24/12/2014

Dólar y deuda en 2015

1-232.png

2014 nos dejó más devaluación e inflación, y menos salario y estabilidad laboral. ¿Qué podemos esperar para 2015? ¿En qué nos afectan los problemas financieros que enfrenta el Gobierno y la situación mundial? Por Efraín Martínez, para ANRed

Todo empieza y termina con el dólar

El dólar va a continuar estando en la agenda de toda persona con capacidad de ahorro: los argentinos ya hemos aprendido que cuando la crisis viene (y la pregunta no es «si viene”, sino «cuándo viene” y «por dónde va a comenzar”) el dólar es el que permite conservar el valor de lo ahorrado. Es que en definitiva las crisis argentinas se producen (casi) siempre cuando la escasez de divisas impide continuar importando las cantidades necesarias de insumos y entonces paraliza la producción. Ahí vienen las suspensiones y despidos y pululan (aún más que en la actualidad) las formas de contratación precarias. La respuesta estatal a estas crisis es siempre una combinación de recesión (lo cual implica desempleo) y devaluación (que eleva la inflación y reduce el poder de compra de nuestros salarios). Contra este tipo de «salidas” para las crisis, la mejor cobertura a título individual es haber pasado los ahorros a dólares (o euros, o en un futuro no muy lejano yuanes chinos) para así protegerse contra la devaluación del peso.
Ahora bien, ¿qué pasará con el dólar en 2015? La respuesta es un tanto psicológica: depende crucialmente de cuándo la prolongación de la crisis económica ya iniciada genere que la política monetaria/cambiaria del Gobierno pierda credibilidad. En ese momento, cuando quienes mueven la aguja de la demanda de dólares (o sea, el 15% de mayores ingresos de la población del país) consideren inevitable esa devaluación abrupta, habrá una demanda de dólares que empujará el precio del dólar en el mercado ilegal (el «blue”). Esta presión se trasladará a una mayor inflación y obligará al Gobierno a devaluar también el dólar «oficial” para no perder competitividad (es decir, para que el precio de los productos argentinos medidos en dólares no se encarezcan frente a sus competidores extranjeros). La pregunta es, entonces, si el Gobierno podrá contener las expectativas de devaluación al menos hasta ceder el mando al próximo Presidente.

El contexto internacional no ayuda

Para Argentina hay cuatro actores principales en el mundo con los cuales se relaciona hoy: Estados Unidos, la Unión Europea, China y Brasil.
La política estadounidense de los últimos tiempos ha ido revirtiendo paulatinamente las ayudas que venía dando al sector productivo desde el estallido de la crisis mundial en 2009. En particular, ha reducido poco a poco su política de «quantitative easing”, que consistía en emitir dinero prácticamente sin límites para con esos billetes solventar el mayor gasto público del Tesoro estadounidense. Lo que en cualquier otro país hubiera generado una escalada inflacionaria, en Estados Unidos generó (una vez más) ganancias descomunales para los bancos; y que todo ese flujo de dólares excedentes fueran colocados en activos internacionales, lo cual provocó a su vez el alza sostenida en el precio de los commodities y una apreciación cambiaria en muchos países emergentes. La nueva política estadounidense, de mayor rigidez monetaria, tenderá a reducir en general los precios de los commodities, lo cual generará entonces un menor ingreso de divisas a Argentina por nuestras exportaciones al resto del mundo.
Además, Estados Unidos ha impulsado en los últimos años su producción de petróleo y gas, a través del fracking (que, de todas maneras, regula con normas mucho más estrictas que las que se aplican en el resto de los países que están implementando el fracking). El autoabastecimiento en petróleo de Estados Unidos es un duro golpe a la demanda de petróleo desde los demás países productores (miembros de la OPEP), que además han enfrentado la oposición interna de Arabia Saudita a reducir sus niveles de extracción de petróleo. Esto se combina con el factor financiero (la reducción en la emisión monetaria de dólares) para generar una caída estrepitosa en el precio del petróleo en los últimos meses. Argentina es un país que hoy es importador neto de gas y petróleo, por lo cual el menor precio lo beneficia al reducir sus gastos en dólares para importar; pero es exportador de las demás commodities primarias, donde los menores precios la perjudican gravemente.
En Brasil, desde abril el real se ha devaluado un 20% contra el dólar. Esto implica que los productos argentinos, pese a la fuerte devaluación acumulada en 2014, no logran ser más «competitivos” contra la producción brasilera. Más aún, dado que la inflación ha sido mayor que la tasa de devaluación, en verdad las mercancías producidas en Argentina han tendido a encarecerse en relación a las de Brasil. Dado que Brasil es nuestro principal socio comercial, concentrando más del 20% de nuestras importaciones y exportaciones, esto implica que la política devaluatoria de 2014 no impacta significativamente sobre nuestro comercio exterior. La misma tendencia a la devaluación de sus monedas se observa en otros países latinoamericanos, complicando aún más el panorama del comercio argentino en el continente.
Por su parte, la Unión Europea continúa en una crisis de la cual no se atisba aún una salida permanente; y por ende no genera posibilidades de una mayor demanda de la producción nacional. Finalmente, China es el único país que ha dado una señal optimista al problema financiero argentino, al confirmar el primer pago de yuanes correspondientes al «swap de monedas” firmado entre Argentina y China. Sin embargo, debe recordarse que el saldo comercial con China es sumamente deficitario: esto es, el swap servirá más para financiar las importaciones de productos chinos a Argentina, que las exportaciones de productos argentinos a China.

