27/11/2011

Reivindicaron la memoria ancestral del arroyo Maldonado

4-447.jpgA pesar de haber sido tantas veces odiado por las complicaciones que genera a los vecinos porteños con sus frecuentes inundaciones, este curso de agua fue homenajeado por alumnos de una escuela pública e integrantes de pueblos originarios. Por Indymedia Pueblos Originarios


Fotos: Movimiento en Defensa de la Pacha

Ver además:
Mi barrio también es territorio indígena: fotogalería
Alumnos y alumnas de una escuela porteña reafirman sus lenguas originarias

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¿Se puede recuperar la geografía nativa de Buenos Aires, sus arroyos, sus
leyendas y su memoria indígena?

La idea surgió en el marco de algunas actividades conjuntas entre la docente
Valeria Gervasini, de la Escuela 7 Distrito Escolar 12 Jorge Newbery, la Biblioteca Inti
Huasi
y el Movimiento en Defensa de la Pacha, por un programa
de radio sobre pueblos originarios que estaban realizando los alumnos de
5° grado. [Leer informe]

Era fines de septiembre, se acercaban las actividades de reflexión por el
12 de octubre – aniversario de la Conquista Europea – y se planeó
realizar una jornada donde maestros, alumnos y sus familias se comprometieran
con los derechos indígenas. Luego de pensarlo un poco, surgió la
propuesta: reivindicar el territorio indígena en el mismo barrio de la institución.

Como los ríos y arroyos guardan la memoria de los pueblos, el lugar indicado
para llevarla a cabo era el arroyo Maldonado, a menos de 10 cuadras
del colegio. Más concretamente, la descuidada Plazoleta Manuel De Sarratea,
ubicada en avenida Juan B. Justo y Terrada, límite entre los barrios de
Villa Santa Rita, Villa Mitre, Paternal y a pasos de Flores Norte.

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El arroyo Maldonado era el límite entre la Capital Federal y la provincia
hasta hace poco más de un siglo. Fue entubado en 1930, aunque en algún
momento se proyectó su canalización para hacerlo navegable. Hoy su curso
continúa vivo debajo de la avenida Juan B. Justo, a veces invisible, aunque
su presencia se hace sentir con cada inundación. 1.400.000 habitantes viven
en su cuenca, que tiene una superficie aproximada 9.700 hectáreas
a lo largo de 21,3 kilómetros.

Una historia de la época de la primera fundación de Buenos Aires, en 1536,
está relacionada con este curso de agua. Según muchos creen, el nombre del
arroyo Maldonado está dado por la historia de La Maldonada,
una española que habría huido del fuerte de Buenos Aires y luego involucrado
con los pueblos originarios de la región. Al ser recapturada por los europeos,
esta mujer fue castigada a morir devorada por las fieras. La ataron a un
arroyo, pero una puma la protegió.

EL TRABAJO EN LA ESCUELA

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El 12 de octubre con el turno mañana y el 17 con el turno tarde, integrantes
del Movimiento en Defensa de la Pacha conversaron con los alumnos
de 4° a 7° grado, mientras que los chicos de 1° a 3° grado escucharon algunas
leyendas – como la de La Maldonada – en la voz de las narradoras
Iara y Carolina, las «Hilanderas».

La charla con los estudiantes más grandes giró sobre la existencia de cementerios
indígenas
en la zona norte del Gran Buenos Aires y las guerras que se
libraron siglos atrás entre indígenas y europeos en el territorio que hoy
ocupa la ciudad. La idea fue hacer énfasis en la transformación de la geografía
local
, por un lado, y en los rastros que remiten hoy a ese pasado en
nombres de arroyos, ríos y localidades contemporáneas, por otro.

Como soporte, se proyectaron fotos del sitio sagrado y arqueológico de Punta
Querandí
(de Tigre), dibujos de las guerras durante la primera Fundación
de Buenos Aires y mapas e imágenes antiguas que muestran cómo se fue transformando
un ámbito rural en una metrópolis. Un cambio que en muchos casos es reciente.
En cuanto a esta cuestión, los chicos se sorprendieron al ver al
arroyo Maldonado sin entubar y al Bañado de Flores en 1960.

Los pueblos indígenas que habitaron el territorio rioplatense durante miles
de años se adaptaron a la naturaleza propia de esta región, caracterizada
por la unión de dos geografías: la del Delta, con especies propias del Amazonas,
y La Pampa. La actual área metropolitana estaba atravesado por numerosos
cursos de agua. Por el contrario, Buenos Aires fue ganando superficies inundables,
secando y desviándolos.

Luego de la charla, los alumnos de 4 ° y 5 ° hicieron carteles (y
banderas a la tarde) visibilizando la presencia del arroyo Maldonado
como parte del territorio indígena de Buenos Aires. Mientras que los alumnos
de 6° y 7°, junto a la profesora de geografía, hicieron una maqueta de la
ciudad con los distintos arroyos que surcaban su territorio, hoy casi todos
invisibles. Los estudiantes más chicos hicieron dibujos a partir de las
historias narradas por las «Hilanderas».

