30/01/2006

Federico Iglesias, otro ejemplo de persecución gremial

Federico Iglesias, peajista despedido de Autopistas del Sol (AuSol) por su actividad sindical, dialogó con ANRed acerca de su cesantía y de la solidaridad entre los distintos sectores, y del convenio colectivo de trabajo firmado entre el sindicato y la empresa, a espaldas de los trabajadores. De este modo, sostiene que «estamos discutiendo condiciones de trabajo con gente que ni siquiera sabe lo que es una cabina de peaje, lo que es estar ahí adentro. Sólo la ven cuando pasan con el coche por la autopista». Los empleados presentaron la impugnación al convenio y la respuesta de la empresa fue el telegrama de despido; por eso «Yo pido la reincorporación y el convenio», afirma el trabajador.


En septiembre de 2003, Federico Iglesias comenzó a trabajar en el sector de ventanilla del ramal Campana de Autopistas del Sol, empresa de capitales españoles y canadienses y con 300 empleados. También empezaba su actividad sindical: participaba en las asambleas, en las medidas de lucha, en la organización y en la Comisión de Seguridad e Higiene.

El 19 de enero pasado, en el marco de la pelea por el convenio colectivo, Federico recibió un telegrama de despido en una clara persecución gremial.

De la quietud a la organización

Hace unos años, Iglesias había militado en una agrupación de derechos humanos. «Pero la única experiencia gremial que tengo es ésta» -comienza a relatar- «Al principio, no había en Autopistas ninguna experiencia. En enero de 2004 empezó a haber toda una movida del sindicato por aumento de sueldo. Se empezaron a convocar asambleas, se hizo una medida de fuerza y ahí surgió un grupo y nos empezamos a organizar». El resultado fue un aumento de salario de 150 pesos y 50 pesos en ticket.

Organizarse no fue una tarea fácil. De por sí las distancias entre las cabinas de peaje constituyen un obstáculo: «hay lugares que tenés una cabina con uno o dos trabajadores y la otra está a 5 km, a 10 km. Y el laburo en sí lo hacés encerrado; no tenés contacto, te ves muy poco. Encima los turnos son rotativos. Por eso hacer una asamblea costaba. Hacíamos dos por día en las estaciones troncales en el cambio de turno: una para la gente que entraba a la mañana y otra para los de la tarde. Los compañeros se empezaron a copar cuando vieron que había aumento de sueldo, que se trabajaba en mejores condiciones. Esto nos dio respaldo, legitimidad», asevera Federico.

En marzo de 2005 y ante la presión de los trabajadores, el Sindicato UECARA (Unión de Empleados de la Construcción y Afines) convocó a un congreso de la militancia, del cual participaron más de 200 empleados de las distintas autopistas (Sol, Oeste, La Plata). «Ahí se votó un proyecto para presentar ante el convenio con las cosas que nosotros pedíamos: más tiempo de descanso, más sueldo, que se saquen las categorías del peaje, entre otros puntos», sostiene Iglesias, quien pasa a integrar la Comisión de Seguridad e Higiene, otro de los resultados de este congreso.

Sin embargo, el sindicato pone trabas y en julio emprende las negociaciones de espaldas a los trabajadores. «En abril nos enteramos que lo separan al delegado paritario de la mesa de negociación y empiezan a discutir un borrador que nadie conoce y que supuestamente era el convenio. Ahí empieza la ruptura con el sindicato; cuando dijimos este convenio no. Hicimos una medida de fuerza; el convenio entró en el Ministerio de Trabajo y a partir de ahí es como un tire y afloje», afirma el trabajador.

En agosto, los trabajadores marchan hasta la sede del Ministerio para evitar la firma del convenio ilegítimo. A partir de esta instancia, la ruptura con el sindicato es definitiva porque suspende como afiliados a dos trabajadores con actividad gremial activa. Iglesias expresa que «primero estábamos bajo la tutela del sindicato. Pero después vimos que, si queríamos hacer lo que pensábamos, con el sindicato íbamos a entrar en conflicto seguro, que comenzó cuando los quisieron echar a Rodolfo Ron, que era candidato a delegado, y a Daniel Soto, que era delegado. Entonces, hicimos una medida de fuerza y logramos que no los echen y que nos den elecciones».

