10/10/2013

Gabriela, la mamá de Lulú: «ese DNI es la lucha, las lágrimas de esa nena»

tapa-1370.jpgGabriela, la mamá de Lulú, la nena trans de seis años, accedió a charlar nuevamente con Alfredo Grande en su programa Sueños Posibles, pocas horas antes de que le entregaran a su hija el documento con el nombre de mujer con el que verdaderamente se identifica. Además del caso en particular, Gabriela se refirió a lo que implica el caso de su hija para futuras situaciones similares. Por La Retaguardia


La entrevista, lejos de ser exclusiva, tiene la lógica de nuestros medios: que se replique libremente, citando la fuente.

 Alfredo Grande: Siempre dije que el DNI es como un espejo y parece que finalmente Lulú se va a reflejar en un espejo que le devolverá su verdadera imagen.

 Gabriela: Sí, hoy tiene donde mirarse, donde reflejarse. Estamos muy contentos pero me parece que por lo menos para mí la palabra sería tranquilidad. Me siento más tranquila, sé que ahora voy a ir con ella a donde sea y que se terminaron las explicaciones, las situaciones de humillación, de no comprender, se terminó el «˜qué dice acá»™. Acá dice Lulú y esta es una nena y acá está su foto de nena y eso te da por lo menos tranquilidad. Se respetaron sus derechos, se ganó su derecho al DNI, y lo ganaron muchos nenes más que seguramente van a surgir, se instaló el tema que es muy importante. Hay que hablar de los niños trans, que un niño de seis años puede decidir sobre su identidad, puede decidir quién es.

 AG: Se han respetado sus derechos y sus deseos. Lo lamentable es que para muchos resulta extraño que una madre escuche el deseo de su hija.

 G: Tuvimos que aguantar muchas cosas, muchas personas nos hicieron la lucha mucho más dura de lo que era. Acá luchó Lulú, pero no estos dos meses, sino hace cuatro años que ella lucha por ser, por existir, lo demuestra a diario. No hubo un solo día en estos cuatro años en que ella diera un paso atrás en su identidad y en el deseo que tenía de ser la niña que hoy es. Yo siento que el triunfo es de ella, la lucha también, yo solamente la acompañé en trámites que ella no podía hacer. Muchos dijeron «˜por qué esta mamá quiere un DNI para una nena tan chiquita»™, pero la sociedad te exige un DNI. Si yo hubiera ido con la nena y el DNI de varón y la sociedad sabría lo que es una nena o un nene trans, no hubiéramos tenido ningún problema, ni siquiera hubiera pedido un DNI. Acá hay mucha falta de información, mucha ignorancia sobre el tema, por eso se presentaban estas situaciones incómodas. Yo creo que hay un antes y un después de Lulú, eso es lo que siento. Hoy muchos pueden decir «˜mi nene es como Lulú, la nena que salió en la tele»™, y ahí la gente ya entiende.

 Irene Antinori: Digamos que esto produce una ruptura y un cambio cultural.

 G: Sí, llama a la reflexión también. No se puede cambiar la sociedad, ni la sociedad entera va a cambiar y aceptar de un día para el otro que un nene tiene deseo de ser nena o una nena tiene deseo de ser nene, pero sí algunos van a ponerse a pensar, y al que esté pasando por una situación como la que yo pasé, tan difícil, este tema le sirvió para ver a su hijo de otra manera, para que se termine la represión, el castigo, la vergüenza, el miedo. Con todo lo que escuché noté que hay mucho miedo, se preguntaban «˜cómo se le va a entregar un DNI a una nena tan chiquita»™. No se le estaba haciendo un daño, al contrario se le está otorgando un derecho, que todo el mundo tendría que celebrar. Pero me parece que lo ven desde el miedo que les genera la falta de información que tienen, a mí no me da la cabeza para razonar que dicen que una madre puede inducir a su hijo a comportarse o a sentirse del género opuesto al que nació. Una mamá puede acompañar, puede estar, pero no puede formar la identidad de su hijo. La sociedad tiene que abrir un poquitito más la cabeza y ponerse a pensar. Y Lulú estuvo ahí, instalada en cada casa y se planteó el debate, por qué no, por qué sí, y eso está muy bueno, porque antes no se hablaba de esto.

