Crónica de una sociedad desigual
El conflicto por la educación en Chile continúa, y el martes 9, miles de estudiantes, docentes y organizaciones sociales se movilizaron contra el régimen actual sostenido por el Gobierno de Piñera. Por Pilar Moreno y Francesco Penaglia, desde Santiago.
Cerca de 120 mil estudiantes secundarios, universitarios, profesores y miembros de otros gremios y organizaciones sociales marcharon ayer, martes 9 de agosto, por el centro de Santiago, abarcando alrededor de 30 cuadras de la capital, realizando así una nueva jornada de protestas por la educación que comenzó a eso de las 10 de la mañana sin incidentes. Posteriormente, alrededor de las 2 de la tarde, se registraron disturbios, barricadas y la quema de un automóvil, incidentes que duraron en diversos lugares del país hasta las 12 de la noche hora local.
Pese a que los desórdenes fueron resaltados y reprochados majaderamente en los medios de comunicación local, se desarrolló un masivo y espontaneo apoyo de la ciudadanía, la que nuevamente copó las calles, plazas y esquinas, realizando la segunda jornada nacional de caceroleos, los que no se desarrollaban desde la época de la dictadura militar en los años ochenta.
Esta marcha se enmarca dentro de las jornadas históricas que ha tenido este movimiento que comenzó siendo estudiantil, pero que a lo largo de los 3 meses de paralizaciones ha logrado aunar distintas demandas sociales.
Esta serie de manifestaciones ha llevado a que -según distintas encuestas de popularidad-, el gobierno del Presidente Sebastián Piñera cuente con sólo un 26% de apoyo ciudadano y un 53% de rechazo, en base al sondeo realizado entre los meses de junio-julio por el Centro de Estudios Públicos, CEP.
Las reivindicaciones sociales que se han presentado en Chile en el último tiempo, han estado condicionadas por años de desigualdad social en la que, el 60% de los chilenos vive con un ingreso promedio inferior a Angola aun teniendo un PIB Per Cápita -según estimaciones del FMI-, de US$14.922, ubicándolo en el puesto número 54 entre 182 de países con mayor ingreso por persona. Este enorme contraste se manifiesta en que el 10% más rico de la población, recibe 19,9 veces más ingresos que el 10% más pobre; a la vez que, como señala el doctor en Ciencias Sociales Julio Berdegue, 4 familias chilenas concentran el 80% de los ingresos del país. Por estas razones, Chile es el séptimo país con mayor desigualdad en el mundo.
Respecto al tema educacional universitario, según la OCDE Chile es el país con la segunda educación más desigual del mundo y los sextos aranceles más caros (comparando el poder de paridad de compra), además de poseer el peor sistema de becas al contemplar el grupo de países con educación más cara. A ello se le debe sumar, que cerca del 15% de los recursos para educación superior los pone el Estado chileno, por lo tanto el 85% restante es financiado directamente por las familias, monto que equivale al 0,3% del PIB nacional, uno de los más bajos del mundo (el promedio en países desarrollados es de 1,3% del PIB), según datos entregados por Education at a Glance -2009 OCDE.
El financiamiento universitario chileno, genera un enorme nivel de endeudamiento en los estudiantes, independiente de si el alumno termina o no su carrera. Según el Banco Mundial, un estudiante sale al mercado laboral con una deuda que representa el 174% de su sueldo anual, promediando alrededor de 40 mil dólares. Ello, sin contar que el 40% de los estudiantes no terminan sus estudios, y quedan endeudados sin título; mientras que de los que si terminan, el 60% no trabaja en lo que estudió.
Ayer, miércoles 10 de agosto se vencía el plazo establecido por los estudiantes al Ministro de Educación Felipe Bulnes para dar respuesta concreta al petitorio elaborado por la Confederación de Estudiantes de Chile -CONFECH, estudiantes secundarios y profesores, tras meses de discusiones en las distintas asambleas que componen a estas organizaciones. Sin embargo, el personero ya aseguró que el gobierno no cederá ante las propuestas de los estudiantes, por lo que las conversaciones siguen en punto muerto y no se avizora una salida.
Por ello, es que el movimiento tiene calendarizada una serie de manifestaciones artísticas para los próximos días, junto a una doble jornada de movilización nacional para los días 24 y 25 de agosto, en conjunto con la Central Unitaria de Trabajadores -CUT, los trabajadores del cobre, la salud, entre otros.