25/04/2011

La Huelga de los Conventillos de Pompeya

GRATY-TAPA.jpg El lunes 20 de abril de 1936, los 800 obreros del Establecimiento textil Gratry de Nueva Pompeya se dispusieron a iniciar una huelga en reclamo de un aumento salarial y de la reincorporación de sus compañeros recientemente despedidos por una patronal que, en plena expansión de sus negocios, aducía una merma de la productividad. De esta manera, buscaba poner un velo a sus dos principales intenciones: disciplinar el descontento de sus trabajadores e introducir en sus talleres un mayor número de maquinarias que reemplazaran el trabajo humano… Por el Grupo de Investigación Histórica de Pompeya.

ENCUENTRO

«De la mala situación en que trabajan las obreras textiles, lo comprueban las luchas que han sostenido con sus patrones, entre la que podemos citar por su importancia y porque llegó a conmover a la opinión pública, la huelga de Gratry”.

Basilio Dimopulo

Revista Vida Femenina, Año 6, Nº62, 15 de septiembre año 1938.

La historia oficial constituye una pieza clave en el engranaje de la cultura dominante. Enmascara el pasado, disciplina el presente y nos enseña a resignarnos en nuestro futuro colectivo. El sistema Capitalista intenta legitimar su orden de cosas, basado en la injusticia y la desigualdad, como eterno y natural y no como consecuencia de un largo proceso histórico de usurpación y despojos a las mayorías del conjunto de la sociedad.

El Grupo de Investigación Histórica de Nueva Pompeya, autogestivo y políticamente independiente, nació a principios de 2006 con la intención de reconstruir el pasado y las historias de nuestro querido barrio, donde nacimos, crecimos, nos hicimos amigos y nos asomamos al mundo cada mañana.

Mediante nuestra primera publicación, «Aparecidos. Breve investigación histórica de los detenidos-desaparecidos de Nueva Pompeya” (marzo/2006), nos propusimos acercarnos a las generaciones que nos siguen, buscando recuperar la memoria de los «sin voz” de la historia y establecer un diálogo con nuestro presente, que nos ayude a pensar y actuar para que mañana sea posible otra realidad. Una historia que se ofrezca como raíz y alas de nuestro destino (i) . Un pasado que no nos deje enceguecidos, que ilumine como un espejo donde podamos reconocer quiénes fuimos, somos y, fundamentalmente, quiénes nunca seremos.

A través de nuestros trabajos, hemos pretendido destronar el monopolio de la palabra y dar lugar también a la imagen. Pues concebimos como imprescindible ocuparnos de las miradas que nos ofrecen las fotos e ilustraciones de cada época para lograr un mejor dialogo entre distintas generaciones. A su vez, buscamos mirar y pensar el presente, a través del arte visual con la intención de enriquecer este intercambio.

Pasó el tiempo y fuimos conociendo nuevos amigos. Compañeros que nos abrieron las puertas de su casa, de un aula, de un centro cultural o de una empresa recuperada, para encontrarnos con los trabajadores, los pibes y la militancia de nuestro barrio.

Fue así como nos encontramos con la historia que entrecruza los caminos de los inmigrantes europeos de ayer y de los hermanos de los países latinoamericanos de hoy; la historia que refleja a los cirujas de los basurales de la Quema en quienes cartonean el siglo XXI; la historia que enlaza el movimiento obrero y su gesta de enero de 1919 con las fábricas recuperadas por y para sus trabajadores en estos últimos años; la historia que nos une con todos los senderos donde ardieron muchos de nuestros vecinos -de los cuales varios han sufrido la desaparición forzada en la última dictadura militar- luchando por una sociedad más justa y solidaria.

En definitiva, pretendemos una historia activa, que nos permita encontrarnos por las calles de Pompeya, en la ardua y cotidiana tarea de construir otro mundo rompiendo los dientes de este engranaje (ii).

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LA HUELGA DE LOS CONVENTILLOS

El lunes 20 de abril de 1936, los 800 obreros del Establecimiento textil Gratry de Nueva Pompeya se dispusieron a iniciar una huelga en reclamo de un aumento salarial y de la reincorporación de sus compañeros recientemente despedidos por una patronal que, en plena expansión de sus negocios, aducía una merma de la productividad. De esta manera, buscaba poner un velo a sus dos principales intenciones: disciplinar el descontento de sus trabajadores e introducir en sus talleres un mayor número de maquinarias que reemplazaran el trabajo humano. La tenaz negativa empresarial de satisfacer la solicitud de sus trabajadores generó que la huelga se extendiera por un plazo de cuatro meses, tiempo en el que los obreros recibieron la solidaridad de organizaciones gremiales y políticas y, en especial, de los vecinos y comerciantes de Parque Patricios, Villa Soldati y Nueva Pompeya, cuyas calles se transformaron en un verdadero campo de batalla ante la represión desatada por el gobierno nacional. El presidente Agustín P. Justo dispuso el aparato represivo del Estado para doblegar la voluntad de los huelguistas, incluyendo a los temidos cosacos, los torturadores de la Sección Especial para el Orden Social, matones y rompehuelgas reclutados del hampa porteña y la inestimable colaboración de la Liga Patriótica Argentina.

Gratry fue un fiel reflejo del capitalismo de su época: una MULTINACIONAL TEXTIL íntimamente ligada al IMPERIALISMO y al NAZI-FASCISMO, por cuyos intereses velaron nuestros gobiernos nacionales, y que basó sus tasas de rentabilidad en la EXPLOTACIÓN de sus trabajadores (obreras en su gran mayoría) con un férreo mecanismo de control social: dentro de sus predios se construían viviendas de condiciones muy precarias para ser habitadas por los obreros y sus familias. Éstos «satisfacían” una de sus preocupaciones centrales bajo un estricto control de su movilidad y la amenaza extorsiva de desalojo, si no atemperaban sus reclamos por mejores condiciones laborales, tal como ocurrió en la huelga de 1936 en el establecimiento de Pompeya.

