05/06/2006

Dime con quién andas

Por Daniel Giovannini – myc prensa asamblearia

El gobierno progresista de Uruguay se va recostando cada vez más en sus antiguos adversarios políticos. Con sus nuevos socios cierra filas para desarrollar proyectos contrarios a la plataforma que lo llevó al poder. Una muestra de esto fue la reunión realizada a puertas cerradas el 29 de mayo en la que se reivindicó el proyecto de monocultivo de eucaliptos y la instalación de las pasteras. A catorce meses de comenzada la gestión, nacen las primeras Asambleas Populares con el objetivo de exigir que se respete la propuesta del Uruguay productivo.


En la noche del 29 de mayo se realizó en Montevideo una nueva reunión de gabinete ampliado. Esta modalidad la viene desarrollando en forma periódica desde su asunción el Dr. Vázquez y consiste en reuniones con los ministros y los intendentes que se producían en forma rotativa en las distintas Intendencias del país y eran de carácter abierto y participativo.

Pero en esta ocasión se abandonó la convocatoria multitudinaria de las reuniones anteriores, presumiblemente por el creciente malestar en amplios sectores de la población, que generaba un clima adverso a la gestión de gobierno. El tema excluyente del encuentro fue el de la instalación de las pasteras y el presidente, después de anunciar el acto en Fray Bentos para el día 25 de mayo, lo postergó y cambió la sede al bunker de cemento construido durante la dictadura militar para Casa de Gobierno, llamado Edificio Libertad (1).

Allí, la asistencia estuvo restringida a doscientos cincuenta invitados y hubo previsibles filtros para la prensa. Un repaso de los presentes desnuda la alianza gobernante: dirigentes de los partidos tradicionales del Uruguay, Blanco y Colorado, grandes empresarios rurales y fabriles, los comandantes de las tres fuerzas armadas y junto a ellos los ministros de gobierno, intendentes departamentales y los dirigentes del PIT-CNT. Y por supuesto Juan Faroppa, presidente de la empresa Botnia.

Una alianza no explicada hasta ahora entre torturadores: «el comandante de la Aviación, Enrique Bonelli fue piloto de los vuelos de la muerte donde se traían los prisioneros políticos desde la Argentina a Montevideo» (2); empresarios beneficiados por aquellas políticas y las subsiguientes de los gobiernos de la derecha y dirigentes de organizaciones que han tenido cientos de torturados, asesinados y desaparecidos. Todos encolumnados tras el proyecto de monocultivo de eucaliptos y las pasteras.

El corolario del encuentro fue una transmisión en cadena para toda la República en la que compartieron la media hora destinada, en segmentos de diez minutos, Andrés Saizar, ex director de Medio Ambiente del gobierno de Batlle, el Intendente del partido Blanco, de Fray Bentos, Omar Lafluf, y el actual Ministro de Medio Ambiente y ex Intendente de Montevideo, Mariano Arana. Nada nuevo aportaron, salvo quizá Lafluf, cuyo argumento giró en torno a que «las empresas no nos han invadido» sino que este es el paso final de una política forestal iniciada en la dictadura y desarrollada por los gobiernos siguientes. El mismo personaje se escandalizó de que los cortes en Gualeguaychú fueran levantados por voluntad del pueblo y no por orden de Kirchner. Convengamos que este discurso cierra filas con el de Vázquez que en su momento pidió que se hicieran cumplir los tratados de libre tránsito existentes en el MERCOSUR, es decir, represión. Por lo pronto la movilización de los gualeguaychuenses, ha servido para desnudar esta alianza en la medida que a forzado, aquí también, su incorporación a la agenda.

Junto a la reunión a puertas cerradas, el otro dato que marca este momento es la incorporación de las fuerzas armadas a la seguridad interior. El miércoles 24, Vázquez convocó a los tres comandantes para encomendarles su participación en dos asuntos: seguramente fóbico de las tangas y temeroso de que las agrupaciones ambientalistas escabulleran alguna exuberante morena del carnaval uruguayo, con carteles alusivos a la contaminación, solicitó la asistencia militar para el control del encuentro. Además las incorporó a la defensa de Botnia, suponiendo un escenario en el que el tribunal de La Haya laude a favor de la continuidad de las obras. Como decía un periodista uruguayo consultado, Héctor Vicente, «este es un carretel que no tiene marcha atrás, es muy peligroso. Una vez que lo tirás no lo podés hacer volver».

Mientras tanto y repitiendo una acción que se había desarrollado al mediodía, unas doscientas personas caceroleaban, frente al bunker.
El pueblo uruguayo va saliendo de la perplejidad y, convocado en asambleas populares, busca respuestas que presenten resistencia a las políticas de la amplia coalición gobernante, más allá del problema del monocultivo y las pasteras.

Convocados por varias agrupaciones disidentes del Frente, organizaciones sociales y diversas personalidades, los vecinos se vienen reuniendo semanalmente en forma rotativa no sólo en Montevideo, sino en distintos lugares del país. La convocatoria de las asambleas tiene ejes definidos como el repudio a la política económica del gobierno, el reclamo de una reforma agraria integral, el rechazo al monocultivo de eucaliptos y la instalación de pasteras, la exigencia de un aumento general de salarios y jubilaciones, la plena libertad de organización del movimiento obrero y el rechazo al ALCA y los tratados de libre comercio bilaterales que enmascaran el ALCA, entre otros.

Estos ejes no implican que los temas a tratar en las asambleas se vean limitados y quienes participan consideran que se caracterizan por la horizontalidad y la participación.

Por el momento, el proyecto del país productivo, con el que el gobierno progresista llegó al poder, está siendo desarrollado por un Ministro de Economía de neto corte neo-liberal, Danilo Astori, y un ministro de Industria, Jorge Lepra, que fue gerente general de la Texaco y presidente de la Comisión de Comercio con Estados Unidos y cuya única participación en el Frente se limita a ser una relación personal del Dr. Vázquez.

La consecuencia es que el único comercio de Montevideo que está en una situación floreciente es el de las bicicletas y el de los ciclomotores. Los montevideanos no pueden viajar en colectivo si quieren llegar a fin de mes y encuentran en estos medios de locomoción una salida. Aquellos que no pueden reunir los pesos necesarios para procurárselos, caminan. Asi lo ejemplifica Isabel, una empleada administrativa con veinte años de antigüedad, «Vea, yo hago todos los días doce kilómetros a pie para venir a trabajar, seis de ida y seis de vuelta. Es que no me sobran los mil pesos que se necesitan para el ómnibus».

Daniel Giovannini – myc prensa asamblearia

medios y comunicación MYC asambleas autónomas


(1) La dictadura también construyó una cárcel para presos políticos en un lugar cercano a un Pueblo llamado Libertad. Por extensión a la cárcel se la llamó «Cárcel de Libertad».

(2) Informe de CX36, Radio Centenario de Montevideo.



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