Los malabares del Gobierno para patear la crisis

En este sentido, el Gobierno continúa intentando mostrar que posee las armas para llevar adelante la política cambiaria que quiera. Es cierto que ya no tiene el mismo «poder de fuego” que hace años ostentaba el Banco Central: las Reservas Internacionales están estables en los últimos meses, pero en niveles que ya no alcanzarían para hacer frente a las obligaciones de la deuda sin generar muchas dudas sobre la cotización del dólar. El tipo de cambio actual se mantiene agregando muchos sostenes alrededor: las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importaciones (que en la práctica se utilizan para limitar la salida de dólares por importaciones), el cepo cambiario (que limita la compra de divisas para quienes deseen viajar al exterior o ahorrar, en función de sus ingresos legalmente declarados) y las restricciones a las empresas para girar sus ganancias al exterior. Además, se han comenzado a utilizar otras alternativas para posponer los pagos en dólares. Un primer ejemplo fue el acuerdo con Repsol de pagar el 51% expropiado de las acciones de YPF con bonos en lugar de en dólares contantes y sonantes.
El último intento del Gobierno de reducir la presión sobre las Reservas Internacionales y así evitar las suspicacias respecto de su necesidad de devaluar abruptamente en el mediano plazo, es el anuncio de que intentará recomprar los bonos BODEN que vencen en 2015. Y para esto ofrece dos opciones: la primera es cambiarlos por bonos BONAR 24, que vencen en 2024 y pagan una tasa de interés anual del 8,75% y en dólares. Es decir que quien los tenga cobrará cada trimestre un pago de intereses y en 2024 el pago final del capital, todo en dólares; así, evita hasta 2024 el riesgo cambiario (el riesgo de tener pesos y que la devaluación reduzca su poder adquisitivo). Ese riesgo pasa a ser un problema del Estado, que deberá pagar cada vez más pesos en la medida en que devalúe. Como una devaluación es prácticamente algo garantizado de aquí a 2024, y sumándole la alta tasa de interés que paga este bono, el costo final para el Estado argentino será alto «“ pero es el costo por intentar «patear” la restricción externa por algunos años más -. La opción de cambiar el BODEN 2015 por el BONAR 2024 podría seducir a las empresas que hoy tienen contabilizado el BODEN 2015 a un precio «de mercado” superior a lo que en octubre de 2015 les pagaría el Gobierno en dólares (al tipo de cambio oficial) si no realizan este canje de bonos (1) .
La segunda opción es canjear los BODEN 2015 por dólares: el Gobierno pagará prácticamente el mismo precio al cual podría venderse hoy este bono en el mercado. Esta opción está destinada expresamente a quienes desean tener los dólares en mano ya mismo, y adelanta el pago (aunque con un leve descuento) de octubre de 2015 a diciembre de 2014. Aquí el Gobierno apunta a un segundo objetivo, también relacionado con posponer la restricción externa: acordar con los fondos buitre (2).
En efecto, el Gobierno continúa haciendo jugadas que lo ayudarían a intentar acordar con los fondos buitre a partir de enero de 2015. El objetivo de ese acuerdo sería llegar al segundo trimestre del año pudiendo hacer gala de una situación externa «prolija”, pagando todos los compromisos de deuda y entonces pudiendo conseguir nueva deuda externa a una tasa de interés más baja que la que conseguiría hoy. Pero los fondos buitre son reacios a aceptar una negociación: pretenden que la sentencia judicial del Juez Griesa se pague en efectivo y de una sola vez. Si la Argentina no acepta sus términos, continuaría acumulando «defaults” en la medida en que vayan venciendo los diversos instrumentos de su deuda externa.
Precisamente, el principal riesgo en el horizonte es el BODEN 2015, que vence en septiembre y del cual hay emitidos cerca de U$S 6.000 millones. Con esta oferta de compra anticipada, el Gobierno busca reducir al mínimo la cantidad de bonistas que puedan verse afectados por un eventual «default”, y así reducir esa herramienta de presión por parte de los fondos buitre. Si la recompra fuera exitosa, el Gobierno podría sentarse a negociar con los fondos buitre en enero de 2015 en mejores términos, sabiendo que no corre contra el reloj. En cambio, si esta recompra no tiene éxito, la incertidumbre se extendería: el pago del BODEN 2015 en octubre volvería a ser trabado por Griesa, y los bonistas podrían intentar acciones judiciales contra el Estado argentino para lograr que se les pague (incluso, en forma «acelerada”, tal como establecen los prospectos de emisión de los bonos argentinos posteriores al canje de deuda de 2005 y 2010). Quienes opten por cambiar sus BODEN 2015 deberán explicitarlo antes del viernes 12 de diciembre; y la operación se concretaría en la semana siguiente; a partir del 19 de diciembre, entonces, se sabrá si este canje voluntario tuvo o no el éxito que el Gobierno Nacional espera.

