28/05/2014

Elecciones en Ucrania: ¿Solución ante la crisis?

TAPA-721.jpg En el marco de la aguda crisis que sufre el país, Ucrania celebró elecciones el pasado domingo, en las que resultó triunfante el multimillonario pro-occidente Piotr Poroshenko con poco más de un 54% de los votos. Los comicios estuvieron marcados por la alta abstención, alrededor de un 60%, la intensificación de las operaciones militares contra las regiones separatistas y la incertidumbre acerca de la resolución del conflicto y hacia dónde se dirigirá la Nación. Por Laureano Larroza para ANRed


La Comisión Electoral Central (CEC) de Ucrania declaró este lunes válidos los comicios presidenciales, en las que Poroshenko obtuvo la mayoría de los votos, imponiéndose sobre la ex primera ministra YuliaTimoshenko (12,8%) y Oleg Liashko (8,1%). Asimismo, el organismo informó que los resultados de las elecciones presidenciales y de las alcaldías en siete ciudades ucranianas «serán validados con independencia del porcentaje de concurrencia y del boicot en las regiones rebeldes”.

Según fuentes de la institución, en el territorio de Donetsk, escenario de una operación de castigo a gran escala del Ejército, hasta el sábado más de la mitad de los colegios no estaban habilitados para el sufragio. Igualmente en Lugansk, de 12 comisiones, ocho no funcionaban.

Sin duda, el llamado a elecciones busca legitimar a las mismas autoridades que encabezaron el golpe de Estado al gobierno del ex presidente Viktor Yanukovich, y a sus políticas cercanas a la Unión Europea y la OTAN. Empero, los conflictos internos se intensifican. Luego del levantamiento de Crimea, ahora se le suman las regiones de Donetsk y Lugansk, que recientemente se autoproclamaron Repúblicas Populares.

¿Quién es Piotr Poroshenko?

Conocido como el «Rey del chocolate” por ser un magnate de la industria de las golosinas, Poroshenko integra la lista de los diez millonarios más ricos de Ucrania (dueño de la séptima fortuna del país), debido a que controla activos valorados en unos 300 mil millones de euros.

Ex ministro de Desarrollo Económico y Comercio durante el último mandato del derrocado Víctor Yanukóvich, se colocó, junto a la también candidata y ex primer ministra Yulia Timoshenko, al frente de las protestas pro-occidentales luego de que el presidente rechazara el Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea. En efecto, la participación en diversos espacios políticos de distintas tendencias ideológicas es una de las características que dan el perfil del nuevo presidente.

En su primera rueda de prensa tras las elecciones, Poroshenko manifestó este lunes su deseo de continuar con la ofensiva militar que, durante las últimas semanas, el Ejército de Kiev ha emprendido contra la población pro-rusa en las Repúblicas de Lugansk y Donetsk. «Se debe seguir adelante con la operación, pero quiero cambiar su formato. Tiene que tener plazos más cortos y ser más eficiente», sostuvo.

Por otro lado, Poroshenko destacó que espera reunirse con el presidente Vladímir Putin, en la primera mitad de junio, tomando en consideración que «Rusia es el mayor vecino de Ucrania y sin su participación sería imposible parar la guerra y llevar la paz al este del país». «El diálogo con Rusia es muy importante, pero es fundamental que se ejecute a través de la mediación de Estados Unidos y la Unión Europea”, dijo a los medios periodísticos aludiendo a los verdaderos mentores de la revuelta que desembocó en el derrocamiento del presidente VíktorYanukóvich. Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, y Rusia se acusan mutuamente de ser responsables de la escalada de tensiones en Ucrania. Washington culpa a Moscú de tratar de dividir Ucrania, tras la anexión de la provincia de Crimea a Rusia luego del referéndum popular efectuado en marzo, mientras que el segundo responsabiliza al otro de la destitución de Yanukóvich.

En sintonía, Poroshenko se apresuró a confirmar su fidelidad a los dictados estadounidenses y de la zona euro. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tras congratular a la nación ucraniana por «hacer que se oyeran sus voces” en este proceso electoral, rápidamente ofreció «la ayuda de su Administración”. Washington «espera con interés trabajar con el próximo presidente, así como el Parlamento elegido democráticamente, para apoyar los esfuerzos de Ucrania para promulgar reformas políticas y económicas importantes”.

