14/12/2005

¡Déjenme salir!

mujer.jpgDurante cuatro días se llevó a cabo el Primer Festival de Cine Underground de Buenos Aires, en el cual se pudieron ver, de forma gratuita y alejados del circuito comercial y oficial, 21 films nacionales rodados de forma marginal y sin la tutela del Estado.


El lugar estaba situado en una esquina perdida y oscura de la Ciudad de Buenos Aires, en donde no había nadie, salvo por dos jóvenes vestidos de negro que se encontraban en la puerta y al vernos, de inmediato, nos señalaron: «es acá, pasen que es gratis». Era indudable, habíamos llegado al «Mantis Club», ubicado en Pringles 753.

Nena.jpg«La película recién empezó y es buenísima, no se la pierdan», nos comentaron esas mismas personas de la puerta. Al entrar, de inmediato, nos topamos con una pantalla que mostraba la imagen en blanco y negro de un joven corriendo por las calles. Se estaba exhibiendo «B (CORTA)», un film de David Bisbano que refleja un desolador mundo adolescente, en el cual los adultos no parecen tener cabida. Al finalizar la proyección, algunas personas empezaron a levantarse e irse, pero otras, recién comenzaban a llegar: dado que dentro de unos momentos se proyectaría otro largometraje más, titulado «Mala Carne», una extrañísima película de Fabián Forte, que combina una trama de sexo, sangre y muerte, en medio de vampiresas, caníbales y dos jóvenes ingenuos entregados a su mala suerte, más algún otro delirio que irá apareciendo en escena.

Así, en los márgenes, escondido y casi imperceptible, aunque esperando ser descubierto por aquellos que siempre están buscando más allá de lo visible y que no se conforman con el discurso institucional, se estaba desarrollando el Primer Festival de Cine Underground de Buenos Aires.

pareja.jpgUn evento que durante cuatro días posibilitó que 21 films nacionales completamente desconocidos e inéditos vieran la luz. Una luz por fuera de todo circuito comercial y oficial. Verdaderas películas independientes filmadas a pura creatividad, sin ningún apoyo del Instituto Argentino de Cinematografía y Artes Visuales (INCAA) y con presupuestos de no más de 300 pesos.

«Estudio para una siesta paraguaya», «Cabeza de Palo», «Las sábanas de Alberto» y «Un artista del hambre» fueron tan sólo algunos de los títulos que integraron la muestra y que permitieron que, desde la marginalidad, estos filmes se pudieran filtrar para demostrarnos que afortunadamente hay otro cine argentino que merece la pena de ser contemplado.

«Aglutinar, difundir y pensar el difuso mapa subterráneo de cierta cinematografía argentina» es el pensamiento de este Festival que se propone abrirnos a otras vidas y otras realidades, pensadas sin ningún tipo de censura o condicionamientos. La creatividad en estado de anarquía pura.

nena2.jpgTomar una cámara e ir a buscar a la historia, luego filmarla y después mostrarla, con el fin de que sea la mirada del espectador la única autorizada para darle el sentido final a la obra. Una fusión entre el creador y su público, sin intermediarios molestos que traten de restringir la libertad.

Este parece ser el significado de este Primer Festival de Cine Underground que esperemos pueda volver el año que viene, pero fundamentalmente que sirva para crear un espacio coordinado para que los jóvenes realizadores puedan mostrar sus creaciones durante todo el año.

Mariano Minasso



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