12/06/2013

El mes de las ganancias (especialmente para el sistema financiero)

tapa-1154.jpg Los ingresos a las arcas estatales del quinto mes del año contienen una serie de particularidades abordadas en este artículo. Por Rocío Dellavalle y Demián Alejandro García Orfanó (COB La Brecha).


La recaudación de impuestos de cada año tiene su punto más alto en los meses de mayo y junio. Esto se debe que son meses en los que el Impuesto a las Ganancias tiene sus principales vencimientos, y repercute en la evolución de los recursos fiscales el resto del año.

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Fuente: Elaboración propia en base a información AFIP y Ministerio de Economía

La recaudación del mes de mayo llegó a los $77.754,7 millones, es decir, un 27,4% más que el mismo mes del año pasado. Si bien la variación anual no fue especialmente llamativa (la recaudación tiende a crecer por la inflación), este mes amerita un análisis más minucioso, de modo que podamos obtener herramientas para analizar la coyuntura.

Una de las razones principales de su particularidad radica en ser el mes en que la mayoría de las empresas y las personas físicas presentan Declaraciones Juradas por las ganancias obtenidas en el año anterior, y por las variaciones en su patrimonio.

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Fuente: Elaboración propia en base a información AFIP y Ministerio de Economía

La variación de la recaudación del impuesto a las ganancias en mayo con respecto al 2012 fue de 41,8% ($21.101,7 millones), aunque sólo el 56% corresponde a los pagos de las sociedades y las personas físicas. El resto de la recaudación corresponde a distintos regímenes de percepción y retenciones (dentro de los cuales el principal es el impuesto al salario).

¿Qué nos dice este impuesto?

El impuesto a las ganancias es un impuesto anual, que tiene por base las ganancias obtenidas en el ejercicio comercial de las empresas y personas físicas (autónomos) a lo largo de doce meses. Para la mayoría de las empresas su ejercicio comercial comienza en enero y termina en diciembre. Cinco meses después (o sea en mayo) presentan la declaración jurada de las ganancias obtenidas, y pagan el 35% de éstas (previo restarles los anticipos ya pagados y otras deducciones menores).

Por eso, aún sin tener las declaraciones juradas a la vista, la recaudación de mayo nos muestra una aproximación a la variación de las ganancias de la mayoría de las empresas durante el 2012.

Lamentablemente, no contamos con información precisa actualizada para saber qué parte corresponde a las ganancias de las sociedades y cuál a las de las personas físicas. En total promedian un aumento del 26% con respecto al año anterior, es decir $11.817 millones.

La información de años anteriores que publica la AFIP (con bastante retraso), da cuenta de que los pagos de las personas físicas son solo aproximadamente el 15% de lo recaudado por este régimen. Es decir, que el grueso del impuesto se recauda en base a las ganancias de las sociedades.

Ganancias de las sociedades

Lo que este mes sí ha informado la AFIP es el dato directo de la variación del Impuesto Determinado (ID). En el caso de las sociedades, equivale, como ya se dijo, al 35% de las ganancias de cada empresa. La variación del ID, según señala casi «al pasar” el archivo sintético publicado por la AFIP, fue de sólo el 20,6% anual en el agregado. Pero esta variación es realmente dispar según la empresa y la rama de la economía. Puntualmente, una porción muy importante de los beneficios corresponde al sistema financiero (privado y público) que, según los datos del Informe sobre Bancos del BCRA, obtuvo ganancias por $29.276,3 millones en el 2012, es decir, un 37,76% más que el año anterior. Esto implica que para el resto de los capitales, el incremento de su masa de ganancia debe haber estado bastante por debajo del 20% por una cuestión matemática: si se mantiene para el año 2012 la proporción de las ganancias del sistema financiero sobre el total «“según el anuario 2011 de la AFIP el 11,9%- el resto de las ganancias debería crecer en promedio sólo 18%.

A pesar de que este resultado implica que una gran porción de las empresas del sector no financiero tuvieron pérdidas en términos reales (es decir, ganaron pero por debajo de la inflación), las repercusiones sobre el empleo apenas están asomando. Recién hubo un atisbo de las consecuencias de esta situación con el preocupante aumento en la tasa de desempleo en el primer trimestre de este año (7,9%, contra 7,1% registrado en igual periodo del 2012).

Ganancias de las personas físicas

Para las ganancias de las personas físicas el régimen es distinto, ya que no se trata de una única alícuota que grava las ganancias, sino una estructura progresiva de gravamen. Esta cuenta con mínimos no imponibles y deducciones, desactualizados ante la creciente inflación, al igual que la escala de las alícuotas. Por esto, el paso del tiempo va aumentando la alícuota promedio y van quedando incluidos un mayor número de aportantes. Por esta razón no es anómalo que el crecimiento del ID sea mayor al de las sociedades (28,1%).

