Ser delincuente
«Delincuente neuquino fue asesinado en Mar del Plata”, titula el diario La Mañana de Neuquén para narrar un homicidio policial ocurrido ayer. El diario Río Negro prefiere ser progre en el título y exhibir toda su miseria en el cuerpo de la nota, donde permanentemente invierte los roles entre el asesino y la víctima. Un hombre de 27 años y una adolescente de 15 fueron tiroteados con una escopeta en manos de un uniformado que disparó a quemarropa contra sus cuerpos. El primero falleció, pero era delincuente, al igual que los que «la gente de bien” asesina en nombre de la «justicia”. Por Soledad Arrieta
El asesinato se desencadenó supuestamente -ya que la única versión es la policial- con un «secuestro virtual” en la localidad bonaerense de Mar del Plata. El uniformado habría recibido un llamado en el que lo amenazaban con asesinar a una hija que no tiene, por lo que optó por tender una trampa que se convertiría en mortal.
La víctima, David Costich, llegó al domicilio del policía en el auto de su tía, acompañado por su prima de 15 años «“también herida por la brutalidad del oficial dueño de la casa- y otra persona que no fue identificada, puesto que logró huir. Allí, fueron recibidos a escopetazos. Minutos y cuadras después, el joven de 27 años perdió el conocimiento y, más tarde, la vida.
El homicida policial es comisario de la Policía Científica Bonaerense. Usó sin clemencia una escopeta calibre 12,70. David, su prima y una tercera persona corrieron de vuelta al auto buscando escapar del horror, pero las balas asesinas ya estaban instaladas. El asesino no es considerado como tal. No está detenido, porque «actuó en defensa propia”.
David ya fue catalogado como «delincuente”. No sé bien qué es ser eso. Hay personas que cometen «delitos” según lo que establece la ley, creada por quienes lo único que defienden es su capital, la propiedad privada, lo material. También hay maestros y maestras, enfermeros y enfermeras, barrenderos y barrenderas, estudiantes. Pero debajo de ese rótulo, está el de ser humano.
David Costich no era un delincuente, era un joven que estaba de vacaciones en Mar del Plata y posiblemente haya cometido un error, como todas y todos los cometemos. Un error que para el Estado es mortal, porque siempre hay una figura que se antepondrá a otra, para este y para los medios, para estos y para la sociedad.
Si el asesino es la víctima y el delincuente es el que murió a balazos, hay algo que no anda «“para nada- demasiado bien. Sobran juegos sobre ladrones y policías. Sobra impunidad.
@SoledadArrieta