12/10/2014

Las mil caras del patriarcado

tapa-2156.jpg En una jornada contra la homolesbitransfobia realizada el pasado viernes 10 de agosto en Plaza Rocha -La Plata-, organizada por «˜Malas como las Arañas»™ y «˜Putos Mal»™, se repudiaron las sucesivas agresiones que sufrió un estudiante de la facultad de Bellas Artes en ese espacio público. En ese marco, Sérgio Vitorino, activista queer de Portugal, profundizó en diálogo con ANRed sobre las relaciones entre el aborto legal vigente en ese país, el movimiento LGBT y la potencia política de lo queer. Por ANRed.


«Basta de homofobia. Ni en las casas, ni en las camas, ni en las plazas. Nadie nos va a golpear por ser putos y mariconas”, decía la convocatoria (replicada en carteles que rodearon el monumento de plaza Rocha bajo los colores de la bandera diversa) a la jornada de la que participaron activistas LGBT e independientes. Es que con cuatro días de distancia, el viernes 3 y el lunes 6 de agosto, el mismo agresor actuó dos veces contra un chico, persiguiéndolo, golpeándolo y amenazándolo porque su aspecto no cumplía con los mandatos de la masculinidad.

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Según contó Ariel de Putos Mal a ANRed, «Un chico que cursa en la facultad de Bellas Artes cruzaba por acá por la plaza y un pibe le empezó a gritar. ‘Puto, puto, puto, puto’. El chico iba con una amiga, que le dijo que corriera porque le iban a pegar. Y lo corrieron hasta el triangulito que está ahí en diagonal 73 y lo cagaron a palos”.

Ese día, los trabajadores municipales de la plaza intervinieron y golpearon al agresor. Pero el violento y el agredido coinciden en sus recorridos cotidianos, y el lunes siguiente volvieron a cruzarse. «El agresor lo ve otra vez”, explicó Ariel, «lo vuelve a increpar, amenazándolo con que le iba a pegar de nuevo porque él le había dicho a todos los de la plaza que lo cagaran a palos. Y que era un puto de mierda”. Según habría dicho una testigo, en este segundo hecho de violencia el agresor amenazó con pegarle un culatazo al agredido, lo que sugiere que podría haber estado en posesión de un arma.

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Incluso, en una ciudad universitaria con gente joven y visibilidad de gays, lesbianas y trans, la violencia física hacia las identidades disidentes en general y hacia chicos gays se repite. «En los últimos dos años hubo como tres o cuatro casos, que nosotros nos enteramos”, dijo Ariel. «Siempre son pibes heterosexuales que te pegan por tener un aspecto marica, porque cuando a vos te ven por la calle en realidad no saben si sos gay o qué. Ellos te leen como que vos sos parte de la feminidad”. En relación con esto, señaló que el agredido la semana pasada «usa pañoleta, anteojos tipo Paris Hilton, tiene pelo largo y chupines, pero sale con una chica. Evidentemente la sexualidad por ahí no pasa. Y vos te tenés que vestir como vos quieras, y caminar como vos quieras, y si a alguien no le gusta, que mire para otro lado y ya”.

El activista reflexionó sobre los orígenes de esta violencia. «Es parte de la heterosexualidad obligatoria y también de la masculinidad. La masculinidad es un recoveco muy pequeño”, dijo Ariel. «Entonces ya te ponés un arito y sos puto, te ponés tal pantalón y sos puto, te dejás el pelo largo y sos puto. Están atrapados ahí, y ese confinamiento los hace ser violentos con todo. Pero no quieren cuestionar esa opresión, porque en esta sociedad tienen el poder: el poder de ‘a mí no me gusta esto’, y el de ejercer la violencia física, la violencia simbólica, el poder estatal e institucional”.

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Durante la jornada ANRed tuvo la oportunidad de dialogar con un activista queer portugués, quien reflexionó sobre algunos temas específicos.

Identidades que abortan

«Hay una discusión que dividió el movimiento LGBT al medio: ¿Es el aborto un tema LGBT o no?”. Sérgio Vitorino es miembro del grupo queer radical «Las Panteras Rosas” y expresó su posición ante esta disyuntiva: «Para mí es un debate ridículo, pero porque el grupo en el que participo y también el movimiento lesbiano y trans de Portugal, parten precisamente de un entendimiento de la lgtbfobia como un producto del patriarcado, y hacen una lectura feminista de los roles de género, de la imposición de la heterosexualidad.” En este sentido, señaló que «las opresiones sexuales y de género están todas conectadas, incluso con todas las otras discriminaciones, pero entre sí están conectadas por una única opresión, que es el patriarcado. Es un sistema único.”

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ANRed: -¿Pensás que una mirada queer puede modificar la discusión sobre el aborto, enfocada por lo general en «los derechos de las mujeres”?

Sérgio Vitorino: -Absolutamente, porque no sólo las mujeres abortan, por empezar; potencialmente cualquier persona que tenga la capacidad física de embarazarse, tendrá la posibilidad física de abortar. También las personas se embarazan por muchos motivos y no siempre porque quieren, y por muchos condicionantes también. Y seguramente no es sólo una cuestión de mujeres [en cuanto a la identidad]; pero más ampliamente, tampoco es sólo un asunto de las mujeres: es una cuestión de derechos humanos, de derechos generales.

