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Hoy se presenta Filtrala, una herramienta web que facilita el envío de documentos de forma anónima y segura para destapar delitos de corrupción y abusos que estén cometiendo individuos, empresas o instituciones. Diagonal colaborará en el análisis y difusión de la información, junto con otros medios del estado español (eldiario.es, La Marea y Revista Mongolia). Por Marta G. Franco- Periódico Diagonal
«˜Whistleblower»™. Literalmente, una persona que hace sonar un silbato. En la tradicioÌn anglosajona, quien revela que se estaÌ cometiendo un delito mediante el destape de informacioÌn confidencial. La idea tras Filtra.la, proyecto de la organizacioÌn Associated Whistleblowing Press (AWP), es que sea mucho maÌs faÌcil hacer sonar silbatos: que cualquier persona que disponga de un ordenador conectado a internet pueda enviar documentos para que sean publicados sin miedo a represalias.
Se trata de una plataforma web (filtrala.org) que funciona con la tecnologiÌa Globaleaks, un software de coÌdigo abierto creado para enviar y recibir ficheros de manera anoÌnima que la fundacioÌn italiana protransparencia Hermes desarrolla desde diciembre de 2010, al calor del escaÌndalo de los cables diplomaÌticos de Wikileaks, con la esperanza de que se pudiera replicar faÌcilmente. Para enviar datos es obligatorio utilizar el navegador Tor, que contribuye a que su procedencia sea anoÌnima a traveÌs de una red de servidores intermediarios (proxies), y el sistema de encriptacioÌn PGP, que los cifra para evitar su interceptacioÌn.
«Si la conjuncioÌn de ambas tecnologiÌas se usa correctamente, es imposible que sepamos el origen del enviÌo”, aseguran desde AWP. Ni siquiera quienes administran los servidores, que mantienen la cadena de custodia de la privacidad hasta el final: se encargaraÌn de borrar cualquier pista que alguÌn usuario incauto o inexperto pueda haber dejado en sus archivos (los metadatos que permitiriÌan rastrear su orirgen) antes de publicarlos en internet. AdemaÌs, han facilitado formacioÌn a periodistas de su red de apoyo para garantizar tambieÌn el anonimato de quienes analizan y verifican lo recibido. Y tambieÌn han procurado tener las leyes de su lado: «Nuestra sede estaÌ en BeÌlgica porque cuenta con las maÌs avanzadas protecciones legales para periodistas y sus fuentes”, explican.
La inspiracioÌn de Islandia
DetraÌs de Filtra.la hay un colectivo de personas con perfil teÌcnico, pero tambieÌn muy conscientes del papel que la informacioÌn estaÌ jugando en los procesos poliÌticos de los uÌltimos años. Algunas de ellas habiÌan participado en Wikileaks y luego en las redes hacktivistas que confluyeron en 2011 en el 15M y en Occupy. Quieren superar las limitaciones de la experiencia del «˜cablegate»™: el protagonismo eclipsante de Julien Assange y que fuera un grupo de perioÌdicos corporativos muy reducido quienes difundieron la informacioÌn, medios que pudieron controlar los tiempos y alcances a golpe de exclusivas. «Lo que hemos ido aprendiendo estos años es que se debe descentralizar la iniciativa de filtrado lo maÌs posible”, dicen.
Han puesto en marcha un buzoÌn geneÌrico para recoger documentos de todo el mundo (dropbox.awp.is), pero su apuesta va por otro lado: «Buscamos fomentar la creacioÌn de nodos en distintos paiÌses, que funcionen con periodistas, activistas, abogados y ciudadanos locales. Al final, si aparece una filtracioÌn que afecta mucho a un grupo pequeño, es maÌs probable que tomen accioÌn que si afecta de forma dispersa a un grupo grande”.
Su primer nodo territorial fue lanzado en diciembre de 2012 en Islandia: Ljost.is, que contoÌ con el aval de personas reconocidas en aÌmbitos hackers y periodiÌsticos y de la diputada del Parlamento islandeÌs Birgitta Jonsdottir, investigada por el Departamento de Justicia norteamericano por su colaboracioÌn con Chelsea Manning y Wikileaks. La informacioÌn que ha sacado a la luz ha llegado a los principales medios de comunicacioÌn y al debate poliÌtico. Por ejemplo, en diciembre de 2013, Ljost.is publicoÌ los «˜archivos Glitnir»™, que identificaban a los principales prestatarios y accionistas del banco Glitnir, rescatado por el Gobierno islandeÌs en 2008, y a otros personajes clave en el colapso financiero del paiÌs en ese año.
Un proyecto colaborativo
La iniciativa de AWP no es, ni mucho menos, la uÌnica que anhela que la maÌxima hacker de «la informacioÌn quiere ser libre” vuelva a conseguir la trascendencia de Wikileaks. En leakdirectory.org puede consultarse un amplio abanico de webs similares. Pero los responsables de AWP tienen claro que no basta con publicar en internet grandes cantidades de datos. Por ello, han desarrollado dos estrategias para transformarlos en informacioÌn relevante y que no pase desapercibida: primero, se comprometen a seleccionarla exhaustivamente y no publicaraÌn rumores, opiniones o informaciones que no sean novedosas; segundo, quieren aliados.
Antes de lanzar Filtra.la, AWP ha estado maÌs de un año buscando colaboracioÌn y se presenta en el Estado español con una red que se encargaraÌ de lo que excede al puro mantenimiento teÌcnico de la herramienta (que pretende subsistir gracias a donaciones). Los medios de comunicacioÌn La Marea, Eldiario.es, Revista Mongolia y DIAGONAL examinaraÌn la informacioÌn recibida para contribuir a la parte maÌs periodiÌstica: verificacioÌn, contextualizacioÌn, anaÌlisis y seguimiento de las noticias que se puedan generar. Pero, ademaÌs de difundir, exploraraÌn otras viÌas para aumentar el impacto poliÌtico e institucional.
AhiÌ es donde entra la ComisioÌn AnticorrupcioÌn del Partido X, con la experiencia de HerveÌ Falciani, el extrabajador de la filial suiza del banco HSBC que posee datos de 130.000 evasores fiscales, y que también contribuyó a la filtración de correos electrónicos incriminatorios de Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid. Filtra.la podriÌa darle acceso a datos con los que complementar su colaboracioÌn con la Justicia y su proyecto de monitorizacioÌn de las transacciones financieras. Además, estaÌn contactando con organizaciones que se dedican a fomentar la transparencia y a auditar instituciones puÌblicas y privadas, a las que ofrecen acceso directo a los datos recibidos para que asesoren sobre su veracidad, relevancia y posible utilidad.
No obstante, antes de enviar cualquier documento, el usuario puede elegir con cuaÌles de los agentes de la red quiere compartirlos. Porque, como recuerda el eslogan de Filtra.la, «la informacioÌn es un derecho humano” y hacen falta herramientas para que la sociedad civil pueda ejercerlo.