19/11/2012

Complejidades de la coyuntura política

coyuntura.jpg La más que significativa movilización del 8N pasado, la emblemática fecha del 7D más la ofensiva de los fondos buitres y la justicia americana conforman un cuadro por demás complejo frente al que el gobierno no muestra reflejos políticos. Se trata de una debilidad que favorece a las clases dominantes y a la acción imperialista, no a los trabajadores. Por Eduardo Lucita*.


Superado el 8N el horizonte inmediato está puesto en el posible paro convocado por la CGT-Azopardo y la CTA-Micheli para el próximo 20N y sobre todo en el 7D, momento límite para la implementación de la Ley de Medios. Es esta última fecha la que está determinando el ritmo del conflicto interno

El gobierno extremando su importancia lo ha definido como «la madre de todas las batallas” mientras que el Grupo Clarín ha respondido internacionalizandolo [[Así es posible comprender mejor porqué en esta disputa interviene la llamada internacional de la «prensa libre” que va desde la CNN (EEUU) a O»™Globo (Brasil), de Televisa (México) a El Mercurio (Chile), del Grupo Prisa (España) al Cisneros (Venezuela) o a la Cadena Caracol (Colombia), obviamente el Grupo Clarín forma parte de ella y la hace jugar.
]]. La confrontación no puede ser vista ya solo como una disputa entre el gobierno y la corporación mediática por excelencia, lo trasciende, supera las fronteras y se ubica en una nueva realidad internacional. Se trata del «poder de los medios” lo que conocemos como Mediocracia y de la tendencia mundial a una nueva relación de las corporaciones mediáticas, los gobiernos de las clases dominantes y las instituciones de la democracia, que se ven condicionadas por este poder.

Contenidos de clase I

El nuevo cacerolazo tuvo alcance nacional, superó en densidad social al anterior y acentuó su carácter clasista así como su conservadurismo y regresividad, aún cuando algunas de sus múltiples reivindicaciones pudieran compartirse. Otra vez las redes sociales mostraron su contundencia, otra vez quedó al desnudo la crisis de representatividad de los partidos de la oposición derechista.

Precisamente la combinación de la dispersión de sus demandas -cuyo único hilo conductor es la oposición al gobierno- la carencia de argumentos con cierta solidez -como puede comprobarse revisitando las numerosas entrevistas que se le hicieran a los participantes en la propia concentración- y la ausencia de liderazgos políticos «“no puede obviarse que es una fracción social no menor que está a la busca de una figura aglutinante- conforman un escenario propicio, si se desenvuelve esta tendencia, para la aparición de un liderazgo providencial que aglutine a lo que hoy aparece disperso y sin mayores perspectivas. Tal lo que señalara un analista político de la consultora Ibarometro: «El deseo subyacente de la marcha es la consolidación de una alternativa política. El 8-N se movilizó para pedir una alternativa opositora, no un kirchnerismo mejorado».

No necesariamente el impacto de la movilización abrirá una crisis política en el kirchnerismo, su contenido es más simbólico que otra cosa, pero sí es un punto de ruptura hacia el futuro. En este sentido conviene no perder de vista que los procesos electorales suelen ser útiles al poder concentrado para seleccionar dirigentes funcionales a sus intereses, en camino al 2015 las elecciones del año entrante pueden jugar este papel.

Por si algo faltara el embargo de la Fragata Libertad, en un país africano, el fallo de la Cámara de Apelaciones de Nueva York, que ordenó al juez Griessa «trato igualitario” entre bonistas que ingresaron al canje y los que no, ha facilitado el ataque de los fondos buitres y la posterior amenaza del juez de tomar sanciones contra el país.

De conjunto estamos frente a un cuadro político más que complejo, frente al que el gobierno nacional aparece debilitado. No es que haya perdido hegemonía pero a diferencia de otros momentos muestra falta de iniciativa política y cede espacios que favorecen a las clases dominantes y a la acción imperialista. No a los trabajadores.

Contenidos de clase II

Es en este marco que combina, azarosamente o no, conflictos con grupos de poder locales y roces crecientes con el imperialismo, que se aproxima el paro convocado por las centrales opositoras. Las consignas que se levantan son inobjetables -elevación del mínimo no imponible para la aplicación del impuesto a las ganancias a los asalariados; universalización del Salario Familiar y eliminación de topes; derogación de la Ley de Accidentes de Trabajo, rechazo a la Ley Antiterrorista y a la ingerencia del Ministerio de Trabajo en las organizaciones obreras; fondos de las obras sociales- pero si no se delimitan los campos pueden resultar funcionales a los intereses derechistas.

En este sentido no deja de ser preocupante que los convocantes no hayan tomado distancia de los caceroleros, más aún ciertas declaraciones demostrarían alguna connivencia con estos, o que al menos hasta hoy no se conozca ninguna declaración rechazando la presión de los fondos buitres y las amenazas del juez Griessa.

Las diferencias entre las centrales para acordar la modalidad del paro no hizo más que poner en evidencia en un caso que hay dificultades para generalizarlo y en el otro que su capacidad esta mas centrada en los cortes y concentraciones basadas en la movilización de movimientos sociales que en su capacidad de paro efectiva en los núcleos productivos.

Cierto es que el gobierno empeñado en arbitrar en los conflictos de clase «“una suerte de bonapartismo débil- y cuando los límites del neodesarrollismo se hacen más visibles y condicionantes, se ha sesgado hacia el poder real con la sanción de la Ley Antiterrorista «“a pedido de los organismos financieros- de las enmiendas regresivas a la Ley de Accidentes de Trabajo «“a pedido de la UIA- y una redistribución de ingresos al interior de los trabajadores «“no frente a otras clases- lo que potencia el carácter antigubernamental de la medida de fuerza.

Es obvio, los trabajadores tienen cuentas por cobrar con el gobierno, y este se ha encargado de poner distancia con ellos, aún asi no es el enemigo principal en la coyuntura. No comprender la deriva política que potencialmente contiene la situación puede concluir en que el paro alimente políticamente a clases o sectores de clase que poco y nada tienen que ver con las clases trabajadoras.

Romper la trampa

Esto no implica tener una actitud pasiva, los trabajadores, los sectores populares no son indiferentes a como se resuelva la situación. Disputar la calle, las consignas y las propuestas no solo con el gobierno sino también con los sectores sociales que hoy operan como correas de transmisión de la derecha, está a la orden del día.

Zafar de esta encerrona requiere como mínimo deslindarse políticamente de la oposición derechista en forma explícita y ampliar los ejes de la convocatoria al paro. Por ejemplo demandando el control de costos y tasas de ganancia de los formadores de precios (en producción y distribución); la reducción del IVA a artículos de primera necesidad; la actualización periódica de salarios e ingresos populares según la evolución de los precios; una mayor transparencia y eficiencia del gasto público; sancionar efectivamente la corrupción al interior del gobierno; exigir la implementación integral de la Ley de Medios (desmonopolización a las corporaciones, licencias a los comunitarios); romper con la integración subordinada al mercado mundial; rechazar las presiones imperialistas de la justicia norteamericana y los fondos buitres; recuperar la fragata, anular la deuda emitida bajo clausula de cesión de soberanía; investigar la deuda con el Club de París»¦

Se trata de superar el estado corporativo de las demandas para elevarlas al plano de la política nacional.


*integrante de EDI-Economistas de Izquierda



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