05/07/2014

Varones que discuten sobre el aborto

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La noche del jueves 3 de julio la sala Laks, en el tercer piso del Centro Cultural de la Cooperación, desbordaba de gente. En los respaldos de las sillas colgaban pañuelos verdes. Como es habitual en una mesita del hall se exhibían libros, remeras y otros souvenir al alcance de las personas interesadas. Por Mabel Bellucci

Bajo el nombre «Varones y Aborto. Decisión de ellxs. Conquista de Todxs» participaron en la mesa Alejandro Aymú (Varones Antipatriarcales- CABA), Blas Radi (UBA-Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género), Mario Pecheny (UBA-Conicet), Francisco Sfeir y yo; con el auspicio del Colectivo de Varones Antipatriarcales-CABA y del Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES) Instituto de Investigación Gino Germani- UBA.

Lo que nos propusimos no era, justamente, realizar una presentación clásica sobre mi libro Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo, Editorial Capital Intelectual. Todo lo contrario, a partir de sus ejes vertebrales intentamos disparar discusiones alrededor del tema bajo una convocatoria a personas no heterosexuales. Su armado nos llevó tres largos meses frente a los condicionamientos que se presentaron al momento de elegir activistas de la comunidad que estuviesen trabajando y/o pensado alrededor del aborto desde sus especificidades. Hubo entonces una larga serie de invitaciones como así también de bajas repentinas.

Podríamos decir que la actividad Varones que discuten sobre el aborto fue todo un éxito. No tanto por la cantidad de público sino también por su variedad: Ilse Fuskova, Nora Cortiñas, Mauro Cabral, Atilio Borón, Nora Ciapponi, Alejandro Modarelli, Luciana Sánchez, Sandra Chaher, Elsa Schvartzman, Agustina Vidales Agüero, Martha Rosenberg y tantos otrxs más que se dieron cita. Asimismo, estaban presentes una cantidad de compañerxs del GES, del movimiento trans y personas independientes.

Al dar la bienvenida destaqué cómo mi libro Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo se inserta dentro de una genealogía feminista que define la producción de textos como un modo de intervención política activa. Por ejemplo, en 1970 se editó la primera antología de escritos feministas «La hermandad es poderosa» y quien fue su compiladora Robin Morgan- poeta y fundadora de la colectiva Mujeres Radicales de New York (MRNY)- lanzó una profecía » Este libro es una acción». Luego ese ideario rodó sin parar y en 1992 la activista/teórica lesbofeminista y poeta Monique Wittig irrumpió con otra premisa » Toda obra con una nueva forma funciona como una máquina de guerra pues su intención y su objetivo son destruir las viejas formas y las reglas convencionales. Una obra así se produce siempre en territorio hostil». Pese al paso del tiempo el hilo no se cortó y, hace unos meses nada más, la filósofa queer Beatriz Preciado capturó esos presupuestos anteriores como propios y manifestó que «Si la escritura no es una arma de transformación, estamos perdidos.» Si bien yo tomé nota de las propuestas revulsivas que me antecedieron, en verdad, la mía es más artesanal y planteo que «un texto constituye una caja de herramientas que está a mano y al servicio de los activismos del presente para entender y repensar- en clave queer, transfeminista y descolonial- el pasado de los movimientos que hoy integran. Eso mismo, permite avivar rupturas y también recuperar encadenamientos.

En realidad, en nuestra tertulia hubo de todo como en botica. Quiénes estamos discutiendo nuevas estrategias por la lucha de la despenalización del aborto detonó como un desafío proponer ¿Qué otros movimientos están dispuestos a acordar coaliciones desde sus comunidades diferenciales por fuera de las mujeres heterosexuales y del heterofeminismo? Además, si todo este espacio experimental de alianzas proporciona un mayor volumen político a la cuestión. En cuanto a las contribuciones de lxs panelistas tallaron con todo el peso imperativo y reflexivo de sus posturas, algunas de ellas, bien distintas y por momentos opuestas entre sí. De allí en más no alcanzaba el tiempo para que los micrófonos saltaran de un lugar a otro por la avidez del público en intervenir, preguntar, aclarar, enojarse, retrucar, tensionar los límites en un clima de intensa y apasionado activismo queer. Algunas intervenciones generaron incomodidades. Otras desencadenaron impugnaciones contra la posición que sostiene que la protagonista en la práctica abortiva es la mujer heterosexual, sin incluir de pleno derecho a los varones trans como sujetos de aborto, de la experiencia y de la lucha ni tampoco a las lesbianas.

Esto es lo primero que me surge al calor de los y sacudidas de cabeza que esta ronda colectiva de pensamiento me provocó. Por suerte, fue grabada, fotografiada y filmada con el objetivo a corto plazo de publicar un documento.

Tal movida si bien la motorizamos Alejandro Aymú y yo, no estuvimos solxs. Muy por el contrario, un grupo de gente generosa y nada mezquina nos acompañó, cada quien a su manera: Moira Soto, Milva Benítez, Gabriela Mitidieri, Sandra Aguilar, Diana Maffía, Agustina Vidales Agüero, la revista online Furias, la agencia ANRed, Luis De Grazia, Atili Borón, Luciano Fabbri, Cristian Prieto y tantos más que me olvido de sus nombres por mi edad.

Fan page: Historia de una desobediencia. Aborto y Feminismo

Twitter: @mabelabellucci



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