26/04/2014

«Al no haber cambios estructurales, reaparecen los viejos fantasmas”

13_argentina_enlavuelta.jpgEntrevista de Raúl Canales a Eduardo Lucita, integrante del colectivo Economistas de Izquierda (EDI), quien afirma que «la economía puede mejorar en diferentes etapas, pero al no haber cambios estructurales siempre reaparecen los viejos fantasmas, gobierne quien gobierne».


Raúl Canales: Otra vez soplan vientos convulsos en Argentina. ¿Es una crisis económica o política?

Eduardo Lucita: Es una crisis conjunta porque, tras diez años de tasas de crecimiento del 8% anual, el modelo se está agotando y camina hacia un cuello de botella cíclico porque no ha habido cambios estructurales en la economía argentina.

RC: Lejos queda el papel de granero del mundo, pero, medio siglo después, la Argentina sigue presentando los mismos problemas del modelo de capitalismo dependiente.

EL: Sí, y el neodesarrollismo actual tampoco los resuelve. La economía puede mejorar en diferentes etapas, pero al no haber cambios estructurales siempre reaparecen los viejos fantasmas, gobierne quien gobierne. Por ejemplo, ahora vuelven las restricciones externas o la falta de divisas, el sector por el que estallan siempre las crisis en Argentina.

RC: ¿Cómo pueden afrontarse esos cambios estructurales?

EL: Dentro del marco del capitalismo local no existen muchas posibilidades salvo a costa de entregar muchas otras cosas. Ahora hay una apuesta por proveerse de divisas mediante la explotación petrolera, la minería o el fracking, con las consecuencias ecológicas que conlleva. Sobre esta base, el capitalismo local puede recuperarse, pero siempre manteniendo la dependencia de las grandes corporaciones.

RC: Es decir, que para vivir un buen presente, Argentina siempre tiene que hipotecar su futuro.

EL: Sí, igual que antes lo hizo con la deuda externa, ahora puede hacerlo con los recursos naturales o volver si es necesario al endeudamiento.

RC: ¿La inflación es otro mal endémico?

EL: Es un tema central, fruto de una economía concentrada en 200 empresas que controlan todos los mercados y pueden permitirse transferir al precio final del producto los aumentos de coste para que los pague el consumidor y no tener que renunciar ni a una mínima parte de sus ganancias. Además, este sector no invierte para anticiparse a las necesidades del mercado, sino que corre siempre detrás de la demanda, generando inflación por falta de oferta. Por último, existe una inflación importada, ya que históricamente exportamos alimentos, y cuanto más carne y trigo se mandaba al exterior, más caro costaba en el país. Ahora exportamos soja y, aunque aquí no se consume, desplaza a otros cultivos, y el problema inflacionario sigue ahí.

RC: En el panorama actual, ¿es el kirchnerismo un mal menor?

EL: No cabe duda, pero Cristina Fernández ha dicho que es imposible pensar en un Estado empresario, aunque también que nadie puede pensar en un Estado que no regule. Es una declaración que marca los avances respecto a la privatización de los 90, pero que fija unos límites ideológicos. Cuan­do la izquierda dice que el kirchnerismo es la derecha, no tiene razón porque no es agente directo del gran capital como lo fue Menem, aunque tampoco es un gobierno de izquierda, pese a ser el único en el mundo que ha nacionalizado un sistema de pensiones o ser el que más sanciones tiene en la OMC.

RC: ¿Las presiones internas han provocado un giro a la derecha dentro del kirchnerismo?

EL: Desde la última crisis el Gobier­no ha tomado medidas para amigarse con los mercados porque sabe que, si la cosa sigue igual, va a tener que volver al endeudamiento.

RC: ¿Es difícil gobernar un país con tendencia a autoboicotearse?

EL: Es difícil si se pretende cierto grado de autonomía, pero si lo haces bajo un prisma neoliberal es muy sencillo.

RC: El kirchnerismo ¿se puede definir como postperonismo?

EL: Sí, y su columna vertebral ya no es el movimiento obrero, sino el pueblo, entendido como un sujeto diverso con fuerte acento en los sectores juveniles. La distancia del movimiento obrero, a mi juicio, es un error histórico porque tras romper con el moyanismo [corriente sindical mayoritaria], si ahora vuelve a tener una crisis con la patronal agraria no tiene fuerza social con la que enfrentarla. El kirchnerismo cada vez es menos obrero y más populoso.

RC: Apoyarse en el modelo sindical verticalista de la CGT ¿no es seguir dando vueltas al mismo molino?

EL: Puede ser, pero, aunque sea un sindicalismo mafioso, no se puede obviar que tiene fuerza. Los nuevos jóvenes militantes de organizaciones como La Cámpora no son una fuerza social asentada como para hacer frente a una crisis de esa magnitud.

A dónde va el kirchnerismo

RC: ¿Por qué en una década se ha pasado del «que se vayan todos” a una participación activa en política?

EL: Es un mérito de K porque en la época del neoliberalismo el Estado sólo estaba para asistir a las corporaciones y ahora interviene en muchas áreas, lo que lleva a una politización de la sociedad. El problema es que este tipo de gobiernos llegan a un momento en el que para seguir avanzando tienen que convocar a las masas a la calle para confrontar, pero no se animan. ¡No se animó Perón en 1955 con una CGT armada»¦!

RC: ¿Habla de profundizar en las nacionalizaciones?

EL: Sin duda. A los K les falta tomar medidas que afectan a intereses capitalistas, como pasa en Venezuela, pero no se atreven a dar pasos que incluso tendrían encaje dentro de su ideología como estatizar los depósitos ban­carios o impulsar la Junta de grano. Si quieres profundizar hay que convocar a todo el mundo a la calle, pero claro, si ese mundo obrero y popular sale a defender el modelo va a exigir luego más cosas y ésa es la línea que no se atreven a cruzar. Ade­más, con el movimiento obrero sólo no alcanza, hay que tener políticas para contener a la clase media.

RC: ¿Por qué la clase media ha pasado de apoyar el ascenso del kirchnerismo a ser su principal opositor?

EL: El peronismo, incluso en sus versiones más cercanas a la derecha, está mal visto por la clase media. El kirchnerismo ha impulsado un modelo económico para la clase media y le ha hecho concesiones, como la ley de matrimonio igualitario, pero en Argentina la clase media se ha vuelto muy reaccionaria, herencia de la dictadura y el neoliberalismo.

Fuente: Periódico Diagonal



0 comentarios

1000/1000
Los comentarios publicados y las posibles consecuencias derivadas son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Está prohibido la publicación de comentarios discriminatorios, difamatorios, calumniosos, injuriosos o amenazantes. Está prohibida la publicación de datos personales o de contacto propios o de terceros, con o sin autorización. Está prohibida la utilización de los comentarios con fines de promoción comercial o la realización de cualquier acto lucrativo a través de los mismos. Sin perjuicio de lo indicado ANRed se reserva el derecho a publicar o remover los comentarios más allá de lo establecido por estas condiciones sin que se pueda considerar un aval de lo publicado o un acto de censura. Enviar un comentario implica la aceptación de estas condiciones.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Ir arriba