Reimundo Pino, dos años y medio desaparecido
Reimundo Nazario Pino desapareció hace dos años y medio en el establecimiento El Portezuelo, de Eliberto Sepúlveda, su patrón, quien lo llevara hasta allí para las tareas de campo. En la madrugada del 9 de julio de 2011, con plena ceniza del volcán Puyehue, fue visto por última vez por el peón Cumil. En todo este tiempo la familia Pino y comunidades de la meseta reclamaron y exigieron saber la verdad, conocer lo que pasó. Las respuestas fueron unas tímidas búsquedas y solo promesas de más búsquedas y algo de investigación. Poco cumplimiento han tenido. Por Angel Callupil, desde Trelew, Chubut.
Entrevistas con el gobernador Martín Buzzi y otros funcionarios del ejecutivo provincial, con el Procurador General Dr. Miquelarena, con miembros de la Fiscalía de Puerto Madryn, diversas presentaciones, marchas y amplia difusión, se sucedieron en estos dos años y medio, siempre encabezados por doña Hortencia Hueicha, madre de Reymundo y lonko de la comunidad Los Pino.
Hace tres meses se difundió que a unos 40 km al sur de Gan-Gan se encontró un cuerpo y parecía que podría ser el de Pino. Se tardó en poder acceder al lugar y retirar el cuerpo; la familia en ningún momento pudo estar presente, luego solo vieron unas fotos, en la comisaría local. Unas semanas más tarde tomaron una muestra a doña Hortencia para poder iniciar el estudio del ADN, hasta el momento no se conoce nada más. Tampoco se sabe la identidad de ese cuerpo.
La impunidad está muy cerca de este caso y se suma a las muertes dudosas denunciadas de Cervantes Huayquilaf, Daniel Muñoz, Victoriano Cual, Jose Pichalao, Juan Crespo y Juan Carlos Cañiu, de las que no se supo la verdad en esa amplia zona de la meseta central.
Se teme que esta situación quede así, con investigación inconclusa, con testigos que pudieran dar más detalles. Poco esfuerzo se encuentra para acercarse a la verdad.
Sin embargo la familia sigue esperando la voz de la justicia y de quienes debieran dar una respuesta, sigue reclamando por la aparición, exigen la verdad, para no seguir sintiendo que la vida no vale nada.
Fuente: Angel Callupil