01/05/2006

«El Estado pasó a ser subsidiario del gran capital y su punta de lanza»

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En diálogo con ANRed, el sociólogo Oscar Martínez, integrante del Taller de Estudios Laborales (TEL), analizó la problemática laboral en cuanto a las estrategias empresarias, la flexibilización (que él prefiere llamar arbitrariedad), el papel del Estado y la organización de los trabajadores para dar respuesta a la ofensiva patronal. «Si decimos que tenemos un 12 por ciento de trabajadores desocupados y un 12 por ciento de trabajadores subocupados, si decimos que tenemos un 46 por ciento de trabajadores en negro, y que el salario promedio de la economía es igual o un poco menor a la canasta básica total que fija INDEC de 860 pesos, lo que descubrimos es que el panorama laboral sigue siendo gravísimo», afirmó.

Ofensiva empresaria: «No hay día en que no intenten atacarnos»

Oscar Martínez señala que la ofensiva empresaria, además de que lleva décadas y es mundial, es generalizada y sostenida: «generalizada porque se da en el plano legal, en el plano de los hechos, de la legislación laboral, en el plano cultural; y sostenida porque no hay día en que no intenten atacarnos». Asimismo afirma que «no es que han intentado cambiar alguna cosa o algún toque en lo legal, sino que han intentado cambiar el conjunto en la relación capital-trabajo. Los sectores dominantes y los empresarios a partir de ver el fuerte peso que tenía el movimiento obrero en los 60 y los 70 salieron con todo. Con las dictaduras en varios países, con las derrotas de huelgas obreras muy importantes, como la de los mineros en Inglaterra».

libro5.jpgEn este «salir con todo», el sociólogo distingue distintos ejes de la ofensiva y explica los mismos:

 Mayor explotación: «es el más obvio y elemental. Cómo hacer trabajarlos más horas, cómo hacer que hagan más producción, cómo hacer que ganemos menos salarios. En el caso del Estado que se ganen menos salarios y se atienda más gente, más enfermos con el mismo personal, más alumnos con la misma cantidad de docentes.»

 Disciplinamiento: «para lograr una mayor explotación, tienen que tener (los empresarios) una mano de obra dócil y dominada.»

1. Miedo: «El disciplinamiento tiene varias caras: la más elemental es la del miedo. La represión física: por ejemplo, la dictadura militar en la Argentina. Sigue siendo el caso de Las Heras o los desalojos del subte.

«El tema del miedo pasa además por la desocupación. Esta frase que habremos escuchado de ‘Si no te gusta te vas. Hay una cola de gente para entrar’. Esas son las dos grandes herramientas del disciplinamiento por el miedo: la represión física y la desocupación».

2. División y enfrentamiento: «También las estrategias pasan por la división y el enfrentamiento entre los trabajadores. Esta cuestión de imbuirlos en una suerte de competencia del turno tarde contar el turno mañana, la Ford contra General Motors, los de Mc Donald’s contra Burger King. Incluso, entre compañero contra compañero; a ver quién es el más productivo, el empleado del mes. Lamentablemente, han avanzado bastante en esto. Incluso uno piensa en la tercerización: uno va al lugar de trabajo, encuentra un montón de gente pero resulta que unos pertenecen a la empresa madre, otros pertenecen a una tercerizada de limpieza, otros a una tercerizada de mantenimiento, otros son pasantes. Uno encuentra una surte de división muy pronunciada y con un discurso empresario de compitan entre ustedes y el más bueno tiene garantizado el puesto de trabajo».

3. Cooptación: «Una de las cosas más novedosas que desarrolló el capital tiene que ver con la cooptación de los trabajadores o, dicho en términos más sencillos, lograr que el compañero se ponga la camiseta de la empresa, ganarle la cabeza. Esto, para las empresas, implica un montón de dinero en revistas, fiestas, desayunos, bolsos para los trabajadores»¦ Es una búsqueda para que el trabajador se identifique con la empresa y tome como competidor a las otras empresas y sea vigilante de los propios compañeros para que no saboteen a la empresa. Estas estrategias que a veces vienen por el lado de los círculos de calidad, por los programas de sugerencia o por todas estas actividades sociales que organiza la empresa han tenido efecto. El movimiento obrero ha aprendido estas cosas y está logrando dar una batalla».