Además, cuando la empresa disolvió las comisiones surgidas en marzo, UECARA se desentendió de este apriete. El trabajador explica que la Comisión de Seguridad e Higiene fue disuelta «al ver que empezamos a mandar relevamientos de cabinas de peajes, a mandar informes de que faltaban aires acondicionados, que los filtros estaban todos sucios, que no había condiciones para laburar bien, desde tener la silla toda rota».

«El sindicato es autoritario. No se banca que haya un disenso, no se banca que no sea lo que digo yo. Hay un verticalismo: se hace esto porque lo dice la conducción del sindicato», concluye Federico.

La lucha por el convenio

El sindicato finalmente convoca a elecciones en octubre. De la misma, surgen como delegados Daniel Soto y Rodolfo Ron -los candidatos de los trabajadores- frente a la lista de la empresa y la dirección del Sindicato. A su vez, el delegado de Autopistas La Plata, Marcelo Granatto, «transa un arreglo con el sindicato y las empresas y se desvincula de la misma», sostiene Iglesias.

En Autopistas del Sol empiezan las discusiones con respecto al nuevo convenio de trabajo, con «asambleas más masivas de 60, 70 compañeros» -señala Federico y continúa- «Soto se empezó a dar vuelta, a decir que no se podía hacer nada, que el convenio era favorable, que era lo que se había logrado con la negociación, que no se podía hacer medida de fuerza porque el sindicato no lo apoyaba. Soto se dio vuelta y se alineó con el sindicato. Nos empezó a criticar y a decir que éramos un grupito aislado, que decíamos mentiras. Esto nos mató porque nosotros pusimos la cabeza por él, lo defendimos, hicimos la campaña para que sea delegado».

Iglesias explicita que «el convenio es por cada una de las 4 empresas. Pero el sindicato y la empresa lo quieren disfrazar como convenio por actividad para sacarse de encima a los delegados paritarios. La ley dice que cuando es convenio por actividad discute la comisión directiva y la empresa. Cuando es por empresa, tiene que haber elecciones paritarias y 4 delegados paritarios y eso no hubo en ninguna autopista. Este es uno de los puntos que reclamamos. Estamos discutiendo condiciones de trabajo con gente que ni siquiera sabe lo que es una cabina de peaje, lo que es estar ahí adentro. Sólo la ven cuando pasan con el coche por la autopista».

Finalmente, la comisión directiva de UECARA arregló con la empresa y los delegados Soto y Omar Espiña (Au. del Oeste), sin consultar con sus compañeros de trabajo, firmaron el convenio, que precariza aún más las condiciones laborales.

En un comunicado de prensa, los trabajadores de las autopistas señalan que se oponen al convenio porque:

 la empresa puede modificar la jornada laboral y cambiar los horarios según sus requerimientos, obligando a los empleados a trabajar un día 8 horas, otro 10, luego 6 y al siguiente 12, de manera de cubrir los días y horarios pico sin necesidad de pagar horas extras.

 congela el salario por un año y solamente se podría discutir si el costo de vida supera el 12%.

 limita los derechos sindicales: el nuevo convenio reconoce 3 delegados por autopista, cuando la ley establece entre 6 y 8 por sector; además, los delegados no podrán desplazarse por las cabinas de peaje sin autorización escrita de la empresa.

 el sindicato y la empresa podrán levantar y suspender cualquier protesta gremial durante 20 días hábiles, a los que habrá que sumar el período de conciliación obligatoria, con lo cual cualquier reclamo deberá esperar un mes y medio para hacerse efectivo.

En este contexto, «nosotros presentamos la impugnación a ese convenio con Rodolfo Ron y con otros compañeros. Eso fue lo que para mí motiva mi despido. No hay causa de despido, sólo me pusieron que no vaya más», afirma el trabajador.

Iglesias respondió al despido con un «telegrama rechazándolo por antidiscriminatorio, por práctica antidesgremial legal. Me contestaron que era absurdo el reclamo. Ahora tengo que contestar de nuevo para después iniciar las acciones judiciales».

