29/12/2014

Sonia Colman: la lucha por la conciencia

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Se cumplieron 7 años del asesinato de Sonia Colman, trabajadora y militante social de 44 años. Su muerte fue producto de la negligencia sistemática que encubre la represión dirigida a los jóvenes pobres del Conurbano. Un recorrido de los hechos y acciones que determinaron en el año 2011 la condena efectiva del policía Oscar Benítez. Memorias activas y colectivas de quienes luchan contra la impunidad del aparato represivo estatal. Segunda y última parte de la entrevista con las voces de Antonio Espasa, su compañero de vida y de militancia junto a María del Carmen Verdu, abogada y militante de Correpi. Por La Posta Regional de Moreno.


Antonio: «Al oficial Benítez lo tenemos preso, cumpliendo la pena de prisión efectiva de ocho años y medio en el Penal nro. 41 de Campana donde tiene entre alguno de los compañeros al Padre Grassi y así que por sus fechorías, por sus desastres, por todo lo que le ha hecho mal a la sociedad en este caso para quien fuera a herir á mi señora hace mas de 25 años, tenemos por lo menos la gratificación de que este policía violento, cruento, realmente desagradable se encuentre tras las rejas y cada mañana aunque no sea por mucho tiempo, cuando se despierte piense en lo mal que ha hecho, no solamente con el asesinato de Sonia sino a su vez la degradación que lleva la desgracia para todas mis hijas que quedaron sin mama”

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Verdu: «Así fue como logramos la condena en el tribunal oral. Si bien fue la pena mínima, de ocho años de prisión por homicidio simple, no fue posible lograr que el tribunal aceptara la salvedad de que se trataba de un integrante de las fuerzas de seguridad, que había matado en servicio y por lo tanto, la pena debía ser perpetua por homicidio calificado. Tuvo dentro de todo la posibilidad de que Benítez fuese detenido en ese mismo momento para empezar cumplir la pena, sin perjuicio de que naturalmente su defensa interpuso un recurso de casación que fue resuelto un año y medio después, confirmando la condena y de esa manera tendrá que terminar esa condena en poco tiempo más. Esa pena que si bien leve por lo menos no es lo que suele suceder en la enorme mayoría de los casos que no tienen a su alrededor la movilización, el apoyo y solidaridad de enormes organizaciones que logramos buscar para que nos acompañaran en este caso y que terminan la mayoría de las veces aun con tanta claridad material como el caso de Sonia, la forma en la que fue asesinada, con un sobreseimiento, una absolución tan fáciles como aquella excarcelación y el gatillo fácil inicial. »

Hablando con Antonio, nos contaba que durante el proceso judicial, hubo un suceso que nos relataba sobre que estabas en una audiencia donde un juez o un fiscal dijo que les producías violencia moral. ¿Nos podes contar un poco de eso, en que se justificaba para no tomar en cuenta todo lo que se estaba produciendo?