libro2.jpgComo primera conclusión, Martínez asevera que «la división, el enfrentamiento, la cooptación, nos pone en un terreno de lucha ideológica muy fuerte. No habló de lucha ideológica de grandes tomos o los clásicos de la política, sino de la lucha ideológica por la cabeza y los sentimientos del compañero en el día a día. El capital ha puesto énfasis en el día a día en el lugar del trabajo y tuvo la claridad de tratar de transformar las cosas ahí: en ese lugar donde se encuentra el capital y el trabajo todos los días, 8, 9, 10, 12 horas, y donde se genera una relación de fuerzas. Creo también que por eso es la fortaleza de los compañeros de subtes, de telefónicos, porque han construido una fuerza muy anclada en esos lugares. Por eso las luchas más importantes que se han dado tienen que ver con lo que algunos llaman despectivamente asambleísmo y que es una consulta continúa con los compañeros, donde los compañeros son los responsables y propietarios de la lucha».

«El patrón no está dispuesto a negociar nada ni a aceptar nada»

Por otra parte, uno de los principales ejes empresarios a nivel mundial ha sido la flexibilización laboral en todos sus aspectos. Martínez indica que siempre usa el este término en comillas «porque en realidad es parte de un triunfo ideológico. El término correcto es arbitrariedad. El trabajador no es flexible, es maltratado y hay una rigidez empresaria absoluta en cuanto a su manejo en los niveles de ganancia. El patrón no está dispuesto a negociar nada ni a aceptar nada».

El sociólogo diferencia dos grandes vías de flexibilización:

1. Por los hechos, cuya expresión más clara es el trabajo en negro.

2. Por las leyes, siendo su primer gran objetivo eliminar cualquier forma de seguridad o estabilidad del empleo.

En este sentido, relata que «entonces surgieron los contratos a prueba, los contratos de promoción, la reducción de la indemnización. También desde el Estado a través de los contratos de locación de servicios y de obra. Otro aspecto tiene que ver con la flexibilidad horaria. Muchos convenios han acordado una determinada cantidad de horas anuales y después la distribución por día o por semana la define la empresa en función de sus necesidades».

libro3.jpgCabe señalar un último aspecto: la polivalencia o la polifunción, donde a cada trabajador -de la rama de producción que sea- le han agregado una cantidad inmensa de tareas. «Un tornero antes era sólo tornero, pero ahora tiene que barrer su lugar de trabajo, tiene que hacer tareas de control de calidad, llevar parte de la administración, incluso a veces tiene que manejar otra máquina. Un empleado bancario aparte de ser cajero ahora tiene que vender, ser promotor. Las enfermeras de un hospital son enfermeras, auxiliares, hacen tareas administrativas, tareas de limpieza. El discurso empresario que compró algún sector denominado progresista era el discurso del enriquecimiento de tareas: ‘Frente a tareas muy divididas, muy aburridas, enriquezcamos el trabajo ampliando la cantidad de tareas’. El discurso fue muy lindo en la realidad terminó siendo un intensificación brutal del trabajo», dice Martínez.

Por otro lado, el sociólogo analizó la identidad del trabajador hoy. En este sentido recalcó que el discurso empresario dice ‘hay que provocar un cambio cultural’, que, tal como señala, pasa por la identificación del trabajador con la empresa y con romper, de este modo, cualquier identidad o solidaridad horizontal y buscar una solidaridad con el empleador.

Martínez también agrega que «las herramientas como la flexibilización de contrato, de horario, de salario, la polivalencia, el tema de la tercerización, impacta muy fuertemente en la ideología o conciencia del compañero. Pensemos que en la vida de un trabajador de ciertos años uno de los anclajes de su identidad tenía que ver con reconocerse en un gremio. El tipo era tornero, docente o bancario y había una cuestión de orgullo y de reconocimiento en sí mismo. Ahora: ¿qué pasa hoy donde un pibe tiene dos meses de contrato en un supermercado y después tiene cuatro meses como cadete en un banco?». Y añade: «esta fuerte rotación entre empresas dificulta reconocer al de al lado como un compañero o a si mismo como un trabajador, porque está fluctuando siempre entre trabajo y no trabajo. Es una de las cosas que atenta contra la identidad. Además de toda la batalla inmensa ideológica de los medios de comunicación y en cuanto al no te metás, al individualismo.»