Desde la conducción de la Unión Obrera Textil, los socialistas condujeron el conflicto. Sin embargo, las connotaciones de acción directa que adquirió la lucha nos permiten admitir una importante presencia anarquista. La misma FORA (iii) impulsó algunos de los pliegos y condiciones presentados a la empresa.

Silenciada por la prensa burguesa, ocultada por la historia oficial e ignorada incluso por muchos historiadores que abordaron el Movimiento Obrero previo al peronismo, pervive en la memoria colectiva de nuestra barriada como «La huelga de los conventillos”. Fue allí, en esas viviendas lindantes a los talleres, en los que se mantenía detenida la producción, donde se constituyó el centro de resistencia de los huelguistas y hacia donde apuntaron los fusiles de la represión y el castigo de los patrones, quienes intimaron judicialmente a desalojarlas.

Entender lo sucedido en Gratry es comprender mejor el funcionamiento del sistema capitalista. Y comprender el Capitalismo es entender mejor nuestra realidad, la del mundo globalizado y la de nuestro arrabal, para que hoy y mañana hagamos una historia de dignidad y de lucha incesante, como supieron entretejer las trabajadoras de Gratry, por un mundo mejor, por una sociedad sin explotados ni explotadores.

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De las sociedades de resistencia a la Unión Obrera Textil

Desde sus comienzos, los anarquistas, a través de la FORA, organizaron a los trabajadores por oficios. Entre los textiles, podíamos contar con las sociedades de resistencia, por ejemplo, de costureros. La incipiente industrialización de la Argentina forzó al movimiento obrero a organizarse por industrias. Desde la CGT, socialistas, sindicalistas y comunistas se adaptaron inmediatamente a esta nueva situación.

La Unión Obrera Textil (UOT) -uno de los protagonistas centrales en la Huelga de Gratry- fue miembro integrante de la Confederación General del Trabajo (CGT) desde su fundación en 1930. Allí tendrá continuas fricciones con su conducción «sindicalista”, por considerarla muy pasiva ante el deterioro de las condiciones de trabajo y de vida de la clase obrera y el avance del fascismo. Por lo tanto, cuando la CGT sufriera su fractura interna, en diciembre de 1935, los textiles pasarían a integrar la rebelde central obrera, con sede en la Av. Independencia 2880, bajo el liderazgo del gremio ferroviario, exhortando a «forjar un movimiento verdaderamente revolucionario en la amplia aceptación de la palabra, contra la oligarquía y por la independencia económica del país, hoy subyugado y oprimido por el capital extranjero”.

Bajo el liderazgo de dirigentes socialistas, la Unión Obrera Textil contaría entre los meses de abril y junio de 1936 con 4.269 afiliados. Una cifra muy escasa, teniendo en cuenta que el Censo Industrial de 1935 registraba 52.576 obreros, entre los 6.000 establecimientos textiles reconocidos en la República Argentina. La poca predisposición sindical de la mayoría femenina y juvenil y, en especial, el intenso hostigamiento empresarial y policial en las grandes empresas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, dificultaron la acción del gremio, privando a la mayoría de los obreros/as textiles de contar con sus herramientas genuinas de organización y acción contra la patronal, que gozaba de amplia rentabilidad económica por la expansión de la producción y el crecimiento paulatino del mercado interno de consumo a partir de 1934.

Barrios textiles bien al sur

Sobre las orillas del Riachuelo y hermanadas a través de los vínculos que entretejieron sus vecinos y la geografía, Nueva Pompeya y Valentín Alsina constituyeron dos barriadas populares de gran concentración de trabajadores textiles durante la primera mitad del siglo XX.

Cuenta La Voz Textil de Valentín Alsina que casi la totalidad de su población era textil, empleada en las tejedurías laneras Félix Giardino, Giacomone y Rivardo y, en especial, en la fábrica de Campomar y Soulas.

Miguel Campomar era considerado el patriarca de la industria textil en las décadas del ’30 y ’40. Fue el presidente de la Confederación Argentina de Industrias Textiles, afiliada a la Unión Industrial Argentina, hasta 1945. Su empresa, que había comenzado en 1882, contaba con tres fábricas hacia 1940: una en Juan Lacaze, Uruguay, con 2.300 obreros; otra en Belgrano, con 2.000 obreros y 500 telares; y la más importante, en Valentín Alsina, donde empleaba a 2.500 obreros para sus 700 telares. Opositor a la negociación con los sindicatos, elaboró «listas negras” sobre los obreros gremialistas e impulsó la creación de un Círculo Obrero Católico en su sede de Alsina, dócil a la patronal, luego de que el Monseñor De Andrea predicara el evangelio entre sus trabajadores ante la invitación de Campomar en mayo de 1941.

En esta margen del Riachuelo, la población ligada a la industria textil disminuía en cantidad, pero no dejaba de ser importante. Gratry y Bozzalla Hnos. absorbían la mayor parte de los trabajadores del ramo hasta 1945, cuando, según nos cuenta Rosa Borillo, «mucha gente en esta zona logró independizarse y comprar sus propios telares”.

Pompeya, Alsina y un hilo conductor: el Puente. Testigo mudo de nuestra historia, tampoco quedaría ajeno a la infamia de esta década. Al inaugurarse su nueva construcción en 1938, sería rebautizado como Uriburu. Los poetas del tango no reconocen otro que el de Alsina, mientras el pueblo se niega a llamar a «su” Puente con el nombre del dictador.

