07/11/2003

Pegar, distender, negociar.

La relación de K con los pingüinos burgueses.


La llegada de Kirchner a la primera magistratura desconcertó a muchos de los actores fundamentales del poder económico que se tomaron su tiempo para evaluar los pasos que daba el flamante Presidente. Más claras las aguas, por estos días, son reiteradas las arengas de Kirchner sobre la importancia de que emerja una nueva «burguesía nacional» comprometida con el desarrollo sustentable del país – como gustan llamar los tecnócratas neokeynesianos.

En esta cruzada el Gobierno se ha recostado fundamentalmente sobre los llamados grupos económicos locales (entre los cuales Techint, de la familia Rocca, ocupa un rol protagónico), en la pequeña y mediana empresa; la banca cooperativa, etc. Y confronta con fuerte pirotecnia verbal principalmente contra un sector del capital financiero (AFJP’s por ejemplo) y también de las privatizadas (las de energía y agua) con las que actualmente se encuentra en una situación de tira y afloje por el aumento de tarifas. Trato distinto reciben las petroleras y telefónicas con las que mantiene bastante buen diálogo.

Pero al margen de los alineamientos que Kirchner está forjando en el mundo de los patrones, es de destacar la forma en que el Gobierno en general negocia con algunos sectores del poder económico (pero no sólo de él, ya que esta táctica también la aplica con otros actores sociales). En la edición del 28 de octubre de Página/12, el periodista Maximiliano Montenegro describía esta línea de intervención y explicaba «primero los desfenestra públicamente, luego va moderando el tenor de las críticas y finalmente se sienta a conversar». Y ejemplificaba con un caso paradigmático, la relación de Kirchner con ADEBA, el nucleamiento de bancos nacionales que se separó de ABA días antes de las elecciones presidenciales.

«En los primeros días de gestión – continúa Montenegro – el presidente Kirchner sorprendió, por televisión, al denunciar – mirando a cámara y señalando con el índice – ‘al grupito de banqueros que hicieron negocios en las provincias con Menem’ y que supuestamente buscaban desestabilizar a la nueva administración. En otro programa, el Presidente subió la apuesta y apuntó directamente a Jorge Brito, titular de ADEBA y simpatizante de Menem-Romero en las últimas elecciones. En las semanas siguientes el conflicto desapareció de los medios, hasta que hace un mes Kirchner se abrazó con Britos en Casa de Gobierno y juntos anunciaron créditos (para financiar una parte de las obras públicas) por 500 millones de pesos». A lo que se podría agregar que en esta última ocasión Kirchner, nuevamente, hizo un inflamado discurso alentando al surgimiento de una nueva burguesía nacional que – según el criterio presidencial – es la clave para el desarrollo económico y social del país.



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