02/03/2012

«Haciendo Eco»: Multiplicando voces en los pasillos del Ministerio de Economía

contrato-basura.jpgEn estos días comenzó a circular «Haciendo Eco», un boletín llevado adelante por y para los trabajadores del Ministerio de Economía de la Nación. Los impulsores del proyecto señalan que «esta publicación busca generar debates sobre las condiciones de trabajo que muchas veces vemos como «˜naturales’ en este ámbito laboral, pero que no deberían serlo: la precarización parecería ser regla, también en este Ministerio”.


En la misma línea, Haciendo Eco es producto de un 2011 donde los trabajadores se expresaron constantemente por medio de asambleas, «ruidazos», petitorios y otras medidas, buscando combatir las formas de contratación que se viven en el Ministerio.

Quienes forman parte del colectivo manifiestan la intención de juntarse, debatir, informarse y organizarse para buscar soluciones a los problemas cotidianos. «Nos motiva también la creencia de que tiene que haber una manera de terminar con esta situación, y entendemos que este es un aporte más al proceso de difundir la situación, de informarnos, de pasar en claro discusiones y debates que tenemos, de no conformarnos con «˜las cosas como vienen dadas’, de romper con la resignación… De organizarnos.», señala uno de los integrantes de la redacción de Haciendo Eco.

Los trabajadores invitan a entrar al blog
y hacer llegar las inquietudes, críticas o sugerencias:

A continuación reproducimos uno de los artículos del boletín:

La importancia de la herramienta gremial

Cuando uno empieza a pensar acerca de sus condiciones como trabajador/a, es normal que uno de los primeros temas que surjan sea en torno al sindicato: ¿Quién organiza esto? ¿Cuáles son las propuestas y las perspectivas? ¿Confiamos en los delegados? ¿Cuál es nuestra participación en la toma de decisiones? Estas preguntas suelen aparecer, y no siempre es sencilla la respuesta, quizás simplemente porque, antes que eso, no tenemos del todo claro qué es un sindicato, o qué debería hacer. Entonces, pensamos que una buena forma de arrancar es tratando de aclarar este punto. El sindicato es un espacio donde los trabajadores se dan una organización para la defensa de sus derechos e intereses, y que habitualmente cuenta con un grupo de delegados que encabezan la representación en estas tareas. Pero las definiciones «de diccionario” suelen ser engañosas, porque no es todo lo mismo, al final del día un sindicato es en buena medida lo que los y las trabajadoras hacen de él.

Las positivas consecuencias que acarrea la afiliación de cualquier trabajador a un gremio en cuanto a reivindicaciones concretas (como salarios, vacaciones, estabilidad, horas extra), constituyen sólo un primer aspecto -si bien uno fundamental- a la hora de pensar en las tareas de una organización sindical. Pero no se trata sólo de delegar en los representantes electos la potestad para que ellos se sienten en una mesa a negociar. Creemos que una legítima aspiración es que haya un vínculo más cotidiano en el día a día, que la Junta o Comisión Interna no se visualice como una oficina aislada de los trabajadores, cuya única razón de existencia sea el hecho de que allí se encuentren los delegados para escuchar (e intentar resolver) cualquier consulta que se les plantee.

Cuando hablamos de representantes-representados la distinción que se genera está dada simplemente por una posición en un determinado momento. Algo tiene que quedar bien en claro: tanto unos como otros son trabajadores y los primeros (delegados) están obligados a tenerlo muy presente desde que se los elije, para no aislarse de ese conjunto. Por eso, la elección de los delegados tiene que nacer de la decisión democrática del colectivo laboral, único espacio al que debe «rendirle cuentas” y que lo puede revocar si infringiese el mandato otorgado.

Pensado así, ampliar los espacios de participación directa es fortalecer la organización y, por lo tanto, tener más y mejores herramientas para el momento en que tenemos que discutir una paritaria, o coordinar un paro. Con esto en mente, pensamos que algunas propuestas que apuntan en esta dirección podrían ser:

1) Realización de asambleas de forma periódica donde se intercambien posiciones acerca de las condiciones laborales y en las cuales todos y todas, discutamos en un plano de igualdad;

2) Multiplicar los canales de difusión, como una forma de diálogo permanente con los afiliados y trabajadores en general. Esto puede hacerse vía carteleras y en Internet, tanto con información concerniente a nuestro salario, como también de los beneficios de Acción Social que otorga el sindicato;

3) Promoción de actividades culturales que generen un perfil distinto de la «dureza” con que muchas veces se percibe el mundo sindical, y que invite a acercarse a miradas distintas, posibilitando una mayor interacción y fraternidad entre los afiliados.



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