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GRATRY: LA CARA OCULTA DEL IMPERIALISMO EN POMPEYA

«La Gratry era lo único que había acá, toda la gente del barrio trabajaba en esa época, yo era pibe y parecían hormigas cuando pasaban todos con el delantalcito (…) La fábrica estaba en medio del campo. Abarcaba desde Roca al Riachuelo. Y en esos tiempos, en Pompeya la mayoría trabajaba en Gratry y la gente fue comprando terrenos a su alrededor y haciendo su casa de madera y chapa y alta por las frecuentes inundaciones. Con poca plata se hacían las casas. Recuerdo que mi viejo decía, que cuando vino de España, 20 centavos estaba el metro cuadrado en Pompeya, porque estaba todo inundado. Y así se formó este barrio, no hubo familia que no hubiese trabajado en Gratry. El nacimiento de este barrio estuvo muy ligado a Gratry”

Tito Robles

En el año 1897, la Sociedad Anónima de los Establecimientos Americanos Gratry constituyó su primera fábrica en Argentina, sobre la Av. Coronel Roca 1516 (actual Av. Intendente Francisco Rabanal), destinada en su totalidad a la producción textil: cotines, lonetas, brines, kakis, alemanescos, servilletas, toallas y tejidos de todas clases. Se constituyó, así, en una de las primeras entidades industriales y comerciales de envergadura en instalarse en el barrio, cuando Pompeya todavía no era denominada como tal, cumpliendo un rol muy importante en su economía y poblamiento.

La sede central de su cuerpo accionario residía en la ciudad de Lille, al noreste de Francia. Gratry fue desde sus inicios una empresa multinacional ligada al imperialismo económico. A fines del siglo XIX contaba con sucursales en el Congo Belga, Rusia (iv) y Sudamérica. Gratry hizo de Buenos Aires el centro de sus operaciones en toda América del Sur. Contaba con sucursales en las ciudades chilenas de Valparaíso y Viña del Mar, en la ciudad brasileña de Río de Janeiro y en Lima, capital del Perú. Además, conservaba en nuestro país agencias en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Tucumán.

Para la década del 30, su directorio y administradores delegados residían en la ciudad de Bruselas, capital de Bélgica, de donde provenían los directores generales de la empresa en nuestro país. Relata Juan Conde:

«Los dueños eran unos barones belgas. Cuando venían con su séquito, era como que nos visitaba el presidente”

Debido al alto margen de rentabilidad económica -producto de una importante protección aduanera, la desvalorización de la moneda nacional desde la caída de la bolsa de Nueva York, el intervencionismo Estatal en el control de cambio y una mano de obra baratísima- el capital de aparente origen belga dispuso para la década del 30 de una presencia descomunal en la industria textil nacional (v) .

«Se condenó enérgicamente la posición de esta empresa extranjera que pretende dejar en la calle a centenares de obreros para satisfacer su desmedida soberbia de considerar a la clase obrera argentina como perteneciente a una colonia belga y no como ciudadanos de un país libre y culto” (vi)

Empresas como La Fábrica Textil Sudamericana, Grandes Fábricas Argentinas (GRAFA) y la algodonera Villa Flandia, del mismo modo, tuvieron una importante presencia de capital belga.

Por su parte, para la época de la huelga, la empresa Gratry era propiedad de la empresa multinacional Société Financiére des Transports et d’Entreprises Industrielles (conocida bajo la sigla SOFINA) , cuya sede central también residía en la ciudad de Bruselas, y que contaba entre su directorio a miembros del Gran Consejo Fascista de Italia, a funcionarios del gobierno franquista de España, a miembros de la nobleza belga y el Deutsche Bank de la Alemania Nazi. Decía el Dr. Jorge del Río, integrante de FORJA, en 1935:

«Los principales dirigentes de SOFINA (vii) se encuentran muy vinculados al Imperio y sus conveniencias. Cargan muy fuerte contra el nacionalismo económico y se manifiesta partidaria de la libertad económica, es decir, pide manos libres para sus negocios internacionales.” (viii

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LOS CONVENTILLOS DE GRATRY: VIGILAR Y CASTIGAR

«La entrada era por Erezcano pasando los conventillos, pero después de la huelga estaba cerrado todo con alambre y los hacían caminar hasta Roca, para controlarlos mejor…”

Tito Robles

Delimitada por las calles Erezcano y Norte (actual Agustín de Vedia), la Av. Roca y el Riachuelo, Gratry se instaló en un área escasamente poblada, una zona dominada por pantanos y grandes extensiones de quintas pertenecientes a familias potentadas económicamente, cuya residencia permanente se encontraba en el entonces centro de la ciudad. El bajo valor de las propiedades debido a las inundaciones, el déficit de servicios públicos, el «depósito” de lo considerado insalubre para la época -que debía permanecer extramuros- y la instalación de fábricas con escasa tecnología y necesidad de abundante mano de obra, resultaron un polo de atracción para muchos inmigrantes. De esta manera, sus alrededores, en especial el espacio comprendido desde la Av. Sáenz hasta el barrio de Soldati, comenzó a ser habitado por las familias recién llegadas al país desde la vieja Europa.

El acceso a una vivienda constituyó una de las principales problemáticas de los sectores populares en las últimas décadas del siglo XIX y las condiciones de las mismas, fue uno de los indicadores más importantes de su calidad de vida.

Hacia el año 1880, la ciudad de Buenos Aires ya contaba con 2.000 conventillos, viviendas colectivas donde vivirían las familias obreras, bajo hacinamiento y paupérrimas condiciones sanitarias. Como dijimos, una de las pocas alternativas con las que contaban los obreros era trasladarse hacia los suburbios de la ciudad. Pero, en muchas oportunidades, ni esta posibilidad alcanzaba ante la desocupación o los bajos salarios.

Gratry, que paulatinamente fue ampliando la extensión de su predio, decidió construir dentro de él, en un área de diez hectáreas de tierras lindantes con los talleres de producción, viviendas para sus numerosos obreros. De esta manera, la empresa «satisfacía” una demanda y preocupación central de las familias obreras, ejerciendo un férreo control y disciplinamiento de un amplio sector de sus trabajadores. La amenaza de desalojo, tal como ocurrió durante la huelga de 1936, fue uno de los medios de extorsión utilizados por sus propietarios para atemperar el reclamo por mejoras en las condiciones de trabajo. Cuenta La Vanguardia, en su edición del domingo 19 de julio de 1936:

«La firma en cuestión (Gratry), para mejor explotar a su personal, ha construido en el mismo terreno en que está instalada la fábrica, un edificio «pomposamente” llamada vivienda colectiva”, y que lo único que tiene de tal es que ahí viven, selectivamente, numerosas familia obreras.

