14/03/2006

Mendoza: los trabajadores estatales luchan por un salario digno

Después de prolongados paros por sector y una manifestación de más de 6000 trabajadores estatales de la administración central, de la salud, de la educación y del transporte público, los conflictos continúan de diversas maneras. El denominador común: el reclamo de aumentos salariales en una de las provincias más ricas del país. Frente a la contundencia de las medidas, la derecha -con multimedios Vila a la cabeza- reclama se termine con la estabilidad del empleado público.

Por corresponsal de Mendoza


Son numerosos los sectores gremiales que se encuentran desde la semana pasada en conflicto con el estado provincial mendocino: trabajadores de la salud, transporte, educación y administración central. En su gran mayoría, los conflictos no encuentran solución ya que el gobernador Cobos, un radical que se mantiene fiel aliado del gobierno nacional, no está dispuesto a dar aumentos salariales que equiparen la inflación y el aumento del costo de vida. Los trabajadores no ven un peso del abultado superávit producto del crecimiento de la «Mendoza turística», que en cambio se destina a pagar subsidios a los empresarios del transporte y de los servicios públicos privatizados.

Frente a esta situación, la indignación de los trabajadores se hizo presente. El día sábado 4, en el marco de los festejos vendimiales, una manifestación de 2000 trabajadores encabezó el tradicional recorrido del carrousel. Los trabajadores, vestidos con guardapolvos y uniformes de trabajo, marcharon portando una bandera celeste y blanca de 400 metros, que recogió los aplausos y la solidaridad de quienes esperaban el paso de los carros y las reinas. En la mañana del lunes 6, el número de los manifestantes que llegaron hasta la Casa de Gobierno para repudiar al gobernador Cobos, superó los 6000. La unidad entre los distintos sectores gremiales en conflicto que las conducciones sindicales esquivan, se dio de hecho, desde la bronca de las bases.

Los Trabajadores de la Educación, entre la fuerza de las bases y la traición de la burocracia

El jueves 2 de marzo, un plenario con 450 delegados de los trabajadores de la educación nucleados en el SUTE (Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación) rechazó la oferta salarial del gobierno, que además de ofrecer sumas irrisorias, pretendía meter aumentos diferenciados por niveles y vinculados a la «productividad».

Según la propuesta del gobierno de Kobos, un celador (trabajador no docente) recibiría $60 de aumento (cuando hoy cobra $520), un profesor de nivel medio $32 por cargo (15 horas), y un maestro de grado sin antigüedad pasaría a cobrar $850 con incentivo incluido (hoy cobra $655).

La propuesta indignó a los trabajadores de la educación, quienes así lo expresaron con el total acatamiento al paro de inicio de clases, a pesar de las amenazas del gobierno sobre un aumento menor y por decreto, y del descuento de los días de paro. La masiva concurrencia a la movilización del pasado lunes, a la cual los más jóvenes definieron como histórica, mientras que a otros les recordó los días del Mendozazo (1972), fue otro mensaje para el gobierno.

La propuesta votada por el SUTE exige un básico de $1000 más el incentivo docente para cualquier trabajador de la educación (incluidos no docentes), sobre lo cual deberán sumarse los respectivos puntos de la escala salarial. También exige el blanqueo de $150 de un aumento del año pasado que hoy se cobra en negro.

El miércoles, la concurrencia de casi 700 delegados escolares, a quienes se sumaron más de 200 docentes como asistentes, obligó a cortar el tránsito y realizar el plenario en la calle. Sin embargo, una conducción gremial a la cual no le agrada tener a sus trabajadores en la calle, hizo todo lo posible para levantar las medidas de fuerza. Al punto que el mismo secretario general de CTERA, Hugo Yaski, viajó para desinflar el conflicto. Vergonzosamente, en su discurso no se refirió ni una sola vez al gobernador provincial, sino a su principal enemigo, el radical R. Iglesias, por no haber apoyado la Ley de Financiamiento Educativo de Filmus.

