06/01/2006

Encuestadores: no sólo las grandes empresas propician la precarización laboral, el Estado también

Se estima que cerca del 41 por ciento de los trabajadores desarrollan su actividad en negro, de acuerdo con la encuesta que realizó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) en octubre pasado y que se dará a conocer durante este mes. Un dato, por lo menos curioso, es que los trabajadores que hacen este relevamiento también trabajan en forma irregular para el Estado. «Tenemos un sindicato que no nos representa y casi la totalidad de los trabajadores en negro. Nuestra actividad está absolutamente precarizada», advierten los trabajadores organizados en Encuestador@s en lucha. ANRed dialogó con Santiago y Ana, referentes de este «espacio de construcción colectiva».


«Nosotros estamos en una zona difusa entre desocupados y trabajadores, porque nadie nos reconoce como trabajadores y, es más, la gente que desarrolla esta actividad le cuesta reconocerse como tal», dice Ana, y además agrega «sin tener clara la identidad es muy difícil pelear».

«Si le preguntás a un encuestador -ejemplifica Santiagoa qué te dedicas, no te dice soy encuestador, dice ‘hago encuestas’. Quizás hace quince años que hace el mismo trabajo pero en un rincón de su mente late la idea de que ese trabajo es temporal. Si te reconocés como trabajador tenés que reconocer una relación de dependencia y luchar por los derechos que te pertenecen».

El tema de la identidad recorrió parte importante de la charla, como uno de los principales desafíos internos que deben resolver para llevar adelante sus reivindicaciones. Santiago ilustra el concepto: «La primera imagen que se me cruza con respecto a la identidad de los trabajadores es la de un encuestador que reclama algo y que otro compañero sale a defender a la empresa. Que salga a decir: ‘Mirá, que nos da trabajo’. Y no habló de grandes planteos sindicales sino de reclamar lo que corresponde, lo que especifica el convenio colectivo de trabajo, por ejemplo».

El sindicato: bien, gracias

El Sindicato Único de Publicidad (SUP), miembro de la Confederación General de Trabajadores (CGT), «representa» la actividad de los encuestadores con un convenio colectivo de trabajo que data de 1975.

«No hubo ningún tipo de modificación, en todo este tiempo, porque el sindicato se desentendió totalmente de nuestra tarea. En junio certificó el mismo convenio y solo retocó los aranceles», cuentan los encuestadores. De esta manera, nuevas formas de realizar este trabajo quedan sin regulación alguna. Es el caso de los encuestadores telefónicos. «Si vas al sindicato a plantear algún reclamo, cuenta Ana, te dicen ‘Inicie acciones legales’. Eso significa que ya no vas a tener trabajo. Además, es evidente que no les interesa modificar nada».

«El sistema gasta mucho dinero para obtener información, tanto el Estado como las grandes empresas: todo esto no funciona sin nosotros», reflexiona Santiago y así dimensiona la tarea del encuestador y detalla en qué condiciones se trabaja: «Una empresa pide un estudio y se lo encarga a una coordinadora x, que puede ser una señora que tiene muchos contactos y realiza el trabajo en su casa o una empresa. El laburo de encuestador se paga por producción. La remuneración que va a percibir el trabajador lo determina unilateralmente la coordinadora. Aunque el convenio colectivo fije una cantidad. Se trata de una pelea constante porque las coordinadoras pagan lo que quieren. Sucede lo mismo con las reuniones de instrucción, que son encuentros para explicar el cuestionario o la manera de realizar el trabajo, que deben ser remunerados. Este pago no ocurre asiduamente. Obviamente si te lastimaste un pie trabajando nadie te paga nada. Aunque estés en blanco o en negro, el convenio regula pero la realidad es otra, es la absoluta precarización«.

El Estado y los contratos basura

Durante el mes de enero, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) dará a conocer que, sobre 8,7 millones de asalariados, 3,5 millones no están registrados por sus empleadores. Esto es casi el 41 por ciento. Si a estos empleados en negro se agregan los 2,5 millones de desocupados, hay 6 millones de trabajadores que no tienen derecho a la jubilación y pensión, al cobro del salario familiar, a una obra social y a cobrar el seguro de accidentes de trabajo. Como tampoco recibirían, en el caso de despido, seguro de desempleo e indemnización.

