Nuevo Encuentro Regional de Sikuris en Buenos Aires
Como cada fin de semana largo de Agosto desde hace ochos años, tuvo lugar un nuevo Mathapi/ Apthapi/ Tinku: el Encuentro Regional de Sikuris. Este año convocó a más de 35 bandas o comunidades de ejecutantes de sikus, instrumento autóctono de los Andes. Durante estos dos días, las bandas mostraron sus melodías, que semana a semana suelen ensayar en puntos dispersos de la Capital, el Gran Buenos Aires, e incluso Rosario, Salta y Mendoza. Por Corresponsal Popular.
Además de la música fue posible disfrutar de artesanías e incluso comida en una feria armada para la ocasión. En esta ocasión el encuentro no se realizó en el Parque Los Andes (Chacarita) sino que debió trasladarse al Parque Avellaneda. Pero el traslado no pudo evitar que las bandas demuestren su virtuosismo, así como el despliegue de vestuario e instrumentos, que invitaban a que se baile alrededor, en rondas o «trencitos» siguiendo los ritmos más alegres.
Las bandas sikuris tienen una particularidad bastante llamativa: los sikuris se necesitan entre sí para tocar. Los instrumentos son dos hileras de cañas, que se reparten entre dos personas. Las bandas se componen de parejas de cañas (ira y arca es el nombre de cada «hilera»), y es el sonido conjunto de todos los sikuris el que arma la melodía. En la mayoría de las bandas también se alternan sikus de diferentes tamaños, desde los pequeños y agudos chulis hasta las grandes y profundas zancas, pasando por las maltas, de tamaño normal. Con el acompañamiento de enormes bombos, decorados con los colores e insignias de las bandas.
Es de remarcar el esfuerzo que implica la organización de este evento, que se lleva a cabo coordinando entre representantes de las diferentes bandas, y el gran empuje de quienes hace añares vienen impulsando la cultura andina en Buenos Aires.
Este esfuerzo logra visibilizar las culturas andinas, retomar elementos de las identidades de migrantes de distintas partes de nuestro continente, mantener viva la denuncia a la marginación histórica (es decir, de ahora y de siglos) a los pueblos originarios. Desde el movimiento, desde la música, las artesanías, la alegría… En pleno mes de la pachamama.
Esta música tiene esa mágica capacidad de generar comunidades, un bastión a defender en estos tiempos de individualismo. Vale la pena animarse a soplar, a fin de cuentas, se trata de un gran tesoro escondido en solo 6 o 7 cañas atadas con hilo…