Estrategia empresaria: jugar con el miedo

Federico cuenta que «más preocupado estoy yo por mis compañeros, que están con mucho miedo. La empresa, después de mi despido, amenazó con que tenía una lista y que en marzo van a echar a más trabajadores. Hacen cadenas de rumores: algún supervisor lo dice por todos lados; dicen en marzo van a echar a diez más y así. Y además si vos vas y buscas laburo y decís que trabajaste 8 años no te toman en ningún laburo, es un laburo que no te deja nada más que humo en los pulmones y dolor de espalda. Entonces la gente tiene bronca pero se retrae». Iglesias advierte que «a veces también sobredimensionan al enemigo que tienen y se piensan que no pueden hacer nada contra la empresa, que no se banca la democracia, que la gente discuta, que piense».

Este «bautismo de fuego» no amedrentó la conciencia de solidaridad y compañerismo de Federico. «Yo pido la reincorporación y el convenio» -sostiene- «Soto nos había dicho que si estábamos dispuestos a negociar la resolución del convenio por mi reincorporación. Pero no, porque sería salvar a uno para condenar después a 300. Por eso las medidas que se toman son por las dos cosas».

En este sentido, Federico resalta la importancia del apoyo desde otras organizaciones de trabajadores ocupados y desocupados: «hay respuesta y esperemos que podamos mantenerla y subirla un poco más. Hay que seguir peleando, no estamos solos».


Contactos:

 Tel: 154-410-2539 / 155-815-2780 / 4730-4782

 Federico Iglesias: cronopios77@yahoo.com

 Trabajadores Autopistas del Sol: boletinausol@yahoo.com.ar

 Trabajadores Autopistas del Oeste: boletinoeste@yahoo.com.ar


Carta de Federico Iglesias a los trabajadores de Au. Del Sol, Au. La Plata y Au. Del Oeste

Compañeros:

Como muchos de ustedes ya saben, la empresa Autopistas del Sol ha decidido despedirme sin causa ni motivo justo, tan solo por defender nuestros derechos, por participar en la organización de un reclamo absolutamente válido desde todo punto de vista, por tratar de ejercer la libertad sindical, el mínimo derecho que tiene cada trabajador para defender sus condiciones de trabajo. En una actitud discriminatoria y abusiva, que pretende sembrar el miedo y «escarmentar» a los demás, la empresa deja sin trabajo a un trabajador que tiene una hija de tres años a cargo, que no cometió ninguna ilegalidad ni falta grave que amerite una sanción de tamaño calibre como lo es la pérdida de la fuente de trabajo, más todavía en la situación en la que se encuentra el país.

Pero sepan, antes que nada, que no nos han vencido. No todavía. Tras este despido, y más allá del daño que implica a mi persona, en mi vida diaria, se asoma el intento de la empresa por empezar a imponer las cláusulas de precarización del trabajo, la flexibilidad de la jornada, las sanciones disciplinarias y más despidos. No en vano han firmado el Convenio que han firmado, abiertamente violatorio a la ley laboral. No nos han vencido compañeros porque la pelea no la vamos a dar solos, no estamos aislados del resto de los trabajadores, ni de la sociedad, con lo que la solidaridad no se hace esperar. Contamos con el apoyo de sindicatos, comisiones internas, agrupaciones políticas, organizaciones sociales, medios de prensa alternativos, movimientos de desocupados, y de distintos sectores de la sociedad que apoyan nuestros reclamos. Será una pelea dura, larga tal vez, pero sepan que estoy dispuesto a no darme por vencido, que la pelea será hasta lo último.

Parece que los señores que decidieron mi telegrama creen vivir en un país que por suerte se terminó hace mucho, creen estar por encima de la ley y de los tratados internacionales sobre leyes laborales, se creen impunes y con licencia para hacer lo que les plazca. A ellos les digo que, una vez más se equivocaron, este no es el camino por el que se resuelven los problemas, así no se dirimen las diferencias entre trabajadores y empresas. Sé que con el apoyo de todos ustedes vamos a lograr revertir esta situación y hacer recapacitar a la empresa en el respeto a nuestros derechos y a nuestras condiciones de trabajo.

Un abrazo fraternal

Federico Iglesias

Legajo 2937

Munro, viernes 20 de enero de 2006



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