Verdu:«En realidad hubo un fiscal que se excuso y un miembro del tribunal cuando llegamos al momento del juicio oral, fue sorteado un tribunal oral que es el mismo tribunal de San Isidro donde habíamos tenido en años anteriores otras causas militadas por Correpi, como la causa del Frente Vital, el chico que fue fusilado debajo de una mesa de una cocina en la Villa 25 en San Fernando y otras causas en las que también intervinimos como militantes de Correpi, donde también habíamos tenido serios enfrentamientos con un tribunal especializado en absolver policías, a punto tal que por unas declaraciones públicas que yo había hecho en relación a uno de estos casos cuando fue casi absuelto, condenado a una pena de dos años y medio en suspenso, un policía federal, José Alcides Barros que había fusilado a Juan Carlos Bustamante, un chico de 17 años en Tigre. Yo hice unas declaraciones sobre la sentencia, diciendo que ponían de manifiesto un verdadero pacto del poder judicial con el gatillo fácil y con la defensa institucional de la policía y que en realidad este tribunal, era un tribunal muy proclive con este tipo de sentencias mas allá de que habían demostrado no tener coraje para siquiera estar presentes en la sala cuando se leyó esa sentencia vergonzante ante la familia Bustamante y la militancia de Correpi. Raíz de ello, el tribunal oral me hizo una denuncia ante el tribunal de disciplina del Colegio de Abogados. Como esto había ocurrido en San Isidro, lo hicieron en San Isidro, mas allá de que naturalmente yo no estoy matriculada allí y ese Colegio de Abogados, esa comisión de disciplina, me sanciono con un apercibimiento, un llamado de atención, a partir de que aunque colgaron lo que yo había dicho, a través de las pruebas que produje en el proceso disciplinario había demostrado que era verdad, porque acompañamos todas las sentencias de ese tribunal para mostrar su enorme condescendencia cuando el imputado era un policía. Esto es textual de la sentencia, «esas manifestaciones no pueden ser dichas por una letrada porque afectan al decoro judicial”. En fin, si lo decías vos o lo decía el padre de Bustamante estaba perfecto pero como yo tengo un cartoncito plastificado que dice que soy abogada porque curse determinada cantidad de materias en la facultad de derecho, no puedo como el resto de la gente poner en duda la palabra de un juez. Allí quedo ese llamado de atención que probablemente sea unos de los hechos que más orgullo me produce a mí en mi carrera. Así que resulto este mismo tribunal el que salió sorteado para este juicio por el asesinato de Sonia Colman, cosa que nos mostraba un panorama complicado por las características de los jueces pero lo que nos esperábamos era que los propios jueces iban a decir que les producía violencia moral tener que litigar conmigo y entonces se excusaron y pidieron que interviniera otro tribunal por supuesto tan defensor de los policías como ellos pero que se había cruzado menos veces en mi camino.”

Cuando hablamos de represión, tenemos presente la cuestión de clase. ¿También está presente a cuestión de género al haber sido en esta ocasión un caso de gatillo fácil por parte de una mujer?

Verdu: «Mira, la cuestión de género en nuestro archivo de casos, vos sabes que desde 1996 elaboramos una base de datos donde registramos toda la información que obtenemos de los distintos hechos en los cuales el aparato represivo estatal asesina personas. Un archivo que hoy tiene más de 4300 nombre con sus circunstancias, con la historia de lo que ocurrió en cada caso, la edad etc. Si analizas el archivo de casos buscándole los factores te vas a encontrar que en realidad hay una cuestión de género pero a la inversa de lo que habitualmente llamamos selectividad de género porque en el 90% de los fusilamientos de gatillo fácil en los barrios se trata de varones jóvenes. Precisamente porque el varón joven es el que representa el estigma de lo que la clase dominante diseña como enemigo interno. Es un joven de alrededor de la franja de 15 a 25 años concentra prácticamente el 60 % del total de asesinatos por gatillo fácil y muerte por torturas en comisarias el que tiene que ser enseñado a obedecer, que tiene que ser forzado a través de ese disciplina miento brutal de muerte sistemática en las comisarias, detenciones arbitrarias que permiten la tortura y del gatillo fácil que es la exposición mas extrema de esa política de control social para nunca sacar los pies de ese plato bien demarcado por lo que ellos llaman el orden. A partir de eso, no sé si la cuestión de género tiene mucho que ver con esta modalidad, sino siguiendo la modalidad que la rudimentaria clasificación que hizo Rodolfo Walsh en su artículo «el enigma de La Matanza”, los casos «intra fuerza”, porque también contabilizamos los casos en los cuales el policía es el que utiliza los recursos puestos en su mano por el Estado para cumplir su función específica de policía, para resolver una cuestión personal e incluso una disputa familiar. Allí te encontras con que el 20% del total de femicidios, son cometidos por policías o por integrantes de fuerzas de seguridad, no hay ninguna otra ocupación que tenga un porcentaje tan alto como las de las fuerzas de seguridad dentro del universo de este tipo de asesinatos. En el caso de Sonia Colman, la víctima fue ella como podía haberlo sido el nene que estaba comprando caramelos en un kiosco a tres pasos de donde Sonia estaba parada o podía haberlo sido el señor que pasaba con el coche y que estaba detenido en el semáforo también a tres pasos pero para el otro lado de Sonia cuyo auto tuvo cuatro orificios de balas que afortunadamente no le dieron al conductor. En este caso los proyectiles estaban dirigidos a dos jóvenes pobres que efectivamente habían cometido un delito, y escapaban sin disparar un solo tiro y sin llevar ni una sola arma además de que fueron detenidos a dos cuadras después por otros policías y en ningún lugar del recorrido se encontró ningún tipo de arma ni nadie vio que en algún momento hicieron disparos desde ese coche o que causen daño a alguien. La muerte de Sonia si bien es un claro episodio de gatillo fácil, justamente rompe un poco esa regla de «joven entre 15 y 25 años, pantalón bolsudo con zapatillas altas y gorrita con visera” precisamente porque fue el cambio ocasional del disparo como el mismo caso de lo que sucedió por ejemplo con la compañera Carla Lacorte, la estudiante de veterinaria, miembro del Ceprodh, en aquel momento de la organización estudiantil del PTS, que bajando de un colectivo recibió en la espalda la bala dirigida a un pibe que había huido del policía armado que lo perseguía y quedo paralitica donde recién en el transcurso de este año logramos que siendo una causa parecida a la de Sonia, el policía comience a cumplir la condena de 14 años de prisión que se logro en este caso por lesiones graves. «sonia_6.jpg

