08/01/2015

Charly Hebdo, las provocaciones y su cosecha bárbara

10915111_459931164145506_7708497830054373193_o.jpgCompartimos la siguiente reflexión de Guillermo Almeyra a partir de lo sucedido en Francia con «los dibujantes bárbaramente asesinados por fanáticos religiosos de mentalidad medioeval”. Para Almeyra «en una sociedad donde, a diferencia de la europea, la cultura no se diferenció aún de la religión y se confunde con la idea de nación, es decir, donde no hay laicismo y se aprende a leer en el Corán, las blasfemias, que en otros tiempos llevaban a un europeo a la hoguera pero que hoy lo dejan indiferente, son algo muy grave y atentatorio contra la identidad del creyente musulmán”.


Charly Hebdo es una revista provocadora y provocadores fueron siempre los dibujantes que acaban de ser bárbaramente asesinados por fanáticos religiosos de mentalidad medioeval. Pero Francia, Europa y el Cercano Oriente fueron escenario entre los siglos XII y XVIII de las sangrientas Cruzadas y de las igualmente feroces y criminales guerras de religión entre católicos y protestantes que diezmaron regiones enteras. Los cruzados que tomaron Jerusalén se ufanaban de chapotear en sangre de musulmanes, judíos y cristianos ortodoxos «hasta la rodilla”.

Israel, declarado oficialmente Estado judío, bombardea escuelas y mezquitas, además de gente inerme, todos los días. Los muertos hasta ahora se cuentan por miles en esta guerra de rapiña, ocupación, apartheid que lleva a cabo un gobierno religioso contra otro pueblo religioso.

Además, los musulmanes fueron colonizados durante siglos por los europeos y son hoy inmigrados y ciudadanos de segunda clase, discriminados por su color, su lengua y su religión, en los países europeos que los explotan. Y los imperialistas que los bombardean en Medio Oriente y arman a las monarquías (islámicas) que son sus agentes en las matanzas, presentan sus hazañas como defensa de un mundo occidental y cristiano.

En una sociedad donde, a diferencia de la europea, la cultura no se diferenció aún de la religión y se confunde con la idea de nación, es decir, donde no hay laicismo y se aprende a leer en el Corán, las blasfemias, que en otros tiempos llevaban a un europeo a la hoguera pero que hoy lo dejan indiferente, son algo muy grave y atentatorio contra la identidad del creyente musulmán.

Todas las religiones son fanáticas, ridículas y perniciosas, pero a algunos les sirven todavía para resistir la ideología de los opresores y para unirse contra éstos. Eso debe ser respetado. Charly Hebdo mostraba a un Papa ofreciendo, en vez de una hostia, un preservativo, y hacía reir a un occidental agnóstico; mostraba a un judío narigón y con rizos y eso ya era racista y reaccionario porque el humor de las mayorías contra las minorías, sobre todo si transita sobre el camino histórico minado por las guerras de religión y el holocausto, siempre lo es. Pero en el caso de los musulmanes, las blasfemias de la revistas pasaban todos los límites políticos y morales. Porque las religiones deben ser combatidas y la gente debe ser liberada de todas ellas, pero no se puede ofender a los creyentes sin provocar reacciones. Los anarquistas de derecha de Charly Hebdo sembraban odio y desprecio hacia la religión, es decir, la cultura o la identidad, de centenares de millones de oprimidos en todo el mundo. Es lógico que prestasen el flanco a la barbarie fundamentalista de un puñado de ellos.

En esto nada tiene que ver el mundo musulmán, como el cristianismo nada tiene que ver con los nazis. Es repugnante de hipocresía del gobierno francés y de todos los que se arrancan las vestiduras por los muertos- lamentables, innecesarios- de Charly Hebdo pero que ni se inmutan ante los periodistas asesinados cotidianamente en México.



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