¿Qué panorama financiero enfrentará Argentina en 2015?

Si se paga anticipadamente el BODEN 2015, el Gobierno debería pagar bonos en divisas extranjeras por un valor de «apenas” U$S 2.315 millones en todo el año 2015 (3). Además se continúa negociando para conseguir créditos extranjeros para el repago de otros compromisos: por ejemplo, un préstamo del Banco Central de Francia que cubriría el primer pago a las empresas francesas con las cuales se acordó mediante el «Club de París”, y que implica un pago de U$S 772 millones en mayo de 2015. A todo esto habría que sumarle, de llegar a un acuerdo, el pago a los fondos buitre.
El punto de todas estas jugadas es mostrar un panorama cambiario controlado, gestionado por el Gobierno a través del Banco Central, y sostenible al menos hasta el cambio de autoridades en diciembre de 2015. Así se buscará que la brecha entre las cotizaciones del dólar oficial y el ilegal no se agrande, evitando mayores expectativas de devaluación y la consecuente presión sobre las Reservas Internacionales.
La escasez de divisas es la preocupación más importante del Gobierno; lo ha sido en los últimos dos años y lo seguirá siendo, en una batalla sin cuartel que sólo terminará cuando la próxima crisis efectivamente se desate. Pero no es el único problema financiero: la inflación en niveles elevados, que carcome los salarios de los trabajadores y engrosa los ya altos índices de pobreza e indigencia; los reclamos sindicales que se expanden, con cada vez más problemas para mantener los puestos de trabajo y en un contexto de persistente precarización laboral; y un superávit comercial que se reduce año a año (lo cual merma el ingreso de divisas «genuinas”); son algunas de las cuestiones que el Gobierno debe atender con recursos cada vez más escasos, y en particular con un déficit fiscal cada vez más abultado. Por todo esto, el Gobierno recurre a medidas que pueden parecer «heterodoxas” a primera vista, pero que en el fondo son un intento de retorno al endeudamiento externo (estatal y privado) para así obtener las divisas que el país necesita para continuar creciendo en el corto plazo.

Notas

1 De hecho, el anuncio del canje voluntario de BODEN 2015 por BONAR 2024 «sorprendió gratamente a una City sitiada por los controles”, según la prensa económica (Alejandro Bercovich, «El robo del huevo al buitre, el viejo amigo Paolo y la última deuda del año”, Diario INFOBAE 5/12/2014). El precio para comprar BODEN 2015 subió de $11,55 por cada dólar a recibir hasta $ 12,78 inmediatamente tras el anuncio, reflejando un gran apetito por parte de los especuladores financieros de este tipo de negocios a través del cual consiguen dólares.

2 El mediador especial Daniel Pollack confirmó al Gobierno argentino que ya le han presentado otros casos similares a los de los fondos buitre que ganaron el juicio contra Argentina. Así, el total a pagar por Argentina no sería ya de U$S 1.500 millones (la demanda original y la única ya sentenciada), sino que enfrentaría pagos en el corto plazo por más de U$S 11.000 millones «“ a los cuales aún pueden sumarse más demandas -.

3 A esto debe sumársele toda la deuda que el Tesoro Nacional tiene con otros organismos estatales, cuyo pago es pospuesto año a año, pero que no impactará tampoco sobre pagos efectivos en 2015.



0 comentarios

1000/1000
Los comentarios publicados y las posibles consecuencias derivadas son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Está prohibido la publicación de comentarios discriminatorios, difamatorios, calumniosos, injuriosos o amenazantes. Está prohibida la publicación de datos personales o de contacto propios o de terceros, con o sin autorización. Está prohibida la utilización de los comentarios con fines de promoción comercial o la realización de cualquier acto lucrativo a través de los mismos. Sin perjuicio de lo indicado ANRed se reserva el derecho a publicar o remover los comentarios más allá de lo establecido por estas condiciones sin que se pueda considerar un aval de lo publicado o un acto de censura. Enviar un comentario implica la aceptación de estas condiciones.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Ir arriba