15/01/2006

Acto en memoria de la Semana Trágica

semana_tragica-2.jpg A 87 años de la represión llevada a cabo por el gobierno de Irigoyen a una movilización obrera en la Ciudad de Buenos Aires, organizaciones sociales y políticas realizaron un acto y repudiaron «la continuidad de la represión y la impunidad a lo largo de gobiernos civiles y militares hasta nuestros días».


Trescientas personas se movilizaron en la tarde del 14 de enero para recordar la Semana Trágica, 87 años atrás. La actual edición de la marcha que se realiza los primeros días de enero desde hace ocho años, contó con la presencia
del Movimiento Territorial de Liberación (MTL), el Partido Comunista (PC), y la Organización Socialista Libertaria (OSL).

En el año que se cumple el 30º aniversario del último golpe de estado, la movilización partió de Pepirí y Av. Caseros (los últimos años partió de Pepirí y Amancio Alcorta) rumbo a la Plaza Martín Fierro. Antes se detuvo en Caseros y Montagudo, para recordar a los 30.000 detenidos desaparecidos de la última dictadura con la lectura del documento unificado de las organizaciones convocantes.

Una vez en el sitio de llegada, se volvió a leer el documento. El acto, que cerró con las palabras de Carlos Chile, del MTL, contó también con un intérprete de canciones de Victor Heredia y letra de Pablo Neruda, previas palabras de uno de los trabajadores de Brukman presentes en la movilización.


Declaración Conjunta:

A 87 años de la Semana trágica

8ª marcha-enero 2006

Hace 87 años los barrios de Pompeya, Patricios y San Cristóbal fueron escenario de una gran movilización obrera y popular -extendida luego a la ciudad toda- que los poderosos de turno, encabezados por el gobierno de Hipólito Irigoyen, reprimieron con las balas del ejército, la policía y los fascistas civiles de la época.

Nos sentimos herederos de esos luchadores obreros y populares a los cuales aplastaron con la fuerza de la injusticia y la impunidad.

Nos sentimos herederos de esas reivindicaciones por condiciones de trabajo y aumento de salarios que ellos levantaban como justas banderas.

Nos sentimos herederos de su capacidad de enfrentar a los poderosos que ayer y hoy imponen a sangre y fuego.

Nos sentimos herederos de aquellos luchadores por una sociedad justa.

Asimismo reconocemos la continuidad del sistema que ha legitimado la represión y la impunidad a lo largo de gobiernos civiles y militares hasta nuestros días.

La fuerzas represivas que han desaparecido a 30.000 compañeros, las que matan a luchadores populares y encarcelan a los que enfrentan la injusticia, responden a los mismos intereses que en 1919 masacraron a los trabajadores de Vasena, a los vecinos del barrio, cometieron todo tipo de violaciones antisemitas en el Once, provocaron al cortejo y no permitieron enterrar a nuestros muertos en el cementerio de la Chacarita.

Recordando la huelga general de enero de 1919, reafirmamos el enfrentamiento al capitalismo de ayer y de hoy.

Recordando a las víctimas de la masacre, repudiamos la impunidad de ayer y de hoy. Desde los pibes de Floresta a los de Cromagnon, desde los crímenes del 19 y 20 de diciembre de 2001 al asesinato de Maxi y Darío y las brutales represiones como la reciente de Puerto Vilela en el Chaco.

Reafirmamos como hace 87 años que la unidad de todos los oprimidos es el único camino para que la igualdad y la libertad se instalen en nuestra sociedad. Unidad que tienda a recuperar los derechos que nuestros padres defendieron con su vida y que hoy se han perdido, Unidad en defensa de un salario y por una jornada de 6 horas con igual remuneración para paliar la desocupación. Unidad para lograr el desprocesamiento de los más de 4.000 luchadores/as populares, la inmediata libertad de los presos/as políticos/as y la anulación de las leyes antiobreras de flexibilización laboral. Unidad para contrarrestar la acción psicológica de los medios que criminalizan la protesta social. Unidad para enfrentar el ALCA, el libre comercio, la ilegítima deuda externa y la militarización a través de los cuales el imperialismo quiere consolidar su dominación. Unidad para crear poder popular.

Hoy nuevas y profundas luchas vienen enfrentando la continuidad de la barbarie capitalista. Nuevos y jóvenes luchadores se han incorporado al combate en subterráneos, ferrocarriles, docentes, estudiantes, telefónicos, hospitales -como en nuestra zona el Garrahan- sumándose a la acción de los movimientos piqueteros y a los trabajadores de fábricas recuperadas.

A más de 2 años del gobierno actual, que prometió no pagar la deuda a costa del hambre del pueblo, lo que en verdad ocurre es que se paga anticipadamente la deuda reclamada por el Fondo Monetario Internacional utilizando las reservas del Banco Central. Mientas tanto millones de niños padecen hambre y desnutrición, millones de hogares sobreviven en la pobreza, y las privatizadas siguen embolsando ganancias fabulosas. Los que se benefician son los mismos de siempre. Los que se perjudican son los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados y el conjunto de los sectores populares.

