08/08/2013

«La clase trabajadora tiene que superar la experiencia del kirchnerismo, pero no para ir hacia la derecha, sino para ir hacia la izquierda”

Chipi_Castillo-2.jpgDespués de haber superado, en las PASO de 2011, el 1,5% necesario para participar en las elecciones, el Partido de los Trabajadores Socialistas, el Partido Obrero e Izquierda Socialista vuelven a presentarse, juntos, en el Frente de Izquierda y los Trabajadores. Christian Castillo, dirigente del PTS, afirma: «Creemos que quienes apoyen la lista del FIT van a tener luchadores que van a usar el parlamento como una tribuna de denuncia y que van a pelear por las reivindicaciones populares”.


«Frente a listas que representan más de lo mismo, que son un rejunte o que son claramente de derecha, nosotros «“dice Christian «˜Chipi»™ Castillo, docente de la UBA y dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)»“ tenemos listas pobladas de luchadores, que todos los días en su lugar de trabajo o de estudio pelean por los mismos reclamos que levantamos en la campaña electoral. Mientras las diferentes expresiones del peronismo tienen a burócratas sindicales en sus listas, nosotros tenemos delegados antiburocráticos que han recuperado comisiones internas, trabajadores ferroviarios que han logrado quebrar la tercerización, compañeros que han denunciado el Proyecto X y otras formas de infiltración ilegal del Gobierno y las fuerzas represivas”, afirma el candidato a diputado de la provincia de Buenos Aires, por el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT).

¿Cómo analizan en el FIT el panorama político, respecto a las primarias?

Vemos que hay una disgregación del kirchnerismo, que se expresa en la aparición de diferentes listas, en particular en la provincia de Buenos Aires, donde ha tenido el cisma de Sergio Massa con el Frente Renovador. Hay una cantidad importante de intendentes y dirigente sindicales burocráticos que se han pasado de su lado, en un intento de sucesión del kirchnerismo por derecha. Intento que también realiza, desde el interior del bloque oficialista, Daniel Scioli, y que se ve, incluso, en muchos de los integrantes de la lista de Martín Insaurralde, con quien la Presidenta quiso copiar el perfil de Massa. Frente a estas opciones, u otras como la de De Narváez, Stolbizer o Alfonsín, el FIT aparece como una opción clara en defensa del interés de los trabajadores. En la Ciudad de Buenos Aires se plantea un escenario similar, en el que, frente al macrismo y a ese rejunte del UNEN, el FIT muestra una coherencia política y programática, con una serie de demandas que tienen una relación directa con las necesidades más inmediatas del pueblo trabajador: contra el trabajo precario, por el 82% móvil para los jubilados, contra el impuesto al salario, por la nacionalización del subte y los ferrocarriles bajo la gestión de los trabajadores y usuarios, para que todos los funcionarios políticos ganen lo mismo que un docente. Una serie de demandas que están incluidas en la plataforma de 26 puntos del FIT, que tiene un claro contenido anticapitalista. La clase trabajadora tiene que dar un paso al frente y superar la experiencia del kirchnerismo, pero no para ir hacia la derecha, sino para ir hacia la izquierda.

Respecto a otros frentes del campo popular que se presentan a las PASO, ¿qué coincidencias y qué diferencias tienen, por ejemplo, con Camino Popular?