 Fernando Tebele: Tu entrevista anterior en este programa tuvo mucha repercusión en otros medios de comunicación, ¿cómo hiciste para no caer en la tentación de dar todos los reportajes que te habrán ofrecido, teniendo en cuenta que estamos en una sociedad donde lo que parece que lo que vale es estar en todos los canales de televisión?

 G: Creo que es entrevista ayudó mucho. Si yo hubiera querido eso lo hubiera hecho hace dos años atrás, no ahora. Lulú es Lulú hace cuatro años. El tema no era sentarme a contar la historia de Lulú, sino sentarme a pedir el DNI de mi hija, que es distinto. En lugar de sentarme en un sillón a saciar el morbo y la curiosidad de la gente, me senté donde me tenía que sentar para que a mi hija le dieran el DNI. Me senté con la gente de la CHA, en la sede del INADI, con la gente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia que sacaron un dictamen extraordinario para apoyar el DNI de mi hija. Me parece que ir a todos los canales a decir cómo era la vida de mi hija no me iba a hacer conseguir el DNI. Sí me aguanté de llamar y decirles a algunos que lo que estaban diciendo estaba mal, que estaban dando un mal mensaje; no podía creer que hubiera licenciados, pediatras, psiquiatras, psicólogos hablando de mí como si me hubieran conocido o me hubieran tenido delante de ellos durante meses para dar un diagnóstico como si fuera una mamá loca. Los vi hablar con una liviandad de la homosexualidad de mi hija, por favor, tiene seis años, todavía no tiene una orientación y una inclinación sexual. Estamos hablando de una identidad, por eso digo que cuando la sociedad se entere y se empape del tema ya no va a haber confusión entre identidad de género e inclinación sexual. Decían que le cambiábamos el sexo, no, le cambiamos el género en el DNI, nada más.

 AG: Además, en realidad, se lo cambia ella.

G: Por eso decía que es la lucha de Lulú. Al principio lo vivimos dentro de casa y por ahí asombra que una criatura tan chiquitita se imponga de tal manera, y después que salimos de casa estuvimos dos años más y en ningún momento Lulú quiso dejar de ser Lulú, al contrario iba reafirmándose cada vez más. Por eso lo del DNI me tiene muy contenta, muy tranquila, pero sé que no es la última batalla. Nosotros vamos ganando batallas y tratando de solucionar las situaciones que se nos van presentando. La primera batalla que ganó Lulú fue la estadía en el jardín, porque no es que ahora va como nena al jardín, ella hizo toda su salita de cuatro y está terminando salita de cinco; pero la primera batalla ganada de ella fue ir al mismo jardín donde fue todo un año como varón, y delante de todas las maestras, todos los padres y todos sus amiguitos presentarse como una nena, que es como ella quería ir al jardín, y eso no lo hace un nene que está disfrazado y se lo impone la madre. Las agallas, el temperamento, la decisión que tiene esta nena por ser quien es, es lo que la lleva a todo esto. Ahora el DNI es otra batalla más, pero la vida de Lulú sigue, van a seguir las complicaciones, tiene que empezar la primaria, los niños cuanto más grandes son a veces son más crueles, y Lulú lo va a tener que sufrir, luchar a diario desde acá hasta el resto de su vida.

 AG: Lulú y Gabriela son una forma muy emocionante, muy fuerte de enfrentar lo que yo llamo hace muchos años la cultura represora, en este caso de los deseos más profundos de Lulú. En todo este tiempo que he tenido cierto grado de exposición, inclusive con colegas y alumnos, escucho cada vez más una mirada más reflexiva, más serena e incluso me han sorprendido algunos colegas que se han mostrado solidarios con tu posición, que lo que has hecho es algo así como una promoción de la salud mental porque es escuchar al otro/otra en lo que el otro/otra quiere, y realmente creo que se ha producido un cambio cultural que es incipiente y sujeto a cambios, pero de todas maneras han logrado, Lulú y vos, un cambio en la manera de pensar porque ya no es un tema abstracto la cuestión de género, sino que es una cosa bien concreta. El género es el deseo de una nena que quiere ser nena.

