15/04/2006

«Biblioclastas»: La historia de los genocidas culturales

Biblioclastas_4_copia-3.jpg ANRed asistió a una de las funciones de la obra de teatro «Biblioclastas», cuya idea surgió en torno a una investigación sobre la quema de libros en la última dictadura militar. La obra introduce al público en el tema a partir de la historia de dos empleados burocráticos de un depósito, que día a día llevan a cabo parte del otro genocidio que cometió el proceso militar: el genocidio cultural.


La palabra «biblioclasta» es poco conocida por la mayoría de la gente. Es un término que se utiliza de manera genérica para denominar a quienes a lo largo de la historia, en regímenes dictatoriales y tiranías, adoptaron la quema de libros como política de aniquilamiento cultural de un pueblo. Los bibloclastas eliminan la evidencia de una historia, un pasado, un pensamiento; y esto equivale a la eliminación, casi en efecto, de una población.

Han pasado ya unos días de la conmemoración de los 30 años del golpe militar. Pero, generalmente, cuando se habla de la última dictadura militar se la asocia casi únicamente con la represión física y el plan sistemático de desaparición de los luchadores del campo popular, y con la aplicación de las bases económicas que instalaron al neoliberalismo en Argentina.

Pero el autodenominado «Proceso de reorganización Nacional» también tuvo entre sus objetivos la desaparición y quema de una gran cantidad de libros cuyos contenidos eran catalogados de «subversivos», llevando a cabo así otro tipo de genocidio: el genocidio cultural.

Biblioclastas_copia-2.jpg La obra «Biblioclastas» hecha luz sobre este aspecto poco abordado a partir de las historias mínimas de dos empleados burocráticos, Fénix y Gutiérrez (encarnados por los actores Luis Ferreyra y Jorge Gómez, respectivamente), que día a día tienen una tarea específica y rutinaria en el depósito municipal donde trabajan: quemar y desaparecer aquellos libros que el proceso consideraba «subversivos», tirándolos en un horno que arde y arde a lo largo de la hora que dura la pieza teatral.

El germen de la obra, que fue escrita por María Victoria Ramos y el ya mencionado Jorge Gómez, tiene su origen en la publicación «Un golpe a los libros», de los investigadores Hernán Invernizzi y Judith Gociol. Además, el texto final fue corregido por la prestigiosa Griselda Gambado.

«La idea surgió trabajando en torno a la falta de pensamiento crítico, la superficialidad, el alejamiento de la gente de los libros – cuenta Jorge Gómez – Y el libro nos situó en una situación específica y puntual, como fue la censura ejercida por la dictadura, que no era sólo para con los cuerpos, con las personas, sino también en el ámbito cultural, donde también había una sistematicidad. Y de ahí surgió la idea, desde la ficción, de establecer una oficina, un horno, donde se clasificara y quemaran los libros».

archivoesaffds.jpg La obra no especifica en ningún momento el tiempo y lugar en que se desarrollan los hechos. Quizás porque sus realizadores quisieron plantearla como una lectura más amplia y abarcativa de todas las experiencias de quema de libros a lo largo de la historia, como sucedió con la biblioteca de Alejandría o, para no ir tan lejos, durante el nazismo. Sin embargo, ciertos pasajes de los textos de los actores nos remiten rápidamente a la última dictadura militar argentina. Entonces aparecen las referencias claras al mundial y los spots televisivos oficiales de la época, o la guerra de Malvinas, todo lo cual nos indica que la obra puede ser entendida de ambas maneras, en clave.

La propuesta de «Biblioclastas» se torna llevadera por el hecho de que, si bien habla de un tema mucho más amplio, pone el foco (de manera efectiva y acertada) en las historias de los dos empleados del depósito, que apenas son los últimos e ínfimos eslabones de una cadena siniestra de desaparición sistemática de parte de la producción cultural de la época. Y todo esto está constantemente plagado de cierto patetismo e, incluso, en muchos momentos, de situaciones risibles, que nos hablan desde una mirada-enfoque que recurre una y otra vez al absurdo para abordar un tema extremadamente doloroso. Doloroso porque no sólo arden libros. Doloroso porque, como decía el pensador Heinrich Heine, «allí donde se comienza quemando libros, se termina quemando hombres».

Por Fernando Ruffa

BIBLIOCLASTAS:

Actores: Luis Ferreira y Jorge Gómez

Autores: Jorge Gómez y María Victoria Ramos

Dirección: Fito Rodín

Lugar: La Colada Teatro. Jean Laures 751, Capital Federal. 4961-5412

Día y horario: todos los viernes a las 22:30 hs.



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