05/01/2014

Bolo, Montagne, Cheeky = Trabajo Esclavo

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Trabajadores/as de la fábrica textil de Mónica Mariel Bolo – que acampan desde hace tres semanas en defensa de sus puestos de trabajo – realizaron un festival solidario junto a organizaciones gremiales, políticas y sociales para recaudar fondos para mantener el acampe. «Hay gente que nos dice: ‘Mariel Bolo me hizo lo mismo a mí’ (…) Esto viene desde 2012 (…) Esta mujer hace siempre lo mismo, va cambiando de gente, estafando», denunció Jihovana, vocera de los trabajadores, entrevistada por ANRed. Informe e imágenes: ANRed.


Al acercarse a las inmediaciones de la empresa de Mónica Mariel Bolo (ubicada sobre Zañartú 608, en el barrio de Boedo) uno se puede encontrar con un fuerte dispositivo de Gendarmería y de la Policía Federal, que con una gran cantidad de móviles vigila el acampe que desde hace tres semanas mantienen los trabajadores en reclamo de sus sueldos impagos y en defensa de sus puestos de trabajo.

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También se pueden ver caminando en la otra esquina – sobre Saraza, la calle paralela a aquella en la que se encuentra la puerta de la fábrica – varios grupos de gendarmes armados, en lo que se puede considerar una virtual manzana ocupada por fuerzas de seguridad. No sólo eso, sino que se podía ver a varios efectivos de la policía federal circulando, observando y comiéndo choripanes en medio del festival solidario que realizaron varias organizaciones junto a los trabajadores hoy, sábado 4, para recaudar dinero para el fondo de huelga y que los trabajadores puedan mantener el acampe frente a la empresa.

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Los trabajadores, abandonados por el gremio que debería defenderlos, denuncian a Mónica Mariel Bolo por avisarles de un día para el otro, sin preaviso, que no podía pagar sus sueldos ya que, supuestamente, las empresas Montagne y Cheeky – para las cuales es proveedora Bolo – no se disponían a girar el dinero para solventar sus sueldos. De esta manera, presos de una oscura tercerización y precarización laboral los/as 85 trabajadores/as afectados se encontraron con que no sabían a quién reclamar y veían peligrar sus puestos de trabajo, ya que ambos sectores vinculados en la producción textil deslindaban responsabilidades en el otro.

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Es por eso que los/as trabajadores/as decidieron acampar junto a sus familias desde hace tres semanas porque consideran que siempre estuvieron empleados por Bolo, aunque denuncian también la complicidad con el trabajo esclavo de las empresas Cheeky y Montagne.

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Se hicieron presentes y dejaron sus palabras, entre otros, el delegado de Fel-fort, Rodolfo Vidal, el presidente de la FUBA, Julián Asimer, la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), el Colectivo Nuestra Clase, además del Partido Obrero (PO), el Frente Popular Darío Santillán (FPDS)- Corriente Nacional (CN), y Marea Popular.

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ANRed entrevistó en este marco a Jihovana, vocera de los/as trabajadores/as de Bolo que acampan frente a la empresa desde hace 3 semanas:

«Nuestro recibo decía que trabajábamos cuatro horas, pero nos quedábamos diez, once, doce”

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¿Cómo empezó el conflicto?

En mi caso, empecé a trabajar en julio, y justo cuando entré vinieron desde la AFIP. Yo vine por un anuncio de la radio, donde decían que era trabajo en blanco. Recién para ese mes empiezan a blanquear a quienes estaban trabajando acá (antes se trabajaba en negro). Luego escuché comentarios de que el pago no era como debía ser, que se daba en tres cuotas, más o menos. A mí se me pagaba normal, pero para septiembre, octubre, se empezó a retrasar con el pago de los sueldos. Nos daba un poco, y después teníamos que esperar. Ante eso nosotros nos manifestamos porque nos debía un mes. A algunos desde el mes de octubre se les debía. Como reclamo por eso, los chicos de arriba dejaron de trabajar. Ahí Mariel llama a Gendarmería, a su abogada, y nosotros a un abogado, y quedan que el día lunes 9 de diciembre se iba a trabajar normal. Por reclamar el aguinaldo, por reclamar esa cuestión de los sueldos, para un jueves antes de que pasara todo esto, echaron a nueve personas, y para el día viernes, paramos toda la fábrica.