Pese a que los sucesivos gobiernos redujeron el costo laboral a pedido de los empresarios, no se tradujo en un aumento de empleos registrados o «en blanco». A la vez que grandes empresas y el Estado toman personal bajo la forma de «contratos basura», denominados elegantemente contratos de locación de servicios, de obra, tercerización de actividades, etc.

«Yo trabajo para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Nos pagan por ‘locación de servicio’, pero el nuevo decreto 948 dispone que no te pueden contratar por locación de servicio. Entonces nos van a contratar por locación de obra. Pagamos monotributo e ingresos brutos. Nosotros queremos firmar, aunque sea, ese contrato. Sabemos que es una cagada porque oculta básicamente una relación de dependencia laboral, pero es lo único que tenemos. A mediados de diciembre terminó el trabajo y el 31 de enero recién voy a firmar el contrato, entonces voy a cobrar dentro de cinco meses» cuenta Ana. Además señala que «para ellos hacemos un censo en las villas de la Capital Federal. Como son zonas de alto riesgo deben pagarnos un ‘seguro de vida de encuestador’, pero en realidad las aseguradoras no cubren nada de lo que te ocurra en la villa porque vos estás ‘siendo solidario’ con el empleador y tenés una relación de dependencia laboral oculta».

«Encuestador es cualquier trabajador que registre datos e información a través de un formulario prediseñado. Esa definición alcanza a todos los estamentos, aunque a la gente que hace las encuestas del INDEC le hagan creer que son censistas y no encuestadores« precisa Santiago. «Siempre estamos hablando de la conciencia, porque las personas que trabajan para el Estado creen que ser encuestador es trabajar en el ámbito privado y salir a preguntar que shampoo usas. No ven que todos sufrimos las mismas condiciones laborales», expresa el trabajador.

Esta actividad en el Estado no tiene ningún tipo de regulación. «Para ATE y otros sindicatos, los encuestadores no existen ni les interesa», opinan los referentes y señalan que «esta actitud tiene que ver con los tiempos que se viven porque ya está recontra demostrado que los sindicatos son aparatos burocráticos que no representan a nadie«.

Construcción colectiva

Encuestador@s en lucha comenzó sus actividades cinco meses atrás. «Lo primero que hicimos fueron volantes dirigidos a los encuestadores con información de cuánto se debe cobrar, a cuántos días. Les informamos además que existe un convenio colectivo de trabajo», recuerda Santiago. «Después comenzamos con las pegatinas y tuvimos una respuesta inmensa. Nos enviaban un montón de mensajes de correo electrónico por día. Muchos descartables: algunos colgados nos pedían trabajo, otros creían que éramos el sindicato y, a partir de esa confusión, empezamos a poner nuestra firma: Encuestador@s en lucha. Luego nos dirigimos a las coordinadoras como denuncia, lo que no estaban cumpliendo, lo que ellos sabían que tenían que hacer y no hacían. Pero las pegatinas las hacemos dirigidas más que nada a los encuestadores porque nuestra idea es sumar gente al grupo y mostrarle a los encuestadores que estamos y que nos vamos a quedar«.

«Está instalado en la actividad, opina Ana, que hay un grupo que pelea por ellos, que es como un fantasma, que a veces toma entidad cuando las coordinadoras terminan modificando esas relaciones laborales que denunciamos. Entonces como grupo estamos en un equilibrio de no cerrarle la puerta a nadie pero sin dejar de tener los resguardos necesarios».

«Nosotros sabemos que, a medida que nos pongamos más duros, la respuesta desde los empleadores también lo será. Todavía ellos no se organizaron para respondernos pero sabemos que lo harán y en este proceso algunos vamos a caer o quedar expuestos», observan.

Desde el inicio de esta lucha, los trabajadores fueron tejiendo alianzas: «Supimos que para poder subsistir debíamos relacionarnos con otros sectores. Por eso S.I.Me.Ca. (Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes) que tiene una especie de padrinazgo con nosotros. Además, dice Santiago, es una actividad muy parecida a la nuestra en la forma de contratación; entonces, fue natural que nos encontráramos».

Los representantes coinciden en señalar: «Nuestra lucha apunta al blanqueo de la actividad, primero hacerla visible para el afuera y concientizar a los encuestadores para el adentro. Y con esas tres cosas recién ahí vamos a poder pelear para que el convenio incluya y represente a todos los trabajadores«.


Contacto:

 sencue@yahoo.com.ar

 encuestadoresenlucha@yahoo.com.ar



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