19/01/2006

Atento: estrategias empresarias para continuar con los despidos

atento.jpgEl call center Atento (de Telefónica de Argentina) realizó una maniobra que, mediante retiros «voluntarios», pone en riesgo la continuidad laboral de los empleados que realizan tareas para TME -Telefónicos Móviles de España- en la planta de Barracas, en la Ciudad de Buenos Aires. Estos despidos encubiertos están enfocados a reducir considerablemente el número de trabajadores para que, al aplicarse el convenio colectivo correspondiente a los telefónicos, la empresa no asuma la responsabilidad de salarios, aportes patronales y seguridad social. Esta estrategia también fue aplicada a partir de las privatizaciones en la década menemista. En este sentido, reproducimos aportes del Taller de Estudios Laborales (TEL).


En septiembre de 2005 y mediante distintos planes de lucha, los trabajadores del call center Atento lograron que el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación elevara la resolución de su reencuadramiento del convenio de empleados de comercio al de telefónicos.

Sin embargo, este acuerdo aún no se aplicó y el personal, a pesar de que realiza tareas de teleoperador, sigue encuadrado como Empleado Administrativo, de acuerdo al art. 6 del CCT 130/75 suscripto por la Confederación General de Empleados de Comercio.

Para marzo próximo se esperan nuevas negociaciones entre la empresa y el sindicato (Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina – FOETRA). Ante la eventual responsabilidad de asumir salarios, aportes patronales y seguridad social, bajo el actual convenio colectivo de los telefónicos, Atento decidió realizar despidos encubiertos mediante una modalidad aprendida con anterioridad: los retiros «voluntarios».

El pasado 13 de enero, la jefatura de Atento se presentó ante los trabajadores del sector TME (Telefónicos Móviles de España), que cuenta con más de 250 empleados, para dar un anuncio relacionado a los «malos resultados de la campaña». De esta manera, en primera instancia, notificaron que eliminarían por completo el pago de la hora posición, estableciendo un sistema de pago comisionado; es decir, que reducirían el salario. Asimismo, e insistiendo en los «malos resultados», advirtieron que «se abre una ventana de oportunidades» para el personal «que no realiza ventas o que no les gusta vender». La oportunidad es aceptar un retiro voluntario. «Piensen en la plata que ofrecemos», reiteraron varias veces.

Mañana, viernes 20 de enero, vence el plazo para que los trabajadores acepten la suma que la compañía ofrece. Un sector de los empleados aceptó la propuesta. Sin embargo, una gran parte decidió defender su puesto laboral y, entre otras medidas, realizó un petitorio. En el mismo exigen que «se restablezca el pago de la hora posición a la suma de $1,38.-, retrotrayéndose la decisión abusiva adoptada por la empresa, que se toma con la única y clara finalidad de reducir la remuneración de los trabajadores y el personal».

Ante la negativa de aceptar el apriete empresarial, los trabajadores esperan novedades en los próximos días y continúan realizando asambleas para definir los pasos del plan de lucha iniciado.


Viejas tácticas al servicio de las privatizadas

En «Privatización y reconversión telefónica: los trabajadores en la mira», Daniel Ximenez Saez sostiene que «en noviembre de 1990 se concretó la privatización de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones. Sus nuevos dueños comenzaron de inmediato un profundo proceso de reconversión empresaria (…) Se produjo una fuerte reducción de la dotación de personal. La reducción observada se operó a través del llamado Retiro Voluntario. Para ese fin las empresas destinaron sumas millonarias. (…) Esta elevada inversión nos da una idea de la importancia estratégica que las empresas le atribuyen a la reducción y sustitución del personal. También nos habla de su preocupación por la posibilidad de que gremio se levante contra sus planes. Eso explica en gran medida su decisión de pagar para obtener renuncias, evitando los despidos«.

Telefónica y Telecom, junto con otras empresas de telecomunicaciones de menor rango, iniciaron así un proceso de despidos encubiertos. «Los llamados retiros voluntarios constituyen verdaderos despidos encubiertos. En la mayoría de los casos, la aceptación del retiro voluntario constituyó la respuesta a un estado de inseguridad derivado de múltiples presiones empresarias: discriminación; falta de capacitación laboral; reducción y cambios de horario; reducción de servicios y de personal; promociones digitadas; puesta en estado de disponibilidad (en Talleres y Almacenes de Telefónica, por ejemplo, llegó a haber unas 400 personas sin tareas durante meses); etc. Para muchos, por ejemplo, recibir la propuesta del retiro voluntario significó tomar conciencia de que las empresas los consideraban trabajadores indeseables y, por lo tanto, sin ningún futuro (no más ascensos, ser relegado, inestabilidad) dentro de las mismas», afirma Ximenez Saez.

En otro trabajo, el Dr. Luis Enrique Ramírez se expresa acerca del «plan perverso: los retiros voluntarios. Se le ofrecería a los trabajadores importantes sumas de dinero para que optaran por egresar». Pero Ramírez señala que «en la medida que aumentaba vertiginosamente el desempleo, descendía en forma inversamente proporcional la aceptación del ‘retiro voluntario’. Como las metas de ajuste de la estructura del plantel de trabajadores y de sustitución no se habían cumplido, las áreas de ‘Recursos Humanos’ comienzan a desarrollar un plan para obligar a los remisos a retirarse de la empresa (…) se pasó a la segunda etapa del plan, que se llamó ‘los inducidos’. Es cuando se monta todo un aparato de presión psicológica sobre los trabajadores, destinada a torcer su voluntad y eliminar cualquier resistencia al egreso.» La presión psicológica se enmarcó en no asignarles tareas durante la jornada laboral, en realizar continuas citaciones a reuniones de apriete (en ocasiones, más de una por día), en grabar conversaciones privadas, o cambiarlos de sector, entre otros amedrentamientos. «Para los que lograban superar esta terrible presión, había medidas mas drásticas. Una fue notificarles «que por necesidades del servicio se lo traslada a San Luis» (Telefónica) o «al Chaco» (Telecom.). ¿Hace falta explicar lo que significaba para estos trabajadores semejante desarraigo? Muchos optaron por el ‘retiro’.»