Con los de SOIVA (Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines) y abogados presentes, la señora se compromete que para el día lunes iba a dar un vale, y el 19 de diciembre se les iba a cancelar a los que había despedido.

El lunes nos encontramos con las puertas cerradas, con una seguridad que pedía sólo el número y el nombre, nos decían que no había nadie dentro de la fábrica, que no nos podían atender, y que nos fuéramos. Como queríamos una explicación, nos quedamos. Ante esto, varios vecinos nos dicen que entre sábado y domingo la señora trajo camiones de mudanza para llevarse máquinas.

El martes 10, de la fábrica sale el esposo de Mariel para decirnos que como pensaron que íbamos a tomar la fábrica, sacaron las máquinas de ahí. «No van a conseguir nada aquí, vayan a Cheeky, a Montagne, no nos molesten a nosotros” nos dijo, cuando para nosotros era claro que ellos eran los responsables. «Yo quiero solucionar esto, acá están los documentos de cuánto se les tiene que pagar, ahora voy a negociar con Montagne, para ver cuándo se les deposita.” Cuando volvió a la noche, nos dijo que Montagne no quería responder.
Para el miércoles 11, por la ventana, Mariel nos empieza a insultar, viene su hija y hace lo mismo. Ese mismo día viene Gendarmería y la ayuda a salir. Nosotros no teníamos problema con que esté, pero todavía seguía sacando cosas de la fábrica, y nosotros no sabíamos qué tipo de papeles estaba sacando. Ahí la policía nos agredió al golpear a los niños y señoras.

Desde SOIVA no nos informaban sobre lo que se estaba mediando en el Ministerio de Trabajo. Nosotros nos enterábamos por nuestro abogado que había audiencias. Ahí nosotros pedimos participar. En las últimas dos participamos las delegadas. En la primera nos agredieron todos, incluso el Sindicato, que estaba del lado de la patronal. En esa sí firmamos, pero en la última (27 de diciembre) no nos gustaron muchas de sus propuestas. Verbalmente decían una cosa, pero por escrito figuraba otra: que las marcas se estaban desvinculando, que ya no aceptaban responsabilidades, que nosotros debíamos levantar el acampe ese mismo viernes 27 a las 6 de la tarde, y que la fábrica abriría las puertas nuevamente el 6 de enero. Hasta esa fecha, si se desvinculan las marcas, se termina de sacar todo y ya no tenemos garantía. Entonces no firmamos las delegadas. Nos echaron de la conciliación y no se quedó en nada.

Para navidad nos tendrían que haber dado un vale para pasar estas fiestas, y nunca llegó. Este lunes pasó lo mismo, nos tendría que haber dado un vale de $2500, fuimos a cobrar pero nos dijeron que como no habíamos levantado el acampe no nos darían nada. Entonces estamos en eso todavía reclamando, no vamos a permitir que Cheeky y Montagne se desvinculen, porque es la única garantía que tenemos para recuperar el trabajo.

A ustedes les pagaba la dueña de la fábrica, y les pasaba la responsabilidad a Cheeky y Montagne.

Una semana antes de que pase todo, Mariel nos dijo que en Montagne no podía confiar porque «no le daba la gana” darle la plata para pagarnos a nosotros. Ella lo dijo así, responsabilizó a Montagne sobre todo. Por eso va consiguiendo otras empresas, pero dijo que si no le pagan ellos, no tiene para pagarnos a nosotros.

¿Qué abogados tienen?