EL DÍA ESPERADO

El domingo 30 de octubre unas cincuenta personas se acercaron a la Plazoleta
Manuel de Sarratea
para acompañar la colocación de los carteles hechos
en la Escuela Jorge Newbery. Además de las docentes Valeria,
Filomena y Andrea y algunos alumnos con sus familias, se hicieron
presentes integrantes del Movimiento en Defensa de la Pacha, de la
Organización de Comunidades de Pueblos Originarios (ORCOPO), la Comunidad
de Sikuris del Arco Iris
, las autoras del libro Aguas de Puma
(sobre la historia de La Maldonada) y maestros y profesores de distintos
distritos.

Desde las 15 horas la plazoleta se llenó de banderas y de whipalas – el
emblema de los pueblos originarios -. Se organizó una ronda donde
cada uno uno se presentó y se dio inicio a la música sikuri, con
sus vientos milenarios. Un escenario poco habitual para este pequeño espacio
público, que causó curiosidad entre muchos vecinos que se aproximaron para
participar. «Nunca hubo actividades en esta plazoleta, sirve nada más que
para depositar basura. Escuché la música, los miré desde el balcón y me
vine corriendo para ver qué estaba pasando», declaró Sara a Indymedia.

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Otro vecino que se acercó fue Alberto Elías, quien vive a 6 cuadras
y contó: «estaba haciendo algunos mandaditos, ví el estandarte de la diversidad
y pasé a integrarme. Lo originario no me es ajeno porque soy descendiente
Charrúa, en consecuencia no me dividen fronteras ni banderas». En la ronda
de presentación contó la leyenda de La Maldonada: «Conozco la historia
porque participé de la Comisión de Eventos del barrio, cuando invitaron
a todas las colectividades para los festejos de los 147 años, además era
delegado de deportes del colegio», expresó luego a Indymedia.

«Esta humilde plazoleta es hermosa pero tiene una placa de un sanguinario
como es Sarratea«, dijo contundente este vecino nacido en Uruguay.
Según explicó, éste le puso precio a Artigas «porque no le
hacía el juego al Directorio de Buenos Aires». El descendiente de los indígenas
uruguayos destacó que Artigas fue uno de los únicos jefes de la Revolución
de Mayo
que en sus instrucciones de 1813 integró a los indígenas guaraníes
y charrúas con una ley de tierras.

Otras personas acudieron a la convocatoria por estar trabajando temáticas
relacionadas a los pueblos originarios. Fue el caso de Patricia,
que es integrante del Grupo de Literaturas Originarias de la Facultad
de Filosofía y Letras
de la UBA y vive a dos cuadras del
lugar desde el 2009. «No sabía de la historia de La Maldonada, y
del arroyo Maldonado me enteré hace 2 años porque se inundó. La iniciativa
me pareció muy interesante, sobre todo que involucren a los colegios de
la zona», contó.

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La tarde se fue entre el compartir diálogos y comidas, y la colocación
de cuatro carteles: dos sobre la plazoleta, uno del otro lado de la avenida
y el último una cuadra antes, en la esquina de la bicicletería
del barrio. También se realizó un «ritual de cuentos
hilvados», como llaman las narradoras Iara y Carolina
a la ronda donde cada uno presenta a sus ancestros hasta enrederarse en
un hilo, y allí es cuando ellas relatan algunos cuentos.

La Comunidad de Sikuris del Arco Iris aportó su música
en distintos momentos de la jornada, y hacia el final entregó una
whipala para la escuela a Carla, una de las alumnas que estaba presente
con su familia. Carla, una chica de 11 años de familia aymara,
al otro día contó a todos en el colegio sobre la actividad y escribió
en la agenda comunitaria de su aula que ese había sido el día
más especial de su vida.

EL INICIO DE UN CAMINO

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Para la maestra Valeria la alegría fue doble: «se rompieron
no sólo las lógicas de la historia y geografía olvidadora y mentirosa
sino también las relaciones sociales en un barrio y del sistema escolar»,
evaluó. «Fue muy profundo poder compartir ese rato en un espacio
público, que las mamás y los hijos tomen la palabra en un círculo
de gente desconocida y con sus maestros, y puedan decir quién son, por qué
están allí, qué significa todo esto para ellos».

Al mismo tiempo destacó el poder «sacar la escuela al barrio,
plantear un tema así dentro y fuera de está institución, que en esta ciudad
se acerquen vecinos sin miedo y curiosos a preguntar, que quieran compartir
su historia, tomar un mate, comer una fruta, plantar semillas de flores».
«Bastaba ver las sonrisas de todos en la cara para saber que fue algo
fuerte, un concluir una actividad y un comienzo de un camino», expresó
Valeria.

Pedro Moreira, del Movimiento en Defensa de la Pacha, destacó
lo importante que es que está actividad haya surgido desde la escuela.
«Eso es lo que se rescata más todavía, hay que comentarlo en otros lados
para que allá también se motiven».

La propuesta es simple pero reveladora: visibilizar la geografía
nativa y la memoria ancestral de Buenos Aires a partir del territorio más
próximo al colegio de uno. No es necesario pensar lo indígena
en lugares lejanos a la Capital Federal, sino que deberíamos aprender
a mirar la metrópolis porteña como parte del territorio de
los pueblos originarios.

Ver más imágenes en:
Indymedia Pueblos Originarios



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