26/01/2013

Entrevista a Martín Bernhardt, hermano de Matías

tapa-866.jpg«Este caso es parte de la connivencia que existe entre la justicia y la policía que permite que se sientan impunes en su accionar, hay miles de ejemplos, casos de gatillo fácil, trata de personas”, así comenzó Martín su intervención en la transmisión que medios comunitarios, alternativos y populares realizaron en el marco de la Jornada Cultural en Defensa de los Derechos Humanos de los Pibes, al cumplirse cuatro años de la desaparición de Luciano Arruga.

«Matías tenía 18 años «“ describió su hermano «“, vivimos en el barrio Santos Vega, un barrio pobre, muchos lo denominan villa. Nosotros nacimos y nos criamos ahí. Mi hermano estaba terminando el secundario, nuestra familia siempre trató de dar contención, educación, nuestros padres nos inculcaron una formación para ser parte de esta sociedad. Mi hermano estaba contenido y era una persona que estudiaba y hacía sus trabajitos, era una persona que tenía facilidad para generar su moneda de cualquier forma, si él quería comprarse algo extra que en casa por ahí no se podía se generaba alguna forma de conseguir ese ingreso. Lamentablemente, cuando Matías tenía 16 años, una enfermedad se nos llevó una hermana mayor, eso le pegó mucho a él, lo hizo madurar y ser aún más responsable, se abocó más todavía a terminar sus estudios, a su trabajo, que en ese momento estaba en El Matancero que era una feria, los fines de semana trabajaba en un puesto que vendía calzado”.

El 10 de febrero de 2007 por la noche, Matías se juntó con unos amigos y fueron a jugar a la pelota en la Plaza 12 de Octubre, en el mismo barrio de Luciano. Cuando terminaron, se juntaron en la puerta de la casa de Matías a tomar cerveza. Alrededor de las tres de la mañana, pasó un amigo del barrio y los invitó a la casa a escuchar música. Matías y un amigo decidieron ir a comprar una última cerveza, pero cuando volvían caminando por la Avenida Provincias Unidas, hubo un intento de delito que quiso cometer un pibe a unos metros de donde estaba Matías. En ese momento pasó una camioneta con dos policías de civil, que reaccionaron a este hecho disparando tiros para todos lados. Una bala le dio a Matías en la nuca, llegó al hospital con el cráneo destrozado pero vivo. Murió tras seis horas de agonía.

«Mientras yo acompañaba a mi hermana en la ambulancia, a mi mamá la llevaron a una comisaría y la empezaron a indagar, al igual que a mi señora, a unos amigos. Le preguntaron cómo y dónde robaba Matías. Y empezaron a utilizar un método habitual de la policía provincial, que hubo un enfrentamiento armado y que los efectivos repelieron la agresión y mataron a un ladrón. Nosotros fuimos querellantes de la causa, nos movilizamos a la fiscalía y lucha tras lucha, sorteando todo tipo de obstáculos, llegamos al juicio oral con la carátula de homicidio simple, teníamos esperanza de conseguir justica, y que se iba a limpiar el nombre de Matías”, contó Martín.

Respecto a cómo se desarrolló el juicio, que se llevó adelante en 2012, Martín afirmó: «nos encontramos con la connivencia plena del poder judicial, y con un juicio donde se estigmatizaba al barrio, se perseguía a los amigos de Matías, hubo un fiscal (Alfredo Luppino de la Fiscalía de La Matanza) con una clara postura pro policía a tal punto que el tipo se acercó a mi abogado y a mí, minutos antes de que se hiciera la reconstrucción del hecho, y nos dijo que nos iba a acusar. Nos encontramos con la postura y manipulación que hizo este personaje de la justicia para que los dos policías salgan impunes, tuvimos un fallo dividido con un policía absuelto, Hernán Javier Biasotti. Esto no nos bajó para nada los brazos, con el tiempo fuimos tomando fuerza de vuelta, apelamos a la Cámara de Casación de la Provincia, en la sala 2, tenemos un punto a favor ya que no es un fallo unánime. Esto nos abre un poquito la esperanza para que Casación resuelva diferente a los jueces del tribunal de Matanza. Mientras, Biasotti, sigue trabajando normalmente, sigue en funciones. Estamos sufriendo como todas las familias, la connivencia de la justicia como parte necesaria de la policía para que puedan ocurrir estos hechos, que Luciano, Daniel Solano estén desaparecidos, Marita Verón no tenga justicia, Fanchiotti tenga beneficios, el asesino de Kiki Lezcano haya estado a minutos de quedar absuelto. Nosotros seguimos luchando, cada vez nos conocemos más”.

A modo de cierre, Martín señaló: «Esperamos que por estos hechos que ocurrieron en democracia no pasen demasiado tiempo y se dé un corte definitivo y para eso se necesitan políticas de Estado concretas para evitar que se siga matando a nuestros jóvenes, particularmente a los pobres”.



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