En este año del 30 aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976 que dio inicio a la dictadura más sangrienta de la historia argentina, y en este lugar simbólico de la heroica lucha de los trabajadores de los Talleres Metalúrgicos Vasena reafirmamos nuestro compromiso de enfrentar hasta el fin la injusticia y la impunidad.

Compañeros de la semana de enero de 1919

¡PRESENTE!

Primeros Convocantes:

Instituto de Relaciones Ecuménicas – Movimiento Territorial Liberación – Asamblea de Entre Ríos y San Juan – MoPaSSol – Partido Comunista – Liga Argentina por los Derechos del Hombre – Mesa Coordinadora Nacional de Jubilados y Pensionados de la R.A. – Mujeres de Izquierda – Ademys


La historia

Al mismo tiempo que a miles de kilómetros de distancia el viejo fantasma se había convertido en revolución, en nuestro país las condiciones de vida de los trabajadores empujaban a intentar cambiar el estado de las cosas de raíz.

Durante el primer gobierno del radical Hipólito Yrigoyen, la situación de los trabajadores no era la mejor, ni mucho menos. A fines de 1918, en los Talleres Metalúrgicos Vasena, en el barrio porteño de Parque Patricios, los trabajadores iniciaron una huelga en demanda de la reducción de once a ocho horas de la jornada laboral, descanso dominical, aumento de sueldos, y que se dejaran sin efecto los despidos. La respuesta estatal vino de la mano del General Luis Dellepiane, quien dirigió el operativo policial que provocó 700 muertos y 2000 heridos entre los días 7 y 11 de enero de 1919.

Los hechos

La huelga tenía un mes de vida en la fábrica metalúrgica Pedro Vasena. Sus depósitos se encontraban en la calle Pepirí y Santo Domingo y su planta industrial en Cochabamba y La Rioja, donde hoy está la Plaza Martín Fierro.

El día 7 de enero, varias chatas conducidas por rompehuelgas, en busca de materia prima marchaban a los depósitos. Al llegar al cruce de Pepirí y Amancio Alcorta un grupo de huelguistas intentaron detenerlos en forma pacífica. Como estos no se detuvieron los obreros comenzaron a tirarles piedras y maderas. Ahí acudió la policía, que dejó en su intervención un saldo de cuatro obreros muertos y más de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron después.

El hecho provocó la indignación de los trabajadores metalúrgicos, que lanzaron una huelga para todo el gremio.

El apoyo de los restantes organizaciones de trabajadores no se hizo esperar. Había quienes proponían solucionar el conflicto de la fábrica Vasena, solucionar las demandas de los obreros y la libertad de los que se encontraban presos por cuestiones sindicales. Por su parte los ferroviarios también estaban en conflicoto por sus salarios, y los trabajadores del calzado proponían un programa de reivindicaciones generales para toda la clase obrera, que incluía la satisfacción del pliego de los obreros de Vasena, la reincorporación de los municipales, telegrafistas y empleados postales, todos desempleados por sus respectivas huelgas fracasadas.

El 9 de enero en las primeras horas, los huelguistas vuelven a la calle para garantizar el paro. Así armaron barricadas en varios puntos de la ciudad, como las calles San Juan, Cochabamba, Oruro, Urquiza y La Rioja. Llegado el mediodía, buena parte de los comercios estaba cerrado, en apoyo a la huelga.

A las tres de la tarde, desde el barrio de Nueva Pompeya salía el cortejo fúnebre que llevaba los asesinados el día 7, acompañados por un grupo de huelguistas. Dos horas después, en el cementerio, durante el discurso de uno de los trabajadores, la policía y los bomberos armados, detrás de las murallas del cementerio balearon a la multitud, que comenzó a correr bajo la lluvia de balas. Los huelguistas intentaron responder a pesar de la desventaja en la calidad de las armas, la cantidad de hombres y la posición estratégica de los de azul.

Mientras se extendía el enfrentamiento por toda la ciudad, los trabajadores que habían tomado la fábrica Vasena fueron atacados por la policía. Al finalizar la tarde ya intervenía el Regimiento de Infantería por órdenes del presidente.

Al día siguiente Yrigoyen ordenó la intervención de las fuerzas militares con 30.000 efectivos en toda la ciudad. Pero contra los huelguistas también intervinieron grupos de civiles (La liga patriótica, una banda armada por la oligarquía) que los agredieron en el barrio de Boedo. Al final del día había otros cincuenta muertos.

El 11 de enero, los trabajadores de Vasena consiguieron la reducción de la jornada laboral a ocho horas, un 20 a un 40% de aumento salarial, incluyendo aquellos que trabajarían los domingos. Ese mismo día se produjo la detención de cinco mil trabajadores, entre sindicalistas, militantes socialistas, etc.

Si bien no hubo datos oficiales de la cantidad de muertos, el periódico socialista La Vanguardia registraba el 14 de enero, 700 muertos y más de 2000 heridos, entre obreros, mujeres y niños. Dos días después la mayoría de los detenidos había obtenido la libertad.



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