No hemos de referir cuales son las condiciones de estas «viviendas”, porque no es el objeto de las presente líneas, pero debemos decir, porque no podemos menos, que si hubiese habido en las autoridades edilicias un concepto más humano, no hubieran tolerado convertir este caserío en una casa-habitación”.

En 1905, la sociedad había construido una fábrica similar en la ciudad de Viña del Mar en la República de Chile. Abarcaba 16 hectáreas de terreno, contaba con 300 telares y empleaba a más de 400 obreros, que habitaban -al igual que en Buenos Aires- en las viviendas de la empresa, lo que refleja una política universal de Gratry y no aislada en su predio de Pompeya:

«A fines de 1923 vine a Viña del Mar. Vivía en un cité que estaba a un costado de la industria Gratry, donde trabajé de tintorero. Se pagaba arriendo por una pieza chica, donde no había cocina ni baño.” (ix)

La industria textil se caracterizó, desde los tiempos de la Revolución Industrial en Inglaterra, por su desarrollo a través de una mano de obra poco calificada, compuesta, en gran medida, por mujeres y jóvenes, en una proporción de más de dos tercios.
Gratry no fue la excepción. La mayoría de sus trabajadores, que en 1932 llegaban a 600 y dos años después superaban los 800, eran mujeres. Relata Rosa Borillo, hija de Elizabeth Fermatini, una de las huelguistas del 36:

«Trabajaban muchas mujeres. Y se abusaban mucho de ellas. Iba el Chivo y le pegaba una patada en el culo al pie de la máquina si algo le parecía mal. Se abusaban… mucho se abusaban y la gente se tenía que quedar callada. Las condiciones laborales eran malísimas. No había nada. No había ni vacaciones, eso vendrá después de 1943”

«BETA” Y «EL CHIVO” CARA A CARA

«Mi mamá se llamaba Elizabeth Famartino, pero todo el mundo la conocía por Beta. Cuando fue la huelga tenía 30 años. Ella trabajaba en la Gratry. Era la única fábrica grande que había, y trabajaban todos ahí.

Se abusaban mucho de las mujeres. Dice que iba el Chivo ese y le pegaba una patada en el culo a alguna, ahí al pie de la maquina, si le parecía algo mal.
Mi mama me contó que era una huelga brava. Durante la huelga no podía entrar nadie a trabajar; si entraban, cuando salían, cobraban. Entraba algún capataz, pero siempre, cuando salían, los amenazaban.

Cuando querían sacar los camiones con la tela, quisieron sacarlos de noche. Los obreros no sé cómo se enteraron. Entonces, cuando sacó el Chivo el camión, mi mamá se tiró en el portón atravesada en el suelo, y el Chivo no pudo pasar, tuvo que dar marcha atrás con el camión.

Era brava mi mamá, ella se pasaba las noches cuidando que no sacaron los camiones de telas. Se turnaban, para que no sacaran las telas, para que no tuvieran ningún movimiento.

Los comerciantes, para que no se rompa la huelga, le daban mercadería, que mi mamá iba a juntarla, y la repartían para que la gente pudiera aguantar la huelga.
Los vecinos también, cuando los corrían, se metían en las casas y los ocultaban.
La policía dice que les pegaban que dios me libre, y los corrían con los caballos, los corrían para acá que era más descampado [Villa Soldati]. Y les pegaban, les pegaban con los machetes.

Mi mamá una vuelta dice que lo agarró a uno que lo estaba por llevar preso a mi primo Bruno Foti, y lo agarró de la pata al policía, y lo revoleó. Dice que quedó colgando del caballo.

Después que terminó la huelga, la echaron. Ella fue y habló con el jefe, con el Chivo, y mi mamá lo agarró del cuello para que le dé un comprobante como que había renunciado.”

20 / 12 /2006 Entrevista a Rosa Borillo, hija de Elizabeth Famartino (1906-1959) BETA.

«Nosotros éramos chicos, hacíamos escapadas para ver. Yo tenía 16 años (…) Entraban los cosacos, venían por acá, por allá. Mandaban ellos, los cosacos son la montada. Se le metían adentro de las casas a la gente. Eran bravos, la gente también no se achicaba, no podía ni pasar por Roca la cana, tenía que andar con cuidado, porque se les venían”
Tito Robles

«NOS HAN ROBADO HASTA LA PRIMAVERA PERO NO PUEDEN CON NUESTRA CANCIÓN” (x)

Al florecer la primavera de 1936, la huelga llegaba a su fin. La feroz represión policial -que hacía intransitable las calles del barrio-, la intimación judicial a desalojar las viviendas y la imposibilidad de cobrar los sueldos correspondientes al período del paro, fueron erosionando progresivamente la resistencia de los huelguistas.

La clausura, por parte del gobierno, de los tres locales en los cuales funcionaban las subsecretarías de la UOT hizo más difícil la coordinación entre los dirigentes sindicales, las bases y los activistas. De esta manera, ante la imposibilidad de convocar a una asamblea, el Comité de Huelga de la Casa Gratry (xi) dio por terminada la acción después de previa consulta individual a los obreros. Cuenta Torcuato Di Tella:

«La empresa echó a los obreros de los «conventillos” que les tenían asignados cortando los alambrados que los cercaban y haciendo que la policía atacara y desalojara a todo el mundo” (xii)

Un planteo semejante, sobre la represalia que adopta la empresa, realiza la historiadora Alicia Gartner, quien sostiene:

«Cuando se pierde la huelga que habían realizado, destruyen las viviendas, las tiran abajo…” (xiii)

Los derechos reclamados por las obreras no fueron reivindicados, y las condiciones de trabajo y de vida de muchas de ellas empeoraron ante los despidos y los desalojos. Sin embargo, «la huelga de los conventillos” constituye uno de los hitos más destacados en la historia de nuestro barrio por la construcción de una sociedad más justa. Demasiadas flores para tan poco jardín (xiv).

