04/07/2006

El proyecto cultural de la Ciudad de Buenos Aires se vende al mejor postor

Loshippies1976.jpg El gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través de Chias, una empresa de marketing, realizó un estudio de mercado con el fin de posicionar en el mundo la marca Buenos Aires; la consultora contratada es la misma que trabajó en el «Modelo Barcelona» y en ciudades de Brasil. La intención en primera instancia es catalogar todas las actividades culturales que interesen a futuros turistas. Esta iniciativa está enmarcada dentro de las funciones de la Secretaría de Turismo; y se corresponde con un plan, afín a tales propósitos, impulsado por el área de cultura.


Desde el PRO, el partido que lidera Mauricio Macri, el diputado Diego Santilli deja entrever las pretensiones de la iniciativa y afirma contar con el total apoyo del gobierno porteño: «Si es un patrocinio, el privado puede aportar hasta un 70% del presupuesto del acontecimiento cultural (en cuestión), si es una donación al Fondo de Cultura, para que el Fondo después decida, hasta un 100%. Y podrá desgrabar hasta un 3% de los ingresos brutos del período en ejercicio para ser destinado a la promoción de la cultura. En el Fondo de Cultura está el jefe de gobierno, que es un hombre de cultura…además la cultura genera ingresos, si tenemos una oferta cultural mucho más grande, la ciudad va a tener un aumento turístico mucho más fuerte, más consumo, ese es el concepto. De parte del gobierno, quienes responden a los sectores de cultura están en sintonía con esto. Le pedimos al jefe de gobierno políticas de estado, una de estas políticas es la Ley de Mecenazgo, Chile la tiene, Brasil y España también. La idea es reposicionar a la C.A.B.A como epicentro cultural de la región. Tenemos que ponernos todos de acuerdo a favor de la cultura desde el aporte privado.»

En instancias aún previas a que todo el emprendimiento sea aprobado por la legislatura, Héctor Bidonde, legislador porteño de Bloque del Sur, comenta su postura sobre la situación: «Por un lado existe el Plan Estratégico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es un organismo consultor constituido por las fuerzas vivas de la ciudad, creado en el año 1999. Tiene ciento setenta y tres organismos que van a regir todo el plan estratégico de lo que sería el desarrollo de la ciudad de Buenos Aires. De todos esos organismos no hay uno solo que sea artístico. Cuando se planteó el plan de cultura, manejado por la secretaría de cultura de la ciudad (a cargo en aquel momento del actual jefe de gobierno, Jorge Telerman), se contrató a la consultora Chias y a Gabriel Klein, marketing puro, se hace una consulta sui generis a un grupo de ‘notables de la cultura’. Luego de doce reuniones formales, se intercambiaron ideas y después se les dio una patada en el culo a los ciento y pico que integraron las reuniones. Y Joseph Chias reunido con los ‘cráneos de la secretaría de cultura’ elaboraron un plan estratégico de cultura. Un proyecto que incluye gastos de restauración de edificios, reciclar todo el Colón, bibliotecas, etc. Con la meta puesta en 2010 por eso se plantea como un plan estratégico.

Asimismo, Bidonde señala: «Este proyecto concibe a la cultura como un marketing; en segundo lugar la cultura es verticalista, porque después que se llama a los ‘notables’ que deciden sobre presupuestos multimillonarios.Te doy un caso puntual de manejo económico, en el año 2003 la secretaría de cultura manejaba del presupuesto de la secretaría de cultura general el 5,76 %. Hoy maneja el 12%, adsorbido por el secretario de cultura en forma personal. Crea el Fondo de Cultura Buenos Aires, empieza con tres millones y medio; ahora son seis. Ese dinero se entrega en forma discrecional a través de un jurado trucho. Lo que me preocupa es que todo vaya en función del mercado. Este es un plan megalómano, en el cuadernillo de Telerman de 2002, se plantea que en 2010 la ciudad sea capital de la cultura del mundo de habla Iberoamericana».