«El gobierno, cuando llega el momento, reprime»

Distintos pensadores elaboraron teorías diversas para afirmar que hoy el Estado es débil. Sin embargo, Martínez expresa que esta apreciación «es mentira. En realidad, el Estado cambió de funciones, pasó a ser netamente subsidiario del gran capital y pasó a ser su punta de lanza. A modo de ejemplo: cuando la relación de fuerzas era muy desfavorable para los trabajadores y se planteó la reducción salarial, el primero que redujo los salarios fue el Estado. Eso ya es un guiño para el resto. Para la represión siempre lo utilizaron, para subsidiar a las empresas siempre se utilizó, para pagarle al Fondo Monetario siempre se utilizó».

Sobre la utilización de las fuerzas represivas en los conflictos sindicales, Martínez sostiene que «este gobierno (el de Néstor Kirchner) no utilizó los niveles de represión que utilizó la dictadura obviamente, ni los niveles de represión que utilizó (Carlos) Menem. En general prefiere una cuestión de desgaste, cooptación, división, no represión física. Ahora, en los casos en los que se les va de las manos, no duda en utilizar la fuerza física. Las luchas que existieron durante el tiempo de la dictadura, del menemismo, eran luchas de resistencia. Desde hace un año y pico, podemos decir que ya son luchas que van más a la ofensiva, van por recuperar lo perdido. En la medida en que estas luchas avanzan, el gobierno, cuando llega el momento, reprime: Subtes, Las Heras, la brutal represión a los compañeros del SIMeCa, en marchas de Telefónicos. Hubo un compañero de la comisión directiva le quebraron la pierna en tres partes. La represión física siempre está».

«El Ministerio de Trabajo se ve obligado a ceder algo»

«El Ministerio de Trabajo no me acuerdo quien dijo que había que llamarlo Ministerio del Capital. Hoy, en última instancia, sigue jugando para las empresas, pero hay cierto espacio para algunos sindicatos y conflictos. En última instancia, está lo de Las Heras o del subte: terminan trabajando para el empresario. Pero no es la misma situación que en el menemismo» -expone Martínez y continúa- «Creo que avanzó tan lejos el capital en la década de los 90, destruyó tantas conquistas e impusó condiciones tan graves, que, en la medida en que ahora surgen luchas, el Ministerio de Trabajo se ve obligado a ceder algo. En otros casos, como esta tanda de aumentos salariales, el gobierno decidió que el aumento va a estar entre el 16 y el 20 por ciento y el Ministerio juega fuertísimo en esto. Militante absoluto contra los trabajadores que pidan más que eso».

Trabajo en negro y desocupación

libro4.jpgActualmente, el trabajo en negro alcanza al 46 por ciento de los asalariados. El sociólogo afirma que «es una demostración de que el Ministerio de Trabajo está de adorno en muchos aspectos. Es más: el Ministerio tiene empleados en negro. Buena parte de la implementación de la flexibilidad contractual tiene que ver con la locación de servicios, de obras, que impulsa el Estado. Eso es legal, pero es un trabajo precario. Ahora el trabajo en negro definido como un trabajo sin reconocimiento legal lo encontramos en todos lados y bastaría que gente del Ministerio de Trabajo salga a la calle y vea cualquier obra de las reparaciones de Telefónica, Telecom, Edesur, Edenor, la ex Aguas Argentinas y ahí va a detectar que la mayoría de los trabajadores son tercerizados en negro».

Con respecto a las campañas contra el empleo no registrado llevadas adelante por el gobierno de la ciudad («El trabajo esclavo mata») y nacional (blanqueo de empleadas domésticas), Martínez apunta que «esta publicidad me parece el campeonato de la hipocresía porque en realidad el trabajo en negro está instalado en todas las ramas de la producción. Creo efectivamente que hay que contener o lograr que las empleadas domésticas tengan jubilación, obra social y demás, pero el eje del trabajo en negro está en toda la economía, incluidas las grandes empresas. Y eso es lo que el Ministerio de Trabajo no quiere tocar. No hay voluntad política de combatirlo».