REFORMISMO Y ACCIÓN DIRECTA MISMOS FINES DIFERENTES MEDIOS

Durante los 5 meses que duró la huelga de las obreras textiles en Gratry, el periódico de la CGT Catamarca, de tendencia sindicalista, no tuvo una sola línea para cubrir el conflicto. Algo similar, aunque por diferentes motivos, ocurrió con los diarios burgueses, como La Nación, que ignoró las disputas entre capital y trabajo que sucedieron en nuestro país, al tiempo que cubría los conflictos europeos.

En cuanto al movimiento obrero, hemos notado una clara diferenciación en la forma de encarar la lucha. Una rivalidad histórica entre anarquistas y socialistas llevó a estos últimos -tanto desde el Periódico semanal de la CGT Independencia como desde el diario La Vanguardia-, a abogar por una solución legal y «pacífica” del conflicto. En junio, a dos meses de iniciada la huelga, propiciaron la intervención del Departamento Nacional de Trabajo, cuyo presidente instó a los representantes de la Casa Gratry a que «modifiquen su actitud” (xv) de no diálogo con los huelguistas.

La UOT protestó reiteradamente «ante los poderes públicos y especialmente ante la jefatura de policía, (por) los propósitos perturbadores de la empresa Gratry” . Y aunque reconoció «la admirable resistencia de los huelguistas, y el gran espíritu de combate de los trabajadores en su mayoría mujeres” (xvi) , la dirección socialista del gremio propició la intervención del Estado en el conflicto: «con objeto de poner un término a esta situación, la CGT, solicitada por la Federación Textil, destacó una delegación ante el Mtro. del Interior, integrada por un miembro de la Junta Ejecutiva, y el secretario de la Federación nombrada, compañeros Cianciardo y Dimópulo, respectivamente.” (xvii)

Esta actitud legalista y negociadora fue muy criticada por los anarquistas de La Obra, partidarios de la acción directa. Luego de la represión de julio, La Obra manifestó «que los obreros de la Gratry no confían en las denuncias formuladas de la C.D. de su gremio a la representación parlamentaria del «Frente Popular” y al presidente de la República; y una prueba de ello es que las desautorizan de hecho con el empleo de la acción directa contra los carneros y la misma policía que los apaña. La violencia policial desatada contra los huelguistas de la Gratry necesita que sea contestada con el apoyo de todos los que luchan, a fin que su victoria sea la derrota del común enemigo de los trabajadores.” (xix)

Finalmente, los anarcosindicalistas acusaron a los dirigentes gremiales de frustrar «la huelga de la fábrica textil Gratry, después de duros sacrificios sufridos, en largos meses. Los huelguistas lo han perdido todo; y si bien salvaron su dignidad con su empeñosa acción directa, permitieron desorientados, que su movimiento fracasara por la indignidad de quienes lo dirigieron. Lo mismo ocurrió con la huelga de la «Graffa”. Mensajes al Departamento de Trabajo, visitas al ministro del Interior que se «enternecía” conociendo los sueldos de hambre que la empresa paga a estos explotados… y al último una orden de vuelta al trabajo con el capcioso pretexto de que la Unión Obrera Textil abandonaba estas huelgas parciales solo para organizar ¡una agitación general del gremio!” (xx)

La postura anarquista era claramente opuesta a la metodología reformista de los socialistas, tanto en la huelga de la Casa Gratry, como en la actitud que debía adoptar el movimiento obrero en general.

Por ello, desde sus periódicos, los anarquistas instaron a «los trabajadores de la Argentina a hallarse resueltos a afrontar dignamente la situación represiva.” (xxi) para terminar con «los abusos patronales y gubernamentales, traducidos los últimos en los procesos y condenas monstruosas, en las deportaciones a centenares y en las prisiones diarias de militantes, que se prolongan, sin motivos y sin intervención judicial, todo el tiempo que se les ocurre a los policías. «Orden Social” con la anuencia del Mtro. del Interior, es el árbitro absoluto e indiscutible de nuestras vidas y nuestras organizaciones. No vemos para ello otro recurso que la Huelga General, y por eso venimos insistiendo sobre la necesidad de su materialización. Que la Huelga General sea nuestra respuesta a la reacción Argentina y contra el fascismo español ayudado internacionalmente por su congénere.” (xxii)

Los libertarios arremetieron, desde siempre, contra empresarios, gobernantes y burócratas, haciendo hincapié en el enfrentamiento a los patrones burgueses como «referentes del sistema económico capitalista que nos explota”, la represión policial como «brazo armado del Estado que nos reprime”, y a la dirigencia sindical como «burocracia parasitaria de la clase obrera que nos traiciona”.

Ante la monopolización, en la década del ’30, de los principales gremios por la CGT socialista y la CGT sindicalista, muchos anarquistas optaron por la lucha intestina dentro del movimiento obrero, propugnando agitar por la acción directa en la lucha sindical. Hubo una proliferación de periódicos sindicales de orientación libertaria, como La Obra, Acción Libertaria, Spartacus, entre otros, sumados a los ya tradicionales Organización Obrera (de la FORA) y La Protesta (en la calle desde 1897).

