20/01/2014

La oscura estela que dejó el Dakar

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El Rally Dakar 2014 finalizó, ya tiene a sus campeones, y es tapa en los medios de comunicación masivos, pero dejó una estela de hechos oscuros que sólo ocuparon un espacio marginal en la cobertura: represión policial a comunidades de pueblos originarios que se oponían al paso del Dakar por sus territorios ancestrales; muerte de corredores, periodistas, espectadores y animales salvajes; y denuncias de daños al medio ambiente cuando no también al patrimonio ancestral e histórico de la región por el paso de los vehículos. Informe: ANRed / Imágenes de la represión y marcha: Radio Pueblo, de Jujuy / Video: Radio Pachakuti.


El Rally Dakar concluyó, y esta nota se propone recorrer, a modo de balance negativo, los hechos oscuros que formaron parte y fueron consecuencia del paso del Dakar por la región y que tuvieron desde una escasa cobertura a una cobertura superficial en los medios masivos, como «daños colaterales» que son ajenos al espíritu competitivo y de aventura que propone el rally.

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Rally Dakar, pueblos originarios, tierras y marcas ancestrales

El domingo 12, en Rumi Cruz, a 27 kilometros al este de Abra Pampa, en la puna jujeña, fueron duramente reprimidos por la policía provincial dirigentes y miembros de los Pueblos Kolla y Omaguaca que protestaban por la falta de consulta ni informes del paso del Dakar por sus tierras ancestrales. Es por eso que se habían dispuesto a realizar un bloqueo de un camino vecinal, aprobado por el gobierno provincial para el paso del Rally Dakar. Y es por eso, también, que sufrieron la dura represión policial, aún a pesar de que entre los que bloqueaban el camino había había mujeres, niños, un sacerdote y el primer intendente indígena de Argentina, Enrique González y Sergio Laguna, respectivamente, que trataron de frenar la represión.

Video del comienzo de la presión policial – que luego derivaría en represión – contra el corte:

En repudio a esta represión hubo una movilización de miembros de comunidades originarias acompañadas por organizaciones sociales y de derechos humanos el lunes 13 por la calles de la capital jujeña, que también tuvo escasa repercusión en la cobertura mediática.

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Este hecho fue denunciado y cubierto oportunamente por Radio Pueblo de Jujuy, y reproducido por esta agencia (Ver El lado oscuro del Dakar).

De esta manera, una vez más este evento deportivo vuelve a amenazar y a hacer uso de los territorios ancestrales de los pueblos originarios.

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Incluso, en casos como el de Chile, a sido numerosamente denunciado por el Colegio de Arquéologos de Chile por destruir en versiones anteriores el patrominio ancestral de la región, al afectar, alterar y destruir los vehículos los geoglifos y Camino del Inca. «La destrucción de un geoglifo no es como un bosque de canelo que tu lo destruyes y plantas otro en el cerro del lado, acá si un sitio arqueológico se destruye, no vuelves a saber nunca más que pasó, ni continuar con las investigaciones de antiguas sociedades en base a aquellos vestigios», sostiene la vicepresidenta del organismo colegiado, Paola González.

Imagen de geoglifos chilenos

Por este motivo desde el 2012 el Colegio de Arqueólogos está solicitando que este evento sea sometido a un Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental.

Rally Dakar, excentricidades, muerte de corredores, periodistas, público en general y animales

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El concepto del Rally Dakar como un juego excéntrico donde, por lo general, compiten adinerados o millonarios aficionados a las carreras con increíbles máquinas (autos, motos y camiones) de las grandes marcas automotrices, empujando hasta lo impensado los límites de la supervivencia y trazando rutas por lugares inhóspitos y salvajes del sur latinoamericano, al mejor estilo de un safari sudamericano, dejó – como en cada temporada del Rally Dakar – una extensa lista de corredores muertos, como así también de periodistas y público herido debido a las malas condiciones de seguridad que rodean a todo el evento, y que es lo que se vende como el principal atractivo de esta disciplina: la adrenalina, el peligro, la velocidad, el contacto de lo humano con lo salvaje, el juego con la muerte.

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Esta edición dejó, como en las anteriores ediciones, numerosas muertes, accidentes y lesiones graves:

 El motociclista belga de 50 años, Eric Palante, fue encontrado muerto el pasado vienes 10 de enero, en la quinta etapa del jueves entre las norteñas ciudades argentinas de Chilecito y San Miguel de Tucumán. Ante esta muerte el piloto chileno Boris Garafulic denunció que la organización considera a las muertes (sean de corredores, espectadores o periodistas) como bajas colaterales. «Lo que más me impresiona es que a pesar de la muerte de Eric Palante, todo sigue igual. El mismo día que se supo la muerte del belga, el ambiente festivo en el campamento era el mismo que todos los días. Música y celebración. Me da la impresión que esta muerte representó un número más para la carrera», denunció Garafulic.

Imagen del corredor belga fallecido, Eric Palante

Parte publicado por la organización del Dakar ante la muerte de Eric Palante

 Dos periodistas cordobeses, Daniel Eduardo Dambrosio y Agustín Ignacio Mina, fallecieron al volcar en una curva cerrada y caer por una barranca la camioneta en la cual se movilizaban para cubrir el certamen.

Imagen de la camioneta incendiada donde iban los dos periodistas cordobeses

 Un espectador de Buenos Aires falleció en la quinta etapa de la competencia. El joven seguía la carrera a bordo de una motocicleta. Por causas que se tratan de establecer, perdió el control de la misma y cayó. Fue trasladado hacia el Hospital Belén de Catamarca, donde falleció minutos más tarde producto de un paro cardiorrespiratorio.