El problema de ese espacio es que, en sus consignas más públicas, se caracterizan por un discurso muy lavado, en el que no le queda claro a nadie cuáles son los intereses que defienden y representan. No denuncian al Gobierno nacional abiertamente, no tienen una línea independiente del Gobierno. Creo que esa es la principal diferencia. Ellos creen que lavando el discurso, con frases como «caminar juntos” o «andar por ahí”, es la mejor manera de llegar. Nosotros creemos que hay que hablar claro. El FIT no disfraza su programa ni sus perspectivas. Ellos se colocan en una suerte de medio camino entre el FAP y el FIT, es decir que no son claramente anticapitalistas ni socialistas, y nosotros sí hacemos esos planteos. El camino que ellos emprendieron no ha sido acercarse al FIT, sino tratar de consolidarse como una suerte de sabatellismo tardío. La línea Sabatella se ha licuado en la línea del Gobierno. Ellos tratan de mantenerse en esa ambigüedad de apoyar las cosas que hacen bien y criticar las cosas que hacen mal. Pero no se puede ver algo bueno en un Gobierno que se apoya en lo peor de la burocracia sindical, con funcionarios enriquecidos, que ahora le va a entregar el petróleo a Chevrón, que nombra a un represor como Milani al frente del Ejército. Este es un Gobierno que caracterizamos como aquel que vino a restaurar el poder del Estado capitalista en el 2001, y que como tal, es cierto, tuvo que hacer concesiones al movimiento de masas; pero de ninguna manera podemos hacer una cuenta de suma y resta. El kirchnerismo benefició a distintos grupos capitalistas, enriqueció a sus empresarios amigos, como Lázaro Báez y Cristóbal López, e, insisto, es un Gobierno que se apoya en lo peor de la burocracia sindical. Entonces, creo que hay que ser tajante en esto, así como hay que diferenciarse de todos los partidos patronales opositores, y por eso nosotros somos la izquierda que no estuvo con la Sociedad Rural, que no coquetea con el diario Clarín, sino una izquierda que es independiente de todas las patronales actuales.

En las últimas elecciones, el FIT llegó a sacar un 2,3% y quedó en un sexto lugar. ¿Qué expectativas tienen ahora?

En la elección de 2011 nosotros teníamos el objetivo de sacar el 1,5% en las PASO y que no se nos impidiera estar en la elección general. Eso lo conseguimos. Y, aparte, el FIT logró diputados provinciales en Neuquén y Córdoba, y estuvimos muy cerca de conseguir diputados nacionales en provincia de Buenos Aires y Capital Federal. Creemos que ese es el objetivo que nos podemos plantear ahora, que tenemos un nivel de instalación muy superior a aquel. Nosotros mantuvimos una identidad y una práctica política coherente a lo largo de estos años. Se nos ve en las calles, en diferentes luchas. Y en ese marco el FIT puede tener una expectativa más amplia. Además, son unas elecciones donde, por abajo, hay muchas internas en el oficialismo y en la oposición. Yo estoy haciendo campaña en la provincia de Buenos Aires y hay distritos donde hay 20 boletas en el cuarto oscuro: del FAP, del radicalismo, del Frente para la Victoria. Pero muy pocas van a quedar en octubre. Entonces, nosotros aspiramos a poder llegar al parlamento nacional, tanto por la provincia de Buenos Aires, con la lista que encabeza Néstor Pitrola, como por Capital, con mi compañera del PTS Myriam Bregman, y a poder entrar en la legislatura provincial, con la lista que me toca encabezar. Conmigo van el compañero Guillermo Cane y Mónica Schlotauer, delegada del ferrocarril Sarmiento. En la Ciudad de Buenos Aires, la lista que encabeza Jorge Altamira con Andrea D»™Atri, lleva como candidato a Senador nacional a mi compañero Claudio Dellecarbonara, metrodelegado combativo de la línea B. Y en la legislatura porteña, la lista que encabeza Marcelo Ramal tiene como segunda candidata a Ana Laura Lastra, que es integrante de la Junta Interna del INDEC. Entonces, creemos que esto es posible, que quienes apoyen la lista del FIT van a tener luchadores que van a usar el parlamento como una tribuna de denuncia y que van a pelear por las reivindicaciones populares. Y en base a lo hecho en la provincia de Neuquén, ya se puede ver la utilidad de una banca del Frente de Izquierda. Con un solo diputado, en la banca que ocupa el compañero Raúl Godoy, la política neuquina ya no es igual. Todos los luchadores de la provincia, los ambientalistas, los que luchan contra los despidos, los docentes, los estatales, tienen una banca que los apoya en sus conflictos, y eso es lo que nos comprometemos a hacer. Vamos a cobrar, si tenemos algún lugar en el Poder Legislativo, en un consejo deliberante, lo mismo que cobramos en nuestros lugares de trabajo. El resto de la dieta va a ser puesta para un fondo de lucha y vamos a plantear una ley para que todo diputado, intendente o funcionario político cobre lo mismo que un docente, para quebrar uno de los mecanismos de desarrollo de una casta político profesional de la que se valen los capitalistas para dominar.



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