Por otra parte, la tasa de desocupación, incluyendo a los planes jefes y jefas de familia, se ubica en un 12 por ciento. «Bajó, eso no se puede discutir, pero el problema está en la calidad del empleo existente. Si decimos que tenemos un 12 por ciento de trabajadores desocupados y un 12 por ciento de trabajadores subocupados que trabajan menos de 35 horas y querrían trabajar más, si decimos que tenemos un 46 por ciento de trabajadores en negro, si decimos que el salario promedio de la economía es igual o un poco menor a la canasta básica total que fija INDEC de 860 pesos, lo que descubrimos es que el panorama laboral sigue siendo gravísimo», asevera Martínez, al tiempo que señala que «por suerte podemos hablar de un montón de luchas que se han planteado para recuperar el salario, las condiciones de trabajo, ponerle límites a las empresas».

«Los compañeros se sienten más fuertes para frenar despidos»

Para Oscar Martínez el miedo al despido no desapareció, pero es mucho menor que antes: «si vos ves a las agroindustrias que están exportando y llenándose de plata de una forma increíble y, en general, en este momento no expulsan trabajadores. O la construcción, que era una rama que se había destruido, ahora está tomando continuamente gente». Así, señala dos factores:

1. «Uno que tiene que ver con la marcha de la economía, ya que en la medida en que hay sectores que están creciendo y toman gente, el trabajador no se siente tan amenazado».

2. «Otro tiene que ver con el avance de la clase y sentir que no es tan fácil que te echen. Hoy en día los compañeros se sienten más protegidos. Podría pensar en algunos casos de bancarios, en algunas ramas de la industria del interior, el caso de comercio en Rosario, el caso de estatales o vialidad de Córdoba».

libro6.jpgCon respecto a este último punto, explica que «nuestra caracterización como TEL es que está surgiendo una legión de activistas de base muy importante y que se está avanzado -aunque fragmentariamente- en la organización. A medida que se avanza en la organización y la desocupación viene cediendo, los compañeros se sienten más fuertes para frenar despidos. Lo cual no significa que no los haya, sino que en muchos casos se ha logrado revertir, como el caso del Casino de Puerto Madero, con decenas de cesantías y quedó todo en la nada. También despidos individuales se han frenado a través de la presión y la movilización. Por ejemplo, la campaña internacional que realizamos por la compañera de Visa, que estaba embarazada».

Sin embargo, el sociólogo indica que los empleadores hacen una cuenta costo-beneficio: «si logran detectar a los activistas y no hay un apoyo sindical por detrás, prefieren echar. Hacen un cálculo de mediano plazo, ya que prefieren echar al que organiza, para evitar este riesgo. Además los despidos se dan en lugares donde es más fácil reemplazar la mano de obra: un compañero de peaje, de supermercado, en algunos call centers. Lo piensan mucho más si tienen que echar a un obrero calificado».

Métodos de lucha: «Lo que en un lugar es bárbaro, en otro puede ser suicida»

libro7tapa.jpgOscar Martínez expresa que para la elección de los métodos de lucha «no hay una receta: lo que en un lugar es bárbaro, en otro puede ser suicida. En los últimos conflictos, se juega una presión inmensa del gobierno y de los medios de comunicación y en ese marco es fundamental dar una lucha en la opinión pública. Lo que hicieron los compañeros de subte de cuánto gana un gerente y cuánto ganan ellos o lo que hicieron los compañeros del Garrahan demostrando cuál es la realidad del hospital y lo que hacían ellos, es fundamental». De este modo analiza que «lo más válido depende del lugar y del momento. En algunos casos, un piquete o un corte total de los servicios puede ser muy útil; en otro puede enfrentarte con la población. Lo que nosotros vemos es que hay una articulación entre los métodos tradicionales y nuevos métodos de lucha. Las empresas intentan instalar su imagen, su logo y ganar mercado a partir de eso, entonces golpear esa imagen, demostrar que no son lo que dicen ser es bastante útil».

Por último, afirma que «una herramienta de organización muy importante tiene que ver con los boletines, con páginas web, con correos electrónicos. Es una articulación entre la toma del lugar de trabajo, el paro, el piquete. En otros casos, el rearmado del colectivo de trabajo pasó en primer lugar porque los compañeros se conozcan: asados, reuniones, campeonatos»¦ Por revertir esto de mirar al otro torcido y por construir un nosotros».


Luciana y Mariana (ANRed)


Contacto: Taller de Estudios Laborales (TEL)

 www.tel.org.ar

 Tel y Fax: 4331-0558

 E-mail: tel@tel.org.ar


Las réplicas de las tapas de los libros que ilustran esta nota pertenecen a publicaciones del TEL.



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