22/02/2011

Tod@s Somos Sandra

tres_anos_b.jpgEl 22 de febrero de 2007 fue encontrado el cuerpo sin vida de Sandra Ayala Gamboa, en el ex archivo provincial del Ministerio de Economía, de la ciudad de la ciudad La Plata. familiares y amigos/as siguen hoy reclamando justicia. Por Isabel Burgos


Cuatro años han transcurrido de aquel fatídico 22 de febrero de 2007 cuando fue encontrado el cuerpo sin vida de Sandra Ayala Gamboa, en dependencias del ex archivo provincial del Ministerio de Economía, de la ciudad de la ciudad La Plata, hoy ARBA.

Sandra, una mujer de 22 años de nacionalidad peruana, había llegado en octubre de 2006 a esta ciudad, junto a su novio Augusto Díaz Minaya, con el objetivo de trabajar y estudiar medicina. A su arribo, vivió con la familia Díaz Minaya, en una pensión ubicada en la calle 44 esquina 6.

Los datos indican que el 16 de febrero, Sandra se dirigió, acompañada por Walter Silva, vecino de dicha pensión, a una entrevista con un empleador, «desconocido” que buscaba una «chica” para cuidar a sus hijos.

El supuesto empleador se había contactado previamente con Silva y había concretado una cita para las 14.00 hs. en una vieja casona de la calle 7 entre 45 y 46. Ese día Sandra salió sola de la pensión pero, al no encontrar el lugar, volvió para pedirle a Silva indicaciones más precisas.

Silva la acompañó, pero al encontrarse en el camino con el «empleador”, regresó a la pensión dejando a Sandra sola con aquel hombre. Seis días después fue encontrado el cuerpo sin vida de Sandra Ayala Gamboa.

Las pericias forenses indican que estaba desnuda, con claros signos de golpes y violación. Pero lo que agravó aun más todo, fue el lugar del hecho: una dependencia del Ministerio de Economía del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, en pleno centro de La Plata.

Nélida Gamboa Guillén, la madre de Sandra, viajó exclusivamente desde Perú para esclarecer el femicidio de su hija.

Nelly, como la llaman sus amig@s, nunca dejó de denunciar las innumerables «irregularidades” que hubo durante los cuatro años de investigación judicial. En una conversación telefónica que Nelly había tenido con su hija, con fecha del 14 de febrero de 2007, Sandra le había manifestado su deseo de regresar a Perú, debido a desavenencias y situaciones de violencia por parte del novio y de la familia de éste.

Sandra había sido víctima, en vida y desde su llegada a La Plata de golpes, insultos, humillaciones y privación. Esto motivó a Nelly a enviarle dinero para el pasaje, con carácter de urgencia. La madre no entiende por qué motivos su hija se comprometería con un trabajo si lo único que deseaba era regresar a su país, y tenía el dinero para hacerlo. Pero lo que Sandra no tenía en su poder era la documentación personal y necesaria para viajar, porque la familia del novio se la había sustraído, bajo amenazas.

Sandra, joven e inteligente, realizó las denuncias correspondientes a estos graves hechos de vulnerabilidad y violencia, quedando radicadas en la Comisaría de la Mujer de la ciudad de La Plata. En otra ocasión, efectivos policiales asistieron a Sandra, en la vía pública, por golpes y agravios que ocasionaran el novio y la madre de éste, en el mes de febrero de 2007.

En estos días la causa será elevada a juicio oral. Hace un año atrás, el mismo día en que organizaciones feministas y de mujeres acompañaban a Nelly para recordar el tercer año de transcurrido el hecho, el fiscal a cargo de la investigación de la causa, Dr. Cartasegna, comunicó la detención en la ciudad de Apóstoles (Misiones), de un sujeto acusado de violar a una menor. Este vecino platense, con antecedentes penales, reconocido por sus víctimas y en libertad, las reducía a través de engaños y ofrecimientos laborales del tipo «niñera”.

La justicia ha seguido desde el principio la hipótesis del «violador serial”. Pero ¿por qué ha omitido el contexto previo al femicidio?, caracterizado de connotaciones «siniestras”, vulnerabilidad y violencia de género, dato que no solamente abre nuevos interrogantes y líneas de investigación, sino que pone sobre el tapete la falta de decisión política, por parte de los agentes responsables provinciales, del pleno ejercicio de derecho de las mujeres en general y de la mujeres migrantes y en condición de pobreza en particular.

Por otro lado, la justicia provincial, nunca ha manifestado interés por explicar y debelar las circunstancias que ocasionaron que el cuerpo sin vida de Sandra Ayala Gamboa, aparezca en una dependencia del Estado Provincial. El «ex archivo” no es un dato menor en esta trama femicida, pero parece ser, que la pura casualidad del destino eligió este simbólico lugar para tan aberrante delito.

Sandra alertó el peligro y la respuesta que obtuvo fue el silencio, la invisibilidad, la omisión y finalmente el femicidio.

Pero no fue la única respuesta. En estos cuatro años, diferentes organizaciones feministas, de mujeres, sociales, políticas y vecin@s de la ciudad acompañan la incansable actitud aguerrida de Nelly, reuniéndose junto a ella para construir la condena social contra el femicidio, tornándose necesario desenmascarar colectivamente las relaciones de sometimiento y violencia, por la exclusiva condición de género, que viven aquellas mujeres muertas que aparecen en las crónicas policiales, bajo el rótulo de «crímenes pasionales”.

Cada 22 de febrero, a través de intervenciones artísticas, culturales y políticas, se transforma la fachada del ex archivo, con el propósito de visibilizar y denunciar este femicidio público en particular y exigir su esclarecimiento.

Cabe preguntarse finalmente ¿cuanto más la justicia y la policía provincial seguirán respondiendo a prácticas hegemónicas y patriarcales de dominación?

Lic. Isabel Burgos

Dir. Proyecto «Mujeres, Salud y Derechos”

F.T.S.U.N.L.P.


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