12/07/2006

Hospital Intercultural: desafío mapuche

Con entusiasmo y fervor, el pasado viernes en la comuna de Nueva Imperial, los mapuche recibieron de manos de la presidenta de Chile el nuevo «hospital intercultural», único con estas características en Latinoamérica según anunciaron los medios de comunicación chilenos. Por otro lado, es un significativo avance para las pretensiones del gobierno de Michel Bachelet, que busca mejorar su imagen con relación al pueblo mapuche. Recordemos el fuerte cuestionamiento internacional luego de que cuatro presos mapuche sostuvieron una huelga de hambre por 75 días para exigir la libertad a numerosos comuneros, presos bajo la ley antiterrorista y que cumplen penas que van de 5 a 10 años. Por Manuel Lonkopan.


En este marco, no es de sorprender el gran despliegue gubernamental que aterrizó en el corazón del gulu mapu territorio mapuche para inaugurar con pompones y sonrisas cómplices de satisfacción esta nueva e imponente infraestructura, que a la vez contrasta con la realidad de extrema pobreza en la que viven los mapuche en el sur de Chile.

En ese mismo territorio donde históricos encuentros entre representante mapuche y chileno se han realizado a lo largo de la historia, este nuevo hecho pasa a engrosar la ya larga lista de encuentros concretados y fallidos, como la suspensión de su viaje en diciembre del 2004 del ex presidente Ricardo Lagos a la comuna de Puerto Saavedra, a solo una hora del trascendental suceso. Lagos se había excusado con un problema administrativo a pesar de que la actividad la había pautado con anterioridad con las comunidades mapuche, desconociendo el gran esfuerzo de los más de 5 mil mapuche que se arrimaron a esa localidad cercana al nuevo hospital intercultural.

La presidenta inauguró un nuevo complejo que se suma a los fallidos intentos de implementar la política intercultural, bajo los designios de los poderes políticos-económicos y eclesiástica presente en territorio mapuche.

Hace 20 años la iglesia católica a través de la Fundación Instituto Indígena (FII) administra un Liceo Intercultural en la comuna de Chol Chol, donde la población mapuche alcanza el 80% y su estudiantado supera los 95%, sin embargo en la administración de esa instancia educativa hay una nula de participación directa de los mapuche y sus formaciones se contraponen con la cosmovisión mapuche comunitaria.

Por otro lado, en su participación en el documental «El Despojo», el senador de Renovación Nacional Alberto Espina sostiene que al actual conflicto mapuche se le debe dar una salida a través de poner hincapié en la difusión de las costumbres y valores culturales, pero en ningún caso menciona los derechos políticos de los mapuche. Entonces este hecho sin duda obedece a este pensamiento paternalista histórico de la comunidad política chilena y aclara aún más el panorama de los reales objetivos que busca esta política de mancomunar bajo el trillado concepto «Intercultural» las intenciones de fondo de estos hechos.

Contradicciones

«No imagine que siendo presidenta inauguraría esto», sostuvo en su discurso Bachelet, esperando ser aplaudida por los presentes en el acto.

Sin embargo, en el acto, no se refirió a los graves problemas ambientales que está sufriendo el wallmapu, fruto de la ferocidad con la que avanzan tanto las empresas Forestales, pesqueras y los centros basurales en las comunidades mapuche. ¿Será un hospital intercultural la solución a la contaminación? ¿Cómo harán las Machi para curar a sus pacientes si las hierbas medicinales naturales están en extinción producto de estas empresas?

La grave crisis ambiental que desató una planta de celulosa en Valdivia, que también es territorio mapuche, fue otro de los temas ausente en el discurso de la presidenta. Por cierto su gobierno aun no ha realizado ninguna acción para frenar su nuevo funcionamiento pese a la visite alteración ambiental que está presente en el sector. «Pero no critiquen todo emprendimiento, también hay que ver los beneficios de la plantación de un millón de hectáreas de pino», alegaba Fernando Leniz, empresario forestal y ex ministro de la dictadura en «El Despojo». Sin duda ha traído más beneficio a pocas manos, al precio de la miseria en la que viven tanto los mapuche como los no mapuche en sur del país.

Uno de los temas tibiamente presentes fue la ratificación del Convenio 169 de la OIT y lo que no mencionó la mandataria en su discurso, forzado de bilingüismo: la ansiada «Modificación de la ley antiterrorista» que le entregaría la libertad a los mapuches condenados bajo esta dictatorial ley pinochetista.

Cabe mencionar que la administración Freí, Lagos y la actual han sido los responsable de criminalizar la demanda política del pueblo mapuche, abriendo las puertas a las inversiones capitalista y extranjeras al territorio mapuche a fuerza de fuego y cañón, respondiendo así a las demandas del modelo económico neoliberal implantado en la dictadura militar de Pinochet.

Pero la deuda de la concertación aun está fresca en la memoria del pueblo mapuche, organizaciones que, a excepción del WAJ MAPU NGULAM (Consejo de Todas Las tierras), en 1988 firman en Nueva Imperial un acuerdo con el entonces candidato Presidencial de la coalición de partidos por la democracia, Sr. Patricio Aylwin, este acto es denominado El Pacto de Nueva Imperial. El elemento base de dicho pacto es la relación con los derechos territoriales indígenas, entre los cuales se encuentran la propiedad del subsuelo. Ante éstos elementos, tanto el ejecutivo como el legislativo responden con la creación de las Áreas de desarrollo Indígena, que no es otra cosa que la focalización de recursos económicos y nada tiene que ver con las demandas territoriales pactadas en Nueva Imperial.

En este sentido, como forma de lucha, es un nuevo desafío para los mapuche hacerse parte y sentir suyo ese pequeño triunfo por recuperar los derechos negados por el estado chileno.

Este hospital es sin duda eso, es algo histórico mientras sea pensado y usado por los verdaderos dueños. No se siente el mismo sabor a triunfo. No se siente porque evidentemente hay algo que falta y que aún ansía el movimiento mapuche: el reconocimiento político, esto que vienen obviando y seguramente desearían obviar por siempre los poderes políticos y económicos chileno. Para obtener este objetivo deberá pasar mucho agua bajo el puente como se dice y el movimiento mapuche ha demostrado tener paciencia histórica, por lo cual no sería un problema, pero tampoco significa que se dormirán en los laureles.

Un hospital intercultural, un colegio intercultural, una defensoría penal mapuche no son la solución al conflicto mapuche, son respuestas del Estado con las intenciones de esconder la militarización y la represión constante a los mapuche, ya sea en el campo como en el ámbito de la ciudad, pero como respuesta y obedeciendo a la flexibilidad que caracteriza al pueblo mapuche estas instancias las hacen suya. Nada más queda usar estos espacios haciéndolos verdaderamente triunfos mapuche, mientras y cuando no se olviden a esos guerreros que hoy pagan el precio tras las rejas.

Manuel Lonkopan.



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