 G: Hay algo muy importante que hay que rescatar que me comentó el otro día la maestra de Lulú. Fui a retirarla del jardín y me dijo «˜después de toda esta semana que han estado ustedes con el tema del DNI, que ella ya se sacó la foto, puso sus huellas, la veo más feliz, está mucho más contenta. No tenía manera de llegar a ella para que confiara en mí y ahora vino, se acercó a contarme que tiene DNI nuevo»™. Se la nota más tranquila, más feliz. Lulú está al tanto de todo y es consciente de todo. Para mí este cambio en el jardín es muy importante, tanta gente dijo que una nena de esta edad no puede decidir, no puede sentir, elegir. Sí se puede, lo que pasa es que los papás no quieren escuchar, ver, muchos no quieren aceptar. Supongo que es preferible ahorrarse todo lo que me tocó vivir, meter la mugre debajo de la alfombra como decía mi abuela, y hacer de cuenta que nada pasó, mientras tanto ese chico crece reprimido, castigado. Y no es que se lo castigue con golpes, sino con el no constante, con el no reconocimiento; y después cuando tienen catorce, quince años se van de sus casas, se lastiman, la mayoría termina en el suicidio, no se puede contrariar el deseo de una persona.

 IA: ¿Cómo vivió Lulú el tratamiento de este tema por parte de los medios?

 G: Al principio se vio en el diario y lo primero que me preguntó fue por qué había salido de espaldas, y todo se lo tenés que ir explicando. Cuando apareció en la tele y se empezaba a tocar de una manera en que se faltaba el respeto yo la apagaba, e incluso a veces me los llevaba a la plaza para que no vean, no escuchen. Veíamos dibujitos como para aislarla de todo eso, ya bastante tiene como para seguir agregándole. Yo pienso que ahora se va a tratar un poquito mejor el tema. La primera parte fue para todo el mundo desahogarse, no había filtro, cada cual dijo lo que quiso y se faltó mucho el respeto, yo traté de que mis dos hijos no lo escucharan.

 FT: En la charla anterior nos contaste algunas cosas de lo que decían en el barrio, ¿sentís que esa mirada externa pero cercana, que es la del barrio, cambió después de haberte escuchado?

 G: Es interesante la pregunta. Sí, se me acercaron dos mamás del barrio, con las que no tengo más trato que un saludo, y me dijeron que me habían escuchado. Qué importante es escuchar y no juzgar. Ellos veían que yo tenía un nene que en determinado momento salió vestida de nena, y nadie se me acercó a preguntarme, al contrario. Entonces, una mamá me dijo «˜te escuché, cuánto dolor pasaste, contá conmigo para lo que necesités»™, y la otra habló con mi mamá y le pidió que me diga que cuento con su apoyo. Por lo menos dos personas en el barrio escucharon y cambiaron de opinión, les cambió la impresión, algo se modificó, por eso digo que hay un antes y un después de Lulú y ojalá sirva para otros chicos, me sentiría doblemente feliz si me entero que esto llegó a una mamá o un papá que tiene un nene que está manifestando, que da señales, todos los nenes dan señales sobre su identidad, el tema es que las capten sus padres.

 AG: Respecto a esto que decías de barrer la basura debajo de la alfombra, eso no es tan grave, pero en el caso de Lulú sí porque era barrer los deseos debajo de la alfombra. Yo escuchaba que algunos se preguntaban por qué le daban el DNI si es tan chiquita, y justamente se le da el DNI porque es tan chiquita, un adulto capaz se lo puede bancar.

 G: Un adulto, por ejemplo un trans que tiene 25 años y decidió a partir de los 20 vivir como mujer, saquemos la ley y que no tiene DNI nuevo, si va a votar esa persona grande ya sabe que en su documento dice Roberto y así lo van a llamar, y va preparado para eso, es conciente de su elección y de todo lo que le puede llegar a pasar. Pero cómo le explicó yo a una nena tan chiquita por qué la llaman por otro nombre. En la criatura es donde más hay que focalizarse, todos los trans tuvieron una niñez y fue traumática, son muy pocos los que te dicen que la mamá los apoyó. La mayoría tiene sus primeras decisiones en la infancia y se pasan por alto.

 AG: Tanta razón tenés en lo que decís que los mismos que de pronto atacaban tu conducta, idealizaban a Florencia de la V como un gran ejemplo, y ella misma dijo que desde muy chiquita ya le pasaba esto. Creo que realmente el tema ha tenido un efecto boomerang para los más reaccionarios y detractores, y vamos a ver ahora qué pueden decir o a dónde se van a esconder.