Yo creo que la deconstrucción y la politización que están asociadas al movimiento queer construyen nuevas miradas, nuevas identidades y nuevas posibilidades de salir de las identidades fijas. Poder pensar más allá, vivir de un modo utópico, experimental, vivir de forma distinta. Ni tan utópico: es vivir, ¿no? Intentar salir de las prisiones, no sólo de las que nos impuso el patriarcado, que son también identitarias, sino incluso también de las identidades que nos imponen a las personas LGBTTTI el capitalismo, el consumo, y el propio movimiento LGBT en su moderación progresiva.

En este momento mi país está atravesando una gran crisis: está la derecha en el poder, se están perdiendo derechos, hay una emigración masiva, los movimientos sociales están reculando, hay una subida del HIV, de la sífilis terrible. Yo creo que sólo el movimiento queer puede unir todas esas cuestiones, y construir una nueva manera de defenderse, una conciencia comunitaria que en una sociedad de consumo y de identidades todas iguales ya no se construye. Y que es sobre todo gay, y masculina, y blanca, y clase media.

Portugal, entre dos referéndums. El aborto y el movimiento LGBT

En el año ’98, el Partido Socialista en el poder impulsó un referéndum que invalidaría una ley de aborto, que había sido aprobada democráticamente una semana antes. Sérgio Vitorino explicó que este partido «tenía necesidad de aprobar el Presupuesto de Estado en el Parlamento, pero no tenía mayoría. Entonces negoció con la ultra derecha, a cambio de beneficios para la producción de queso en una región del norte donde esa derecha ultra católica tenía una alcaldería, el voto de ese partido en el parlamento. Junto al presupuesto, aprueban el referéndum y anulan la ley”. Mucha gente se abstuvo de participar en un referéndum que consideraban ilegítimo: sólo votó un 30% de la población.

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Contó Vitorino que en ese momento «el movimiento LGBT en Portugal tendría como dos o tres años de existencia: recién en el ’82 en Portugal se descriminaliza la homosexualidad. Pero en el ’98 había activistas, grupos iniciales, alguna acción pública, aunque aún no con asociaciones. Había un movimiento gay, había un movimiento de lesbianas, y había personas trans y personas bisexuales visibles dentro de esos grupos. Y en el primer referéndum muchas de esas personas participaron activamente en la campaña por el SÍ”. En este sentido, el activista señaló: «El gran problema de esa campaña, es que el SÍ se organizó en torno de un acuerdo de los partidos de izquierda, y el Partido Socialista en el gobierno era parte de esa alianza por el SÍ. Lo que moderó muchísimo la campaña; se hablaba de tolerancia y no de derechos de las mujeres ni de derecho al cuerpo”.

Fue necesario que pasaran casi diez años: recién en 2007 se logró realizar un nuevo referéndum, en el que el SÍ al aborto legal, seguro y gratuito ganó por el 57%, contado con la participación del 49% de la población. «El argumento previo de ‘Los derechos no se referendan’ ya había muerto”, dijo Vitorino. «Había un acuerdo: hay que hacer un segundo referéndum y legitimarlo con el voto popular para que no se pudiera recular.”

Ante este segundo referéndum hubo movimientos por el SÍ y por el NO. Contó Vitorino: «Los del NO estaban financiados directamente por grupos evangelistas norteamericanos, con mucha potencia, mucho dinero. Los del SÍ eran de dos naturalezas: un movimiento por cada partido de izquierda, ya dispersos, sin intentar unificar discursos, y movimientos de alianza de distintos sectores sociales: podías tener activistas LGBT, grupos feministas, movimientos anti racistas, sindicatos, grupos ecologistas, todos juntos, por el movimiento por el SÍ”.

Después del aborto legal, seguro y gratuito, la lucha continúa

En Portugal, la ley 16/2007 establece que cualquier mujer puede realizarse un aborto en el sistema público de salud hasta las diez semanas de gestación, por su solo pedido y sin requisitos específicos; luego de solicitar, debe esperar un plazo de tres días para realizarse la intervención. La norma también da lugar a la objeción de conciencia de los profesionales de la salud, que sin embargo están obligados a garantizar sin demoras la realización del aborto.

ANRed:-¿Qué es lo que buscan profundizar de esta ley?

Sérgio Vitorino: -La ley es buena, y en verdad, se aplica bien. Sí hay mucha discusión sobre el límite de las diez semanas. En España se podía pedir hasta las doce, eso es algo que se podría cambiar. Y también retirar esa cuestión de los tres días; fue una imposición de los anti abortistas, que hicieron mucha presión después de que ganáramos el referéndum por la despenalización.

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Creo que las luchas en los próximos años serán dos. Una, los problemas creados por la crisis económica. El sistema de salud, que en Portugal era universal y gratuito, está siendo completamente arrasado. Y eso significa que muchos servicios que eran gratuitos están empezando a pagarse, y la ofensiva de los movimientos católicos contra el aborto pasará ciertamente por ahí. Eso, por un lado. Por otro lado, luchar contra la desinformación. Lo que intentan esos movimientos que siguen muy activos, los mismos que disputaron el referéndum por el Sí, es lanzar informaciones erróneas a partir de las cifras que hoy hay. Por ejemplo, decir: «El aborto aumentó muchísimo en Portugal después de esa ley”. Según Sérgio no aumentó sino que lo que pasó es que antes no había una idea de cuántas mujeres se hacían abortos clandestinos, y ahora hay noción de cuántas mujeres se hacen abortos legalmente al año. Lo que disminuyó radicalmente, aclaró, fue el aborto clandestino, esas personas sí perdieron su negocio.



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