Este crecimiento en las Declaraciones Juradas impacta en los pagos del resto del año ya que los anticipos que se pagarán mes a mes hasta marzo del 2014 se incrementarán en un porcentaje similar.

Impuesto al trabajo

En cambio, las retenciones de ganancias siguen creciendo en su participación en la recaudación, alcanzando los $8.229,7 millones, un 62,6% más que el año anterior. El principal concepto, las retenciones al trabajo personal, sentirá a partir de los próximos meses el efecto de la firma de acuerdos salariales que involucran a más de dos millones de trabajadores registrados. Este incremento retoma la senda de altos porcentajes de variación tras un abril donde el crecimiento fue notoriamente menor, a consecuencia del escueto aumento en el mínimo no imponible y las otras deducciones.

Impuesto a los Bienes Personales

Otra declaración jurada que se presenta en el mes de mayo es la de Bienes Personales. Este mes se completa el ingreso de los saldos de las declaraciones juradas, que al igual que en Ganancias de las Personas Físicas, también corresponden al período devengado entre enero y diciembre del 2012. El crecimiento con respecto al mismo mes del año pasado fue del 36%, con $2.785,7 millones de pesos. La tasa fue marcadamente menor a la del mes anterior, en que sólo ingresaba una parte minoritaria de las declaraciones juradas. Sin embargo, la tasa de crecimiento es alta, ya que sumando los dos meses promedia 40,4%. Irónicamente, el incremento se debe a las revaluaciones fiscales efectuadas en varias provincias para escaparle al ajuste del Estado Nacional.

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Fuente: Elaboración propia en base a información AFIP y Ministerio de Economía

Dos pequeños impuestos que aportan información interesante

El impuesto a la ganancia mínima presunta, implementado por Cavallo durante el gobierno de De La Rua, grava los activos de las empresas, y de alguna manera es el opuesto complementario del impuesto a las ganancias. Sólo se paga cuando los importes de las ganancias son muy bajos o nulos. El aumento de la declaración jurada de las empresas con cierre diciembre (un esquema similar al del impuesto a las ganancias), es un indicador de la existencia de empresas con pérdidas o bajos niveles de ganancias. El importe recaudado es bajo, apenas son $240,2 millones, pero representa un 82,4% más que lo recaudado en mayo del año 2012, a tono con la caracterización que se desprendía del análisis del impuesto a las ganancias: desaceleración económica y franjas de empresas con ganancias bajas o incluso pérdidas.

Otro tributo pequeño pero llamativo es el impuesto a las transferencias de inmuebles.

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Fuente: Elaboración propia en base a información AFIP y Ministerio de Economía

Después de crecer 43,9% en el año 2011, en 2012 comenzó desacelerando su crecimiento y terminó con una caída del 7%, acumulando este año una baja en la recaudación del 12,6%. Lo relevante de este impuesto no es su peso en la recaudación sino que señala la situación del mercado inmobiliario, declinante a raíz de las dificultades a la obtención de dólares, moneda habitualmente usada para las transacciones de estos bienes que, al igual que los verdes billetes, también son utilizados como reserva de valor. Es una incógnita si efectivamente la propuesta de los CEDIN (Certificado de Depósito Inmobiliario) va a funcionar para reactivar las compraventas de inmuebles y con ella la construcción (además de lavar millones de dólares).

Impuesto al Valor Agregado

Al igual que en el resto de los meses del año en curso, el IVA cobrado a las Importaciones (IVA DGA) acusó el efecto de la tendencia a la normalización de las importaciones y el incremento de la tasa de devaluación, aumentando un 46,3%, hasta los $6.847,2 millones. El IVA cobrado a las operaciones del mercado interno (IVA DGI) aumentó 24,3%, hasta los $13.826,7 millones. El incremento en las importaciones opera sobre el IVA recaudado por las ventas al mercado interno, ya que lo cobrado al importar no será cobrado luego nuevamente. Por eso, para intentar visualizar la situación del consumo a través de la recaudación del IVA, hay que volver a la consideración sobre la variación de IVA DGI e IVA DGA sumados, que este mes mostraron una alta tasa de crecimiento, llegando a los $20.673,8 millones, un incremento del 30,9%.

Hasta ahora, en la estructura impositiva no hay ningún atisbo de cuestionamiento a este impuesto fuertemente regresivo. Este gravamen sigue siendo un pilar de la recaudación sobre la base de aplicarse sobre los bienes y servicios que todos consumimos: es una manera de cobrarle un impuesto al salario que incluye hasta a los trabajadores informales.