Nosotros conseguimos un abogado a través de La Alameda. Nosotros, a los primeros que despidieron, no sabíamos cómo movernos en cuanto a lo legal, qué podríamos hacer, entonces fuimos a buscar ayuda a un grupo de la comunidad, pero después lo descartamos porque el abogado no tuvo tiempo para nosotros. Ahora estamos con uno recomendado por La Alameda. Estamos haciendo denuncias por vaciamiento, también vamos a ir al INADI a denunciar por discriminación, estamos juntando todas las pruebas necesarias. Desde el 9 de diciembre hasta hoy viene gente de muchos lados diciendo que Mariel Bolo les hizo lo mismo, con documentos y telegramas que lo prueban, sobre varios lugares donde hizo trabajar en negro. Ahora llama una señora que le vendió las máquinas que están adentro, y dice que Mariel le pagó sólo la mitad, que le quiere iniciar un proceso judicial. Hay mucha gente que dice que esta mujer hace lo mismo, que va cambiando de gente, estafando. Todas esas pruebas las estamos juntando.

¿Cuantos despedidos son?

En la calle dejó a 85 personas, pero es más. Desde junio, ella va echando gente, quienes aún venían a cobrar el sueldo adeudado, porque no les pagaba completo. Nosotros no tenemos ganas de agredir, sino que venga a solucionar en serio, no que venga con mentiras, agresiones, como ya hizo. Ella tiene el derecho de entrar y salir de su casa, nunca le vamos a impedir el paso, porque es su casa.

¿Cómo se están organizando?

Ahora estamos por turnos, para que sea un poco más llevadero. Se quedan diez o quince por turno, y vamos rotando. Estamos reclamando algo que nosotros nos ganamos, somos gente trabajadora. No estamos reclamando nada que no nos pertenezca.

¿Qué organizaciones están colaborando?

La Alameda está con nosotros, vienen también los chicos del Darío Santillán, vienen de centros culturales, viene gente de nuestro gremio, los chicos de Elemento, todos costureros, que están en el rubro textil. También de Brukman y de otras fábricas textiles diciendo que los de Montagne hacen trabajo esclavo. Además estamos haciendo averiguaciones sobre quién permitió el funcionamiento de esta fábrica, porque no tiene salidas de emergencia, ni matafuegos, ni ventilación, teníamos dos baños, y somos 85 trabajadores. No nos daban barbijo, la señora hacía promesas que nunca cumplía. Todo esto ya estaba planeado.

¿Podrías contarnos cómo es un día de trabajo de ustedes?

En nuestros recibos de sueldo figuran media jornada: cuatro horas de trabajo en blanco. Pero yo entraba a las 8 de la mañana hasta las 19hs, once horas de trabajo. Hay otros que trabajaban de 7 a 19hs, otros diez horas. Después ella obligaba a los encargados a que nos apurasen. Muchas veces hubo malos tratos, insultos. En la mañana nos daban desayuno, pero solamente Te con galletas, y nosotros exigíamos que nos den por lo menos un vaso de leche. Para lo que se nos está pagando, un vaso de leche no es nada. Nosotros trabajamos mucho con el polvillo, y eso hace mal a los pulmones. Para el rubro textil es obligatorio el vaso de leche. La señora nos dijo que era suficiente con lo que nos daba, y que no tenía obligación de darnos nada. Las horas de descanso eran de 20 minutos. Después nos apuraban a volver a trabajar. Las horas eran sólo minutos, de almuerzo, de desayuno. Tampoco había hora de merienda»¦

¿Ahora cómo siguen?

Ahora estamos realizando un festival para recaudar fondos de huelga, para seguir con el acampe. Seguiremos, nosotros estamos en plan de negociar, por algo que nos pertenece. Nos hizo una propuesta, pero todos mis compañeros se opusieron, porque eran $17000, incluidos lo que se le debe por sueldos adeudados, más una indemnización, que quiere dar en pagos de seis cuotas. Los chicos no están de acuerdo. Conociéndola, nos va a dar una cuota apenas, y después se va a olvidar. Vamos a hacer el acampe, y veremos qué viene.

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Contacto:

 Jihovana, referente de los/as trabajadores/as: 15-3593-5952



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