 G: En general, la noticia sale desde la falta de respeto, porque la noticia está, depende como vos la comuniques. Algunos me dicen por qué vas a dar la cara ahora, primero porque se terminó esta lucha del DNI, vendrán otras, me parece que hay que dar la cara.

 IA: Creo que es la lucha que damos todos los seres humanos, que es el respeto por las diferencias.

 G: Lo diferente asusta, no sé por qué. Lulú es diferente y tiene una mamá que es diferente. Dar la cara es cerrar esta etapa, todo esto que sucedió, cerrarlo de una manera digna, mirando a la gente a los ojos, no teniendo vergüenza, estando bien orgullosa de mi hija como lo estoy. Tampoco creí que esto iba a tomar la magnitud que tomó. De las puertas de mi casa para adentro yo tenía un nene de dos años que se estaba destrozando en mi cara, se golpeaba, se le caía el pelo, con qué derecho yo como ser humano y más siendo la madre puedo ver la destrucción de mi hijo sin hacer nada o haciendo lo que me conviene, o lo que yo deseo o me gustaría, sin escucharla, eso es lo que no puedo llegar a entender de los otros padres y las otras madres, les pesa más el qué dirán, y hoy tienen que saber que los niños trans tienen derecho a un DNI y lo van a tener. Después de Lulú van a haber muchos DNIs más, hay muchas Lulús en el país. Pueden ir al jardín, pueden hacer deporte, estudiar un idioma y no pasa nada. Lo más maravilloso que pasa es que el niño crece y tiene una infancia tranquila, normal como la de los demás, no hay que castigarlo, ni señalarlo, ojalá llegue el mensaje. Ojalá Lulú que entró en cada una de las casas, pueda llegar a los padres y que ellos tomen conciencia. También se presentó en algunos el pánico, me pasó con unas mamás que me decían «˜mi hijo quiere jugar con muñecas, ¿es trans?»™. No, simplemente juega con muñecas. Lulú ha disfrazado a su hermano ya no sé cuántas veces, porque le pone un vestido para que juegue con ella, y el nene soporta un ratito con el vestido puesto y después se lo saca y vuelve a jugar con sus autitos. La identidad es otra cosa.

 FT: En realidad es una lucha cultural también la que hay que dar con los juegos, esto de catalogarlos para varones y nenas.

 IA: Freud decía que la identidad se construye pero también hay una parte que es filogenética. Evidentemente Lulú ya venía con una carga filogenética de querer ser niña porque esto no pudo ser impuesto. La otra parte se construye, nosotros construimos a partir de los juegos. Ninguna nena porque juegue a la pelota va a terminar siendo lesbiana.

 G: Y ningún nene que juegue con muñecas va a terminar siendo una nena.

 IA: Simplemente lo que puede pasar es que porque tenga una muñeca se le despierte un sentido más maternal y pueda ponerse en el lugar de una mujer, pero eso no significa que quiera ser mujer.

 G: Por eso mismo digo que bien instalado el debate, hablando con seriedad y conocimiento del tema se puede transmitir al otro algo que le sirva. Lulú empezó a jugar y no dejó de hacerlo nunca, empezó a manifestarse y no dejó de hacerlo, cada vez iba acentuando mucho más el juego, la vestimenta, el pelo y cada vez fue asentando más su personalidad, su identidad, y no quiero ni pensar qué hubiera sido si no hubiésemos hecho esta lucha. Yo no quiero volver a ver esos ojos tristes en mi hija. Tendrá ojos tristes por otra cosa, por la que también lucharemos, se presentarán un montón de situaciones, yo trato de inculcarle los mismos valores que me dio mi mamá a mí, de que nada es imposible, todo tiene solución mientras uno ame a sus hijos, y podemos ayudar a que salga adelante.

 FT: cuando vos tengas ese DNI por primera vez en la mano, ¿con quién lo compartirías, a quién se lo dedicas?

 G: Ese DNI es de mi hija. Ese DNI es la lucha, las lágrimas de esa nena. Me emociona verla, la fotito, el nombre que ella misma se eligió. Lo que tendría que agradecer es a toda la gente que nos acompañó, porque detrás de Lulú estoy yo, pero detrás de mí hay muchísima gente que nos apoyó.

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