuenta, además, del aumento de la desocupación y de las bajas en la tasa de actividad y empleo. Por Red Eco Alternativo.


Este miércoles el INDEC dio a conocer el Informe sobre la Evolución de la Distribución del Ingreso al cierre del 4º trimestre de 2014 que recoge datos de la Encuesta Permanente de Hogares acerca del nivel de ingresos de los diferentes trabajadores en la economía. Los datos muestran que la mitad del universo censado (trabajadores registrados y no registrados, obreros, empleados, profesionales, cuentapropistas de 31 conglomerados urbanos) tiene un ingreso que no supera los 5.500 pesos. Volcado al grupo familiar los ingresos llegan a 9.120 pesos mensuales.

Por otra parte en el informe elaborado por el organismo estadístico sobre la evolución de Puestos de Trabajo, muestra que, en el sector privado, presentaron en el cuarto trimestre de 2014 una variación negativa de 0,2%.

Respecto a los Promedios de Remuneraciones, el mismo informe habla de un aumento interanual del 35,7%. Sin embargo, el 10% de quienes tienen mayores ingresos obtiene retribuciones mensuales 17,6 veces superior al 10% inferior. Quienes más ganan trabajan 44 horas semanales, mientras que los de menores ingresos apenas logran tareas por 23 horas semanales.

El INDEC también dio los datos de la distribución de la riqueza durante el cuarto trimestre de 2014 la que casi variado: el decil más rico de la población concentra el 20,8% de los ingresos mientras que el decil más pobre solamente el 3,3%.
Hace poco más de un mes el organismo publicó los principales indicadores del Mercado de Trabajo. La información da cuenta de los porcentajes de actividad, empleo, desocupación y subocupación de 31 conglomerados urbanos en todo el país.
En los mismos, tomados a partir de la Encuesta Permanente de Hogares, se repite la tendencia que muestra nuevamente la baja de las tasas de actividad (45,2% sobre la población total en el cuarto trimestre de 2014 contra un 45,6% del cuarto trimestre 2013) y de empleo (42,1% versus 42,7%). A esto se suma el aumento interanual de la desocupación (6,9% sobre la población económicamente activa frente a 6,4 % en el último trimestre de 2013). Un dato relevante es la importante suba interanual de la subocupación (del 7,4 al 9,1%).

Sumando los ocupados y subocupados la cifra es similar a la de 2007, lo que muestra que la situación no se ha modificado en los últimos años.

Recordamos que la tasa de actividad es el indicador que reúne a los ocupados y a aquellos que sin estarlo buscan activamente trabajo. Su baja muestra lo que se conoce como «efecto desaliento” de quienes ya no buscan trabajo porque no encuentran o porque no tienen dinero para movilizarse para esa búsqueda.
Por su parte, la tasa de empleo muestra a aquellos que tienen al menos una ocupación, «que en una semana han trabajado como mínimo una hora”.

Como comentamos en artículos anteriores, la tasa de desocupación oficial no refleja la realidad del mercado laboral porque para las estadísticas oficiales, si una persona estuvo buscando trabajo en la última semana del período relevado pero no lo halló, no es considerada desocupada. Por otra parte, son ocupados para el INDEC el importante universo de trabajadores destinatarios de los diversos planes sociales por los que reciben menos que el salario mínimo, vital y móvil.

En el desglose de estos porcentajes por regiones y ciudades se siguen manteniendo, al igual que en varios trimestres anteriores, algunos datos que son llamativos como el de Gran Resistencia (provincia de Chaco) donde, según el INDEC, hay pleno empleo porque la desocupación es cero por ciento.

Analizando las regiones, las zonas con índice de desocupación por encima del promedio son la Pampeana con 8,1% (con ciudades como Gran Córdoba con 10,2%y Mar del Plata con 10,9%) y el Gran Buenos Aires con un 7,2% (7,9% en la provincia y 5 % en la Ciudad Autónoma)

El resto de las regiones tiene, para el INDEC, un desempleo inferior a la media: las provincias de Cuyo 4,7%, las de Patagonia 6%, la región Noroeste con un 6,3% de desocupación y finalmente el Noreste apenas supera el 2,7% con ciudades como Formosa con un 2,3%, Posadas 2,6% y la ya comentada Gran Resistencia.

Tomando ambas estadísticas, mercado de trabajo y distribución del ingreso, los datos oficiales muestran que en la comparación interanual 2014-2013 se combinan la baja en las tasas de actividad y empleo, y el aumento de desocupación con ingresos medios apenas superiores en un 16% al Salario Mínimo Vital y Móvil MVM (4.716 pesos) y muy por debajo de los necesarios para cubrir los gastos de alimentos, educación, salud, movilidad, esparcimiento y servicios.

Los datos relevados por el último informe publicado por el Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma referido a la conflictividad laboral y la situación del mercado de trabajo en Argentina, daban cuenta que el salario real bajó en promedio de un 3,8%. Tomando las estadísticas oficiales del INDEC, la mayor reducción fue para los trabajadores registrados del sector privado (5,5%) comparado con el 2013, mientras que en el sector público tuvieron un retroceso del 3,1%. Tomando el período 2007-2014 se observa una situación de estancamiento de los salarios reales.

Analizando estos datos surge como poco probable que la planteada «profundización del modelo” resuelva las tendencias que muestran estos guarismos. Para ello es necesario pasar de las llamadas «políticas activas” – que si bien pueden mejorar coyunturalmente la situación de determinados sectores de la población, en el largo plazo se convierten en asistencialistas – a medidas políticas de fondo. Es decir, que modifiquen la estructura económica concentrada y extranjerizada, el modelo extractivista y la primacía de la soja, la industria de ensamble automotriz y de obra pública con endeudamiento extranjero (léase China) como los motores de la economía.



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