En el año 1937, a través de la sección «La mujer obrera” del periódico comunista anárquico Spartacus, las obreras de la Algodonera Argentina denunciaron que 3000 trabajadores iban de nuevo a la huelga exigiendo el aumento de miserables jornales «abandonados por la UOT y amenazadas por su secretario, rompieron el cerco de la traición y solos, con sus propias fuerzas y la organización de su instinto, organizaron la lucha y recabaron la solidaridad de otras fábricas.” (xiii)

Podemos decir que, por un tiempo considerable, el movimiento obrero persistió optando por los métodos de acción directa inculcados por los libertarios. La huelga continuó siendo el principal instrumento de lucha de la clase obrera. El conflicto de los trabajadores textiles de 1936 en Pompeya es una muestra clara de ello. La huelga se declaró por tiempo indeterminado y, en sus momentos de mayor pico, contó con el apoyo activo de buena parte de la vecindad del barrio. Hubo piquetes obreros en la puerta de la fábrica, evitando el traslado de mercadería y que los carneros fueran a trabajar. También, los enfrentamientos con los matones que oficiaron de rompehuelgas y la resistencia a la dura represión policial nos llevan a reflexionar que medio siglo de agitación anarquista no había caído en saco roto.

POMPEYA OBRERA, ¡VIVA LA HUELGA TEXTIL!

«La resistencia á la opresión de una clase dominante se traduce siempre con rebeliones. Bajo el régimen capitalista esas rebeliones han tomado el carácter particular de una cesación de trabajo concertada entre cierto número de asalariados…

En la actual mercantilista sociedad, el obrero no es esclavo ni siervo; teóricamente puede disponer libremente de su fuerza de trabajo. Pero semejante libertad es completamente falaz, puesto que no le permite escapar a la explotación patronal.
De esto ha resultado un nuevo modo de resistencia: la huelga, que es característica de la rebelión en el estado social capitalista y una consecuencia de las leyes económicas á esta forma social.”

La Protesta Humana, 12 de abril de 1902, Año V, Nº 169.

LA SIRENA NO CONVENCE A LOS HUELGUISTAS

El día lunes 20 de abril de 1936 estalló una huelga en los Establecimientos Americanos Gratry. Los vecinos de Pompeya la recuerdan como la huelga de los conventillos, debido a que alrededor de 300 de los 800 obreros textiles en huelga vivían en unas viviendas colectivas ubicadas en el mismo predio de la empresa textil.

La mayoría del personal de Gratry eran mujeres, a las que se les pagaba entre 0,25 y 2 pesos diarios, y el conflicto comenzó cuando unas treinta de ellas se aprestaron al director de la firma solicitando un aumento salarial. La respuesta fue el despido inmediato, aduciendo disminución de trabajo y negándose a implantar la rotación del personal afectado, a pesar de haber sido solicitado por los mismos obreros.

«EN LA INDUSTRIA TEXTIL SE EXPLOTA EN FORMA INHUMANA A LAS OBRERAS

(…) invitada la casa Gratry por el Departamento Nacional del Trabajo para considerar la posibilidad de buscar una solución al conflicto, contestó: «Que consideraba equitativos los salarios que pagaba a sus obreros y que por lo tanto no podía mejorarlos”, manifestando también «que el directorio había resuelto duplicar la cantidad de máquinas que de aquí en adelante deberán atender los obreros, y que por lo tanto le sobraba la mitad del personal”. Invitados por el presidente del D.N.T. para que modifique su actitud, los representantes de la casa Gratry se negaron a ello…”

Periódico semanal de la CGT Independencia 2880, Año III, Nº 113 12 de junio de 1936,

«DEL COMITÉ DE HUELGA DE LA CASA GRATRY

Ponemos en conocimiento de los trabajadores aquí reunidos que la policía nos ha manifestado de que va a «romper” nuestro movimiento, lo que ya ha comenzado a ejecutar brutalmente.

En el día de ayer centenares de policías, más de 90 cosacos, compañías de gases lacrimógenos, los torturadores de la Sección Especial y Orden Social, se lanzaron revolver en mano sobre nuestras viviendas en los conventillos, violando los domicilios, castigando a los huelguistas y vecinos, deteniendo a varios compañeros y amenazando a todos con una masacre.”

Periódico semanal de la CGT Independencia 2880, Año III, Nº 114, 19 de junio de 1936

«Se condenó enérgicamente la posición de esta empresa extranjera que pretende dejar en la calle a centenares de obreros para satisfacer su desmedida soberbia de considerar a la clase obrera argentina como perteneciente a una colonia belga y no como ciudadanos de un país libre y culto (…) El gremio textil no está dispuesto a permitir que esta casa extranjera imponga sus injustas pretensiones de someter a la clase obrera argentina a un régimen de esclavitud”.

La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10530, Domingo 12 de julio de 1936

«LA SIRENA NO CONVENCE A LOS HUELGUISTAS FRACASAN LAS MANIOBRAS DE LA CASA GRATRY

(…) El fracaso experimentado por los gerentes de esta empresa es terminante, pues hace más de 15 días que toca la sirena sin que ni uno solo de los huelguistas se haya prestado a traicionar el movimiento; este hecho… ha sacado de quicio a la Casa Gratry, la que pretende justificar la no concurrencia de los obreros al trabajo por falta de garantías con lo que ha conseguido que un verdadero ejército de policía montada, infantería, gases lacrimógenos y empleados de investigaciones, amén de los malandrines capitaneados por el conocido sujeto Noguera, pululen alrededor de la fabrica y de las casas de los obreros, con el propósito de atemorizar a los huelguistas que con justa causa defienden sus derechos a una vida mejor.