Viviana Cifarelli, Carolina Couto y Oscar A. Martínez en «Privatización y reestructuración en el sector telefónico: una visión global del impacto sobre los trabajadores» se detienen en la incidencia que los retiros voluntarios significaron para la experiencia gremial y sindical: «el retiro afectó en muchos casos a delegados y activistas, dando lugar en algunos lugares a un desánimo por parte de la base y a enfrentamientos o diferencias dentro de las Comisiones Internas, además de la fuerte pérdida que implican esos retiros (…) Existe una clara intención de la empresa de desprenderse, a lo largo del tiempo, de la mayor parte del personal que perteneció a ENTel, ya que su experiencia laboral y sindical es una traba para sus planes«.

Cabe destacar que Cifarelli, Couto y Martínez ya alertaban en su trabajo, publicado en 1992, que «es necesario mencionar además al personal fuera de convenio: si bien en este momento no es numéricamente importante (cerca del 9% del total de la empresa según datos de Telefónica), es, en perspectiva, un fuerte peligro de división del gremio, además de
debilitamiento, ya que una práctica bastante extendida es la de ubicar por fuera de los convenios colectivos a determinado personal que realiza las tareas más importantes y complejas, la que asegura el servicio, con lo que la empresa se asegura mantener el núcleo de la producción sin «interferencias» sindicales, es decir que el personal sindicalizado y organizado llega a ser una proporción baja de todo el personal».

El estar fuera de convenio implica que la empresa se desentiende frente a posibles consecuencias que los trabajadores puedan sufrir a nivel de la salud física y mental. «Dada la gran carga de trabajo y el intenso estrés que esto produce, son frecuentes los dolores de cabeza, las alteraciones de sueño y ritmos alimentarios, mareos, gastritis. Hemos encontrado casos de taquicardia, preinfartos, y crisis de llanto (…) La principal causa de tensión para cada operador es la producción diaria de cada uno de ellos. Los operadores son conscientes que la empresa evalúa su desempeño de forma cuantitativa, y para muchos de ellos, sobre todo aquellos que no son de planta (contratados y pasantes), saben que ésta es una condición para la continuidad de su fuente de trabajo»(*). Uno de los trabajadores de Atento afirmó a ANRed en una entrevista anterior: «Si bien nosotros somos telefónicos, a nosotros nos hicieron firmar un contrato como administrativos. Si el día de mañana alguna de las personas que trabaja en ATENTO se llega a quedar sordo o ciego por estar 30 horas semanales frente a una computadora y con un teléfono en la oreja, nos van a decir ‘miren chicos, ustedes son administrativos, no son telefónicos’. Y ahí van un montón de derechos, más allá del sueldo que tendría que ser digno.»

En consecuencia, los trabajadores telefónicos han soportado desde la privatización de ENTel, que se realizó durante el gobierno neoliberal de Carlos Menem, «una intensa ofensiva por parte de la patronal en cuanto a la destrucción de la estabilidad de sus puestos de trabajo», tal como sostienen Verónica Lascano, Federico Vocos y Oscar Martínez en «La tarea de los operadores telefónicos y sus condiciones de trabajo en las empresas concesionarias de la ex ENTel».

Los nombrados son sólo algunos de los aspectos del ataque del capital sobre los trabajadores, ya que la flexibilización laboral y las estrategias empresarias varían según los objetivos puntuales de la compañía. En el último trabajo citado, los autores agregan que «recordemos que no nos estamos refiriendo a empresas pequeñas, ni de un sector con alta competitividad (por lo menos hasta el presente), o de una rama de actividad que pierde importancia. Por el contrario, estamos analizando el comportamiento de capitales transnacionales, que actúan en mercados monopólicos y en expansión, con una alta tasa de rentabilidad y sin mayores controles que traben su accionar. Son empresas que aplican programas de calidad total, «estimulan» a los empleados, impulsan el trabajo en equipo, desarrollan la polivalencia, etc. El perjuicio contra los trabajadores es el resultado de lo que significan los capitales ‘modernos, competitivos y eficientes’


ANRed agradece los aportes que el Taller de Estudios Laborales puso a su disposición:

 «Privatización y reestructuración en el sector telefónico: una visión global del impacto sobre los trabajadores», de Viviana Cifarelli, Carolina Couto y Oscar A. Martínez. Agosto de 1992.

 «Ciudadela Sitiada (terrorismo laboral: los «retiros (in)voluntarios» en las empresas telefónicas)», del Dr. Luis Enrique Ramírez. Agosto de 1999.

 «La tarea de los operadores telefónicos y sus condiciones de trabajo en las empresas concesionarias de la ex ENTel» de Verónica Lascano, Federico Vocos y Oscar Martínez. Diciembre de 2000. (La llamada en la nota (*) pertenece a este trabajo).

 «Privatización y reconversión telefónica: los trabajadores en la mira», de Daniel Ximenez Saez. Octubre de 2002.


Contacto: Taller de Estudios Laborales (TEL)

 www.tel.org.ar

 Tel y Fax: 4331-0558

 E-mail: tel@tel.org.ar



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