Además, el legislador sostiene:«Estoy en contra de esta Ley de Mecenazgo, si los capitales privados quieren beneficiar a la cultura entonces que le dé al Estado su aporte y a cambio obtenga un espacio de publicidad pequeño. Pero poner plata y que puedan elegir el destinatario de la producción, recibir además desgravaciones impositivas y encima publicidad gratis, todo eso es favorecer lo más hijo de puta del capitalismo. Porque condiciona todo: la ideología y la estética; porque si no le gusta al empresario un comentario, a la mierda la pauta publicitaria y ese proyecto se cae.»

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Por su parte, Mónica Lacarrieu, miembro del CONICET, y asesora en consumos culturales para el gobierno de la ciudad considera que es importante definir de entrada que cultura «abarca mucho más que las prácticas artísticas, es la trama simbólica que atraviesa todos los aspectos de nuestra vida.»

Advierte, además, que «el campo político requiere siempre proyectos que le permitan un retorno rápido, eficiente y seguro. Por ejemplo, el tango quizás no represente a la totalidad de la ciudadanía porteña, es mas bien representativo para la gente que viene de afuera y para un sector minoritario de esta ciudad. Lo que sucede es que, como en otras ciudades del mundo, hay fracciones con poder material y simbólico que toman y legitiman sus representaciones. Y a partir de allí se impone como lo legítimo, como aquello que todos deberían gustar o consumir… Hay una parte de la población que se mueve desde lo subterráneo, de hecho Cromañon era eso, son espacios de esa subterraneidad donde hay otro sector de la población que no es reconocido, ni legitimado desde el poder, que se expresan de otra manera, no solo cantar u oír rock sino también con rituales diferentes que salen a la luz cuando ocurren cosas como las sucedidas en Cromañon. Por otro lado, hay coyunturas en las cuáles la ciudadanía sale a la calle a disputar o a intentar apropiarse y discutir el espacio público de la ciudad; esas coyunturas han tenido que ver con lo económico, la cultura siempre está detrás.»

Cuando se piensa por qué se intenta cambiar la cara de la ciudad en este sentido y no en otro hay que pensar en la generación de 1880. Lo que fue el proceso de conformación histórico de la ciudad, dónde hubo una parte de la población que decidió, en sintonía, con lo que pasaba en otros lugares, que Buenos Aires fuera el espejo de la nación por excelencia; y no solo recibir inmigrantes europeos si no que se conformara como una capital civilizada, culta, blanca, etc. De alguna manera ahí está el núcleo duro ligado incluso a formas de movilidad social, de ascenso social, una serie de elementos que se van dando a lo largo del siglo XX.

En el mismo sentido, el Lic. Germán Bianco Dubini, trabajador social, que ocupa un cargo en el Ministerio de Espacios Públicos de la Ciudad, distingue claramente la diferencia entre ‘espectáculo y encuentro’: «La diversión se acabó, esto de confundir la ciudad cultural con diversión es la diferencia entre espectáculo y encuentro. En el espectáculo unos pocos actúan y el resto observa en forma pasiva, con mucha suerte pueden divertirse; a veces es solo estar. Otra cosa es el encuentro, compartir, dónde se empieza por incluir a cada uno en el lugar que quiera ocupar. Por otra parte, en el espectáculo se lo prepara al otro para que entienda lo que está viendo. El planteo previo sería ‘voy a preparar a todo el mundo para que entiendan lo que hago’. Por ejemplo, me parece bueno que el Teatro Colón tenga entradas a dos pesos, pero de todas formas, no tiene llegada a la clase media, porque se los intenta acercar a «la cultura». En realidad la música clásica tiene tanto valor como otras músicas de otros pueblos. Esto de clausurar permanentemente al otro es una reproducción de autoritarismo en tiempos de democracia.»

Marcos Prieto

Imágenes: Antonio Berni



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