(…) lo único que piden los obreros es la readmisión de todo el personal estableciendo la rotación del mismo en los casos de poco trabajo, está comprobado pues el propósito de alterar el orden público que persigue esta empresa y entiende la UOT que las fuerzas del Estado no pueden beneficiar los intereses de la Gratry…”

Periódico semanal de la CGT Independencia 2880, Año III, Nº 118, 17 de julio de1936Aclarala UOT: «El chofer Julio Ferrari, de Avellaneda, ha sido engañado por los emisarios de la Casa Gratry, quienes dándoles falsas direcciones le hicieron transportar una pieza de repuesto para una aplazadora. Queda pues aclarado que este compañero de ningún modo se prestó a servir a los explotadores de Gratry.”
La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10535, Viernes 17 de julio de 1936

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«CONTORNO DE VERDADERAGRAVEDAD ADQUIERE LA HUELGA DE LA GRATRY

(…) los negreros de la empresa imperialista buscan continuamente provocar a los pacíficos huelguistas tomando actitudes cada vez más violentas y criminales.
(…) Ha rechazado toda propuesta de arreglo, ha rechazado la intervención de la UOT, del DNT y de las autoridades, para «ofrecer” al último la readmisión de la mitad del personal.

(…) El viernes pasado, a la mañana, se presentó de repente la policía, que hace guardia dentro de la fábrica, en los alrededores de los conventillos de la misma empresa, habitados por una doscientas familias y cortaron con pinzas los alambres que cercaban los conventillos, sin que los vecinos se explicaran a qué se debía tal actitud. Pero ya esa misma noche todo quedó «aclarado”.
[El viernes 17 cuando] eran las 11 de la noche aproximadamente, momentos en los que en los conventillos reinaba la más absoluta tranquilidad, cuando las viviendas obreras fueron invadidas por la cosacada, que penetró con los caballos en los domicilios y atropellaba a diestra y siniestra a los inquilinos, hombres, mujeres y niños, perplejos de estupor y llenos de terror. A muchos de ellos se los obligaba a salir a la calle, semidesnudos para entregarlos presos.

Entretanto los del cuerpo de gases lacrimógenos han hecho disparar con toda premeditación, bombas de gases y balas de fuego contra las habitaciones del primer piso, causando muchas víctimas. Algunas de aquellas han penetrado por la ventana en la casa del compañero Manuel Montes, huelguista que vive con su señora y dos hijos, uno de pecho. En la ventana han quedado tres vidrios rotos por las bombas que han reventado en la propia pieza, con las consecuencias que es de imaginarse.

Otra bala de fuego, que felizmente no ha dado en el blanco, dejó una marca profunda en la pared. Por si fuera poco esto, el compañero Montes quedó detenido y el policía le apuntaba con el máuser en el pecho, amenazándolo de muerte.
(…) Pero la empresa aún no desiste de sus actos criminales: Ya están preparando otro atropello brutal e inhumano: ¡quieren desalojar a las 200 familias que viven en los conventillos!, y esto será una realidad si las organizaciones obreras y la opinión pública no se movilizarán inmediatamente para poner fin a estos atropellos.

El comité de Huelga…, habiéndose dirigido en delegación al jefe de policía…, se dirige a la vez a los sindicatos obreros de la capital y de la provincia, y a todos los obreros organizados para que eleven por intermedio de sus respectivas organizaciones y por intermedio de la CGT una nota de protesta contra la empresa reaccionaria que juega con la vida de 800 familias obreras, y pidan medidas enérgicas de solución del conflicto.”

Periódico semanal de la CGT Independencia 2880, Año III, Nº 120, 31 de julio de 1936

«LA MARCHA DEL CONFLICTO

Pende ahora la amenaza inminente sobre cientos de familias huelguistas, de ser puestas en la vía pública el día 15 de agosto, fecha fijada por el juzgado de paz para realizar el lanzamiento de los mismos de los conventillos propiedad de los Establecimientos americanos Gratry.
Nos dirigimos a nuestros hermanos de clase y todo el pueblo democrático de esta Capital…

Camaradas y comerciantes: ayudadnos a vencer la intransigencia de la empresa imperialista Gratry. Bloquead sus productos no transportando mercadería de o para Gratry. Boicot al coitin orilla colorada producto de la casa Gratry.
Los 800 obreros huelguistas elevamos nuestra más enérgica protesta por la suspensión del permiso de hacer asamblea del día de la fecha”.

La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10546, Martes 28 de julio de 1936.

«SOLIDARIDAD CON EL PERSONAL DE LA CASA GRATRY Y EL PROLETARIADO ESPAÑOL

La C.D. de la Unión Obrera Textil, interpretando el sentimiento unánime del gremio, ha resuelto expresar una más decisiva solidaridad con el proletariado español que lucha heroicamente contra las hordas clérigofascistas, que pretenden ahogar las aspiraciones de libertad y justicia social que palpitan en el corazón del pueblo consciente de España.
(..) destinando 300 pesos de los fondos sociales (…)”

La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10554, Miércoles 5 de agosto de 1936.

«ATROPELLOS POLICIALES

Ayer, a las 13, cuatro agentes de la policía que llegaron en un auto de la repartición, penetraron violentamente en la casa de Charrua 3449, deteniendo sin causas justificada al esposo de una huelguista, ajeno al conflicto y que ni siquiera trabajaba en la casa Gratry. A demás, agentes de policía entraron ayer a los conventillos maltratando a sus moradores con gases lacrimógenos e hiriendo en varias partes del cuerpo a una señora con los cabos de revólveres, sin contar que ya el día anterior fue maltratado y lesionado por los agentes policiales un joven y la madre del mismo.”

La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10560, Miércoles 12 de agosto de 1936.

«PROSIGUE LA HUELGA EN LA CASA GRATRY

(…) El comité de huelga nos remite la siguiente nota:
Al mismo tiempo que llamamos la atención de los poderes públicos, para que tomen activa intervención para solucionar nuestro conflicto (…)
(…) La empresa quiere ahogar nuestro conflicto y someternos por la fuerza y por el terror. En el barrio se ha impuesto el estado de guerra y no obstante la formación de una coraza para la defensa de los crumiros, a pesar de esa custodia reciben el repudio de todo el barrio que congrega día adía para verles salir y demostrarles así su desprecio por la tarea inconsciente que están realizando.
Esta acción decidida por parte de todo este barrio obrero que presta su abnegada ayuda por el triunfo de nuestra causa infunde ánimo a los huelguistas que se encuentran en sus puestos de combate dispuestos a soportar estoicamente la fuerza de la reacción.
Fueron puestas en libertad todas las compañeras detenidas durante cien horas en el transcurso de las cuales permanecieron en los calabozos, a excepción de Rosa V. Fronte, la que aún permanece en el palacio de justicia.
Permanecen detenidos doce compañeros siete de los cuales fueron pasados a Villa Devoto.”