Sin ninguna oferta concreta, sino bajo amenazas de suspender las paritarias y dar aumento por decreto, la conducción gremial jugó a levantar tres días de paro que se cumplieron con un 90% de acatamiento, dando una tregua hasta el próximo viernes.

Sin embargo, y a pesar del sentimiento de desmoralización en la mayoría de los trabajadores, el conflicto no terminó. Iniciadas las clases, la Dirección de Escuelas se encontró con protestas y piquetes de padres y alumnos, porque las escuelas no tienen gas, ni baños, sino ratas.

El Triunfo de los Trabajadores de Trolebus

La férrea huelga que sostuvieron los trabajadores de troles y micros del Estado por más de 8 días, en cambio, ya comenzó a dar sus frutos. Durante los días que duró la medida, los trabajadores estuvieron en estado de asamblea permanente, realizando piquetes frente a la central de ómnibus a fin de garantizar que ni un solo coche saliera a realizar su recorrido, cosa que efectivamente sucedió.

Bajo la consigna «a igual tarea igual remuneración», los trabajadores exigen al gobierno que se equipare su salario y situación laboral a la de los ex choferes privados que ahora conviven bajo la empresa provincial, a raíz de que el estado absorbió una línea privada (línea 20). Gracias a la lucha que en su momento estos trabajadores ganaron, lograron el reconocimiento de su salario, antigüedad y condiciones laborales, por lo que hoy conviven dentro de la empresa estatal trabajadores en situaciones desiguales.

Por 8 horas de trabajo, los choferes de la ex línea 20 cobran $1.450 de básico, sin contar ni el salario familiar ni la antigüedad; y se les reconocen feriados, francos y el cupo fijo de horas extras. Los choferes estatales, en cambio, cobran $1.200 con todos estos ítems incluidos, por una jornada de 10 hs.; no cobran francos, feriados ni horas extras.

Gracias a la contundencia de la medida, el paro significó para la Empresa Provincial de Transporte una pérdida de $378.000, y un gran triunfo para los trabajadores. Estos lograron un sueldo inicial de bolsillo, sin antigüedad, sin salario familiar y sin título secundario de $1.332, lo cual significará, según los casos, aumentos desde 277 a 380 pesos. Además se pactó bajar la jornada laboral de 10 a 8 horas por día, y se reconoció un cupo fijo de horas extra. El gobierno se comprometió a discutir un nuevo convenio colectivo de trabajo para todos los choferes dentro de un mes. También se logró que no se descuenten los días de paro, y el compromiso de que no habrá sanciones ni despidos a los trabajadores que protagonizaron el conflicto.

Los Trabajadores de la Salud siguen de pie

Luego de un 2005 de continuas asambleas y paros, los trabajadores de la salud se encontraron con que ninguno de los puntos acordados en paritaria el año pasado están siendo cumplidos por el gobierno. Luego de una semana de asambleas en los lugares de trabajo y paros sin concurrencia, medidas que son acompañadas por cortes y movilizaciones por hospital, los trabajadores no llegan a un acuerdo con la patronal. Reclaman el blanqueo de las sumas en negro, la efectivización de los contratados, el pase a planta permanente, y el reescalafonamiento.

De esas medidas también participan los gremios que nuclean a los profesionales (AMPROS) y a los trabajadores de la rama privada (ATSA). Este hecho es importante ya que el año pasado el gobierno recurrió al sector privado para destrabar el conflicto con los trabajadores estatales. A pesar de que las medidas tienen un 95% de acatamiento, y de la casi paralización del servicio público de salud, el gobierno aún no ha ofrecido una respuesta a los trabajadores médicos y no médicos. En cambio, arman proyectos que les permiten contratar personal en casos de emergencia. Frente a esto, el viernes una masiva asamblea interhospitalaria de delegados de todos los hospitales y centros de salud de la provincia votó por unanimidad paro hasta el próximo miércoles con movilizaciones.



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