06/11/2012

Siguen impunes las agresiones en contra de trabajadores de la línea 60

Ante la última agresión sufrida por Luciano del Percio, chofer y delegado gremial de la linea 135, se levantan nuevas preguntas sobre cuándo terminara lo que parece un sistemático plan de intimidación laboral. Por ANRed


Hace ya casi un año que los trabajadores de la línea 60 (así como de la 135) comenzaron a sufrir amenazas y agresiones de forma sistemática por patotas de la UTA (Unión tranviarios motor) y del grupo DOTA.

Vale recordar el ataque al domicilio del delegado Daniel Farella, ocurrido el 7 de octubre de 2011. Cinco personas encapuchadas irrumpieron en el hogar del delegado y al no encontrarlo atacaron a su nieta de 15 años.

«En ese momento se encontraba sola mi nieta de 15 años, a la que ataron de pies y manos, amordazaron, le pegaron con un revolver en la cabeza, mientras le pasaban un cuchillo por la cara”-dijo Farella a la prensa.

En noviembre del 2011 el chofer Germán Amor, despedido de la línea 135, es atacado brutalmente por una patota, dentro de las instalaciones de la empresa.

Tiempo despues, el 7 de agosto de 2012, ocurrió el ataque a Marcelo Wissoc, quien había estado repartiendo volantes para sus compañeros como forma de reclamo a la empresa.
Luego, el 25 de septiembre, el delegado Néstor Marcolín fue víctima de un ataque en la puerta de su casa en el cual destrozaron una parte de su automóvil. Días antes, el delegado Héctor Caceres sufrió el incendio de su auto como medida intimidatoria ante sus actividades de tallerista en charlas sobre la correcta liquidación de sueldos de los demás empleados de la línea.

El último caso de agresión tuvo a lugar hace unos días, el 2 de noviembre. En ese entonces el delegado Luciano del Percio, perteneciente a la línea 135 sufrió el incendio de su automovil en su domicilio en el partido de Lanús.

A esta agresión se sumó un ataque en patota en el barrio de Pompeya.

Hacía poco Del Percio se reincorporó a su puesto tras un juicio laboral al haber sido despedido por presentarse como testigo a favor de Germán Amor, otro empleado agredido y despedido de forma injustificada.
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Foto de la herida de Germán Amor sufrida en el ataque de una de las patotas. Foto del diario Marcha.org.ar

Tras varios paros y hasta el corte de la Panamericana, el problema sigue desatendido y los empleados contiúan sufriendo agresiones, amenazas y ataques que quedan impunes ante la justicia. Ya son muchas las causas de despidos injustificados y denuncias de agresión contra los matones del grupo Monsa. Sin embargo el lento engranaje de la justicia, parece no girar lo suficientemente rápido.



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