La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10567, Martes 18 de agosto de 1936

«SOLIDARIDAD [DE] LOS OBREROS ALBAÑILES A LOS HUELGUISTAS DE LA CASA GRATRY

(…) Solamente la acción conjunta de todos los trabajadores podrá vencer a los prepotentes imperialistas que pretenden mantener a los obreros sumidos en condiciones miserables de trabajo y con procedimientos de verdadera esclavitud en las fábricas y lugares de trabajo. Vencer a los burgueses de Gratry significará un triunfo no solo para los 800 obreros que allí trabajan, sino para toda la clase trabajadora. Es por ello que el sindicato de O. Albañiles y anexos se apresta a defender la causa de los compañeros textiles, apoyándolos moral y materialmente en su lucha (…)

La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10568, Miércoles 19 de agosto de 1936.

«SEÑALA LA UOT LA ACTITUD REACCIONARIA DE LAS GRANDES EMPRESAS INDUSTRIALES

Siguen en huelga en la Grafa y Gratry

(…) La huelga que sostienen desde hace cuatro meses los obreros de Gratry y la actual huelga de los obreros de la Grafa, responden al sano y noble propósito de mejorar el estándar de vida de la clase obrera argentina, que expone su salud y su vida para enriquecer a empresas que gozan de grandes privilegios aduaneros para pagar luego a sus obreros salarios de hambre.

La UOT se encuentra en el deber de declarar públicamente que desea llegar a soluciones pacíficas en sus demandas con los patrones, pero, de persistir los industriales textiles en posiciones como la de Gratry, Grafa y otros, se verá en la obligación, en defensa de sus derechos, de lanzar a los 70.000 obreros textiles a la lucha para imponer por la fuerza lo que no se les quiere reconocer por razones.”

La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10575, Martes 25 de agosto de 1936.

El conflicto en la Algodonera Argentina

«…La asamblea de los huelguistas de la Casa Gratry envía su caluroso saludo proletario a los camaradas de la Manufactura Algodonera Argentina, que como nosotros están en lucha, defendiendo reivindicaciones justas, indispensables para nuestra condición de seres humanos”

La Vanguardia, Año XLIII, N° 10543, Sábado 25 de julio de 1936, p. 4.

Derechos

«La Unión Obrera Textil reitera su llamado a todos los textiles, especialmente las mujeres, haciéndoles presentes que sólo unidos en una organización serie y responsable como la UOT se podrá conseguir la reforma de la ley de protección a la maternidad y el cumplimiento de la ley 11.729 de vacaciones pagas y sueldo íntegro en los casos de enfermedad”

La Vanguardia, Año XLIII, Jueves 16 de julio de 1936, p. 4.

NOTAS:

(i). GALEANO, EDUARDO, El tigre azul y otros cuentos, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1996.

(ii). Cf. La Renga, «Hablando de la libertad”.

(iii) FORA, Federación Obrera Regional Argentina, fundada en 1901, arengó por el comunismo anárquico desde sus inicios.

(iv) Société Anonime des Establissement Congolais Gratry, Société Anonime des Establessement Russes Gratry, ambas con el nombre de su fundador D. Julio Gratry.

(v) DICKMAN, ENRIQUE, Crisis en la Industria textil.

(vi) La Vanguardia, Año XLIII, Nº 10530, 12 de julio de 1936.

(vii) Torcuato Di Tella, en su investigación sobre la Unión Obrera Textil durante el periodo 1930 – 1945, afirma, citando al periódico del gremio: El Obrero Textil, en su edición de octubre y noviembre de 1936, que la empresa Gratry era propiedad de la empresa internacional SOFINA.

(viii) PUIGGRÓS, RODOLFO, Historia crítica de los partidos políticos argentinos III, Buenos Aires, Hyspamérica, Pág. 254.

(ix) Testimonio de un obrero textil. En: http://www.mineduc.cl/biblio/documento/tercero.pdf

(x) Cf. Teresa Parodi, «Resistiendo”.

(xi) Durante el transcurso del conflicto, el Comité de Huelga de la Casa Gratry funcionó en el local del Partido Socialista en Nueva Pompeya, situado en Esquiu 1001.

(xiii) DI TELLA, TORCUATO, La unión obrera textil 1930-1945. En la revista Desarrollo Económico 33, no. 129, abril-junio 1993.
[->http://www.osplad.org.ar/mundodocente/mundodocente2006/experiencias/
notas/sep_04/historiaoral]

(xiv) Cf. Ivan Noble, «Como el cangrejo”.

(xv) CGT Independencia, Año 3, Nº 113, 12 de junio de 1936.

(xvi) CGT Independencia, Año 3, Nº 118, 17 de julio de 1936.

(xvii) CGT Independencia, Año 3, Nº 121, 7 de agosto de 1936.

(xviii) CGT Independencia, Año 3, Nº 121, 7 de agosto de 1936.

(xix) La Obra, Buenos Aires, agosto de 1936.

(xx) La Obra, Buenos Aires, noviembre de 1936.

(xxi) La Obra, Buenos Aires, septiembre de 1936.

(xxii) La Obra, Buenos Aires, septiembre de 1936.

(xxiiii) Spartacus, Nº 10, 1937.

http://lahuelgadelosconventillos.blogspot.com/

Grupo de investigación histórica de Nueva Pompeya

Gabriel Calvo, Sergio Zisman, Gabriel Serulnicoff, Pablo Zisman



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