26/01/2013

Convertir el dolor en lucha. Testimonio de Rubén Carballo, papá de Rubén y Ricardo

tapa-867.jpgRubén de 16 años fue golpeado brutalmente por efectivos antes de ingresar al Estadio de Vélez Sarsfield para asistir a un recital de Viejas Locas a fines de 2009; tras estar internado varios días en coma, murió. Ahora, su hermano Ricardo de 18 años se encuentra detenido desde el 10 de enero acusado de un delito que no cometió. Rubén Carballo es el padre de ambos, y participó de la transmisión especial en el marco de la jornada cultural en Lomas del Mirador, en la que aseguró que lo que le ocurre a Ricardo es consecuencia de su lucha contra el abuso e impunidad policial. Por RNMA

«A partir de lo pasó con mi primer hijo en la cancha de Vélez, venimos peleando contra esta corrupción policial, política y judicial. Y fue como un cachetazo que me dieron, tengo mi hijo detenido al que le armaron una terrible causa. Estamos frente a una fiscal bastante cuestionada, ataca a los familiares, arbitrariamente quiere acusar a los chicos”, relató Rubén Carballo.

A Ricardo y su amigo Walter lo detuvieron el 10 de enero pasado. Dos personas se les subieron al auto en el que viajaban, los secuestraron y los llevaron de un lado para otro, les sacaron los documentos y los amenazaban. Les dijeron que solo necesitaban un remise para ir a un lugar a buscar algo. En un momento, pararon en la calle Varela y les dijeron que vayan a buscar plata a un kiosco que había en una esquina y algo más a Walter, quien le pidió a Ricardo que por favor lo acompañara hasta la esquina. Cuando entraron al kiosco, Walter le mostró la pistola a la señora y le pidió la plata. La señora le entregó lo que tenía ahí; cuando salieron, Ricardo quiso correr para el lado de la Avenida San Martín, pero Walter le pidió que por favor no lo dejara solo, y le propuso caminar despacio. Una señora llamó a un policía del barrio y a las cinco o seis cuadras los dos hombres pararon el vehículo y se bajaron. En ese momento, apareció un patrullero. Walter le hace señas para que pare y les dice que fue secuestrado, cuando bajaron del patrullero lo empezaron a agarrar a patadas, trompadas, lo tiraron al piso, lo esposaron.

«Los vecinos mismos contaron que era impresionante cómo le pegaban estando esposado, a las cinco de la tarde, estos tipos se manejan con tanta impunidad que no tienen miedo a nada”, contó Rubén.

A los pocos minutos, llegaron más patrulleros. Los policías vieron a Ricardo sentado y lo esposaron, le taparon la cara con una remera y le pegaron una trompada que le aflojó un diente. «En el caso de mi primer hijo actuaron 231 policías, y yo voy a individualizar quién torturó. Acá yo tengo cuatro personas en la causa, tengo las descripciones y ya sé prácticamente quién es. Tengo tanta bronca y odio por cómo se aprovechan de una criatura, eso de alguien cobarde, de una mente asesina, torturadora”, agregó.

A Carballo lo llamaron a las nueve de la noche para decirle que habían encontrado a su hijo robando, cuando llegó a la comisaría vio a Ricardo esposado, con la remera ensangrentada. Carballo habló con el jefe distrital, luego de lo cual Ricardo fue trasladado a la comisaría de Ramos Mejía, mientras que a su amigo Walter lo llevaron a la de San Justo. «Los comisarios de ambos lugares más la jefatura distrital me dijeron que ellos podían bancarlos quince, veinte días allí, que es lo que lleva el proceso en el que el juez tiene que determinar si quedan en libertad o permanecen detenidos. Pero misteriosamente a los siete días me lo mandan a la Unidad 43 de González Catán. El mismo comisario me dice que esto nunca les había pasado, me dice que me fije qué puedo hacer, que hable con alguien, porque son hasta veinte días que se pueden quedar, y la orden de traslado la dio el juez de garantías. A las dos de la mañana me llamó la mamá para decirme que lo habían trasladado a Lomas de Zamora”, relató Carballo. «Tuve que llamar urgente al ministerio de Seguridad, que venimos trabajando en conjunto en la causa de mi hijo Rubén, hablé con la doctora Cristina Camaño, que habló con la ministra Garré, y a su vez con el ministro provincial Ricardo Casal. Yo lo único que pedí es la integridad física de mi hijo”, agregó.

«Yo siempre apunto a que todos los funcionarios públicos son empleados nuestros, y ese espacio es lo que tenemos que salir a recuperar, porque ellos se apropiaron de lo nuestro. Es una corporación policial, política y judicial, nos traicionaron a todos nosotros. Nos tenemos que organizar entre todos, armar una comisión y prepararnos para todo”, cerró Rubén Carballo.



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