 El conductor español Gilbert Escalé sugrió un grave accidente con su moto. «Escalé tiene politraumatismo renal hepático y de pelvis, además de contusión de tórax y su estado es delicado, aunque se encuentra lúcido», es lo que informaron autoridades del hospital Padilla de la capital tucumana.

Conductor español Gilbert Escale

 En Bolivia falleció un médico de un paro cardíaco, que los organizadores del operativo rally en ese país vincularon con su avanzada edad. El médico se desempeñaba como ayudante de la Cruz Roja en Uyuni, un poblado ubicado a 3.700 metros sobre el nivel del mar. Asimismo, se produjo un choque entre dos vehículos que «sólo dejó dos personas contusas producto del golpe» – según informaron las fuentes policiales – por el paso de una caravana de vehículos del Dakar por el pueblo.

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 La quinta etapa del rally fue en el tramo entre Chilecito y Tucumán con casi 50 grados, fue el más duro del Dakar, y muchos motociclistas estuvieron al borde de morir dehidratados, en una clara muestra de lo demencial que se vuelve el juego a veces. El cordobés Pablo Pascual se deshidrató y denunció a la organización del evento: «Me deshidraté. Nos metieron en el mismísimo infierno. De casualidad pude pedirle agua a una ambulancia (…) Nadie ha pensado en la vida de los seres humanos, fue una verdadera masacre (…) Cuando la ambulancia me buscó, recogimos a otros pilotos que estaban muy mal. Me quedó marcado un español, desnudo completamente al borde de la ruta. Estaba perdido, los ojos los movía para todos lados, corría en la arena y gritaba. Luego se desmayó», culminó.

 El conductor Carlos Sainz (SMG) sufrió un duro accidente en la décima etapa del Dakar , entre Iquique y Antofagasta, y abandonó el rally.

 El motociclista Marcos Patronelli estuvo a punto de sufrir graves lesiones cuando su cuatriciclo siguió de largo y cayó por una barranca de más de 400 metros de profundidad, con lo cual su vehículo quedó totalmente destruído y se vio obligado a abandonar la carrera.

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De Africa a Sudamérica, antecedentes del juego de la muerte

Actualizando los datos con las muertes que dejó esta última edición que culminó la competencia suma ya 62 víctimas mortales desde la primera edición en 1979. De ellos, 23 son pilotos y copilotos y el resto espectadores, periodistas, asistentes y transeúntes ajenos a la carrera, además de animales autóctonos que se cruzan siempre en las rutas demarcadas por los organizadores en territorios naturales donde el hombre casi nunca pasa.

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Para tener en cuenta solo algunos de los antecedentes del rally en la región, ya en enero de 2011, en el autódromo chileno de Arica, un accidente eléctrico mató al mecánico Cristian Cisternas, de 25 años, y dejó a dos trabajadores heridos. En 2009, en la primera etapa Buenos Aires-Córdoba, la joven Sonia Natalia Gallardo fue arrollada por un camión competidor y murió luego en el hospital. En el lugar donde se encontraba no habían barreras ni avisos para el público. Los dos pilotos del camión fueron absueltos por el juez en primera audiencia.

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El Rally Dakar, que en su momento unía en su recorrido las localidades de París y Dakar, ya en 2005 en Francia, generaba el hecho de que 24 organizaciones sindicales y ambientalistas habían pedido su supresión, tachándolo de «espectáculo publicitario y mercantilista en un escenario como el continente africano, marcado por la pobreza, el hambre, el sida y el endeudamiento.”

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La excéntrica competencia, que casi íntegramente se desarrollaba en las dunas del desierto africano, uniendo las localidades de París y Dakar, se realizó hasta el 2008. Las amenazas de Al Qaeda, las protestas de los ambientalistas en África y Europa y las 50 mil firmas contrarias recogidas por la organización Stop Rallye Dakar (www.stop-rallyedakar.com) llevaron al gobierno francés a recomendar la suspensión del evento, considerado la vitrina de la industria del «off road».

Incluso hay nostálgicos de los suelos y duras condiciones que imponían los suelos africanos: «La gente se queja porque estaba acostumbrada a los Dakar fáciles. Se había olvidado de las pruebas en África. Un Dakar es un Dakar, y la muerte es parte del juego y de la carrera. Lo que pasa es que con el Dakar, todo se magnifica», se escuchó opinar en estos días al piloto de coches español Nani Roma. «En África todo era mucho más peligroso y salvaje», agregaba otro corredor, Ari Vatanen.

Ahora desde hace tres años se lleva a cabo en esta región del globo, y por lo general comienza en Argentina. Como en todas las anteriores emisiones, han habido denuncias de corredores que excedieron la velocidad circulando en dirección contraria, embistiendo a vehículos particulares y poniendo en peligro vidas.

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Otra acusación frecuente en contra de los organizadores es que, gracias a la complicidad de las autoridades gubernamentales de cada país, y en nombre de que se moviliza la industria del turismo, no se les obliga a presentar un estudio de impacto ambiental ni a reparar los daños provocados por el rally.

Mientras, los medios masivos siguen obnubilando a los espectadores mostrando el «lado lindo» del Rally Dakar, con espectaculares tomas aéreas, heróicos recorridos, mucho polvo y el peligro de jugar a desafiar y demostrar una y otra vez una supuesta superioridad del ser humano sobre la naturaleza.

Más información sobre el tema en No al Dakar.



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