Al igual que le preguntamos hace un momento a Antonio, como se hace desde las organizaciones , los vecinos, mas allá de mantener un homenaje, la memoria activa de estas cosas que sucedieron, el caso de Sonia que era una militante social con tanta historia y con los años de lucha que significo que se pueda condenar a Oscar Benítez.

Verdu:”Nosotros, somos militantes de una organización anti represiva que está por cumplir ya un cuarto de siglo de existencia entonces en nuestra propia decisión sostener esta construcción que además se reproduce. Hay organizaciones hermanas en cada vez mas lugares del país, hemos logrado armar un ámbito de coordinación nacional con el ENA (encuentro nacional anti represivo), se han sumado no solamente las organizaciones de los lugares más alejados sino que nos permite coordinar y co-militar de manera más fácil con compañeros que nos cruzamos permanentemente aquí en el área metropolitana, con la coordinadora oeste, sur de la cual también somos parte, con Hijos Oeste, Hijos La Plata. Naturalmente para nosotros la respuesta es: el camino es la organización y la lucha y no la lucha individual que no tiene patas demasiado largas. Si la lucha no tiene un nivel de organización que te permita colectivizar las experiencias es nada más que una suma de anécdotas. Los compañeros familiares organizados en Correpi son parte de la organización, tienen sus reuniones zonales, mensuales o quincenales según el caso, según las distancias, organizan sus actividades, hacen su propia generación de finanzas para poder pagar sus afiches, el equipo de sonido y toda la demás cosas que uno precisa militar en una sociedad capitalista y son ellos no nosotros los que nos enseñan que cuando se combate la lógica disciplinadora del sistema, desde ese lugar, de la mayor de la mayor desolación de la madre, de la angustia que puede sufrir un ser humano, la perdida de esa persona que ama, de una manera tan absurda que es ser a manos del aparato estatal es cuando contrariando la manera de disciplinamiento, logran organizarse y salir a pelear no por un caso sino todos juntos y con el mismo ahincó que cuando se trata del hijo propio y que además con esa militancia, cuando la causa se cerro, se archivo y no tiene remedio o cuando se logro la condena y el policía la está cumpliendo o cuando se lo condeno y se fugo como tantas veces sucede. En ese camino es donde se logra construir conciencia y como también dicen los familiares en otras de sus consignas históricas que «la lucha no es por la sentencia, es por la conciencia”. El único camino es confiar en la propia fuerza, organizar y todos los días levantarse pensando a ver qué es lo se va a hacer hoy por sacar adelante una actividad más, una movida mas, un volante mas, una entrevista mas. »

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