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Fuente: Elaboración propia en base a información AFIP y Ministerio de Economía

Impuestos al comercio exterior

El comercio exterior trae malas noticias para el Gobierno Nacional. Los derechos de exportación cayeron un 6,4% a $5.399,8 millones, alejando la idea de que el incremento de abril (25,4%) era parte de un quiebre de la tendencia decreciente. Los derechos de importación, de la mano de lo señalado sobre la dinámica de las importaciones y el tipo de cambio, mantienen su alto crecimiento interanual (65,1%), al llegar a los $1.935 millones.

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Fuente: Elaboración propia en base a información AFIP y Ministerio de Economía

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El incremento de la recaudación del impuesto a los débitos y créditos en cuentas corrientes fue de 31%, alcanzando los $4.802,6 millones. Sin embargo, el crecimiento del promedio diario que le da origen a la recaudación tuvo un incremento de sólo 24,8%. La diferencia se debe a que la recaudación total se origina por períodos que cuentan con diferente cantidad de días, contando este mes con un día más que mayo del año pasado.

Impuesto a los débitos y créditos

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Fuente: Elaboración propia en base a información AFIP y Ministerio de Economía

Los impuestos sobre los combustibles muestran datos contradictorios. Globalmente revelan un incremento del 23,2% con respecto a mayo del 2012 ($2.305,5 millones), pero la situación en cada impuesto es diferente. El impuesto que grava las ventas de naftas creció un 33,1% (hasta los $1.054,7 millones), el que grava al GNC y otros combustibles (gas oil, diesel oil y kerosene), cayó 30,5%, mientras que el llamado impuesto al gas oil creció 64%. De todas maneras, este incremento no alcanzó a compensar la caída del otro tributo. Esta variación difícilmente se explique por cambios en los precios o las cantidades de los combustibles vendidos ya que deberían haberse visto reflejadas en los demás impuestos que gravan el mismo hecho imponible. Lo más probable es que se trate de una postergación de pagos o su realización en forma cruzada con otros impuestos.

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Fuente: Elaboración propia en base a información AFIP y Ministerio de Economía

Tanto los aportes como las contribuciones a la seguridad social mantuvieron un nivel que en el año acumula una variación cercana al 35%. En el primer caso, los aportes alcanzaron los $7.403,2 millones, y las contribuciones los $10.639,9 millones.

Algunas reflexiones

Este repaso por los diferentes impuestos nos muestra que la política tributaria del Gobierno no sufre cambios relevantes por la toma de decisiones activa, sino que se va modificando por la dinámica de los distintos componentes de la recaudación. Eso no implica la ausencia de una política, sino su consentimiento y validación, lo cuál es en sí mismo una política.

El caso más paradigmático es la desactualización de los mínimos no imponibles, deducciones y escalas que gravan a los salarios. Este tributo ganó en importancia relativa por esta decisión «por omisión”, de la mano con los incrementos salariales anuales.

Los pagos de ganancias de las sociedades muestran una situación de menor crecimiento, aunque están compensadas por las altas tasas de beneficios que muestra el sector financiero, tanto público como privado. El escenario para la clase trabajadora es ciertamente preocupante. Para el Gobierno el aumento nominal de los saldos de las declaraciones juradas de este mes le otorgan cierta previsibilidad sobre un porcentaje importante de los ingresos del resto del año (el año pasado los montos ganancias de las sociedades cobrados entre mayo y diciembre fueron superiores a la recaudación de bienes personales y débitos y créditos sumados, de todo el año).

Otro punto donde la política tributaria refleja pasivamente el devenir de la coyuntura es en los impuestos al comercio exterior. La caída de las exportaciones es un punto muy sensible para el Gobierno, ya que estos impuestos o no se coparticipan, o lo hacen sólo en una pequeña porción. Por ende, esta caída le afecta especialmente al Gobierno Nacional y a las provincias no les incide directamente. Esto hace más pareja la situación de crisis fiscal, para provincias (en crisis desde hace tiempo) y la Nación. Al mismo tiempo, les otorga más aire a los opositores provinciales que verán que la desgracia del Gobierno Nacional en términos de recursos no les impactará por medio de menores recursos por la vía de la coparticipación.

De todos modos, no será extraño que el Gobierno intente señalar que se incrementa la recaudación de impuestos progresivos (Bienes Personales y Ganancias), metiendo en la misma bolsa ingresos de la clase trabajadora y ganancias empresariales. Buscará sacar provecho de las variaciones generadas por la coyuntura y su propia inacción en términos tributarios, presentando como una política tributaria «progresista” la falta de una política que avance sobre las ganancias y patrimonios empresariales (en lugar de permitirles blanquear actividades ilícitas), se apropie de mayores rentas del comercio exterior, y deje de gravar los salarios de los trabajadores directamente y a través de los impuestos a los bienes y servicios que consumimos.



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