«Existimos por necesidad popular y porque la educación tradicional es expulsiva»
Los bachilleratos populares de la ciudad de Buenos Aires nucleados en la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha se movilizaron hoy, martes 11, desde Plaza de Mayo hasta la sede del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. Entre sus principales reclamos, piden que el gobierno pague los salarios a los docentes y el reconocimiento a todos los bachilleratos de la ciudad. «No se trata sólo de una escuela inclusiva, sino de una escuela que construye saber colectivamente”, justificó la existencia de los bachilleratos populares Victoria García, del Bachillerato Popular Osvaldo Bayer. Informe: ANRed / Imágenes: Facundo Nívolo, para ANRed.
Los integrantes de los bachilleratos populares se comenzaron a concentrar a las 14.30 en la Plaza de Mayo. Luego, a las 15 comenzaron su marcha hasta las puertas del Ministerio de Educación porteño, ubicado en la avenida Paseo Colón 255.
Los docentes de los bachilleratos se movilizaron principalmente con dos consignas: que el gobierno de la ciudad haga efectivo el pago de los sueldos a los trabajadores de los bachilleratos y que reconozca a todos los que existen en el territorio de la ciudad de Buenos Aires. La realidad indica que hoy de los 30 que integran la coordinadora en la ciudad, tres no son reconocidos por las autoridades oficiales, mientras que cuatro están funcionando sin que el gobierno porteño les pague sus sueldos.
ANRed entrevistó a representantes de los tres bachilleratos populares que al día de hoy no son reconocidos por el gobierno como tales: el Bachillerato Popular Raymuno Gleyzer, el Bachillerato Popular Vientos del Pueblos y el Bachillerato Popular Osvaldo Bayer.
Marina, del Bachillerato Popular Raymuno Gleyzer, integrante del Movimiento Cultural y Social El Gleyzer indicó: «le exigimos al gobierno de la ciudad de Buenos Aires el cobro de los salarios que le vienen debiendo a los bachilleratos desde el año pasado en las negociaciones, en las cuales permanentemente se fue para atrás con acuerdos que se habían entablado con nosotros. Y desde la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha venimos pidiendo el reconocimiento de los bachilleratos nuevos, de los cuáles el gobierno porteño, sin consultar a nadie, cerró el registro de bachilleratos impidiendo que ingresen nuevos».
Por su parte, Eugenia, del Bachillerato Popular Vientos del Pueblos, en Marea Popular denunció que «hay bachilleratos que están funcionando desde principio de este año que no tienen garantizados los títulos de los estudiantes. Los bachilleratos nuevos hoy no sólo no tienen la posibilidad de exigir reconocimiento sino que tampoco tienen ninguna forma de entablar negociación el gobierno, dado que no son reconocidos. Además, el ministerio de Educación nos está pidiendo para existir tener un ente de evaluación que defina si podemos o no seguir funcionando, por ende va en contra del proyecto pedagógico popular que suponen los bachilleratos, no tiene porque venir el estado a decirnos cómo funcionar y con qué perspectiva, ni decidir si existimos o no, cuando existimos por necesidad popular y porque la educación tradicional es expulsiva en su estructuración. »
Victoria García, del Bachillerato Popular Osvaldo Bayer resaltó la «clara falta de voluntad política» del gobierno para pagar los sueldos de los docentes que integran el bachillerato. «Estamos con nuestro tercer año en curso y todavía no estamos recibiendo salarios. -denunció – Se nos prometió de palabra que los íbamos a empezar a percibir este año, pero nuna se nos pagó.»
Del sentido de los bachilleratos populares y su reconocimiento
Además de los dos reclamos principales, los manifestantes reclamaron también por que el estado brinde ayuda económica a los estudiantes y contra la idea de la cartera de Educación conducida por Esteban Bullrich de establecer un ente de evaluación y fiscalización que establezca cuáles espacios serán reconocidos como bachilleratos o no.
Todos los entrevistados por ANRed coincidieron en la importancia de la experiencia de los bachilleratos populares, de su complementariedad con la educación pública, y en la idea de que el estado no puede imponer criterios para decidir cuáles deben existir y cuáles no.
Marina (Bachillerato Popular Raymundo Gleyzer):
«Los bachilleratos somos hoy experiencias pedagógicas y políticas que profundizamos mucho el debate de la educación pública, y de que se profundice de verdad la democratización de la educación en todos sus niveles. Tenemos una relación no de competencia sino de diálogo en defensa de la educación pública.
De algún modo constituímos un espacio en donde se puede pensar una educación distinta, con parejas pedagógicas, con debates colectivos, con protagonismo de los estudiantes en su proceso educativo. Creemos que éstas experiencias potencian la educación en general.»
Eugenia (Bachillerato Popular Vientos del Pueblos):
«Los bachilleratos populares vienen a cubrir el déficit que tiene la educación formal en los sectores de jóvenes-adultos que fueron excluídos de la escuela formal varias veces, y por otro lado viene a proponer otra educación, una que este a favor de formar sujetos críticos, por una emancipación. No la creemos como una alternativa a la educación pública, sino que a partir de la educación popular queremos transformar la escuela pública.
Victoria García (Bachillerato Popular Osvaldo Bayer):
«En cuanto al proyecto de los entes de evaluación, una vez que se nos reconoce pasan a considerarnos «unidades de gestión experimental». La evaluación tiene un estatuto particular, que implica que si no pasamos la misma, la escuela puede resultar cerrada. Este instrumento de evaluación se está armando todavía, igualmente nosotros no tenemos ninguna intención de reconocerle legitimidad.
En un bachillerato popular hay un trabajo de construcción desde abajo que la escuela tradicional no se propone hacer, que es un trabajo de construcción colectiva, tratando de generar horizontalidad entre los docentes y estudiantes. No se trata sólo de una escuela inclusiva, sino de una escuela que construya saber colectivamente. Eso marca una gran diferencia con la escuela tradicional que por su propia estructura fragmenta la producción de saber, la individualiza. Intentamos que nuestra experiencia sea un diálogo con la educación pública, porque pensamos que tenemos mucho que aportar.»