Después del anuncio oficial de su victoria, también el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, realizó declaraciones, en las que reiteró que su país respaldará «los esfuerzos del nuevo jefe de Estado ucraniano para definir su propio futuro en una Ucrania más unida, segura, independiente y próspera”.

¿Una posible salida a la crisis?

La respuesta a esta pregunta sigue siendo una incógnita. En todo sentido, Poroshenko no representa a las regiones de Crimea, Lugansk y Donetsk. Pero además, la baja partición en los comicios marca desde el vamos un descontento con el establishment que maneja los hilos del país.

El primer error ante esta situación es creer que el levantamiento contra Yanukóvich fue causado por la negativa a efectivizar el pacto comercial con la Unión Europea. Mucho menos pensar que las protestas antigubernamentales fueron impulsadas desde sectores populares. La defenestración de Víctor Yanukovich tuvo en sus esencias las disputas por el poder de la toma de decisiones y a quiénes beneficiarían estas, a pesar de que se busque justificar el derrocamiento a través de un «legítimo” levantamiento popular. La cuestión que realmente juega un rol decisivo es la verdadera protesta social, engendrada mucho antes de la asunción de Yanukóvich y que fue generada a partir de las políticas de los grandes magnates ucranianos, entre ellos Poroshenko, unidos a mafias locales e intereses geoestratégicos norteamericanos-europeos.

Todo comenzó con el mandato de Boris Yeltsin, momento en que surgieron casi todas las grandes fortunas en varias ex repúblicas soviéticas y tendencia acentuada durante las primeras etapas de la independencia (declarada en agosto de 1991). Una vez introducida propensión en el caso ucraniano u otros, los beneficiados tratan de mantener o acrecentar sus grandes fortunas desde los altos cargos. Por eso tanto interés y pugna por adjudicárselos.

Los problemas con el empleo y las condiciones de vida, detonaron las protestas, utilizadas por los grupos violentos y neonazis que sostienen este conjunto de políticos capaces de traicionarse entre ellos mismos (como se dijo anteriormente, Poroshenko fue ministro de la administración Yanukóvich) y de embaucar a sectores de la sociedad confundidos o víctimas de torcidas manipulaciones.

Aún quedará pendiente la situación y el curso que tomarán las provincias insubordinadas del sureste, autoproclamadas repúblicas populares e independientes y de mayoría pro-rusa, que, a partir del referéndum popular del 11 de mayo, son escenario de un severo operativo militar ordenado por los dirigentes provisionales de Kíev.

Como sostiene Elsa Claro (*) los acontecimientos acaecidos en la República Popular de Donestk o su semejante de Lugansk, donde en total habitan unos 7 millones de personas, demuestran que los reclamos federalistas originarios, progresaron hacia determinaciones en favor de una soberanía, pero que tienen como punto de partida aquellas problemáticas sociales detalladas anteriormente. El descontento es aprovechado por los oligarcas para dirigir las reivindicaciones en su favor, culpando de todo al mandatario depuesto, que no es más que uno de los suyos.

Estas mismas autoridades fueron las que consintieron el ingreso dentro de las filas del ejército de los extremistas de ultraderecha que tanto protagonismo tuvieron en los sucesos vandálicos y de alta violencia en el mal afamado Maidán capitalino, que provocó la muerte de más de noventa personas. Ante las deserciones de muchos soldados que se pasaron a las filas rebeldes o la negativa de otros tantos a actuar contra sus iguales, los grupos neonazis se estructuraron en una asociación paramilitar a la que se le otorgó cierto rango de legitimidad al bautizarla con el nombre de «Guardia Nacional”.

En conclusión, como temporal respuesta al cuestionamiento propuesto más arriba, ya que en los sectores políticos que en este momento predominan en el país se aboga por medidas en favor de los intereses de los miembros de la oligarquía ucraniana y sus socios extranjeros, ninguna de las posibles salidas beneficiará a la ciudadanía. Ante esto, es probable que el conflicto continúe y pueda intensificarse, con las expresiones iniciales de malestar profundo, más aún si, como está previsto por el Fondo Monetario Internacional, se aplican fuertes ajustes.

*Elsa Claro es periodista cubana especializada en temas internacionales, para el sitio digital Cuba Debate.



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