17/11/2013

La aceleración de los tiempos económicos y políticos en el país

inflacion-2.jpgDespués de las legislativas, el gobierno kirchnerista y los sectores políticos de la oposición ya muestran sus aspiraciones presidenciales. Mientras tanto, el presente económico convoca a tomar medidas. El camino para las propuestas de la izquierda, si se apoya en un fuerte protagonismo de movilización y contralor social por parte de trabajadores, usuarios y otros sectores de la comunidad, estaría libre de interferencias. Por Eduardo Lucita – EDI-Economistas de Izquierda.


Han pasado las elecciones de medio término y los tiempos económicos y políticos parecen acelerarse. Disputas entre los partidos y al interior de los mismos, deterioro de las variables macroeconómicas y angostamiento del margen de maniobras del gobierno, son los ejes de la coyuntura inmediata.

El neodesarrollismo impulsado por la administración kirchnerista ha pasado, hasta ahora al menos, por tres momentos o períodos. Un primer período (2003-2008) que podemos llamar de crecimiento rápido sin mayores dificultades. Un segundo período (2008-2011) de crecimiento con obstáculos -entre ellos la crisis internacional del 2008-2009- que el gobierno debió remover y superar. Desde principios de 2012 hasta la actualidad estamos atravesando un período de crecimiento débil y reaparición de los condicionantes estructurales de la economía nacional.

Límites estructurales

Estos límites se expresan hoy en el regreso de la restricción externa. Dicho de otra manera en la falta de divisas para hacer frente a las importaciones, a los pagos de los servicios de la deuda y al saldo negativo de la balanza de turismo. En el alza continuada de los precios -especialmente alimentos- que no cede a pesar de la menor actividad, y en su contrapartida, el debilitamiento de la competitividad internacional -por atraso relativo del tipo de cambio-. También en el déficit fiscal, en cuya reaparición pesan fuertemente los subsidios -especialmente en energía y transportes-. En la insuficiencia de inversiones reproductivas y en infraestructura. En la dependencia del sector industrial de las importaciones de insumos, partes y componentes -significativamente industrias automotriz y electrónica- y en las dificultades para avanzar en la sustitución de importaciones.

La política como secuencia

Las imágenes se suceden aceleradamente. Inmediatamente después de las elecciones legislativas del 27 de octubre la contrapartida de la baja performance del gobierno en los principales distritos no fue otra que la ascendente figura de Sergio Massa, quien ya se estaba probando el traje y el bastón de mando presidencial. Pero a poco andar, se conoció el fallo de la Corte Suprema de Justicia avalando el carácter constitucional de la Ley de Medios Audiovisuales.

El kirchnerismo pudo entonces retomar aire. Su derrota fue importante en provincia de Buenos Aires pero continúa siendo la primera fuerza del país con el 33,4 por ciento de los votos. Aumentó su bancada en Diputados y retuvo el quórum propio en las dos cámaras.

Adicionalmente, ya cuenta con la aprobación de las principales leyes para el año próximo -prórroga de la emergencia económica y Presupuesto 2014-. Conclusión: la gobernabilidad estaría garantizada, y no todo está perdido para el 2015. Ahora lo que ocupa las primeras planas es el narcotráfico, y desde la iglesia hasta la Corte Suprema todos se rasgan las vestiduras, aunque nadie dice claramente qué hacer.

Un nuevo escenario político

Descartada la re-reelección, tanto el oficialismo como la variopinta oposición derechista se han lanzado a la selección de liderazgos en vista al 2015. Unos y otros, tienen serias dificultades para proyectarse nacionalmente.

En el peronismo disidente, que congregó el 25,2 por ciento de los votos en las elecciones, Massa y el córdobes José Manuel de la Sota son números puestos, mientras que en el kirchnerismo día a día se suman nuevos postulantes: Daniel Scioli, Sergio Uribarren, Julián Domínguez, Jorge Capitanich, Florencio Randazzo. En la centro- derecha republicana, que sumó el 24,7 por ciento, Julio Cobos, por el radicalismo recompuesto, y Hermes Binner, por el socialismo, picaron en punta, pero también se han anotado en soledad Pino Solanas y hasta el propio Martín Lousteau. Mientras que Margarita Stolbizer ya anunció sus aspiraciones a la vicepresidencia. Con el 7,6 por ciento de los votos, el PRO ya anunció a Mauricio Macri como su candidato.

Mientras tanto el FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores), que alcanzó el 5,5 por ciento nacional y fue la mayor sorpresa positiva en los pasados comicios, se encuentra más abocado a la preparación de proyectos de leyes que garanticen mejoras para las mayorías obreras y populares, y a como enfrentar un eventual ajuste, que por 2015. Sin embargo, este horizonte está presente, nadie razonablemente puede discutirle las legítimas aspiraciones presidenciales a Jorge Altamira, pero esto incluye un debate pendiente. El frente, tal como está ¿será suficiente para dar respuesta a esas legítimas aspiraciones y al mandato que sumada toda la izquierda recibió con el 6,4 por ciento de los votos? ¿O sería razonable y necesario ampliar la alianza a otras fuerzas de izquierda y movimientos sociales?

Aún faltan dos largos años y una situación económica no explosiva pero si complicada.

El complejo tránsito al 2015

Golpeado por los resultados de las urnas y por la incertidumbre que provoca la enfermedad presidencial, el gobierno parece flotar en el aire, mientras que las variantes de la oposición derechista promueven la devaluación y distintas formas de ajuste. Como siempre parten del supuesto que reduciendo la emisión (menor gasto público), liberando el mercado cambiario y los controles a las importaciones y volver al endeudamiento, se reordenará la macroeconomía, se controlará la inflación y volverán las ansiadas inversiones externas.

El kirchnerismo nunca ha actuado por convicción sino por necesidad. Es posible entonces que incentive los esfuerzos estatales para arbitrar en los desequilibrios de la economía. Claro que fiel a sí mismo lo haría sin ningún plan preestablecido, sino con medidas parciales. Por empezar ha dado indicios de buscar un regreso a los mercados, léase nuevo endeudamiento -pagos al Ciadi, desbloqueo de líneas de crédito del Banco Mundial, avance en los acuerdos con el FMI y el Club de París, propuestas a los «fondos buitres»-. Probablemente esto vaya acompañado por un desdoblamiento cambiario con un tipo de cambio para el turismo y las finanzas y otro para las economías regionales o tal vez por la postergada segmentación de las tarifas eléctricas y una reducción porcentual de los variados subsidios y por lo tanto una menor emisión monetaria. Y una mayor liberalización para importaciones de insumos y partes industriales.

Un conjunto de medidas que permitirían llegar sin mayores sobresaltos hasta 2015, pero sin soluciones de fondo que tiendan a resolver los problemas estructurales de la economía argentina. Claro que hay una parte de especulación por parte de este analista, no debe descartarse algún sacudón de la economía mundial, o que los intereses contrapuestos de las distintas fracciones del capital traben cualquier iniciativa o que la crisis política nacional se acentúe he impacte sobre la economía.

A izquierda

En este escenario el camino para las propuestas de la izquierda, si se apoya en un fuerte protagonismo de movilización y contralor social por parte de trabajadores, usuarios y otros sectores de la comunidad, estaría libre de interferencias.

La reapropiación por parte del Estado de los principales resortes económicos que hacen al desarrollo -ferrocarriles, energía, comercio exterior, finanzas-, el control de costos de las formadoras de precios y la imposición del criterio de razonabilidad en las tasas de ganancias, y la suspensión de los pagos de la deuda y su investigación junto a una reforma tributaria progresiva, surgen como una necesidad para poder reordenar la economía con un sentido social y obtener recursos genuinos para la acumulación, la defensa del empleo, de los salarios y de los ingresos populares.

El cuadro de situación permite renovar las esperanzas.



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